- Realiza la siguiente práctica de un perfil topográfico. Nos encontramos ante un perfil topográfico de la Península con un corte longitudinal en dirección Norte-Sur, desde el Cantábrico hasta la costa de Granada. El perfil topográfico es un gráfico que representa diferentes altitudes a lo largo de un corte vertical del terreno entre dos puntos escogidos. Estos son: la Cordillera Cantábrica y la Cordillera Penibética. Las principales unidades del relieve que se suceden y características geológicas, son las siguientes: Cordillera Cantábrica (Horts). Concretamente su sector oriental o Macizo Asturiano. Macizo antiguo formado en la era terciaria por el nuevo levantamiento de un bloque del zócalo hespérico a causa de la orogénesis alpina. Está constituido por rocas silíceas (granitos, neis). Presenta un estilo germánico de cumbres aplanadas y formas redondeadas, al ser superficies de erosión elevadas. En el borde oriental encontramos los Picos de Europa (roca caliza) con relieves mucho más potentes y vigorosos, afectados por el fenómeno del glaciarismo (circos) y carstificación (lapiaces, gargantas, etc.). Sus cumbres más elevadas superan los 2500 metros (Torre Cerredo, 2648m). Submeseta Norte (Gravem). Antiguo zócalo herciniano recubierto de materiales sedimentarios durante el terciario y por donde discurre la cuenca del Duero. Podemos distinguir dos zonas: Zona occidental: en la llanura zamorana-salmantina ha aflorado el zócalo granítico por la erosión del Duero, dando lugar a un paisaje de penillanuras y arribes. Zona central y oriental. La erosión de los materiales sedimentarios (en la parte inferior margas y arcillas, y en la superior calizas) ha dado lugar a un paisaje de páramos y campiñas (cerros testigos y antecerros). Sistema Central (horst). Alineación montañosa que divide la Meseta en dos. Es un macizo antiguo de estilo germánico, resultante de la fracturación del zócalo paleozoico durante la orogenia alpina. Está formada por materiales silíceos de cumbres suaves, cuya altura más alta es el pico Almanzor (2591 m) en la Sierra de Gredos. El tipo de relieve característico son las crestas y galayos, circos glaciares en las cumbres más altas, mientras que en las bajas aparecen berrocales, domos, etc. Submeseta Sur (Gravem). En ella encontramos cuatro unidades del relieve: Cuenca sedimentaria del Tajo. Evolución y relieve similar al de la parte central y oriental del río Duero. Montes de Toledo. Fractura del zócalo hespérico (granitos y pizarras) durante la era terciaria, pero cuyo vigor es menor que en el Sistema Central. Tiene un relieve característico apalachense (cumbres suaves y redondeadas) y escasa altitud (inferiores a 1600 m.). Divide las cuencas del Tajo y del Guadiana. Cuenca sedimentaria del Guadiana, similar a las anteriormente descritas. Sierra Morena. Borde meridional de la Meseta. Sector del antiguo zócalo ligeramente levantado y flexionado hacia el valle del Guadalquivir, como consecuencia de la orogenia alpina. Constituida por materiales paleozoicos (pizarras y granitos) que han dado lugar a un relieve apalachense surcado por multitud de fallas. Depresión del Guadalquivir. Se trata de una depresión terciaria exterior a la Meseta que constituye una fosa prealpina de forma triangular con una altitud media de 100 metros. Está constituida por materiales sedimentarios de origen marino que dan lugar a un relieve suave y ondulado de campiñas, y de marismas pantanosas en la costa. Terminamos con las Cordilleras Béticas. Pueden distinguirse las siguientes unidades: La Cordillera Subbética. Sierra de materiales secundarios (calizas) acumulados en la fosa bética y plegados en la orogenia alpina. Encontramos relieves plegados e importantes ejemplos de carstificación. Depresión intrabética. Rellena con materiales sedimentarios terciarios, (margas, yesos, arcillas) que dan lugar a un paisaje de badianas y llanuras. La Cordillera Penibética. Se encuentra junto a la costa. Está formada por materiales del paleozoico pertenecientes al antiguo macizo Bético-Rifeño, que fue fracturado y levantado durante la orogenia del terciario. Las cumbres presentan formas suaves y redondeadas, encontrando entre éstas el pico más elevado de la Península Ibérica: el Mulhacén de 3478 m.