El ascenso del femenino imperial

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El ascenso del femenino imperial
Mumia Abu Jamal :: 08/08/2016
El maniático Donald Trump (¡del Partido Republicano!) llama a Hillary Clinton “belicista”. Y lo
que es peor ¡él tiene razón!
Si se cumplen las expectativas del Partido
Demócrata para la presidencia °45 de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton muy pronto será
presidenta, la primera de su género en ocupar el cargo en la historia del país. Aunque esto en sí es
notable, cabe señalar que la mayoría de la población del país es femenina, una muestra de la falta de
democracia en el sistema político de Estados Unidos. Abigail Adams, la brillante esposa del segundo
presidente de Estados Unidos, le imploró a John Adams que "se acordara de las damas." Como la
mayoría de los esposos, él no le hizo caso, y casi dos siglos pasaron antes de que las mujeres
pudieran votar. Sin embargo, el mundo ha tenido un buen número de líderes femeninas. Al intentar
superar a sus homólogos masculinos, muchas de ellas, desde Cleopatra en el Egipto Ptolemaico
hasta las reinas de Inglaterra, han desatado los perros de guerra. En el mundo moderno, Golda Meir
de Israel, Indira Gandhi de la India y Margaret Thatcher de Gran Bretaña han entrado en el juego
sangriento antes conocido como “el deporte de reyes”. Meir hizo guerra contra los árabes, Thatcher
envió tropas contra Argentina por las Islas Malvinas, y Gandhi ordenó la guerra interna contra los
Sikh, así provocando la destrucción del sagrado Templo Dorado de Amritsar. Una mujer que detenta
el poder debe asumir una postura híper-masculina, muscular y marcial. Ella hace esto para
demostrar que, a final de cuentas, es “uno de los muchachos”. Y no cabe la menor duda que Hillary
Rodham Clinton es “uno de los muchachos”. Cuando era senadora, ella votó a favor de la Guerra
contra Irak, considerada por la mayoría de los respetados analistas de la política internacional como
la peor estupidez de la nación. Como Secretaria de Estado, Clinton impuso su voluntad para
desestabilizar Libia al enviar armas a los islamistas que se opusieron a Muamar el Gadafi. Con
respecto a su asesinato, ella tiene la fama de alardear en una entrevista televisada: "Llegamos.
Vimos. ¡Y él murió!" Libia ahora es un osario que arde. Los líderes neoliberales, como ella, son tan
marciales, tan militar-céntricos, que su oponente principal, el maniático Donald Trump (¡del Partido
Republicano!) llama a Clinton “belicista”. Y lo que es peor ¡él tiene razón! Al ascender Hillary
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Clinton al trono imperial, es su poder de decisión, y no su género, el que importa. Hubo una época
cuando las mujeres gobernaban el mundo, y tal vez lleguen a hacerlo de nuevo. Que la mujer
gobierne con sabiduría, compasión y misericordia, y no vestida de traje de pantalón largo, dispuesta
a promover el juego de la muerte para ser “uno de los muchachos”. Desde la nación encarcelada, soy
Mumia Abu-Jamal. --@'16maj 29 de julio de 2016 Audio grabado por Noelle Hanrahan:
www.prisonradio.org Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com Traducción Amig@s de
Mumia, México https://amigosdemumiamx.wordpress.com/2016/08/07/el-ascenso-del-femeninoimperial/
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