Ana María Shua El peso de la tentación Sinopsis: En el momento en que se interna en el centro de adelgazamiento Las Espigas, Marina tiene algo más de cuarenta años y pesa algo más de noventa kilos. Cansada de dietas fallidas, asustada de su descontrol, confía en que logrará el cuerpo esbelto con el que sueña desde la adolescencia. Los pacientes entran en Las Espigas por voluntad propia y tras pagar una fortuna, pero les exigen mucho más si se van antes de terminar el tratamiento. A cargo del Profesor, carismático y bastante sádico, los métodos son severísimos: dietas hipocalóricas "casi ayunos totales" y brutales planes de ejercicio físico. Un grupo de vigiladores se encarga de hacer cumplir las reglas, mientras los internados inventan estrategias para eludir la presión. Lejos de su marido y sus hijos, Marina se debate entre el deseo de bajar de peso y la añoranza de su vida pasada. La aparición de Alex, donjuán obeso y seductor, añade un elemento inesperado a su extraña aventura. El peso de la tentación explora el comportamiento de un grupo de personas obligadas a convivir en un ámbito cerrado. Esta novela atrapante y pesadillesca cuestiona la búsqueda de la apariencia perfecta que, a falta de otras utopías, rige la sociedad moderna. Sobre la autora: Ana María Shua nació en Buenos Aires en 1951. Cuando tenía dieciséis años, gracias a un modesto premio del Fondo Nacional de las Artes, publicó su primer libro de poemas, El sol y yo. En 1980 ganó con su novela Soy paciente el premio de la editorial Losada. Sus otras novelas son Los amores de Laurita, llevada al cine, El libro de los recuerdos, que ganó la prestigiosa Beca Guggenheim, La muerte como efecto secundario, Premio Municipal, y la última, El peso de la tentación, publicada en Estados Unidos y en Serbia en 2012. Como autora de microrrelatos ha obtenido el máximo reconocimiento en el ámbito iberoamericano. La sueñera, Temporada de fantasmas y Fenómenos de circo, publicado en 2011, enriquecen el género. También ha escrito libros de cuentos. Los mejores fueron reunidos en el volumen Que tengas una vida interesante. Recibió varios premios nacionales e internacionales por su amplia producción para niños y adolescentes. Sus libros han sido traducidos a once idiomas. Integra el Comité Editorial de la Revista de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). En materia de educación superior y universitaria ha desarrolladlo múltiples cursos, seminarios y conferencias en los EE.UU. y la Unión Europea. Sobre su obra se han realizado numerosas tesis y disertaciones doctorales tanto en Europa como en los Estados Unidos. El volumen El río de los sueños: Aproximaciones críticas a la obra de Ana María Shua (Rhonda Dahl Buchanan, Ed., OEA, 2011) reúne estudios sobre sus obras. Más información sobre la autora: http://www.anamariashua.com.ar/ a-nomia.blogspot.com (Espacio de encuentro y de reflexión acerca de los fenómenos que se nos presentan como nuevas modalidades subjetivas del mal-estar en la cultura contemporánea), 13 de octubre de 2010 Sobre "El peso de la tentación", Ana María Shua Luego de la lectura del libro de Ana María Shua, El peso de la tentación, el Aperiódico Psicoanalítico contactó a la autora para preguntarle cómo fue que se puso a escribir sobre esta temática, y de qué manera decidió cuáles serían las características centrales de la novela, en cuanto al argumento y al tipo de abordaje. Amabilísimamente, recibimos este texto por respuesta. Es difícil para un escritor entender sus propios “cómo” y “por qué”. Sobre todo los “por qué”. Aunque nunca fui obesa, la cuestión de comer o no comer siempre estuvo muy presente en mi vida personal. En mi novela "El peso de la tentación" se cuenta la historia de un grupo de personas encerradas en un centro de adelgazamiento que utiliza métodos extremos y pesadillescos. Nunca estuve en un lugar así. De toda la novela, lo que es rigurosamente autobiográfico es la historia clínica de la protagonista: fui a todos los médicos, tomé todas las pastillas, siempre en lucha contra mi voracidad y tendencia al descontrol. Mi hermana era, igual que yo, una gordita dietera, hasta que hace treinta años se fue a vivir a Estados Unidos. Allí, la ausencia de presión social contra los gordos, tan deseable desde cierto punto de vista y tan peligrosa desde otro ángulo, le permitió convertirse en una mujer de 105 kg. con 1,52 m. de altura. Varias veces bajó más de treinta kilos, varias veces los volvió a subir. A pesar de que la cuestión está presente constantemente en cada instante de mi vida (estoy siempre arrepentida de lo último que comí y pensando en lo próximo que voy a comer), no me parecía adecuado para una novela. Traté de resistirlo. El tema de los gordos no es prestigioso, no parece adecuado para escribir Gran Literatura, los gordos son ridículos, son cómicos, son objeto de burla. Ningún actor de tragedia podría ser gordo, un gordo es visto por la sociedad como una especie de payaso siempre en funciones. En cierto modo era un desafío y después de muchas dudas (pero uno no elige tanto lo que escribe) me decidí a encararlo. Me preguntan mucho acerca de mis investigaciones. En general, fueron sobre mi propio cuerpo. Pero además, años de participación en grupos de gordos me hicieron conocer experiencias ajenas. Todo esto sin haber sido jamás una auténtica gorda, pero cada día, cada hora, cada minuto luchando por no serlo. Desde otro punto de vista, a mí me interesa mucho escribir sobre grupos de personas en una situación de encierro, y sobre las relaciones de la gente con una autoridad injusta, ante la cual algunos se someten y otros se rebelan. Este tema de fondo reaparece en casi todas mis novelas. La medicina y la relación sado-masoquista entre médico y paciente también están presente en muchos de mis otros libros. Creo que El peso de la tentación no sólo tiene que ver con la obesidad, sino, en general, con todas las adicciones. El abordaje psicológico de la adicción es útil desde el punto de vista del individuo, pero insuficiente desde el punto de vista de la sociedad. La droga no entra por demanda, entra por oferta. Todo tipo de droga. La comida no es una droga, pero sí lo es el comer demás. La industria alimentaria mundial necesita colocar sus productos a toda costa y la consecuencia es la epidemia de obesidad que se expande por el mundo entero, incluso entre los países más pobres: la obesidad en la pobreza es un hecho real y bien conocido por los investigadores. Y dando un paso atrás, con más perspectiva, creo que El peso de la tentación es una novela acerca de la libertad y del libre albedrío. Como narradora, no tomo partido. En lo personal, no creo que entregarse inmoderadamente a la adicción sea una forma de libertad. Es la represión la que nos hace humanos. Tampoco estoy de acuerdo con los métodos coercitivos que intentan reemplazar la voluntad. Pero ceder nuestra libertad a otros no es menos riesgoso que cedérsela a una pizza grande. ¿Cuál es la solución? Soy una escritora de ficción, no es mi misión encontrar soluciones, sino plantear preguntas. (Artículo publicado en el "Aperiódico psiconanalítico")