SANTA JOAQUINA VEDRUNA, Fundadora (1783

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SANTA JOAQUINA VEDRUNA, Fundadora
(1783-1854)
Nació en Barcelona. Dotada de singulares virtudes y llena de amor de Dios, dedicó
sus mejores energías al cuidado de los enfermos y a la instrucción cristiana de la
juventud. Para el mismo apostolado fundó la congregación religiosa de las
Carmelitas de la Caridad. Murió en Barcelona. La canonizó Juan XXIII en 1959.
Desde niña vivió una tierna y filial devoción a Nuestra Señora, y esta hermosa
herencia la legó a sus hijas, que han seguido fomentando la devoción a María entre
sus alumnas, la más insigne Teresita G. Quevedo, que amando mucho a la Virgen,
se hizo santa.
Apóstol de la devoción mariana.- “Pidamos a María que seamos de los que tiene
escritos en su Corazón.
Sé muy devota de la Virgen –escribe a una H. Carmelita-, no temas; es tu Madre y
Madre cariñosa, tierna y compasiva. Ámala, trátala como a tu verdadera Madre. En
tus penas acude a Ella, que te consolará.
¡Ay, hijas mías!, alegraos y regocijaos de tener a la Virgen por Madre, -dice a las
Religiosas. Servidla con mucha alegría, que bien se lo merece. Acudid a Ella en
todos vuestros apuros y siempre saldréis bien”.
A otra religiosa: “Hija, me figuro que tienes mucho trabajo, y por lo mismo debes
pedir ayuda a la virgen”.
A las profesoras de su Instituto: “Sobre todo encargo a las maestras que, antes de ir
a las clases, se arrodillen delante de esta santísima Madre y le pidan la bendición.
No os fieis de vuestro saber; confiad, sí, en la protección, que nunca os faltará, de
nuestra dulcísima Madre”.
Y a las superioras de las casas les recomienda que cada noche, al retirarse a
descansar, entregaran las llaves de la casa a la Virgen Santísima, “para que
Ella cuidase de todos los que allí vivían”.
A su hijo en la cárcel: “Recurre a la purísima Virgen María, nuestra Madre, que es
la tesorera de las divinas gracias del Señor.
Ten confianza en el buen Jesús y en la Virgen”.
Exhorta con frecuencia a sus hijas, las Carmelitas: “Haces todas las cosas con
recta intención, para agradar al buen Jesús y a su santísima Madre.
Cuando os venga alguna tentación, decid: Dios mío, sostenedme; Virgen María,
amparadme.
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Yo os quiero a todas inflamadas en aquel amor que es más fuerte que la muerte.
Pedídselo incesantemente a la santísima Virgen, que, si lo pedís con fe y confianza,
yo os aseguro que lo obtendréis; porque esto es lo que Ella desea de todas nosotras.
En la castidad habéis de imitar a la Virgen de las vírgenes, y para ello poneos bajo
su protección.
Y en la obediencia también a la Virgen santísima, que tan obediente fue siempre al
bienaventurado san José, su virginal esposo”.
Las Hermanas de este Instituto “serán especialmente devotas de la santísima
Virgen. Inspiren a todas –las alumnas- una gran devoción a la santísima Virgen,
haciéndoles rezar una vez al día el santísimo Rosario.
Vayamos, hijas mías muy amadas, a acompañar a nuestra dulcísima Madre al pie
de la cruz”.
Oración compuesta por la Santa.- “Virgen santísima, Vos que quedasteis
constituida Madre de pecadores al pie de la cruz, dadnos vuestra santa bendición,
para que, acogidas bajo vuestro santísimo manto, sigamos vuestras pisadas y
seamos mansas y humildes de corazón”.
(Textos marianos seleccionados de “Publicaciones Vedruna”, Barcelona, 1960).
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