“Entre los celtas, la joven doncella se considera la flor, la madre se considera el fruto, y la mujer mayor la semilla.... que continúa adelante y vuleve a sembrar en la comunidad su verdad y su sabiduría.”1 El poder y la belleza de la sabiduría: el climaterio Lilyán de la Vega Es una época espléndida, llena de retos y nuevas oportunidades, en donde la creatividad, el espíritu emprendedor y la sabiduría emergen con fuerza para abrir ante nuestros ojos caminos inexplorados, posibilidades muchas veces imaginadas, una nueva vida al alcance de la mano. Pocas veces escuchamos esta descripción cuando alguien habla del climaterio o la menopausia. Por el contrario, hay un halo fatalista en torno a esa palabra. Genera miedo, lástima y hasta vergüenza; como si fuera una enfermedad indeseable. Hemos perdido de vista que es parte de un proceso natural de nuestra vida, el climaterio, que en México se presenta en las mujeres de entre 45 y 55 años.2 La menopausia es la última menstruación de nuestra vida, un momento que marca la transición de nuestra etapa reproductiva hacia una etapa productiva en el sentido creativo, intelectual y material. Es un umbral hacia la madurez y la sabiduría, producto de la experiencia; hacia una sensación de estar mejor paradas en nosotras mismas y expresar y defender nuestras opiniones y necesidades, alentadas por una mayor proporción de hormonas masculinas en nuestra sangre. Apunta Helen Fisher en su libro El primer sexo, que en culturas distintas a la occidental estudiadas por los antropólogos en todos los continentes, las mujeres posmenopáusicas suelen adquirir un poder económico, social, político y/o espiritual del que no habían gozado en su juventud. En nuestra sociedad la percepción es diferente. Cuando preguntas a una mujer qué le viene a la mente con la palabra “menopausia”, las ideas que suelen aparecer son: miedo, vejez, irritabilidad, locura, histeria e incomodidad. Lo cierto es que durante los seis a trece años que comprende el climaterio (los años que rodean a la menopausia) la función ovárica cambia gradualmente, lo que puede provocar síntomas desagradables como los bochornos, la depresión, los cambios de humor y la resequedad vaginal.3 Pero esto no tiene por qué ser una desgracia; se trata de un proceso de transición finito. “Por lo general, el organismo se ajusta a los cambios hormonales al cabo de un año más o menos, y los sofocos desaparecen por completo. En casos muy raros duran 1 Northrup, Christiane. Cuerpo de mujer sabiduría de mujer. Ediciones Urano, S.A. 1999: Barcelona. P. 567. 2 Bravo, Luz Ma. Médico Ginecobstetra, en entrevista para Plenilunia. 19 de octubre 2007. 3 Ibid. Northrup. P. 565. entre cinco y diez años más después de interrumpirse el período.”4 Por otro lado, debido a factores tanto biológicos como psicológicos, el climaterio trae a nuestras vidas atributos positivos antes ausentes. Se sabe que las hembras humanas son las únicas que presentan la menopausia y “pierden la capacidad de reproducirse durante más o menos un tercio de sus vidas adultas, mientras que casi todas las demás especies con reproducción sexual que pueblan este planeta intentan seguir reproduciéndose casi hasta su muerte”. Los antropólogos piensan que esto tiene una función social, la de “crear abuelas”.5 Sí, la teoría de la abuela se refiere tanto a la posibilidad de que las mujeres maduras tengan todavía la energía y el tiempo para jugar con sus nietos (gracias a lo cual muchos adultos pueden seguir siendo productivos aún cuando tienen hijos pequeños), como a la menos obvia labor que las abuelas realizan en sus comunidades como guías de los más jóvenes, activistas sociales, transmisoras de valores y tradiciones, etc. Con lo anterior se pone en evidencia que llegar al climaterio no es sinónimo de vejez. Las mujeres tienen, en promedio, 20 años posteriores a la menopausia antes de llegar a la tercera edad. Tiempo suficiente para llevar a cabo nuevos proyectos de vida con renovada valentía, y recoger los frutos sembrados a lo largo de la juventud. Además, coincide la Dra. Luz Ma. Bravo, “en la medida en que estos años sean aprovechados de manera productiva y una actitud positiva, su tolerancia a la sintomatología es mayor.”6 Y aquí hay materia para reflexionar. Típicamente, cuando se habla de la menopausia se menciona que, si bien puede ser una época particularmente difícil porque se junta con otros procesos de transición como la crisis masculina de los cincuentas o el nido vacío, también se subraya que es un período durante el cual las mujeres tienen menos responsabilidades que en tiempos anteriores, debido a que ya no tienen niños que críar. Esto les facilita la posibilidad de retomar sus intereses personales y convertir el proceso en una oportunidad de renovación. Pero, y ¿qué hay de las mujeres contemporáneas que fuimos madres después de los treinta y cinco? ¿Cómo viviremos la menopausia con hijos todavía preadolescentes? Si consideramos la visión holística de autores como el Dr. Deepak Chopra yla Dra. Christiane Northrup, quienes aseguran que los síntomas físicos son llamadas de atención de nuestros cuerpos para atender pendientes a resolver en nuestras vidas7, sería deseable atender esos focos rojos y prepararnos emocionalmente (cerrando ciclos inconclusos, resolviendo o terminando relaciones destructivas y trabajando en viejos resentimientos), así como físicamente (con ejercicio y una nutrición adecuada), para generar una mayor tolerancia a los síntomas y vivir el climaterio de la mejor manera. Muchas de nosotras hemos tomado la 4 Trickey, Ruth y Cooke Kaz. Mujeres: soluciones naturales y médicas a los problemas femeninos. Ediciones B, S.A. Barcelona: 2004. P. 249. 5 Fisher, Helen. El primer sexo. Grupo Santillana de Ediciones, S.A. Madrid: 2000. P. 248 6 Ibid. Bravo. 7 Northrup, Christiane. La Sabiduría de la Menopausia. Ediciones Urano, S.A. 2002: Barcelona. P. 58. decisión de retrasar la maternidad en nuestras vidas, pero ello no retrasa los procesos naturales de nuestros cuerpos. Seremos mujeres sabias, fuertes, poderosas y posmenopaúsicas, y seguiremos educando, acompañando y criando a nuestros hijos unos diez años más. ¡Todo un reto! Por lo menos nos dará la oportunidad de cambiar la percepción de nuestras hijas e hijos sobre el climaterio desde muy pequeños. Y esto sólo lo podemos hacer con el ejemplo: teniendo una buena actitud que nos permita vivir la experiencia de manera positiva y creativa para aprovechar todas las posibilidades que nos ofrece. Basta de seguir utilizando la palabra menopausia con tan poco respeto y tanto miedo. No tiene por qué tener una connotación negativa, siendo un período de transición hacia una etapa nueva de la vida con tantos horizontes posibles; uno de sabiduría y ecuanimidad; uno de mayor valentía y seguridad en nosotras mismas. Entonces más que nunca, podremos mostrarnos incluso a nosotras mismas quiénes somos en realidad, podremos permitir que el potencial que hemos vislumbrado toda la vida florezca, se consolide, y seamos la mujer completa a la que hemos aspirado durante tanto tiempo. ¡Bienvenida la mujer sabia! Bienvenido el cambio, muestra inequívoca de que seguimos vivas, sintiendo, vibrando como siempre, pero más hermosas, más íntegras, mejores. DIC-ENE 08 Publicado en PLENILUNIA www.plenilunia.com