Mesa 2. Crisis estructural y nuevos enfoques de desarrollo II Luis Sandoval Juan Arancibia Algunas notas en torno al desarrollo económico. Propuestas para México. Desarrollo, posdesarrollo y extractivismo. Ana Esther Ceceña Dominar la naturaleza o vivir bien: disyuntiva sistémica. Carmen del Valle Moderadora Hilda Caballero Relatora 20 de septiembre de 2011 Luis Sandoval señala que planteará causas, obstáculos y propuestas para el desarrollo económico, apunta que ha estudiado los ciclos Kondratiev para analizar los ascensos y la declinaciones de los sistemas productivos del capitalismo e identifica periodos más largos en estos procesos, establece que los periodos de ascenso se explican con la incorporación de alguna innovación tecnoeconómica (nuevos generadores de energía y nuevos productos), y los periodos de descenso, con la saturación de los mercados. Al hacer la revisión de los datos encuentra periodos de expansión y declinación de la economía de 20 a 30 años. Hace una revisión desde la revolución industrial británica hasta nuestros días. Señala que desde mediados de los años setenta se presenta un periodo de declinación económica muy pronunciado, que no reporta recuperación hasta la fecha, en lo que se refiere a crecimiento y productividad laboral. En cambio, en la tasa de desempleo hay una tendencia inversa, un incremento en éste indicador, en los principales países capitalistas. Plantea que en el contexto internacional, entre los analistas, hay dos corrientes que buscan explicar esta situación: los que ubican las causas de la declinación económica y los problemas en la esfera financiera, y los que ubican las causas en aspectos más profundos de la estructura internacional. Considera que dichas causas no se deben ubicar únicamente en el sector financiero especulativo, sino que es relativo al sistema económico existente, pues el motor principal que impulsa a la economía capitalista es la búsqueda de altas ganancias, pero esto no se puede lograr en un mercado saturado, por lo que se registra una baja en todos los indicadores de desarrollo del capitalismo y principalmente en la tasa de ganancia. En esas condiciones los capitales no están dispuestos a seguir invirtiendo en el sector especulativo, lo que genera grandes problemas al crecimiento de la economía productiva, como el incremento de una economía de deuda, mediante nuevos instrumentos financieros, el aumento de la economía criminal y la corrupción de los Estados. Señala que uno de los principales problemas que enfrenta México es el endeudamiento público, con una deuda externa, en la que el servicio de la misma es siete veces mayor que la propia deuda, por lo que, un tercio de lo que se produce en 2011 se destina a su pago. Establece que las alternativas al desarrollo económico sólo pueden darse con un cambio generacional, un cambio de dirigentes políticos, interesados en el desarrollo económico y en el mejoramiento de las condiciones de la población, que impulsen una política diferente. Considera prioritario vincular el desarrollo a la nueva revolución tecnológica, a base de hidrógeno y oxigeno, y el desarrollo de materiales ligeros y baratos. Concluye que es necesaria una auditoría a la deuda externa e interna del país, Pues éste, a su vez, tiene una gran deuda con su población originaria, a la que se le ha aislado, aplastado y robado su identidad. Por ello, es necesario echar a andar un fuerte movimiento cooperativo de largo alcance que permita sustituir a la civilización capitalista por un sistema cooperativo. Juan Arancibia se pregunta si estamos en presencia de una crisis que va más allá de la fuente energética y la tecnología, como soportes principales de la economía o si es necesario un cambio de paradigma. Para hacer la reflexión parte de dos premisas: la presencia de una crisis civilizatoria marcada por el tema medioambiental, depredación de los recursos naturales y la afectación de la propia vida y; una crisis de sentido, con el incremento de la delincuencia organizada y la exclusión social que afecta principalmente a los jóvenes. Menciona que en el último periodo de declinación de la economía, al capital le ha ido bien, pues reporta incremento de ganancias, concentración de la riqueza y aumento de la explotación de la fuerza de trabajo. Por lo que establece, podríamos dar por clausurada la premisa del desarrollo, pues no tenemos una definición propia de “desarrollo”, nuestro parámetro son los países desarrollados, por lo que, si la brecha no se reduce, nunca seremos “desarrollados”, y en esas circunstancias la pobreza no se superará. Señala que los conceptos de desarrollo y subdesarrollo los plantea Truman en 1949, cuando se crean las comisiones para los continentes, como la CEPAL; se da el triunfo de la revolución China, y el proceso en que la URSS incorpora a otros países. Por lo que considera que la “economía del desarrollo” no es sólo el resultado de un proceso intra ciencia, o de desarrollo de la ciencia y la tecnología, sino una respuesta del mundo capitalista al avance socialista. Apunta que, en los años ochenta se genera el planteamiento de políticas de estabilización y reformas estructurales basado en el crecimiento económico, suponiendo que éste genera por sí mismo un proceso de distribución, lo cual no ocurrió. Plantea que tenemos dos caminos: la continuación del neoliberalismo u optar por el “neodesarrollismo”, el “buen vivir”, o el llamado socialismo del siglo XXI. El buen vivir como paradigma alternativo, proviene de culturas ancestrales, Sumak es la plenitud, lo sublime; el Kawsay se trata de la vida, por lo que se refiere a la vida en excelencia material y espiritual, en una relación armoniosa con la naturaleza y consigo mismo. Pero no hay una política económica que se desprenda de estos postulados. Los críticos de esta postura consideran que países como Bolivia están cayendo en el extactivismo o primarización de la economía, en la que hay también, depredación, como la minería a cielo abierto, la explotación del bosque y el turismo folklórico. Considera que no hay una visión uniforme de lo que puede ser el buen vivir, por lo que, tal vez se requiere un amplio cooperativismo o recurrir a la economía solidaria, pues en la medida en que la lógica se instale en la satisfacción de la población, irá contra la acumulación y por tanto contra el capitalismo. Concluye que pensar en el buen vivir en una comunidad no es tan complicado, pero plantearlo en la ciudad requiere más análisis, debate y construcción política. Es necesario instalar en el centro los derechos de la vida, que nos obliga a replantear lo lógica de la acumulación del capital, y hacer una ruptura paradigmática con el término “desarrollo”. Pensar los problemas también en términos políticos no sólo económicos. Ana Esther Ceceña señala que estamos en un periodo en el que no hay crecimiento pero aumenta la riqueza, aunque no a partir de la economía sino de lo que está fuera, como los sectores ilegales. Por lo que esa riqueza no viene de las necesidades básicas que plantea el Banco Mundial, sino que tal dichas necesidades ya cambiaron. Establece que tenemos una situación complicada que no puede ser resuelta reflexionando sobre crecimiento y tecnología, pues en las diferentes crisis emerge una modalidad de acumulación distinta, que lleva a una materialidad diferente. La capacidad de apropiación del capitalismo ha ido aumentando, es mayor a la capacidad de la población y la naturaleza para regenerarse. Se explota el 50% más de lo que se puede generar, por ello estamos en un momento de catástrofe. Hay un divorcio entre economía y ecología, lo que ha provocado un sobredimensinamiento de explotación, acompañado de expulsiones territoriales, con lo que, a las comunidades las desposee y les quita las condiciones de reproducción autónoma, lo que genera una situación de emergencia y crisis. Esta situación lleva a los pueblos a defender de manera urgente sus condiciones de vida, por lo que cuestionan la modalidad capitalista, el dominio de la naturaleza y el dominio del hombre por el hombre. En este sentido, la propuesta del buen vivir, plantea otras maneras de entender las relaciones, la territorialidad y la vida se conciben de otro modo. Dada la inestabilidad sistémica se abre la posibilidad de incursionar en otros modelos o sistemas de relaciones. Establece la importancia de tener una visión del mundo en una sociedad no capitalista, dejar de pensar en la visión anticapitalista porque se basaría en los pilares de la sociedad capitalista. Concluye que, en el caso de México debemos inventar las alternativas, servirnos de la historia y rescatar las experiencias de sociedades no predatorias. Saltar los candados del pensamiento moderno, no hablar de lo interdisciplinario, ni unidisciplinario, sino indisciplinario. Pues si seguimos entendiendo el desarrollo como capacidad del hombre de explotar ilimitadamente la naturaleza no generamos alternativas. Enfatiza que no hay que luchar por derechos de la vida, sino ejercer la vida, no pedir permiso para vivirla.