Revista Electrónica Granma Ciencia. Vol. 4, No. 2, Mayo-Agosto del 2000. ISSN 1027-975X TITULO: CARACTERIZACIÓN DE LOS HIDROGRÁFICA DEL RÍO CAUTO SUELOS DE LA CUENCA AUTORES: ADONIS ALVAREZ BETANCOURT ERNESTO DÍAZ FONSECA INSTITUCION: OFICINA COORDINADORA DE LA CUENCA DEL CAUTO DELEGACIÓN TERRITORIAL DEL CITMA. GRANMA El valle del Cauto representa el 36 % de la cuenca del río; en él se localizan 8 tipos de suelos (Tabla 1). Existe un predominio del tipo vertisol en un 31 % éstos son de composición sialítica, arcillosos, plásticos, con mucho sodio absorbido y poco aireados, de fácil compactación en condiciones de humedad. Poseen una alta capacidad de dilatacióncontracción, producto de la alternancia de épocas de sequía y de humedad, que provoca procesos de agrietamiento. El elevado contenido de arcillas 2:1 (principalmente montmorillonita), tiene gran influencia sobre las propiedades físicas y químicas, así como su evolución a partir de sedimentos limo-arcillosos y arcillosos. Entre los componentes totales de la masa del suelo, el contenido de MgO puede ser superior al de CaO. A través del perfil se detectan síntomas de gleyzación, el pH tiende a ser de neutro a alcalino y la capacidad de intercambio catiónico y de bases es alta (40 me/100g). Los vertisoles se desarrollan en las facies de crecida, en la depresión marginal de las llanuras de inundación que circundan los cauces de los ríos. Aunque resultan productivos para cultivos como el arroz, la caña y los pastos, tienen problemas por su mal drenaje y las tendencias a favorecer la salinización, principalmente hacia la porción al norte del río Cauto, donde afectan incluso, por la intensidad de manifestación de dichos procesos, a las áreas con los mencionados cultivos. Los suelos pardos con carbonatos ocupan el 20,1 % del territorio y se relacionan con las formaciones sedimentarias, caracterizándose por su evolución sialítica de edad relativamente joven. Tienen minerales arcillosos de tipo 2:1 o mezclas de ellos con los de tipo 1:1. El pH oscila entre los 5,8 y 8 (medianamente ácidos a medianamente alcalinos) y la materia orgánica cuenta con valores por debajo del 6%, disminuyendo con la profundidad del perfil. Se distribuyen geográficamente cerca del cauce principal y de la sección central de la llanura de inundación. Son favorables para cultivos muy extendidos en el área, como la caña de azúcar y los pastos. Los suelos húmicos calcimórficos se localizan en el 14,2 % del territorio y en ellos predomina el proceso de humificación (acumulación de humus), favorecido por la presencia de altos contenidos de calcio activo y de arcillas 2:1 (montmorilloníticas). Su desarrollo parte de los eluvios de rocas calcáreas con un alto por ciento de mineral arcilloso, heredado de los mismos. Contienen de 3 a 9 % de materia orgánica, que favorece la formación de una buena estructura de tipo granular- nuciforme, muy estable. Están saturados de calcio en más del 90 %, con valores del pH mayores de 7,0 y una capacidad de intercambio de cationes y de bases superior a los 40 me/100g. También resultan aptos para cultivos de caña de azúcar y pastos. En sentido general se requiere de un buen manejo de los suelos, sobre todo desde el punto de vista hídrico, por las características antes descritas de los tipos más extendidos en la cuenca del Cauto, en particular en el caso de los vertisuelos, muy plásticos y adhesivos, que acentúan los problemas de mal drenaje, salinización y baja productividad. Es de destacar que los suelos esqueléticos, que ocupan alrededor de un 5 % del área, no permiten una explotación agrícola, mientras que los restantes, en cuanto a las características agroproductivas y por sus posibilidades de utilización con esos fines, ocupan posiciones intermedias. Los factores que intervienen directamente en el desarrollo de procesos erosivos, son: las pendientes, la cobertura vegetal y la profundidad efectiva. Los rangos generales de las pendientes oscilan entre valores inferiores a 0,5 º y 1,0 º hacia la llanura, y se incrementan en progresión hacia las zonas montañosas, hasta alcanzar valores entre los 5 y 35 º (localmente mayores), presentándose aquí altos índices de erosión potencial. En la parte montañosa, donde predominan los suelos escabrosos, poco desarrollados (esqueléticos), los procesos erosivos suelen ser más severos debido a las pendientes, acelerados a su vez en algunos sectores por la deforestación y el mal manejo agrícola. Diversos factores afectan la calidad de los suelos, como la erosión, la salinización y el mal drenaje, que son de los fundamentales (Mapa 1). La erosión se presenta en unas 410 600 ha (Tabla 2), lo que representa alrededor de un 45 % de la Cuenca, pero se considera que al menos las dos terceras partes de la misma están amenazadas o ya afectadas por dicho proceso. De estos valores mencionados vale la pena destacar que un 32,2 % del área total (133 400 ha), experimenta afectación fuerte por ese concepto, lo que como es lógico repercute en los demás elementos naturales y en indicadores socioeconómicos importantes como la producción de alimentos. Hay que mencionar, que pese a la no cuantificación de los daños causados históricamente por la erosión, ellos resultan altos, pero varían en dependencia de la conjugación con otros procesos, que si bien no resultan apreciables, también contribuyen a la rápida pérdida de los horizontes superficiales del suelo, con su implicación inmediata en la capacidad productiva, con la agravante de constituir un daño considerado como irreversible. La salinidad (Tabla 3) está presente en el territorio, con valores que varían de un territorio a otro. Hacia la llanura deltaica se comporta con valores altos, según el patrón de los suelos pantanosos, típicos de costas bajas, de arcillas montmorilloníticas poco permeables; hacia el interior de la cuenca, aunque sus valores disminuyen, posee un amplio rango de oscilación que va desde la salinidad débil (sst. entre 1 800 y 3 600 ppm) hasta fuerte y muy fuerte (sst. mayores de 7 200 ppm). Entre los factores que más han contribuido a la acentuación de la salinidad en el área se encuentran: la precipitación (media anual entre 800 - 1 200 mm en la llanura y 2 000 - 2 200 mm en las zonas montañosas), la temperatura (media anual del aire entre los 24 y 26ºC), de conjunto con los valores de evaporación media anual que resulta mayor en zonas llanas (2 200- 2 400 mm), aunque considerables también en las partes altas (2 000- 2 200 mm). Estos elementos, unidos a las características edafo-geológicas y geomorfológicas, inciden de forma directa en la acumulación de sales, cuyo pH oscila entre valores neutros y con tendencias a la alcalinidad. Por otro lado los bajos valores de precipitación en períodos secos (menos de 200 mm - 300 mm), acentúan este problema, el cual en los últimos años parece haberse extendido. El mal manejo de los recursos hídricos en el área y muy en particular de los subterráneos, llega a inducir salinización por capilaridad y ascenso de capas de aguas salinas provenientes del manto freático. Esos suelos bajo condiciones de mal drenaje (Tabla 4), irrigados por aguas salobres y expuestos a la entrada de las aguas del mar río arriba, muestran con frecuencia -como ha sido dicho-, cantidades anormales de sales que los inhabilitan para numerosos cultivos, constituyéndose en suelos halomórficos y representando a nuestro entender la más importante limitante agrícola de la cuenca, generadora además de procesos como la desertificación. Dada la elevada cantidad de elementos naturales y antrópicos que inciden en los procesos de salinización, se debe observar en todos los casos, a la génesis específica, dado que se evidencia determinada heterogeneidad en cuanto a la preponderancia a nivel local de uno u otro elemento propiciador. De todo el análisis precedente se puede concluir en primer lugar, que la salinización, la erosión y el mal drenaje (en orden decreciente de importancia), constituyen las mayores afectaciones edáficas de la Cuenca y que a su vez este constituye uno de los elementos naturales más degradados en el territorio, con implicaciones en los demás elementos que conforman el medio ambiente, incluido el hombre. Por último se evidencia que de cada uno de estos y de otros factores implicados, se requiere un estudio profundo y detallado, que con un enfoque sistémico, permita detectar localmente los problemas y dar una solución eficaz a los mismos, que se corresponda exactamente con sus particularidades inherentes. Tabla 1. Clasificación de los suelos de la cuenca del Cauto TIPOS DE SUELOS DISTRIBUCIÓN EN LA CUENCA TOTAL (1 000 ha) % FERRÍTICOS 42,6 4.6 FERSIALITICOS 63 6,8 PARDOS S/CARBONATOS 97 10,5 PARDOS C/CARBONATOS 184,9 20,1 HUMICOS CALCIMORFICOS 130,9 14,2 VERTISUELOS 286,1 31,1 ALUVIALES 76,3 8,3 ESQUELETICOS 38,8 4,2 Tabla 2. Áreas afectadas por erosión TIPO DE EROSIÓN TOTAL (1 000 ha) 1) POTENCIAL 611,5 2) ACTIVA 410,6 muy fuerte 55,8 Fuerte 77,6 Media 117,8 Débil 159,4 Tabla 3. Áreas afectadas por salinización TIPO DE SALINIZACIÓN TOTAL ha) POTENCIAL 340,7 ACTIVA 116 MUY FUERTE 11,1 FUERTE 9,4 MEDIA 17,4 DÉBIL 51,7 (1 000 NO SALINIZADO 26,4 Tabla 4. Áreas afectadas por mal drenaje TIPO DE DRENAJE TOTAL (1 000 ha) % EXCESIVO 394 41 REGULAR 279 29 DEFICIENTE 284 29 Mapa No. 1. DEGRADACION DE LOS SUELOS Y PROPUESTA PARA SU MANEJO AMBIENTAL DEGRADACION Salinizacion intensa Erosion de media a muy intensa Significativo mal drenaje Riesgo potencial Canales PROPUESTA DEMANEJO AMBIENTAL Areas a recuper y destinar a uso forestal y proteccion Manejo silvoagricola, forestal y proteccion Subcuencas de segundo orden Rios Embalses y Lagunas Nota: Se han considerado solo las áreas que presentan problemas mas graves de salinidad, erosión y mal drenaje con el objetivo de centrar en ellas la atención priorizada. El mal drenaje señalado responde a las áreas de mas connotación de este proceso, aunque sabemos que la abundancia de vertisoles condiciona en gran medida un mal drenaje que se extiende a mas de las 2/3 partes del área de estudio.