ENCUENTRO SOBRE EL CALENTAMIENTO GLOBAL Caos en la cumbre del clima: aún no logran consensuar un acuerdo "Clarín" Afuera del centro donde se desarrollan las negociaciones, la policía reprimió con violencia a cientos de activistas. Adentro, la presidencia danesa del cónclave no pudo concluir un borrador del documento final que deben analizar 120 mandatarios. Por: Gustavo Sierra Caos adentro y afuera de la cumbre. Unos dos mil activistas fueron impedidos de ingresar sin credenciales al Bella Center donde se realiza la crucial cumbre de cambio climático. La policía danesa, reforzada por efectivos de Alemania, Suecia y Noruega, lo logró después de pegar duro con sus bastones y lanzar gas pimienta como si fuera perfume. Anne y Micha, dos ambientalistas alemanes lloraban como niños por efecto de los gases. Y a su lado, un delegado de Camerún imploraba a la policía que lo dejara pasar. Pero quedó afuera como el otro representante de Polonia y el resto de la prensa que tuvimos que esperar casi dos horas bajo una nevada intensa que un oficial de seguridad de la ONU diera la orden de hacer ingresar a los acreditados. La policía actuó con una inusitada violencia. Un muchacho francés que intentó escapar subiéndose al capot de una camioneta policial fue brutalmente golpeado con palos antes de ser esposado con cintas de plástico y trasladado junto a otras 200 personas a la improvisada cárcel armada con alambradas dentro de una gran barraca cerca del puerto. En el interior del Bella Center, donde la mayoría de los delegados había permanecido toda la noche negociando, la situación no era mejor. El plenario general fue interrumpido por un enorme descontrol de la presidencia danesa que no sabía cómo ordenar las conclusiones de las ocho comisiones que se habían creado el día anterior para intentar llegar a algún consenso. El primer ministro danés, Lars Loekke Rasmussen, tuvo que sustituir a la ex ministra de Medio Ambiente, Connie Hedegaard, en la presidencia de la cumbre. "La Connie", como la conocen todos acá dentro de las deliberaciones, no logró estar a la altura de las circunstancias. Lo cierto es que al promediar la tarde el canciller argentino Jorge Taiana resumía así la situación: "Está todavía todo muy trabado. Sigue habiendo diferencias muy sensibles". Los 192 países reunidos aquí buscan encontrar un acuerdo global de reducción de gases de efecto invernadero que sustituya al Protocolo de Kioto, que expira en 2012, y que determine la financiación que los países ricos destinarán a la mitigación del cambio climático en las naciones en desarrollo. Los grupos de trabajo habían discutido y armado borradores durante toda la madrugada. Las conversaciones terminaron a las ocho de la mañana. Pero la presidencia danesa no logró armar un acuerdo concreto. "Es un borrador lleno de paréntesis que tienen que ser llenados. No hay cifras de los recortes de emisiones de gases ni de cuotas de dinero para el fondo de ayuda a los países más pobres para que hagan la reconversión de sus industrias", resumió un delegado latinoamericano. La presidencia danesa admitió que con suerte presentará recién hoy un borrador de un acuerdo para la protección del clima, para las negociaciones finales entre los jefes de Estado y de gobierno. Argentina y Brasil coordinaron en las últimas horas sus posiciones frente a varias de las comisiones de trabajo. Taiana estuvo reunido con Dilma Rousseff, la candidata presidencial brasileña. Van a presentar un frente común dentro del Grupo de los 77 por sobre todo para evitar que se apruebe una resolución por la que se imponen impuestos a "la huella de carbono". Se trata de un arancel especial a los productos que van a necesitar más viaje para llegar desde sus lugares de producción a los centros de consumo. En ese sentido, Argentina, y toda Sudamérica podría ser perjudicada por su distancia de los mercados estadounidenses y europeos. China e India también se oponen a esta medida. En medio del caos llegaron Hugo Chávez, de Venezuela, y Evo Morales, de Bolivia, para encender la cumbre. Y en el momento en que estaban entrando al plenario, dos chicos daneses se subieron al escenario con carteles que decían "No hay Planeta B" y "Actúen ahora". El venezolano tomó la palabra antes de que finalice la primera ronda para decir que, como Shakespeare en "Hamlet" y Marx, veía que "un fantasma recorre Dinamarca, el fantasma del capitalismo que no quiere desaparecer". "¡Si el clima fuera un banco ya lo habrían rescatado!", gritó Chávez entre los aplausos y las risas de los representantes de los países en desarrollo y el mal humor de la delegación estadounidense. "¡Qué salga un documento! ¡Qué salga un compromiso!", volvió a gritar el venezolano para el delirio de todos los delegados. Y para ganarse al resto del público, dijo que había que dejar espacio para escuchar a los que protestaban afuera. Evo Morales fue a la sala de conferencias para exigir "un tribunal de justicia climática que juzgue a los países que contaminan la Tierra". Antes había dicho que estaba ahí para "defender a la Pachamama". Tres collas que estaban en la sala como representantes de una ONG boliviana, gritaban consignas en aymara. Y, finalmente, lanzó: "Si queremos salvar al planeta tenemos que acabar con el capitalismo". La salida del Bella Center no fue tampoco nada fácil. El subte y el tren fueron paralizados por una amenaza de bomba en la estación central de Kovenhavn. Fue una falsa alarma. Una alarma como la que suena desde hace días en el interior de esta cumbre y que nadie parece querer oír. Intereses Paula Lugones La pelea de fondo -cuándo no- es por dinero y es dura: quién pone la plata, quién está dispuesto a condicionar o que le supervisen su crecimiento en tiempos de crisis. Las decisiones sobre el clima se concretarán en favor de un interés mundial y tendrán efecto a mediano o largo plazo: los líderes no cosecharán el fruto de sus medidas. Si los políticos fracasan, las sociedades deberían convencerse de que es un tema acuciante y así presionar a sus gobiernos. Para que el interés planetario converja con el nacional. SOCIEDAD Cambio climático: a partir de 2020, EE.UU. dará u$s100 mil millones a los países en desarrollo "Télam, 17-12-09" La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, anunció que a partir de 2020, su país aportará 100 mil millones de dólares a los países en desarrollo para programadas de adaptación al calentamiento global. La funcionaria adelantó que ese fondo será impulsado junto a los otros países industrializados y abogó por alcanzar un amplio y sólido acuerdo en Copenhague, pese a que reconoció que se estaba en una “fase crítica” en esta instancia de las negociaciones. Clinton afirmó que los Estados Unidos asisten a la cumbre con el ánimo de impulsar “los pasos necesarios” para llegar a un acuerdo vinculante, informó la agencia dpa. En tanto, el miembro de la delegación mexicana, Adrián Fernández, dijo que el presidente de su país, Felipe Calderón, luchará “todo lo que haga falta” para que la cumbre sea un éxito. “El presidente viene a Copenhague muy motivado. No hemos llegado aquí para constatar el fracaso. Quedan muchas posibilidades todavía para alcanzar un acuerdo políticamente vinculante”, afirmó. Previo a su viaje a Copenhague, el mandatario mexicano aseguró que “no se trata de cómo cerrar la brecha que separa ricos y pobres, sino la que existe entre el hombre y la naturaleza, que va en perjuicio de la supervivencia de la civilización”. “El tiempo de las excusas y pretextos ha terminado; llegó el momento de pasar a la acción”, sentenció. Ante un cambio del modo de vida "La Nación" La humanidad deberá adoptar energías limpias cuyo uso permitirá asegurar su supervivencia Luisa Corradini Corresponsal en Francia PARIS - Para los expertos, no hay duda: la única forma de frenar el calentamiento de la atmósfera es cambiar el modo de vida, sobre todo, de las sociedades occidentales. Para los más radicales, ese cambio pasa por el llamado "decrecimiento". Sin llegar a eso, los moderados reconocen que vivimos en un planeta sobreexplotado, cuyos recursos no bastan para alimentar a la humanidad. Un planeta Tierra y medio es la superficie que necesita la humanidad para obtener los recursos que consume en un año para alimentarse, vestirse, desplazarse, calentarse y absorber los deshechos que produce. Esta imagen, destinada a golpear la imaginación, fue creada y popularizada por la organización no gubernamental Global Footprint Network (GFN). Instalada en 2003 California, GFN calcula cada año la "impronta ecológica" de la humanidad. Es decir, el consumo de recursos comparado a la capacidad de producción y de regeneración media del planeta. Según los últimos cálculos, publicados el 24 de noviembre, esa impronta aumentó 2% entre 2005 y 2006, y 22% en diez años. El origen de esa estampida se debió al aumento de la población mundial y al crecimiento del consumo por habitante. Por esa razón, sea cual fuera el resultado de la cumbre climática de Copenhague, el ser humano tendrá que modificar sus costumbres e inventar nuevas formas de consumo si quiere seguir viviendo, respirando y alimentándose en el planeta. A nivel individual, las formas de lograrlo son numerosas. Al repetido consejo del uso de transportes públicos, en vez del auto personal, los especialistas agregan la generalización de la bicicleta. También se puede ser más o menos eco-sostenible al volante. Por ejemplo, evitando hacer rebajes, apagando el motor en los embotellamientos, usando con mesura el aire acondicionado y, sobre todo, teniendo al vehículo en las mejores condiciones posibles. En un edificio, la mejor opción es subir por las escaleras. En el trabajo, limitar el uso de la impresora. Para producir una tonelada de papel son necesarios 15 árboles, 440.000 litros de agua y 7600 KWh de energía eléctrica. Para ahorrar agua, materia vital para el ciclo de vida orgánico, los especialistas recomiendan la ducha en vez del baño de inmersión. El sector energético es responsable del 64% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y del 85% de las de CO2. "La energía está en el corazón del problema y debe ser también el núcleo de la solución" afirma el director de la Agencia Internacional de Energía (AIE), Nobuo Tanaka. Las viviendas particulares representan cerca de un tercio del consumo energético nacional: el rubro más importante es la calefacción, seguida por el uso de aparatos electrodomésticos y la iluminación. Las luces que quedan encendidas en computadoras y otros instrumentos electrónicos pueden consumir hasta 400 KWh en un año. Por la noche, es necesario adoptar la buena costumbre de apagar todo. Las energías renovables tendrán un papel clave. No sólo no contaminan, sino que tampoco dependen de importaciones de materias primas. Sólo necesitan factores ambientales como el sol, el viento, el mar o de combustibles autóctonos, como la biomasa. Las bondades del sol Los alemanes están persuadidos de las bondades del sol. Al punto de que la Commerzbank, segundo banco de ese país, acaba de anunciar que se suma al proyecto Desertec, que estudia la construcción de centrales solares en el Sahara a fin de proveer de electricidad a las dos orillas del Mediterráneo, Alemania incluida. En esa tecnología, espejos parabólicos reflejan la luz del sol hacia torres gigantes llenas de un líquido calorífero que, al aumentar de temperatura, hace girar unas turbinas de vapor y produce electricidad. La Fundación Desertec calculó que sería necesario cubrir 0,3% de los desiertos de Africa del Norte para producir energía para toda Europa. En seis horas, las regiones desérticas del planeta reciben más energía que la que consume toda la humanidad en un año, afirma esa organización. Pero la aventura más apasionante en este sentido fue lanzada por el suizo Bertrand Picard, que sueña con un avión solar desde que dio la vuelta al mundo sin escalas en aerostato en 1999. El 6 de noviembre, el Solar Impulse , un avión que funciona con energía solar, cuya envergadura equivale a la de un Airbus A340 (63,40 metros), pero cuyo peso no es mayor al de un automóvil (1600 kilos), hizo sus primeros carreteos en el aeropuerto de Dübendorf, cerca de Zurich. La superficie de las alas de ese aparato del futuro está recubierta de miles de células fotovoltaicas, que deben alimentar con energía renovable cuatro motores eléctricos dotados de baterías de litio. En el mar, todo sirve: las olas, las mareas, las corrientes e, incluso, las diferencias de temperatura entre la superficie y el fondo. En el espacio, los más audaces planifican centrales solares en órbita y los más lúdicos, ¡barriletes eólicos! En California, la sociedad Makani imaginó que estos barriletes podrían dar electricidad a cinco casas. También se habla de la "geo-energía" que procura refrescar el planeta. Intenta descubrir cómo "manipular" la atmósfera o los océanos para luchar contra un exceso de CO2, en caso de evolución descontrolada del clima. Se estudian dos sistemas. Uno es aumentar el reflejo de los rayos del sol hacia el espacio mediante espejos puestos en órbita. La segunda idea es sustraer el CO2 de la atmósfera, por ejemplo, dispersando en el océano partículas de hierro. En la Universidad de Berkeley (California), los investigadores aseguran que los techos pintados de blanco son capaces de reducir entre 10% y 20% el consumo de aire acondicionado de los edificios, pues el blanco permite reflejar mejor el calor del sol. La idea acaba de ser retomada por el director de la Asociación de Glaciares del Perú, Eduardo Gold, quien propone pintar la cordillera de los Andes de blanco, a fin de detener la licuación de los glaciares. La cumbre de Copenhague / Cifras desalentadoras El clima dejaría cuantiosas pérdidas en América latina "La Nación" Según la Cepal, podrían ascender a 250.000 millones de dólares Laura García Oviedo Para LA NACION COPENHAGUE.- Si no se aplican medidas urgentes, las consecuencias del cambio climático en la actividad económica, las poblaciones y los ecosistemas serán "sin duda inmensas" en la región, según indicó la Comisión Económica de América latina y el Caribe (Cepal) en un informe presentado ayer en la cumbre que se realiza en esta ciudad. Hacia el año 2100, el costo del cambio climático podría equivaler el 137% del PBI que tiene en la actualidad la región. En caso de que no se tomen medidas para mitigar los efectos de este fenómeno, el costo de los desastres climáticos podría pasar de "un promedio anual para el período 2000-2008 de casi 8600 millones de dólares a un máximo posible de 250.000 millones". En caso de que exista un aumento de temperatura desde 1,5 a 2 grados centígrados en el período 2030-2050, países como la Argentina, Chile y Uruguay podrían tener efectos positivos en la agricultura a corto plazo, aunque esto conllevaría una serie de problemas, como propagación de pestes y enfermedades y la restricción del acceso al agua. Según el informe, los efectos en la producción del sector agrícola se tornarán negativos en caso de que el aumento de la temperatura supere los 2 grados centígrados. Uno de los problemas es la degradación de la tierra en toda la región, que "afectará de modo progresivo las condiciones de producción en la agricultura". Ayer, los panelistas que presentaron el informe remarcaron la importancia de que existan políticas para contrarrestar el impacto del cambio climático a nivel "local y global". Entre ellos estaba el secretario de Ambiente argentino, Homero Bibiloni, el ministro de Ambiente de Costa Rica, Jorge Rodríguez, y representantes de la Comisión Europea. En una breve presentación, Bibiloni mostró imágenes de inundaciones y llamó a ponerle "nombres y apellidos" a las personas que sufren los impactos del aumento de la frecuencia y la intensidad de ese tipo de fenómenos. También destacó que la postura argentina, al igual que los demás países en desarrollo, sostiene que los países industrializados tienen una "deuda ambiental histórica que deben pagar" principalmente con financiación para implementar diversas medidas contra el cambio climático. Por su parte, Rodríguez destacó que los países de América Central firmaron hace un mes en Guatemala una declaración conjunta, en la que expusieron su postura con respecto a las negociaciones que se llevarían a cabo en la cumbre de Copenhague. "Los costos estimados del cambio climático son muy altos, y esto impactará en nuestros niños", dijo Rodríguez. Agregó que la pérdida de biodiversidad y el riesgo de deforestación son amenazas que deben ser consideradas. Por su parte, Paz Valiente, funcionaria del Ministerio de Ambiente de España, dijo a LA NACION que hay varias líneas de colaboración internacional para estudiar las consecuencias del cambio climático en la región. Entre ellas, se investiga el impacto del aumento del nivel del mar en las costas. "Se modificará la línea de costas, la distribución de las playas, algo que provocaría desplazamientos de las poblaciones y un impacto negativo en las actividades pesqueras, turísticas, entre otras. Es un tema muy serio y hay que prever medidas", dijo Valiente. Consecuencias para la salud El informe de la Cepal advierte que los impactos del cambio climático en la salud estarán relacionados con olas de calor, malaria, dengue, cólera, enfermedades respiratorias y otras condiciones vinculadas con las precipitaciones, la disponibilidad del agua y la calidad del aire. También crecería la cantidad de casos de cáncer de piel, por pérdida del ozono y el aumento de rayos ultravioletas. En el informe también se realiza un llamado a preservar la biodiversidad y los recursos naturales para las generaciones futuras. Y se reflexiona sobre la necesidad de "revisar los estilos de vida y promover un cambio cultural, promover la innovación tecnológica para un desarrollo sostenible y transitar hacia economías con baja intensidad de emisiones de carbono". Taiana: la cumbre está "muy trabada" El canciller argentino, Jorge Taiana, dijo ayer desde Copenhague que la negociación en la cumbre ambiental de Dinamarca "está muy trabada" y que las posiciones en pugna "siguen siendo rígidas". Respecto de la postura de la UE, añadió: "Estamos todavía muy lejos de llegar a un acuerdo". LOS PRESIDENTES HUGO CHAVEZ Y EVO MORALES, EN LA CUMBRE DEL CLIMA EN COPENHAGUE “El responsable es el capitalismo” "Página 12" Ambos llamaron a un acuerdo que comprometa a los países industrializados. La cumbre termina mañana, pero hasta ayer no se vislumbraba consenso alguno. Japón ofreció 19.500 millones de dólares en ayuda a los países emergentes. Por Cledis Candelaresi Evo Morales y Hugo Chávez, un encuentro latino en Copenhague con similar discurso. Desde Copenhague Evo Morales, en conferencia de prensa, y Hugo Chávez, en el plenario de discursos públicos, pusieron ayer color latino a esta Cumbre Internacional por el Cambio Climático responsabilizando al capitalismo como sistema promotor de la contaminación. El presidente de Venezuela se ganó el gustoso aplauso de los representantes chinos cuando reclamó no tratar de un modo igualitario a los Estados Unidos y a China que, según subrayó, tiene el quíntuple de población pero demanda mucho menos petróleo. El frío y la nieve de Copenhague y sus alrededores contrastaban con la vehemencia de los manifestantes ambientalistas que presionaron por entrar al Bella Center hasta la detención policial. Pero se diferenciaba más aún de la temperatura que alcanzaron las negociaciones en el interior del centro de convenciones, progresivamente acorazado por vallas y detectores de metales, donde los negociadores se esmeraban por dar vida, siquiera, a un borrador que impida transformar al multitudinario cónclave de Dinamarca en emblema de un fracaso. Hay mucho esfuerzo puesto en juego, incluidos los más de 70 millones de dólares que desembolsaron los anfitriones daneses para el evento que culmina mañana, aún no se sabe con precisión cómo. Pero definir un documento que consagre una nueva forma de producir y consumir en el mundo está resultando mucho más complejo de lo que se previó hasta ahora. Tanto Chávez como Morales llamaron a abolir el sistema capitalista para salvar al planeta de los efectos del cambio climático. “El cambio climático no es un problema de tecnología o de financiación –afirmó Morales–, es un problema de modelo de vida, es la causa del sistema capitalista, y si no entendemos esto seguramente nunca vamos a resolver estos problemas.” “Si el clima fuera un banco capitalista de los más grandes, ya lo habrían salvado los países ricos”, ironizó Chávez. No hay dudas de que no alumbrará en Dinamarca un acuerdo en los términos que se previó en Bali hace dos años: que incluya a todos los países, que sea de cumplimiento obligatorio, que imponga a las naciones ricas la obligación de recortar drásticamente sus emisiones de carbono y, al mismo tiempo, de ayudar al resto del planeta a compensar el daño que produjo a la atmósfera su economía híper industrializada. Pero la presencia del centenar de mandatarios de gran talla tampoco se justificaría si de aquí no surgiera algo. A eso apuntan los negociadores con los mismos recursos que pueden replicarse en el cierre de un negocio millonario y complejo o en una disputa legislativa doméstica. En Copenhague hay trasnochadas, chicanas y recelos. El grupo que trabaja sobre la base de un nuevo acuerdo (y no sobre la prórroga de Kioto) continuó hasta la mañana del miércoles sin demasiado rédito. Allí se instaló la idea de que los países industrializados podrían imponer un documento diferente al que sirvió de base a esas discusiones de madrugada, para forzar una firma apresurada. “No aceptamos ningún otro texto que no venga del Protocolo de Kioto y de la Convención. No se puede sacar un documento de la nada”, sentenció Chávez, ganándose el aplauso general de la concurrencia. La ministra de Ambiente de Dinamarca, Connie Hardegaar, abandonó provisoriamente la presidencia del evento dejándola en manos del primer ministro de su país, Lars Rasmussen. Lo hizo argumentando que la llegada de numerosos jefes de Estado ameritaba ese traspaso. Sin embargo, en el colectivo negociador se lo interpretó como un esfuerzo por distender, ya que la funcionaria estaba sospechada de realizar maniobras muy burdas para favorecer el interés de los grandes. Entre ellos está Estados Unidos, especialmente interesado en un acuerdo que incluya en la misma bolsa a todos, obligando también a los países en desarrollo a asumir compromisos de limpiar sus economías. El tiro va directo a China, con la que comparte el podio de las dos naciones más nocivas del planeta: cada una es responsable de poco más del 20 por ciento de los gases que horadan la capa de ozono y elevan la temperatura del planeta. A esa exigencia de Washington apuntó Chávez cuando relativizó la responsabilidad de los asiáticos. Los europeos picaron en punta con su propuesta de reducir su nivel de contaminación un 20 por ciento para el 2020 en relación a 1990, tope que están dispuestos a elevar si el resto de los ricos hace una apuesta igualmente fuerte. Para empujar en ese sentido, días atrás el bloque propuso desembolsar 7200 millones de dólares en el próximo trienio para ayudar al resto del planeta que padece los efectos del cambio climático sin haberlo provocado. Ayer, Japón ofreció 19.500 millones de dólares. Pero uno y otro objetivo resultan insuficientes según el mandato científico. Aun así, Suecia ayer jugó fuerte asumiendo en el plenario de voces ilustres la vocería de Europa que quedó hermanada con la posición de Estados Unidos. Fue cuando reclamó un acuerdo que también impusiera metas sobre las naciones en vías de desarrollo. Un disparo que va directo a los grandes emergentes. ARGENTINOS Y BRASILEÑOS EN COPENHAGUE Una reunión en busca de consensos Por Cledis Candelaresi "Página 12" Desde Copenhague En este escenario en el que se juega un nuevo marco para la economía internacional, Argentina y Brasil parecen olvidar las disputas que emergen del comercio bilateral. Por el contrario, el canciller Jorge Taiana estuvo ayer reunido en el hotel Radisson Bleu con el negociador de ese país, Luis Figueredo Machado, y la candidata presidencial por el PT, Dilma Rouseff, consensuando criterios para actuar en este ámbito donde las disputas intestinas del Mercosur no tallan. Ambas naciones pertenecen al G-77, núcleo de subdesarrollados que en este evento supo alzar su voz para enfrentar la impertinencia de las naciones más ricas y llegó a producir una parcial parálisis en las negociaciones. Desde esa tribuna común, los dos países sudamericanos se oponen al afán de los Estados Unidos de comprometer a ese bloque menos aventajado en un recorte obligatorio de emisiones. También están hermanadas en el anhelo de evitar que un acuerdo internacional sea la puerta para que esa nación interfiera en los modos de producir de otros países, imponiendo barreras comerciales que tomen como excusa que sus industrias no son lo suficientemente “limpias”. Pero cada uno da esa batalla desde un lugar y con un peso relativo bien diferentes. Brasil integra junto con China, Sudáfrica, India y México el sub bloque de los emergentes grandes, que por la envergadura de sus economías adquieren un status diferente: no pueden dejar de proponer algún esfuerzo para contaminar menos y hay dudas de que una ayuda económica para adaptar sus economías a los cambios que impone el clima llegue a sus arcas. A sabiendas de aquello, Brasil ya propuso un recorte voluntario en su aporte contaminador de entre el 36 y 38 por ciento, básicamente limitando la deforestación. La nación gobernada por Inácio Lula da Silva bien sabe que el destino del Amazonas, uno de los grandes pulmones del planeta, difícilmente pueda quedar librado al exclusivo designio de sus políticas internas. También por eso su compromiso y apuesta fuerte en esta cumbre. Algo similar a lo que ocurre con China, que también formuló alguna propuesta para limitar sus emisiones de carbono. Igual los indios. Argentina no se puede ubicar en esa troupe de grandes, pero tampoco está en los extremos de los estados insulares a punto de desaparecer bajo el océano, ni siquiera en el lugar de otros del continente, como Bolivia o Ecuador. Aunque, varios pasos atrás, sigue a México, a Brasil y a Venezuela en el ranking contaminador de Latinoamérica y su economía es, en términos relativos, lo suficientemente robusta como para que no califique de primera mano como receptora de la ayuda económica a recibir por los subdesarrollados, según se está discutiendo ahora. Otra marcha con represión y detenidos Más de 160 personas fueron detenidas en Copenhague durante una manifestación que se realizó ante el centro de convenciones en que se celebra la Cumbre del Clima de la ONU. Los manifestantes fueron reprimidos por la policía con bastones y gases lacrimógenos cuando cientos de personas intentaron romper los cordones de seguridad. Los enfrentamientos provocaron varios heridos. El pasado sábado, la policía detuvo a unas 1500 personas, la mayor parte de ellas de forma preventiva y sin motivos concretos. El martes, otra manifestación congregó unas tres mil personas. Cumbre en Dinamarca por el calentamiento global Taiana aseguró que las negociaciones en la cumbre ambiental "están muy trabadas" "La Prensa" El canciller argentino explicó que hay divergencias entre el bloque de la Unión Europea y los países del G-77, que Argentina integra. El canciller Jorge Taiana aseguró que la negociación entre los países en la cumbre ambiental de Dinamarca "está muy trabada" a raíz de que "las posiciones siguen siendo rígidas". El funcionario participa en representación del Gobierno de la Argentina en la cumbre ambiental de Copenhague, Dinamarca. "Tuvimos una reunión hoy, dónde salió un papel que todavía tiene muchos problemas, muchos corchetes, lo que demuestra que la situación está muy trabada, porque las posiciones siguen siendo muy rígidas", señaló Taiana en un comunicado. Precisó que "en este contexto comenzaron los discursos plenarios" y que si se "mira en el plenario la posición de Sudán, que es la posición de todo el G-77, que Argentina integra y obviamente apoyamos, se verá que es una posición positiva". Aclaró, en cambio, que "si uno escucha la posición o el discurso que dio Suecia, en representación de la Unión Europea, estamos todavía muy lejos de llegar a un acuerdo".