IDENTIDAD EN LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN Arq. José Aldo Padilla Hernández UNAM, Campus Aragón, Arquitectura En las últimas décadas del siglo XX, se produjeron una serie de acontecimientos económicos, sociales y tecnológicos que modificaron sustancialmente la forma de vida a nivel mundial; el “boom” tecnológico-informático en la década de los 90s; propicio un cambio radical en la expresión de las bellas artes, en donde se manifiestan varias y diversas formas, dando paso a una amplia pluralidad. Los adelantos tecnológicos en el campo de la informática y las comunicaciones han propiciado el fenómeno de la “Globalización”, de origen económico, pero, con el objetivo principal de desaparecer las fronteras y permitir el libre tránsito de productos, personas e ideologías. La idea de vivir en un paraíso terrenal en cualquier parte del mundo, surge de la producción y el consumo, los grandes consorcios comerciales se pueden encontrar en cualquier parte del mundo, dando paso a una homogeneización creciente al mestizaje intercultural, donde la identidad regional se ve opacada por una identidad global. Los habitantes de las áreas urbanas son victimas de la comercialización, con una influencia tal, que el sentido de identidad, siempre presente, se mal interpreta o permanece con cierta ambigüedad. Los países con una sólida economía emprenden un neo-colonialismo económico afectando el entorno y arquitectura de millones de habitantes, particularmente el de aquellos que habitan en países con una débil economía y cuya única defensa son sus raíces culturales, supuestamente fuertes, pero endebles y prontas a sucumbir ante las tendencias de dichos países, y en la mayoría de los casos, asimilando su estilo de vida e 1 importando no solo sus productos, sino también sus edificaciones y soluciones arquitectónicas y urbanas. La identidad se define como la búsqueda de “lo propio”, “el ser nacional” y el sentido esencial de un pueblo. Esta esencia es lo que identifica y diferencia a un pueblo de los demás. Desde el punto de vista sociológico, la tipología arquitectónica es la manifestación de una identidad social, y por consiguiente, estudiando a la sociedad actual, podremos entender parte de la problemática de la arquitectura de principios de este nuevo siglo. A partir de 1932, con la exposición “Arquitectura Moderna”, inicia la internacionalización de la arquitectura, llegando al clímax con la racionalización funcionalista de los años 50s, y continua con el “Posmodernismo”; estilo arquitectónico de carácter historicista que acapara la atención mundial en las décadas de los 70s´ y 80s´, aprovechando la fractura de la arquitectura moderna, que finalmente sucumbe en 1966. Al aparecer la publicación de Robert Venturi; “Complejidad y Contradicción en la Arquitectura”, inicia una nueva búsqueda en la expresión formal olvidando a la rígida línea recta. En 1980, aparece el libro titulado “Lenguaje de la Arquitectura Posmoderna”, de Charles Jencks, estableciendo que toda obra arquitectónica debería de tener referencias importantes; a la historia propia de la Arquitectura, al contexto y a la función del edificio, otorgándole su carácter historicista al integrar elementos decorativos del pasado, especialmente de las culturas clásicas. Desde la perspectiva de este movimiento, se debería tomar en cuanta al contexto, mediante la asimilación de sus elementos, aunque el éxito de su inserción en el mismo era solamente parcial. Probablemente, este hecho en la búsqueda de identidad, provocó que se hicieran referencias constantes a la historia propia del lugar del emplazamiento. Aunque la identidad había entrado en una gran crisis, este acontecimiento permitió una reacción en los arquitectos del momento al entrar en una 2 gran polémica; encontrar el verdadero significado de la identidad y como poder definirla. En este ámbito de “Globalización Económica” e internacionalización cultural, la arquitectura inicio un cambio radical. Los adelantos en el campo de la informática y el uso generalizado de las computadoras personales, propiciaron nuevas posibilidades de diseño, al poder generar con relativa facilidad, una gran diversidad de formas nunca antes imaginadas, provocando, entre otras cosas, el desplazamiento del contexto como condicionante del diseño. A finales de los 80s, con la ayuda de la tecnología del momento, aparecen proyectos que se concebían con líneas curvas y diagonales; volúmenes entrecortados y superpuestos, que solo con el uso de la computadora y programas sofisticados era posible su visualización y edificación. Una nueva generación de arquitectos, se cansaron de las constantes referencias al pasado e iniciaron la búsqueda de nuevas y variadas formas. Así, en 1988 se lleva a cabo la exposición “Deconstructivist Architecture” en el Museo de Arte Moderno de New York (MOMA). Poco después, en 1995, se realiza una nueva exposición en el mismo lugar, con el nombre de “Light Construction” o Arquitectura Ligera, esta nueva expresión representa la contraparte de las fantasías formales del deconstructivismo, redescubre la fuerza estética de las formas ligeras, transparentes, sencillas y monolíticas, una arquitectura simple, sin significado, sin identidad, arquitectura que se puede hacer en cualquier parte del mundo; arquitectura cuya importancia radica en la arquitectura misma y que se manifiesta, a pesar de todo, dentro de una gran pluralidad. Tiene como consecuencia, la heterogeneización en el paisaje urbano de cualquier ciudad, pero al 3 mismo tiempo, la homogeneidad del panorama mundial, en donde la gran mayoría de las ciudades guardan la misma fisonomía y el mismo bombardeo de información. Esta nueva arquitectura, resultado del fenómeno de la Globalización, promueve una uniformidad internacional, desaparece el concepto de regionalización y hace a un lado el contexto; físico, social, natural, etc, y la identidad pierde su significado, su mayor virtud se concentra en la importancia que se le da a la arquitectura misma. Sin embargo, se genera una arquitectura neutra, carente de significado y sin apego al contexto; el exterior no revela nada del interior, la forma ya no esta relacionada con la función, puede ser cualquier cosa y puede estar en cualquier parte del mundo. La Arquitectura de hoy es indiferente, neutral, indefinida, plural, ilimitada, universal, independiente del contexto y carente de significado. Estas son las características que le dan identidad a una arquitectura propia de la era de la Globalización. 4