Sentando las bases de una buena Nutrición, Parte II Los requerimientos de una dieta equina básica incluían, además de fibra y proteína, cuya importancia es indiscutible, las vitaminas y los minerales Vitaminas. Las vitaminas son sustancias que inciden directamente en la regulación de muchas funciones vitales. El caballo necesita recibir dos categorías básicas de vitaminas, las hidrosolubles (complejo B y vitamina C) y las liposolubles (A, D, E y K). Las vitaminas del grupo B se sintetizan en el intestino delgado y la vitamina C en el hígado. En general, las vitaminas hidrosolubles se encuentran presentes, en cantidad suficiente, en la dieta básica del caballo. Respecto de las liposolubles, las unidades diarias recomendadas también deberían provenir del forraje y del grano ingerido. Sólo si el forraje no está adecuadamente tratado y/o almacenado, se reduce la cantidad de vitamina A presente y, como consecuencia habría que dar suplementos. Si se le proporciona al caballo una dieta adecuada en cantidad y calidad, tanto del forraje como del grano, no sería necesario dar suplementos vitamínicos. Aún siendo este el caso, tampoco resulta dañino añadir un complemento vitamínico, equilibrado, a su ración diaria; le protegerá de carencias que pudieran padecer. Los problemas surgen cuando no tenemos disponible un forraje, ni piensos de suficiente calidad para que el caballo pueda sintetizar correctamente las vitaminas y minerales. Aquí en España, hay regiones que tienen la costumbre de dar paja y alfalfa como únicas fuentes de forraje. La paja, y a veces la alfalfa, si están segadas tarde, tienen altos niveles de lignina. Esto se nota fácilmente al tacto. Cuanto más rígido se note al tacto, más lignina tiene. El caballo no puede absorber eficazmente forrajes altos en lignina así que tampoco le llegan las vitaminas y minerales que necesita. La lignina también arrastra la flora intestinal lo que puede limitar la absorción de vitaminas y minerales. Los estudios sobre necesidades vitamínicas de los caballos en alta competición muestran que no hay incrementos significativos entre los requerimientos de éstos, con respecto a los de ocio. Sin embargo, mientras que el nivel de ejercicio físico no cambia sus requisitos de vitaminas y minerales, el estrés de competición y viaje si aumenta notablemente el desgaste del organismo. Así que se puede mejorar su rendimiento general, con un aporte adicional de determinadas vitaminas. Por ejemplo, las vitaminas E y C son eficaces anti-oxidantes, su habilidad radica en actuar como “carroñeros” de radicales libres (moléculas incompletas que se forman durante determinados procesos metabólicos como pueden ser las contracciones musculares) que de otra manera, rondan por el cuerpo y dañan los tejidos. Los investigadores también apuntan que los anti-oxidantes contribuyen a fortificar el sistema inmunitario para contrarrestar los efectos del estrés. Proporcionar un suplemento de 1000UI de vitamina y 20gr de vitamina C a diario, reducirá el daño en el tejido muscular y los efectos negativos del estrés. Las vitaminas del complejo B pueden proporcionar el caballo una sensación de bienestar y energía, a la vez que disminuyen ciertos dolores relacionados con problemas en las articulaciones. Minerales. Al igual que las vitaminas, los minerales son sustancias que juegan un papel esencial en numerosas reacciones químicas del cuerpo. Los minerales más importantes y que están en mayor proporción son: calcio, fósforo, magnesio, potasio, sodio y cloro; y aquellos necesarios pero que aparecen en menor medida son: hierro, zinc, cobre y selenio. La mayoría de los caballo tienen cubiertas sus necesidades minerales diarias si su dieta habitual de grano y forraje. Podemos contribuir a que los niveles sean correctos si el caballo tiene siempre disponible una piedra de sal y minerales, sin embargo si se nota que el caballo se dedique a comer la piedra, hay que dar un suplemento de minerales. Un aspecto importante en los niveles de minerales ingeridos por su caballo es la proporción calcio:fósforo, que debe estar lo más cerca posible de 1,5:1. Los caballos adultos pueden tolerar sin mayores problemas un mayor aporte de calcio, pero es mejor evitar suministrar más fósforo del necesario. Manteniendo el correcto equilibrio entre el calcio y el fósforo es crucial, sin embargo, en la alimentación de potros o yeguas preñadas, dado que un desequilibrio puede ocasionar malformaciones óseas y articulares. La alfalfa es alta en calcio y los cereales como maíz, avena y cebada, son una buena fuente de fósforo. Si alimenta a su caballo con una ración adecuada de cebada y alfalfa, la proporción calcio: fósforo será aceptable. Pero si el caballo come heno de pastos ricos y grano, quizás esté tomando demasiado fósforo, por lo que será necesario un suplemento de calcio para lograr la proporción adecuada. Ahora bien, muchos caballos y especialmente los potros no pueden comer una dieta de cebada y alfalfa por su alto nivel de proteínas, almidón y energía. Tampoco recomendamos que un potro coma alfalfa, por los problemas que puede presentar a la hora de desarrollar una flora intestinal estable. Si se nota un fuerte olor a orina cuando la cuadra está limpia, o bien si el caballo muestra hinchazón en los pies, se puede sospechar que hay una mala absorción de nutrientes ingeridos a través de la dieta. En este caso, un pienso compuesto con un buen nivel de vitaminas y minerales sería lo más adecuado. Artículo publicado en Revista Ecuestre Febrero 2000 Escrito por Coby Bolger, Spillers España Clare Lockyer, Nutrólogo - Spillers Speciality Feeds UK www.horse1.es