LEYENDA DEL CURANDERO MAZAHUA Un joven, de nombre Tajimaroa, de la región mazahua de Acuitzio, vivía en el Plan de Cuapa. Su madre, una señora de mucha alcurnia, había sido servidora del Rey del oro, el Tiripetío, que es el nombre que hoy se le da a su población. Dicho joven era un guerrero del Rey, pero en una ocasión, al llegar a su casa, no encontró a su madre. Ella se había encaminado por la vereda que atraviesa el Plan de Cuapa para juntar unas barañas de jaras chinas para atizarle a su fogón o chimenea con el fin hacerle sus alimentos al joven guerrero. Al llegar Tajimaroa y no encontrarla en su cocina se puso en busca de ella por todo el Plan, porque le contaron que había salido por unas barañas. Después de recorrer el camino, la encontró tirada por la vereda que atraviesa el Plan, sus barañas estaban tiradas junto a ella. Pero ella estaba media taruga. -¿Qué te pasó, madre? ¿Te pusiste taruga? ¿Por qué? ¿Qué te pasó, madre mía? Se puso en busca de la curandera. Cruzó el Cerro del Águila, para llegar a Capula, para consultar la hechicera más famosa. Al pasar por La joya de] Varal, ya de noche, se puso a echarse una pestañadita para madrugar y partir para su casa. El dios de los mazahuas, que conocían como el Tecolote, le reveló en un sueño que a su madre se le había parado en su cabeza un murciélago enorme y que le tomo toda su sangre. Por eso se puso taruga, y que no sería curada hasta que encontrara la Barranca de La Corucha, para que matara al murciélago que la había tocado. Al venir la bruja de Capula al día siguiente, le dijo lo mismo. -Tu madre no será curada hasta que encuentres la cueva de La Corucha, lugar donde habita el murciélago vampiro. Por lo tanto, se puso en busca de dicha cueva y barranca. De pronto cruzó todo el reino mazahua sin resultado ninguno. Ya que por todo el reinado no encontró barranca que llevara ese nombramiento de La Corucha, le pidió al Rey Tiripitio le que diera permiso de pasearse por el reino de los purhépechas, para seguir con la búsqueda de dicha barranca. El rey lo mandó otra vez al Cerro del Águila, para que le trajera un bastón de mimbrecillo, para darle la autorización de pasarse al reinado de los purhépechas. Cortó el bastón del mimbrecillo que encontró en el Cerro del Águila, se lo trajo y se lo autorizó para que lo presentara con el Calzonzin, rey de los purhépechas. El Señor Calzonzin se lo autorizó y le dio un petatito de tule como señal y le mandó un joven que le sirviera como intérprete de la lengua purhépecha, para que recorriera toda la comarca en busca de dicha cueva. Era de mucha importancia porque también ellos tenían personas afectadas de tarugismo y ésta podía ser la solución a la afectación tan grave del taruguismo, o parálisis, como se le conoce en nuestros días. Caminó por todo el reinado sin resultado ninguno: no se encontró con la barranca tan buscada. Por tal motivo se tuvo que pasar al reinado de los nahuatlacas con las dos autorizaciones: el bastón de mimbrecillo y el petatito de tule. Pasó hasta el Tierra Caliente, donde se asentaba el rey de los chichimecas, Cahuiyancha. Por lo tanto, se presentó en Cocuchucho, junto a Guerrero, para pedir una orden del rey para andar por el reinado nahuatlaca. El rey Cahuiyancha le dio su orden, representado por un bastón de otate dorado a fuego lento. Éste era señal de su permiso para que fuera en busca del murciélago o vampiro. Además, le otorgó un intérprete del lenguaje chichimeca para que lo guiara por todo el Tierra Caliente. Ellos también tenían sus pestes del taruguismo en su territorio. De modo que se identificaba en cada grupo indígena con sus dos bastones y su petatillo de tule. Después de cruzar por el Valle de Nocupétaro y hasta el Valle de los cuervos de Apatzingán, se tuvo que regresar por la Huacana por la cañada grande por El Cahulote, y en el Cerro que cruza la cañada se tuvo que dormir por una noche. En ese lugar se le presentaron el tecolote, el coyote y el colibrí, dioses de los tres reinados y de las tres tribus indígenas y se pusieron de acuerdo para ayudarlo y que dejara de sufrir con su enfermita. Le dijeron que se hallaba cerca del lugar que andaba buscando, que sólo le preguntara a su intérprete por dónde estaba Turicato y que tomaran la ruta que lleva a Chupio. En ese lugar que preguntaran por la Bruja de la Orejas Cuates: esa señora los llevaría a La Corucha y a la cueva del murciélago enorme o vampiro. Porque en verdad, de esa cueva salían los murciélagos que producían dicha enfermedad, porque mordían a los seres humanos y les causaba el taruguismo. Al anochecer, llegaron a Chupio, lugar de conchas, y al preguntar por la Bruja de las Orejas Cuatas, les contaron que se hallaba en la Cueva de La Corucha. Hasta ese momento pudo encontrar el tan buscado nombramiento de La Corucha, Pero les dijeron: -Espérenla antes de media noche; ella sí sabe cuál de los murciélagos fue el que atacó a tu madre, porque ella los conoce a todos y no la traten mal. Ustedes trátenla con cariño; es buena persona. Por la buena, los guaruras que la cuidaban sólo revisaron sus pertenencias, sin causarles daño. En efecto, antes de la media noche, llegó por los aires. Se bajó de la parota que cubría su patio con su sombra y bajó los rayos de la luna llena que se dejaban caer sobre el reducido patio. Los saludó y los que se entendían de su guardia salieron a su encuentro. Con ceremonial recibimiento se la trajeron del brazo hasta su cama. Le mostraron los visitantes y sólo les dijo: -Yo ya lo sabía. Me lo contó la bruja de Capula el día que nos reunimos en el Cerro del Águila. Mira muchacho, tu madre será curada. Yo mañana, que lleguen los murciélagos a dormir, te voy a señalar el que atacó a tu madre. Duérmete sin pendiente. ________________________ Mañana, cuando el sol caliente, ellos se duermen y los podemos tomar por sorpresa para que mates el que tiene taruga a tu madre. Se lo vas a cocinar y se lo darás. Que sólo tome en un caldo sabroso. Si tú quieres, te voy a señalar diez murciélagos más que tienen enfermas personas de tu raza para que tú serás el curandero más famoso del reinado mazahua. Te daré los nombres y te señalaré cada animal para que los tomes por sorpresa, los mates y los lleves para que realices las curaciones en tu lugar de origen. Porque todas las brujas están a mi mando. Ya sabes tú cuantos años tengo, gracias a que como caldo de murciélago diariamente, con tamales de maíz y pinoles de habas y de garbanzos tostados que me mandarás cada semana para mi sustento. Porque el día que no tengo en mi cocina esos alimentos moriría de hambre. Porque ahorita voy a darles a ustedes unos pinoles de semillas de llóndiro, semillas de cahulote, semillas de parota, semillas de ucaces y semillas de callar, porque esos alimentos me han conservado trescientos años en el oficio y sólo con eso vivo. Tú muchacho, tú vas a ser el curandero que vas a recibir mis conocimientos para que sigas tu carrera de curandero famoso. Desde ese momento se convirtió en el curandero famoso de los mazahuas, de modo que cada vez que pase por Acuitzio acuérdase del curandero famoso que comía semillas del Tierra Caliente para durar trescientos años de vida. Lo contó oralmente un arriero que viajaba todo el territorio, el señor Ysabel Guahpe de Capula (lugar de capulines, porque en mazahua les dicen Chengua o Capulahn, los españoles le pusieron Capula, le quitaron la ache y la n). ELOY HERNANDEZ GARCIA