Universidad del Valle Escuela de Ciencias del Lenguaje Especialización en la Enseñanza de la Lectura y la Escritura en Lengua Materna Seminario de Monografía. Estudiante: Paola Andrea Auseche Rizo RESEÑA TEXTO: ES POSIBLE LEER Y ESCRIBIR EN EL PRIMER CICLO. TESTIMONIOS Y PROPUESTAS AUTORA: MARÍA LAURA GALABURRI EDITORIAL: Ediciones Novedades Educativas. Buenos Aires, 2004. El texto que a continuación se reseña tiene como propósito demostrar que es posible leer y escribir en el primer ciclo -los tres primeros años de la escolaridad-, partiendo de unos postulados centrales que deben ser tenidos en cuenta para la enseñanza y el aprendizaje del lenguaje escrito y ejemplificándolos con experiencias de proyectos de aula y secuencias didácticas que se han sistematizado y en las que se puede evidenciar por una parte, el rol del docente, su trabajo de planificación, la manera como lleva a los estudiantes a seleccionar el material indicado para sus propósitos de lectura, la comprensión y la producción de los textos. Por otra parte, el rol de los estudiantes, sus conocimientos sobre el lenguaje escrito, intereses, expectativas y capacidades de construir conocimiento a partir del trabajo cooperativo. En los tres primeros capítulos denominados “Las primeras decisiones, caminos posibles para iniciar el proceso y la organización del tiempo en el aula” Galaburri puntualiza sobre la necesidad de extender la mirada del lenguaje escrito hacia el uso que la comunidad hace de él, por lo que la lectura y la escritura más que formas de codificar son prácticas sociales que cumplen funciones en las culturas, lo que implica que la formación de lectores y escritores trasciende a la reflexión sobre las creencias y pensamientos para transformarse en conocimientos. La autora plantea que para lograr formar lectores y escritores se hace necesario elaborar un proyecto de enseñanza que se fundamente en: Claridades conceptuales por parte de los maestros con relación a la enseñanza, el aprendizaje y los procesos de lectura y escritura. Puesto que, las prácticas de lectura y escritura están mediadas por las concepciones que se tengan sobre estos. Por lo tanto, en primer lugar,se debe reconocer la lectura y la escritura como procesos diferentes, complejos, pero que al mismo tiempo que pueden ser complementarios; en segundo lugar, que la enseñanza permite intervenir en el aprendizaje de los estudiantes: y tercero, que el aprendizaje es una construcción individual y cooperativa. Un proceso didáctico donde se conceptualicen los contenidos (de diversas áreas) a partir de leer y escribir en situaciones auténticas. Determinadas formas de organización de la enseñanza para que el estudiante se vea enfrentado a la complejidad del lenguaje escrito, como los proyectos de aula y las secuencias de actividades. Una evaluación que incluya tanto el proceso de aprendizaje como el proceso de enseñanza y la relación entre los dos. Como se presentó inicialmente, en el texto se hace la invitación a reflexionar sobre esos postulados generales a partir de determinadas experiencias que permiten reconocer elementos básicos para la formación de lectores y escritores. Sin embargo, antes de entrar a la revisión de dichas experiencias, Galaburri lleva al lector a cuestionarse sobre cómo tomar decisiones para la elaboración de su proyecto de enseñanza. Para esto, plantea que, si bien el proyecto educativo institucional y el diseño curricular han hecho las primeras elecciones, los contenidos considerados primordiales deben relacionarse con las concepciones de lectura y escritura, el tiempo real disponible y la historia de los estudiantes como lectores y escritores, de modo que las exigencias estén acordes con la población y el contexto en general donde se realiza la práctica y, sobre todo, sean coherentes con el propósito de formar lectores y escritores. Delia Lerner con frecuencia es citada por la autora para apoyar sus afirmaciones con relación a la didáctica de la lectura y la escritura. Así, es citada para explicitar que los propósitos de la enseñanza son los que deben guiar la toma de decisiones. Un propósito de la enseñanza es formar para saber seleccionar el material escrito adecuado para la solución a un problema, y no simplemente que los estudiantes den cuenta de los textos seleccionados por otros. Este propósito conlleva a organizar un plan de trabajo de varias sesiones donde los estudiantes logren incorporarse a la comunidad de lectores y escritores, y además, se contribuya a su formación como ciudadanos de la cultura escrita. En este mismo sentido, se debe reconocer que no existe un solo modo de leer ni de interpretar, pues depende del propósito que se tenga y de los tipos de texto que se lean. Cuando el docente toma conciencia, por una parte, de la importancia del texto, de los objetivos, y de la historia del lector, se da cuenta que la lectura debe inscribirse en un proyecto que le otorgue sentido. Por otra parte, reconoce que la escritura es un proceso donde es necesaria la planificación, la textualización y la revisión de los textos. Como estrategia para involucrar a los maestros lectores, la autora concreta dos caminos posibles para la enseñanza del lenguaje escrito. El primero, le merece una descripción más detallada ya que es su propuesta, por lo que es sustentada desde una postura conceptual clara en la que se inserta la lectura y la escritura como prácticas sociales. Así, no es impedimento que los estudiantes aun no manejen el código para acercarlos a los textos escritos. Es recomendable que para el primer ciclo se inicie con una lectura exploratoria donde se logre identificar un tipo de información específica, para que poco a poco se vaya profundizando en el texto. En cuanto a la escritura es importante que los estudiantes reconozcan el género al cual pertenece el texto que van a producir para seguir un modelo predeterminado de escritura que la ha concedido las prácticas sociales. El segundo camino, hace referencia a la enseñanza tradicional de la lectura y la escritura teniendo como punto de partida el manejo del código. Lo que se encuentra tras estas prácticas es la creencia de tener la habilidad con el código para luego leer y escribir. No obstante, el segundo momento (leer y escribir después de aprender el código) instrumentaliza estos procesos por lo que leer es descifrar y escribir es transcribir los pensamientos. La autora argumenta que los estudiantes que han recorrido este camino no logran encontrarle el sentido a estas prácticas. Dependiendo del camino que se decida seguir, la selección de los contenidos y la organización en el aula serán muy distintos en cada uno. En los siguientes seis capítulos presenta las experiencias al rededor de la lectura y la escritura de textos de divulgación científica, textos periodísticos y textos literarios. Para la lectura de textos de divulgación científica la docente diseña el proyecto de enseñanza iniciando por la exploración del material teniendo en cuenta la diversidad de los textos y que en ellos no se trivialice la información que se necesita. Además se anticipa a las posibles dificultades para la lectura y en consecuencia diseña la situación didáctica para su abordaje. Con los textos que son considerados difíciles, la docente lee y relaciona lo allí explícito con situaciones cotidianas para los estudiantes. Cuando los estudiantes tienen suficiente conocimiento sobre el tema, están en condiciones de escribir un texto de divulgación científica que comunique lo aprendido. Al asumir el rol de escritores se enfrentan a pensar, más que en el contenido, en el lenguaje, es decir, en los modos de organización de los textos. Para la lectura de textos periodísticos es esencial estar en contacto con los diarios y los lectores de estos textos, de manera que los estudiantes tengan un modelo sobre las prácticas de lectura de estos textos, como localización de la información y las distintas modalidades de lectura que se realizan. En cuanto a la escritura de una crónica periodística, la autora deja claro que no se trata de formar periodistas, se trata de enseñar prácticas de escritura relacionadas con la construcción de la realidad del entorno. En el rol de escritores, los estudiantes hacen lecturas con la intención de identificar la sección donde van a publicar y por lo tanto la forma de organización textual, planifican el texto, realizan algunos borradores donde se revisa la progresión de la información, la constancia de la tercera persona, las ambigüedades y repeticiones innecesarias y finalmente la puntuación. En el texto se define la lectura de textos literarios como “la lectura como provocación” pues, justamente estos textos producen diferentes interpretaciones en los lectores, cada uno crea su espacio íntimo en el que puede distanciarse o acercarse de las emociones y pensamientos de los demás, ser capaz de independizar su pensamiento. Este espacio íntimo tiene que ver incluso con lo lejano, con apartarse de lo conocido, de la realidad. La diversidad de los temas, de los modos de relato y de los autores son criterios para la selección de los textos. El rol del docente consiste, entonces, en ofrecer esta variedad y acompañar las lecturas al ritmo y a las demandas que los lectores realicen. Con respecto a la escritura de textos literarios, particularmente de cuentos, la idea puede estar antes de escribir o se puede ir configurando poco a poco. Lo importante es que las producciones sean revisadas por el propio estudiante cuando considere que está terminado, luego lo someta a la lectura de sus compañeros y finalmente realice una reescritura incorporando las consideraciones resultantes de las revisiones. En el capítulo diez, la autora enfatiza en transformar la evaluación en orientación para la enseñanza, de modo que la situación didáctica particular y los aprendizajes de los estudiantes deben correlacionarse para dar cuenta de aquellas situaciones y apoyos ofrecidos que contribuyeron a la formación o no de lectores y escritores. Para concluir, es posible leer y escribir en el primer ciclo textos de divulgación científica, textos periodísticos y textos literarios, si están en el marco de un proyecto, si se supera la concepción de priorizar el sistema de escritura, si se integran otras áreas a los propósitos del área de lenguaje, si se dejan de lado las ideas sobre la preparación para leer y escribir formalmente en primer grado.