ESTAMOS PREPARADOS PARA UNA ERUPCIÓN DEL VOLCÁN CERRO MACHÍN? El volcán Cerro Machín, de 2.750 metros de altura sobre el nivel del mar, localizado sobre el flanco oriental de la Cordillera Central de Colombia en territorio del Municipio de Ibagué, es un volcán activo muy explosivo. La última erupción ocurrió hace más de 800 años y, en la actualidad, tiene actividad fumarólica, fuentes termales asociadas e incremento en la sismicidad. Las áreas del departamento del Tolima que pueden resultar afectadas por una erupción del volcán Cerro Machín se encuentran en la cuenca del río Coello, en donde habita un número importante de personas dedicadas a las labores agropecuarias, principalmente. En la zona de influencia del volcán se encuentra Ibagué (17 kilómetros) y cabeceras municipales como Cajamarca (7 kilómetros), Coello, Espinal, Flandes, Guamo y San Luis, así como numerosas poblaciones y caseríos como Toche, Tapias, Moralitos, Cuello y Carmen de Bulira del Municipio de Ibagué, Payandé del Municipio de San Luis, Gualanday y Potrerito del Municipio de Coello y Chicoral del Municipio de El Espinal. Este panorama muestra que la población afectada en forma directa e indirecta, en el Departamento del Tolima, puede sobrepasar el medio millón de personas, mientras que la afectación económica involucraría actividades agropecuarias, comerciales e industriales, infraestructura de servicios y vial, equipamiento comunitario y recursos hídricos, con graves repercusiones sociales y económicas municipales, departamentales y nacionales. El volcán Cerro Machín ha estado inactivo durante toda la vida de los moradores de la zona. Por lo tanto, términos como flujos piroclásticos y de lodo, caída de cenizas y otros similares, son desconocidos para ellos, para las autoridades, incluso para parte de los miembros de los organismos de socorro, situación que hace muy vulnerable a la comunidad. Las únicas manifestaciones de la actividad volcánica que se perciben son señales externas como fumarolas, fuentes termales, leves temblores y ruidos ocasionales. Las personas que viven en el interior del cráter reportan que esporádicamente algunas aves perecen cerca de oquedales del terreno por donde salen emanaciones gaseosas tóxicas. En la medida que las comunidades viven más alejadas del edificio volcánico, estas exteriorizaciones de la actividad volcánica se van haciendo menos intensas hasta que desaparecen, incluida la visión directa del edificio volcánico, por lo que la percepción del fenómeno es menor y la vulnerabilidad se incrementa. Otros factores que elevan la vulnerabilidad de la comunidad que habita en las zonas próximas al volcán, son el mal estado de las vías de acceso, la ausencia de medios de comunicación, lo llamativo del área para asentamientos humanos, debido a la fertilidad de los suelos de origen volcánico de los cuales se benefician los pobladores. Con estas consideraciones y ante una posible reactivación, como parece insinuarlo el incremento en la actividad sísmica, se hace necesario estructurar un programa de capacitación comunitaria que, sin llevar al pánico, permita a las autoridades y población, establecer la vulnerabilidad de la comunidad y su entorno y formular un plan de gestión del riesgo. Es necesario tener en cuenta que las erupciones volcánicas son, entre los fenómenos naturales los más temidos y respetados; estos procesos tienen profundos efectos sobre los bienes, la vida y la actividad de las personas que viven en las zonas expuestas. Más temprano que tarde las comunidades que viven cerca de un volcán se enfrentarán a una erupción volcánica, por lo que se debe aceptar la posibilidad de ocurrencia de una erupción y para ello se debe poner en práctica el lema de la Defensa Civil Colombiana “Es mejor estar preparados para una emergencia que no va a ocurrir, a que ocurra y no estemos preparados”. La UNDRO -UNESCO (1987) recomienda desarrollar los planes de emergencia volcánica, teniendo en cuenta cinco aspectos fundamentales: 1. Elaborar escenarios de riesgo, con base en los mapas de amenaza volcánica 2. Disponer de algún sistema de alerta o de monitoreo científico de los volcanes 3. Tener una estructura legislativa dentro de la cual sea posible planificar, organizar y llevar a efecto, tanto a nivel nacional como local, las medidas de protección, incluyendo si es necesario, la evacuación de las áreas amenazadas y asistencia para los evacuados 4. Concientizar a la comunidad expuesta al peligro volcánico que existe riesgo para la vida y los bienes, y la necesidad de su participación para reducirlo 5. Deparar un plan de emergencia para cada volcán potencialmente peligroso Los elementos básicos del plan, siguiendo los conceptos de UNDRO - UNESCO (1987), son: Identificación y cartografía de las zonas amenazadas. Censo de población y de los bienes transportables (excluyendo efectos personales) Identificación de las zonas de refugio seguras donde la población pueda ser evacuada en caso de una erupción peligrosa. Medios de transporte y control de tránsito. Alojamiento y facilidades en las zonas de refugio. Seguridad en las zonas evacuadas Identificación de las rutas de evacuación, su mantenimiento y limpieza Rescate, primeros auxilios y servicios hospitalarios Procedimientos de alerta dentro del gobierno y difusión a la comunidad Repaso y revisión del plan UNDRO-UNESCO, 1987. Manejo de emergencias volcánicas. Naciones Unidas. 83p. Nueva York. Ibagué, 9 de octubre de 2008 ALBERTO NÚÑEZ TELLO Geólogo