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29-Octubre-2012
El juego de las 'mamuschkas' en la integración latinoamericana.
Alejandro Rebossio
23 de octubre de 2012
http://elpais.com
La integración latinoamericana parece un juego de mamuschkas. Como las
muñecas rusas que se insertan una adentro de otra, los proyectos de asociación
de países se superponen por estas latitudes. Otros se yuxtaponen. Unas son
iniciativas más económicas. Otras, más políticas. Algunas eran más comerciales,
pero han ido incorporando otros aspectos. Este entramado lleno de obstáculos,
desafíos y sueños fue descripto el pasado día 11 en una conferencia del ECON
2012, el congreso anual de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad
de Buenos Aires (UBA). La disertación fue organizada por el Plan Fénix (el grupo
de economistas heterodoxos de la UBA) y la Fundación Friedrich Ebert, de la
socialdemocracia alemana.
Veamos cuáles son las proyectos que atraviesan Latinoamérica:
-CELAC: la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños nació en 2011 y
aglutina a todos los 33 países de la región. De América solo faltan EE UU y
Canadá. Se trata de un proyecto más bien político y de hecho es heredero del
Grupo de Río, aquel que en los 80 promovió la democratización y la pacificación
de Latinoamérica. En las cumbres de la CELAC muchos presidentes expresaron
su deseo de que la región acabe con las tutelas de EE UU y Europa. “En América
Latina tenemos que hablar más de América Latina del Norte y América Latina del
Sur”, observó en la UBA Cristián Fuentes, director del Programa Internacional de
la progresista Fundación Chile 21. “México ya es parte de la economía de EE UU.
En América del Sur hay un actor global, Brasil, que tiene dificultades para asumir
el papel de liderazgo en el proceso de integración regional. Y ha aparecido la
Alianza del Pacífico, con una visión de más libre comercio. Hay divisiones, pero
hay espacios comunes que deben fortalecerse, como la UNASUR y la CELAC.
Hay que estrechar lazos con América Latina del Norte, que parece que se nos
aleja”, añadió el experto chileno.
-UNASUR: la Unión de Naciones Suramericanas se creó en 2008. Abarca los 12
países de Sudamérica, incluidos los diez de origen latino, Surinam y Guyana.
Desde un comienzo fue interpretado por algunos analistas políticos como un
proyecto de Brasil para diferenciarse de México. Ha tenido un carácter más bien
político, con intervenciones para investigar una masacre en Bolivia o para
rechazar la rebelión policial en Ecuador o la polémica destitución de Fernando
Lugo como presidente de Paraguay. En 2011 celebró varias reuniones de
ministros de Economía para coordinar políticas contra la crisis financiera
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internacional, pero pocas iniciativas han prosperado aún. El Banco del Sur,
entidad de fomento sudamericana, solo está integrada por siete de los 12 países,
y a su vez por ahora solo cinco (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay y
Argentina) han ratificado su puesta en vigencia prevista en 2013. Falta la
ratificación parlamentaria de Brasil y Paraguay, al tiempo que Colombia, Perú,
Chile, Surinam y Guyana se han mantenido al margen. Otro de los planes de la
UNASUR consistía en la ampliación del Fondo de Reservas Latinoamericano
(FLAR, integrado por Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Uruguay y
Venezuela). En la conferencia de la UBA, Germán Alarco Tosoni, profesor de la
peruana Universidad del Pacífico, destacó que la integración resulta necesaria
para justamente atenuar los problemas de balanza de pagos mediante
mecanismos de compensación, como lo es el FLAR. Alarco Tosoni también se
refirió a las ventajas de dejar de usar monedas “hegemónicas” en el comercio
regional, otro sueño de la UNASUR. Pero más allá de lo económico, esta unión es
sobre todo política. Y uno de sus antecedentes, el Consejo Sudamericano de
Defensa sirvió en su momento como escenario para rechazar la instalación de
bases militares norteamericanas en Colombia, según recordó José Briceño Ruiz,
profesor de la venezolana Universidad de los Andes. “Se revisó así la idea de
seguridad como prioridad, que había impuesto EE UU en el mundo en 2001”, se
refirió Briceño a los atentados contra las Torres Gemelas.
-Alianza del Pacífico: nació en junio pasado y es un bloque netamente comercial.
Está integrado por México, Colombia, Perú y Chile, y aparece como contrapeso al
Mercosur, que en julio incorporó a un quinto miembro, Venezuela (ya estaban
Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, suspendido tras la destitución de Lugo en
junio). No solo busca consolidar el libre comercio entre sus miembros sino que
pone en la mira sus relaciones con Asia Pacífico. Costa Rica y Panamá han
pedido sumarse. Hay un miembro de Mercosur, Uruguay, que participa como
observador, mientras que el Paraguay presidido por Federico Franco también ha
pedido integrarse en esa calidad. La Alianza del Pacífico está inscripta en el
concepto de regionalismo abierto: es decir, el establecimiento de un bloque con
los vecinos pero con vocación de apertura al resto del mundo. “El regionalismo
abierto de mi país es uno de los pilares de nuestra inserción comercial”, comentó
Fuentes. “Al libre comercio hay que rápidamente adosarle la asociación. Y en el
caso de América del Sur, una integración más sólida”, añadió el experto chileno. El
regionalismo abierto era el modelo imperante en toda la región en los 90, pero el
consenso se derrumbó a partir del surgimiento de gobiernos de izquierdas en los
2000, según Briceño. En 2004, el desmoronamiento se reflejó al fracasar el
proyecto de EE UU para constituir un Área de Libre Comercio de las Américas
(ALCA), con todo el continenente menos Cuba. Venezuela y Mercosur
encabezaron la oposición al ALCA. Entonces EE UU optó por seguir tejiendo un
área sin aranceles al intercambio desde Canadá hasta Chile, pasando por México
(con el que lo une el Tratado de Libre Comercio de América del Norte),
Centroamérica, República Dominicana, Colombia y Perú. En cuanto a los cuatro
miembros de la Alianza del Pacífico, Briceño se preguntó: “¿Cómo construir una
alianza de países que casi no comercian entre sí? Además, ¿existe una región del
Pacífico latinoamericano?”.
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-ALBA: la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América se fundó en
2004 y agrupa a Venezuela, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Antigua y
Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas. Briceño observa que “a veces
de las ocurrencias” del presidente venezolano, Hugo Chávez, terminan surgiendo
“políticas públicas”. Es así que el ALBA brotó como idea en 2001 a partir de un
diálogo de Chávez con su entonces par cubano, Fidel Castro, en la víspera de una
cumbre del Caribe: “Y entonces hablando con Fidel, yo le comentaba: 'Mira yo
mañana tengo esta idea de hacer una propuesta, decimos no al ALCA, pero tengo
algunas ideas para proponer, bueno, una integración alternativa'. Entonces Fidel
aportó algunas ideas también, discutimos ahí casi hasta el amanecer y de repente
él me dice: ‘Mira, Chávez, y ¿cómo vas a llamar esa propuesta? ¿Qué nombre le
vas a dar? Porque hay que darle nombre a las cosas, ¿no? Como cuando nace un
niño'. Entonces estaba amaneciendo, estaba saliendo el sol allá en (isla)
Margarita, y se me ocurrió de repente. Dije: ‘Mira el alba, la aurora’, y me cuadró
rapidito Alternativa Bolivariana para las Américas..., ahí está el nombre, ése es el
nombre: ALBA; y así lo propusimos al día siguiente”. Briceño lo define como un
bloque “antisistema”, que “pretende una ruptura profunda con los centros de poder
mundial”, se opone a la integración con países de distinto nivel de desarrollo y a
conceptos como el derecho a la propiedad intelectual o el libre comercio de
servicios. “Propone la integración solidaria, cooperativa y por concertación”,
cuenta Briceño. Un ejemplo es Petrocaribe (Antigua y Barbuda, Cuba, Belice,
Guatemala, Bahamas, Jamaica, Honduras, Guyana, Granada, Haití, Surinam,
Dominica, Nicaragua, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas y
Venezuela), la alianza por la que el Gobierno de Chávez vende petróleo al resto
de los países miembro en condiciones especiales de financiación. “Ahora en el
ALBA se discute sobre el trueque entre los países o las transacciones a través de
una nueva unidad de cuenta, el sucre. Mi pregunta es si puede haber integración
sin comercio”, plantea el profesor de la Universidad de los Andes.
-Mercosur: sus mentores en los 80 lo pensaron como una integración que fuera
más allá de lo comercial. Eran los presidentes de Argentina, Raúl Alfonsín, y de
Brasil, José Sarney. Pero nació en 1991 como zona de libre comercio, cuando
gobernaban el argentino Carlos Menem y el brasileño Fernando Collor de Melo, y
en 1994 se convirtió en unión aduanera. Desde 2003, con Néstor Kirchner de un
lado y Luiz Inácio Lula da Silva del otro “se trató de reorientar el modelo de
integración, más social y productivo”, según Briceño. Es cierto que cuesta avanzar
hacia esa dirección, pero está claro que ya Mercosur no es libre comercio. Brasil
ha cedido para que Argentina pudiese recuperar su industria. En la conferencia de
la UBA, el senador uruguayo Alberto Couriel, del Frente Amplio, destacó el
elevado comercio de manufacturas dentro de Mercosur, pero también mencionó
los problemas del bloque: “No hay conciencia de las ventajas de la integración.
Los medios de comunicación (uruguayos) están en contra de la integración, a
favor de un tratado de libre comercio con EE UU. Brasil no es sencillo: a veces se
dice que no quiere liderar. Pero le va a cobrar a Uruguay la energía como si fuera
un estado brasileño más. En cambio, tenemos muchas diferencias con Argentina.
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Las restricciones de la Argentina son una traba para todo el proceso de
integración”.
-CAN: la Comunidad Andina de Naciones nació en 1969 y, según Briceño, “ha
perdido toda relevancia”. Chile se marchó en 1976 y Venezuela, en 2006. Han
quedado Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, pero la unión aduanera se rompió de
hecho cuando en los últimos años Bogotá y Lima negociaron acuerdos de libre
comercio con EE UU y la UE. Ecuador analiza dejar la CAN para sumarse a
Mercosur.
-SICA: el Sistema de la Integración Centroamericana se fundó en 1993 e integra a
Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá. Aún
sigue vigente.
La integración tiene sus ventajas. Alarco Tosoni mencionó varias, incluidas las de
mercados más amplios y competitivos. Entre otras se refirió a la posibilidad de
desarrollar actividades que difícilmente los países encaren de forma aislada, como
la satelital, la nuclear o la aeronáutica. Otra es el aumento del poder de
negociación frente a terceros países, como China, EE UU o la UE. El profesor
peruano opinó que la crisis internacional, o mejor dicho, de los países
desarrollados, constituye una oportunidad para la integración regional. Y también
aprovechó para mencionar que no alcanzan las políticas fiscales y monetarias
para contrarrestar el ciclo económico contractivo sino que también deben
desarrollarse la coordinación internacional, la redistribución del ingreso y la
canalización de los recursos del sistema financiero otra vez hacia la esfera
productiva, en lugar de ir a parar a la especulación.
La integración se da en un contexto de tres potencias que gravitan sobre
Latinoamérica. Así lo expuso Couriel: “Europa ha perdido poder. EE UU mantiene
el poder militar, comunicacional, de sus universidades. Emerge China como
segunda economía mundial. Dejo como preocupación el temor de tener una
relación centro-periferia con China, de intercambio de productos primarios por
manufacturas de alto contenido tecnológico. Pero con EE UU y la UE no hay libre
comercio posible porque ellos siguen con sus subsidios agrícolas, sus cuotas y
picos arancelarios a alimentos”. Mercosur, Bolivia, Ecuador y Cuba se han
diferenciado del resto de la región en el hecho de que no han sellado tratado de
apertura comercial con EE UU y la UE. En cambio, con China solo han firmado
Chile, Perú y Costa Rica.
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