Prevalencia de desnutrici n infantil y su asociaci n a enfermedades infecciosas en el Hospital del Ni o Jes s

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ARTÍCULO ORIGINAL
Prevalencia de desnutrición infantil y su asociación a
enfermedades infecciosas en el Hospital del Niño Jesús
Ferre Contreras, Miguel E.; González, Mónica M.;
Molina, Andrea C.; Frías,Silvia M.; Fuenzalida, Ivanna N.
INTRODUCCION
En los países en vías de desarrollo amplios sectores de la comunidad están expuestos a una
subalimentación, lo que incide negativamente en su
nivel de salud y nutrición. Por sus mayores requerimientos nutricionales y su menor capacidad de
adaptación al déficit, el grupo más vulnerable es la
población materno infantil (1) .
En la provincia de Tucumán la desnutrición infantil
es endémica, con picos observados en 1968, 1982
y 1989, es decir siempre relacionados con períodos
de crisis(2) . Con la nueva etapa de crisis argentina,
desencadenada en el año 2001, la desnutrición infantil en la provincia fue eje de debate en los medios
de comunicación en el año 2002, agravando el malestar social imperante.
Los únicos datos suministrados por el Sistema Provincial de Salud (SI.PRO.SA) revelan un 16 % de
niños desnutridos en octubre de 2002, en una población de menores de 6 años bajo control en las
Unidades Centinelas de toda la provincia, con mayor proporción de desnutridos de Grado I (3) .
Teniendo en cuenta la vulnerabilidad de la población
afectada y la forma en que puede verse comprometida su supervivencia, se justificaría la elaboración
de estrategias orientadas a combatir la desnutrición;
pero antes de la aplicación de cualquier medida es
necesario conocer este trastorno y sus factores
asociados, iniciando su estudio desde lo más simple a fin de establecer la situación actual de la desnutrición en la provincia.
Garraham define a la desnutrición como un trastorno nutritivo expresado por retardo pondoestatural,
facilidad de sufrir procesos infecciosos y alteración
del desarrollo neuropsíquico (4) . Por su impacto sobre la inmunidad, la desnutrición es la causa más
frecuente de síndrome de inmunodeficiencia adquirida en la infancia y la infección aparece como el
motivo más común de consulta médica y de internación del niño desnutrido (5) . La enfermedad infecciosa es aquella producida por el ingreso de agentes vivos al organismo desencadenando un proceso
en el que la lesión orgánica es producto tanto de la
acción del agente como de la reacción del individuo
afectado, es decir de la capacidad defensiva del organismo. Es por ello que la infección puede pasar
Correspondencia:
Miguel E. Ferre Contreras, Pje. Santa María de Oro 1109
(CP 4000). San Miguel de Tucumán. Tucumán. Argentina.
Teléfono (0381) 4205079. E-mail: meferrec@hotmail.com
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desapercibida en el niño desnutrido ya que su sistema inmune no tiene la capacidad de expresarse
clínicamente (5) . La bibliografía consultada asocia la
desnutrición con inmunodeficiencia (5-10) , sin embargo no establece la frecuencia de la asociación entre desnutrición y enfermedad infecciosa.
Se encontraron escasas publicaciones de estudios
sobre la prevalencia de la desnutrición infantil en
Tucumán. Uno de ellos, realizado en el Hospital del
Niño Jesús, mostró menor prevalencia de desnutrición a medida que avanza la edad y no mostró diferencias de prevalencia con respecto al sexo (11) , sin
embargo data del año 1989 por lo que no reflejaría
la situación actual.
La necesidad de conocer tal situación motivó la realización de este estudio que tuvo como base los
siguientes objetivos:
Describir el estado nutricional de los niños internados en las salas 1, 2 y 7 del Hospital del Niño Jesús en los meses de abril, mayo y junio del año
2003.
Relacionar las variables estado nutricional y enfermedades infecciosas en la población estudiada.
Determinar la prevalencia de desnutrición en dicha
población según edad y sexo.
MATERIALES Y METODO
Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal en el que se estudiaron todos los pacientes internados desde el primero de Abril hasta el 30 de
Junio del año 2003, en las salas N° 1 y 2 de Clínica
Médica y en la N° 7 de Enfermedades Infecciosas
del Hospital del Niño Jesús. Dichas salas son el
lugar de destino de los niños internados por desnutrición y por enfermedad infecciosa.
Previa autorización del director del hospital y de los
jefes de cada sala, se recolectaron los datos de las
historias clínicas, diariamente, manteniéndose en
total reserva la identidad del paciente. Se elaboró
una planilla para cada paciente en la que se registraron fechas de ingreso y de egreso a la sala, edad,
sexo, peso de nacimiento, peso en el momento de
la internación, motivo de la internación, enfermedad
infecciosa (EI) y día de realización de su diagnóstico. Con el peso de nacimiento se calculó el peso
teórico (PT) de los niños menores de 1 año de edad,
sumando al mismo los progresos ponderales mensuales recomendados por la Sociedad Argentina de
Pediatría. En los niños de hasta 5 años el PT se
obtuvo multiplicando la edad en años por 2 y sumando 8 a este producto. En el resto de los niños
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se multiplicó la edad en años por 3 y se sumó 5
para obtener el PT. Para calcular el estado nutricional
de los niños se multiplicó el PT por el peso al momento de la internación por 100 y se dividió este
producto en el PT. Se excluyeron del estudio los
niños que presentaron desnutrición secundaria (12) .
Los pacientes se agruparon por edad, sexo, estado
nutricional y enfermedad infecciosa, siendo estas
las variables en estudio:
Estado nutricional: se consideró eutrófico al niño
sin déficit de peso con respecto a la media normal
para la edad. Como desnutrido al que sí presentó
déficit, clasificándolo en desnutrido de grado I (G I),
grado II (GII) o grado III (G III) cuando tal déficit fuera
del 10 % al 24 %, del 25 % al 39 % o mayor del 40
%, respectivamente (Clasificación de Gómez).
Sexo: masculino o femenino, de acuerdo a lo registrado en la historia clínica por el médico tratante.
Grupo etáreo: cada niño fue calificado, según su
edad, como lactante menor (edad menor o igual a
12 meses), lactante mayor (de 13 a 36 meses), preescolar (de 37 a 60 meses), escolar (mayor de 60
meses).
Enfermedad infecciosa: Se tuvo en cuenta el diagnóstico realizado por el médico tratante de cada
paciente y se agruparon según su frecuencia,
nominándose como otras EI a las que presentaron
una frecuencia menor al 5 %.
Análisis estadístico
Se realizó un análisis descriptivo de las variables
estudiadas. Para analizar la relación entre variables
se utilizaron los Test ÷2, ÷2 con tendencia lineal y
Test Exacto de Fisher. Se trabajó al 95 % de certeza y se consideró un valor de p menor a 0,05 como
significativo desde el punto de vista estadístico. Los
datos fueron procesados y analizados mediante los
programas Excel 2002 y Arcus Biomedical.
RESULTADOS
Luego de excluir 2 pacientes, se estudiaron 932 niños (n = 932). El 59 % (554) de los niños se clasificaron como eutróficos mientras que el 27 % (247)
correspondió a los desnutridos G I, el 10 % (93) a
los G II y el 4 % (38) a los G III, totalizando un 41 %
(378), IC95% = [37 % - 44 %], de niños desnutridos.
(Figura 1)
Se observó un porcentaje mayor de pacientes de
sexo masculino (53 %) en relación a los de sexo
femenino (47 %). (Figura 2)
En los grupos etáreos hubo un 49 % (458) de
lactantes menores, un 27 % (246) de lactantes
mayores, un 6 % (58) de preescolares y un 18 %
(170) de escolares. (Figura 3)
En cuanto a las enfermedades infecciosas (n = 721),
la infección respiratoria aguda baja (IRAB) tuvo una
frecuencia del 65 % (469), seguida por otras EI
(sepsis, piodermitis, celulitis, escabiosis,
enteroparasitosis, hepatitis, conjuntivitis, impétigo,
meningitis, catarro de vías aéreas superiores, varicela, angina, laringitis, dermatitis candidiásica,
erisipela, herpes, pediculosis, escarlatina, flemón
bucal, sinusitis, tuberculosis, abscesos, síndrome
general infeccioso, toxocariosis) con el 26% (188)
y la otitis media aguda (OMA) con el 22 % (159);
diarrea aguda 10 % (70), infección urinaria (IU) 6 %
(46). (Figura 4)
No se encontró evidencia suficiente para afirmar que
las variables estado nutricional y enfermedad infecciosa están significativamente relacionadas (Test
Exacto de Fisher, p = 0,32). (Figura 5)
El 34 % (168) de los pacientes de sexo masculino
presentó desnutrición, mientras que la misma se
observó en el 48 % (210) de los de sexo femenino,
siendo estas proporciones significativamente diferentes (Test Exacto de Fisher, p < 0,0001). (Figura
6)
A mayor edad la proporción de desnutridos fue
significativamente superior (Test ÷2 con tendencia
lineal, p < 0,0001). (Figura 7)
DISCUSION
La desnutrición afectó al 41 % de la población y,
coincidiendo con el estudio realizado por el
SI.PRO.SA, hubo mayor proporción de desnutridos
de grado I (27 %). Pero tal estudio no contempló a
los niños más allá de los 6 años de edad, lo que
debería hacerse en virtud de los hallazgos de esta
investigación. El predominio de la desnutrición de
grado I reflejaría el impacto de la crisis argentina en
la población infantil ya que este grupo podría estar
compuesto por niños que, sin ser desnutridos, estaban al límite de serlo. Por lo tanto, los niños con
déficit de peso lindante al 10 % también deberían
ser contemplados por los programas de recuperación nutricional. La elaboración de estos programas
debe estar fundada en datos completos y veraces,
puestos a disposición de la comunidad médica interesada en la investigación del tema, con revisión
periódica de los mismos a fin de evaluar el progreso
de los programas. El compromiso del SI.PRO.SA
en este aspecto resulta ineludible.
No se encontró relación entre estado nutricional y
enfermedad infecciosa. Esto se explicaría por la
pobre respuesta del sistema inmune del niño desnutrido puesta en evidencia por los trabajos revisados. Es por esto que en los pacientes desnutridos
considerados sin enfermedad infecciosa, no puede
descartarse la existencia de agentes patógenos en
su organismo sólo por la falta de manifestaciones
clínicas. Sería conveniente realizar investigaciones
que propongan recursos para detectar infecciones
no manifiestas clínicamente en el niño desnutrido.
A diferencia de la bibliografía consultada, la prevalencia de desnutrición fue significativamente diferente
entre el sexo femenino y el masculino. La explica-
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ARTÍCULO ORIGINAL
ción para este hecho tal vez pueda hallarse en las
costumbres de una sociedad acaso aún machista
o en el sentimiento de sobreprotección de la mujer
para con el hombre, que privilegian la alimentación
de este último; o quizás el acceso a los alimentos
no sea el mismo debido a los diferentes roles y actividades de uno y otro sexo, donde la niña es “ama
de casa” en un hogar sin alimentos y el niño se
desenvuelve en la calle recibiendo una moneda, un
caramelo o un pedazo de pan por su “trabajo”. Pero
estas explicaciones no pueden catalogarse como
hechos demostrados sin antes realizar un nuevo
estudio que las avale.
Gran parte de la literatura revisada coincide en que
la mayor proporción de desnutridos se encuentra
en el grupo de niños menores de 6 años. En el estudio referido, realizado en el año 1989, el mayor
porcentaje corresponde a los menores de 1 año. En
cambio, la presente investigación determinó una
prevalencia de desnutrición que fue incrementándose
a mayor edad, superando incluso el 50 % de proporción en el grupo de escolares. Estos resultados
pueden deberse a que los niños mayores de 3 años
ven su aporte alimentario reducido a causa del destete y ante la imposibilidad de alimentarse en el
seno familiar deben hacerlo en la escuela, si acaso
concurren, o en la calle o, en el mejor de los casos,
en comedores infantiles que tal vez no satisfagan,
no tan solo cuantitativamente sino tampoco
cualitativamente, sus requerimientos nutricionales.
Una vez más, resultaría necesario un nuevo estudio
para avalar o rechazar las posibilidades planteadas.
Los resultados obtenidos no pueden aplicarse a la
población de niños de la provincia, por lo que sería
conveniente estudiar las asociaciones estado
nutricional – sexo y estado nutricional – grupo etáreo
en dicha población, desde un enfoque orientado a
establecer el origen de las características de tales
asociaciones; por lo tanto, este enfoque debe incorporar a la sociología, a la economía, a la antropología y a toda rama del saber humano que se
crea tenga implicancia en el tema. Es decir que la
desnutrición debe estudiarse desde una perspectiva multidisciplinaria, sobre todo si se la considera
como un trastorno nutritivo de causa económica que
afecta la salud del individuo que la padece en particular y la de la sociedad en general.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1. Rebolledo A, Atalah E, Boj MT, Vázquez M. Análisis de los
programas de alimentación en América Latina y criterios de evaluación del impacto In: Olivares S, Soto D, Zacañas I. Nutrición:
prevención de riesgos y tratamiento dietético; 1991; 2da Ed.;
Santiago de Chile, Chile; CONFELANYD. p.171-181.
2. Cimarosti LO. Desnutrición Infantil: el genocidio admitido; Ciencia Médica; 8 (2): 5-9, 1989.
3. [en línea]: http://www.siprosa.org.ar. 09/10/03
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Miguel de Tucumán, Argentina; El Graduado – Luis E Felipe.
p.103.
5. Cimarosti LO. Fisiopatología de la infección en el niño desnutrido; Revista Médica de Tucumán; 2 (6): 297-320, 1986.
6. Cimarosti LO. Inmunología en desnutrición; Ciencia Médica; 6
(4): 17-24, 1991.
7. Latham MC. Malnutrición proteico – energética In: Brown ML,
Filer LJ, Guthrie HA, Levander OA, Mc Cormick DB, Olson RE,
Steele RD. Conocimientos actuales sobre nutrición; 1991; 6ta
Ed. Washington DC, Estados Unidos; OPS – ILSI. p. 47-55.
8. Sherman AR, Hallquist NA. Inmunidad In: Brown ML, Filer LJ,
Guthrie HA, Levander OA, Mc Cormick DB, Olson RE, Steele
RD. Conocimientos actuales sobre nutrición;1991; 6ta Ed. Washington DC, Estados Unidos; OPS – ILSI. p. 536-551.
9. Sell S. Inmunopathology of infectious diseases In: Hoeprich
PD, Jordan MC. Infectious diseases; 1989; 4th Ed. Philadelphia,
Estados Unidos; JB Lippincott Company. p. 54-73.
10. Hoeprich PD. Resistance to infection In: Hoeprich PD, Jordan
MC. Infectious diseases; 1989; 4th Ed. Philadelphia, Estados
Unidos; JB Lippincott Company. p. 74-83.
11. Gallo V, Mena T, Seco R, Jalil I, Pasarell E, et al. Prevalencia
de desnutrición en el Hospital del Niño Jesús de Tucumán;
Ciencia Médica; 5 (4-5): 147-160, 1990.
FR 100
(%)
80
60
59
40
27
20
10
4
0
Eutróficos
Grado I
Grado II
Grado III
Estado Nutricional
Figura 1: Distribución del estado nutricional de los niños internados en
las salas 1, 2 y 7 del Hospital del Niño Jesús. Abril – Junio de 2003 (n = 932).
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Masculino
Femenino
47%
53%
Figura 2: Distribución según sexo de los niños internados (n = 932).
FR 100
(%)
80
60
49
40
27
18
20
6
0
Lactante <
Lactante >
Preescolar
Escolar
GRUPO ETAREO
Figura 3: Distribución según grupo etáreo de los niños internados (n = 932).
FR 100
(%)
80
65
60
40
26
22
10
6
Diarrea Ag.
IU
20
0
IRAB
Otras EI
OMA
ENFERMEDAD INFECCIOSA
Figura 4: Distribución de enfermedades infecciosas en los niños internados (n = 721).
FR 100%
(%)
80%
60%
432
289
con EI
sin EI
40%
20%
122
89
Eutrófico
Desnutrido
0%
ESTADO NUTRICIONAL
Figura 5: Relación entre estado nutricional y presencia de
enfermedad infecciosa en los niños internados (n = 932).
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FR 100%
(%) 90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
168
210
Desnutrido
Eutrófico
329
225
Masculino
Femenino
SEXO
Figura 6: Relación entre sexo y estado nutricional en los niños internados (n = 932).
FR100%
(%)
80%
175
72
28
103
60%
Desnutridos
Eutróficos
40%
283
174
30
20%
67
0%
Lactante <
Lactante >
Preescolar
Escolar
GRUPO ETAREO
Figura 7: Relación entre grupo etáreo y estado nutricional en los niños internados (n = 932).
Departamento de Posgrado
CARRERA DE ESPECIALIZACIÓN EN GERONTOLOGÍA
Título: Especialista en Gerontología Médica
Requisitos: Título Médico. Mínimo posgraduación tres años
Abierta la Preinscripción
Fecha de inicio: 1 de noviembre de 2006
Informes: Departamento de Posgrado. Facultad de Medicina
Título: Especialista en Gerontología Social
Requisitos: Título Universitario (Médicos, Psicólogos, Lic. En Enfermería, Abogados,
Arquitectos, Lic. en Trabajo Social, Lic. en Educación Física, Lic. en teatro, CPN, Lic.
en Kinesiología y Profesiones afines). Mínimo posgraduación dos años
Abierta la Preinscripción
Fecha de inicio: 1 de noviembre de 2006
Informes: Departamento de posgrado. Facultad de Medicina
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