EL IMPACTO SOCIAL DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN Presentado en el Seminario de Epistemología de la Facultad de Formación Docente en Ciencias (Universidad Nacional de Litoral), Santa Fe, Argentina. Prof. Analía E. Massera, Profesora en Biología. Magister en Ecología Acuática Continental. FAFDOC (Universidad Nacional de Litoral), Santa Fe, Argentina. Prof. Libia Fontana, Profesora en Biología. FAFODOC (Universidad Nacional de Litoral), Santa Fe, Argentina. I. Introducción La historia de la ciencia sostiene que para que una teoría se imponga no basta con que sea coherente, racional y bien fundamentada por los hechos, sino que su aceptación es un proceso laborioso e incluso violento. Uno de los temas tal vez el más apasionante del pensamiento actual es la teoría de la evolución biológica, dado que en su momento impactó el ámbito científico, pero también en las esferas extracientíficas, tales como la vida cotidiana, la religión, la ética y la moral. La aceptación de la teoría de Darwin llegó a ser un proceso largo y sumamente complicado que produjo discusiones no sólo referidas a cuestiones biológicas, sino también a cuestiones filosóficas generales. La teoría de la evolución comenzó a gestarse a partir de la publicación realizada por el inglés Charles Darwin en 1859, "El Origen de las especies", el cual es un hito en la historia de la biología y también en el pensamiento humano puesto que, dicho libro, ha ejercido una considerable influencia en el desarrollo de toda la filosofía. II. Reseña histórica sobre la gestación y ubicación de la Teoría de Darwin Charles Darwin nació en Schewbury (Inglaterra), el 12 de febrero de 1809. Su padre, Robert Darwin era un distinguido médico, su abuelo paterno Erasmo, un biólogo filósofo. Desde su infancia manifestó inclinación por la historia natural. Estudió medicina en Edimburgo, pero prefirió las sesiones de la Sociedad Científica -en especial Zoología y Geología-. Por fracasar en medicina fue enviado a Cambridge a cursar estudios eclesiásticos en los que se graduó pero, al mismo tiempo, estudió Botánica con Henslow y Geología, con Sedwick; y así aprendió la necesidad de reunir hechos para fundamentar hipótesis. El 24 de agosto de 1831, por influencia de Henslow, se embarcó como naturalista en el Beagle alrededor del mundo, bajo el mando del capitán Fitzroy. Volvió a Inglaterra cinco años más tarde y, a pesar de poseer una cultura científica relativamente superficial, hizo observaciones acerca de la distribución de las especies y la variación de las adaptaciones de los seres vivos, la lucha por la existencia y la formación de islas volcánicas, temas que -más tarde- habrían de servirle de base para sus investigaciones. En 1939 publicó "Diario de las investigaciones de Historia Natural y Geografía de las regiones visitadas durante el viaje del Beagle alrededor del mundo" y, además, diversos trabajos de Geología (en especial, la formación de los corales y las islas volcánicas). En la primavera de 1837, Darwin creía firmemente en el origen gradual de nuevas especies por medio de la especiación geográfica y en la teoría de la evolución a partir de un origen común. Darwin había leído la obra del Malthus "Los principios de población" y esto le permitió, un año y medio después, hallar el mecanismo de la evolución y el principio de la selección natural. En 1849 volvió a publicar su obra anterior, bajo el título de "Viaje de un naturalista alrededor del mundo". Darwin comienzó a redactar en abril de 1856 lo que consideraba el libro de las especies. Dos años más tarde, en junio de 1858, cuando ya tenía elaborada su teoría, recibió la comunicación del naturalista Alfred Russel Wallace, que había llegado a conclusiones similares. Ambos trabajos se publicaron en 1858 en el "Journal of Linnaeus Society", sin llamar mayormente la atención en el mundo científico. Darwin abandonó la idea de acabar su obra sobre las especies y, en su lugar, escribió lo que él llamó un resumen y que se convirtió en su famoso libro "El origen de las especies", que fue publicado el 24 de Noviembre de 1859. Esta obra ocasionó tal impacto que la visión que tenía cualquier persona pensante sobre el mundo hasta la mitad del siglo XIX cambió totalmente. Darwin sentó las bases de enfoques completamente nuevos en filosofía, en una época en que la filosofía de la ciencia estaba dominada por una metodología basada en principios matemáticos (leyes físicas y determinismo); esto introdujo los conceptos de probabilidad, azar y singularidad en el discurso científico. Durante los siglos XVII y XVIII, el orden de la Naturaleza, que constituía algo estático y ordenado, era interpretado como un ejemplo de la obra divina y debía ser imitada por el hombre para construir su realidad social. Así, la biología era usada para justificar una teoría social. A mediados del siglo XIX, con el surgimiento de la teoría darwiniana, se intentó explicar la realidad social mediante las "leyes naturales" emergentes de la evolución biológica. El darwinismo cambió la imagen de una sociedad estática y ordenada. El enfoque teórico de la teoría de la evolución por medio de la selección natural, utilizada por Darwin para explicar la evolución biológica, fue aplicado al estudio de las sociedades humanas. Las conclusiones también sirvieron para justificar una situación social (colonialismo, explotación, racismo, desigualdad) por parte de los grupos sociales dominantes. El darwinismo fue utilizado tanto por el socialismo (Marx, Engels) como complemento histórico natural a su teoría social como por el anarquismo (Kropotkin), aunque destacando el carácter de ayuda más que de competencia. La teoría de Darwin también fue una aliada del liberalismo, que la utilizó para ensalzar la doctrina de la libre competencia, hasta el grado de una ley natural y de igual manera el progreso, principio director de este movimiento, reconfirmado con la nueva teoría. III. La Sociología del Conocimiento como una ciencia empírica La mayoría de los filósofos y sociólogos de hoy no dudan en afirmar que el conocimiento es un hecho social, pero hay problemas que le competen exclusivamente a la filosofía y otros al campo de la sociología del conocimiento y de la ciencia; por ejemplo, el impacto que provocó la teoría de la evolución en los sistemas de creencias, valores y costumbres de una sociedad. A la sociología del conocimiento le compete analizar los orígenes, funciones y tipificar los conocimientos socialmente relevantes, pero no le interesan, por ejemplo, los problemas acerca de la validez de los razonamientos. La sociología del conocimiento estrecha es aquella que reconoce como su campo de trabajo únicamente el desarrollo de análisis y deja de lado el tratamiento de conceptos epistémicos. Corresponden a estos los llamados programas débiles y los programas fuertes. Los programas débiles se caracterizan por que, una vez que se ha mostrado que ciertas creencias son falsas, admiten las explicaciones sociológicas para conocer porqué esas creencias falsas fueron vistas como verdaderas dentro de contextos históricos, sociales. Algunos representantes de esta corriente son Parsons, Merton, Durkheim, Gurvitch y Mannhein. La otra postura, la de los programas fuertes, considera que el conocimiento científico es el producto de ciertos modos de vida, construido por los seres humanos que viven en sociedades. Tiene una idea central, que es defender la necesidad de explicaciones causales para todo tipo de creencias, verdaderas o falsas, y se deja de lado el hecho de determinar el valor de la verdad de las creencias. Bloor ha defendido esta posición y dice: "El conocimiento para el sociólogo es lo que los hombres toman por conocimiento" y distingue conocimiento de creencia. El primero se refiere a lo que se endosa colectivamente y el segundo, se reserva para lo que no es públicamente aceptado. Hay dos objeciones que se le hacen a este programa: 1- Los hombres tienen una disposición natural a proceder racionalmente y únicamente ante desviaciones de la racionalidad necesitamos explicaciones causales 2- El sociólogo debe admitir que sus propias ideas y/o teorías son determinadas socialmente y, entonces, cómo puede demostrar que son válidas sus afirmaciones si rechaza la existencia de criterios universales de validez y universalidad. Bloor sostiene que las objeciones se presentan de tal modo como si todo conocimiento, por ser socialmente determinados, no pueden ser verdaderos. La sociología del conocimiento para el programa fuerte se ocupa, primordialmente, de las relaciones causales entre factores sociales y conocimiento; de este modo, considera que el contenido de las creencias es afectado por determinantes sociales, pero esto no equivale a legitimar o criticar la pretensión de verdad de las creencias en cuestión. A Marx es posible interpretarlo en un sentido fuerte, es decir, opinando que el contenido mismo del conocimiento científico puede ser tratado como una función de su contexto social o bien, en sentido débil, lo que sostendría que, por su propia naturaleza, el conocimiento científico se independiza de su contexto social, sin negar por ello que las condiciones de posibilidad de su surgimiento o incremento están dadas por factores sociales. La sociología del conocimiento, en sentido amplio, reconoce como parte de su trabajo además de los análisis y teorías- la discusión y articulación de estos con discursos epistemológicos. Uno de los puntos que más acuerdos tienen actualmente en la sociología del conocimiento es que la existencia de creencias verdaderas debe recibir explicación sociológica, igual que las creencias falsas. Para el programa débil basta con señalar el hecho de que una creencia sea verdadera para dar por explicado el hecho de que sea sostenida por una comunidad. En cambio, para el programa fuerte es irrelevante señalar si la creencia es verdadera o falsa. El valor de la verdad de la creencia queda excluido de la explicación sociológica. En el ámbito científico, la explicación de por que se aceptan o rechazan ciertas creencias como conocimientos, debe incluir una referencia a que se haya determinado o no la verdad de la creencia según procedimientos del propio ámbito. Por lo tanto, en el medio científico, una teoría podría no ser aceptada si no ha sido sometida a las pruebas prescritas en el medio. Para que la explicación tenga sentido, deben acordarse nociones de verdad, objetividad y pruebas que permitirían aceptar una teoría como verdadera. En 1961, Barber (en Barnes) realizó estudios sobre el hecho de que una serie de teorías que ahora son aceptadas como tales- inicialmente encontraron resistencia entre los científicos, como por ejemplo, la teoría de la herencia de Mendel, la teoría sobre los gérmenes de Pasteur y Lister. Su técnica consiste en buscar los prejuicios sociales, culturales y religiosos que permiten explicar los errores implicados. Barber llega a una conclusión. después de encontrar varios casos de resistencia a nuevas concepciones: "Que hay ciertas resistencias (dentro de la ciencia), que ellas tienen fuentes especificables en la cultura y la interacción social y que pueden ser, en cierta medida, inevitables no es prueba de que en la ciencia haya más resistencia que la aceptación ni que los científicos no sean de espíritu más abierto que otros hombres. Todo lo contrario: la poderosa norma de la imparcialidad, las pruebas objetivas por las que a menudo pueden ser validados conceptos y teorías, y los mecanismos sociales que aseguran la competencia entre las nuevas y las viejas ideas, todo ello constituye un sistema social en el que la objetividad es mayor que en otros ámbitos sociales y la resistencia menor ... No obstante, subsisten algunas resistencias, y son éstas las que tratamos de comprender y, de este modo, reducir." IV. Impacto de la Teoría de la Evolución y su repercusión en el ámbito científico y en el contexto social Desde la perspectiva de la sociología del conocimiento, Bayertz (1983) analiza en un ensayo la posición de Ernest Haeckel -defensor del darwinismo- y Virchow -ferviente opositor- como un caso ejemplar del intenso debate que originó la recepción de la Teoría de la Evolución, durante el siglo XIX, en Alemania. La discusión sobre la Teoría de Darwin desde un comienzo no fue reducida a cuestiones biológicas, sino que fue conducida a lo largo de cuestiones filosóficas. Haeckel sostiene que la doctrina de Darwin ocasiona un gran problema al sistema científico porque plantea un "conocimiento que alteró la visión del mundo de cada uno". Se formula una pregunta fundamental "¿Era posible explicar y describir el mundo desde adentro sin referirse a la autoridad trascendente?". Esta pregunta no era nueva, sino que se hizo más fuerte. En Alemania, durante 1850, se reclamaba haber mostrado finalmente lo absurdo de la religión y de la metafísica. La teoría de Darwin pareció darle al materialismo científico argumentos para cerrar la brecha entre el hombre y la naturaleza. En un principio, Haeckel y Virchow estaban de acuerdo en que las ciencias naturales y su modo de pensamiento deben ser aceptadas con la autoridad más alta, en todas las cuestiones, sobre la visión del mundo, aunque este acuerdo que no duró mucho tiempo. Virchow, más tarde, planteó en una conferencia de Ciencias Naturales el rol que debería cumplir la ciencia moderna en el estado moderno. Opinó que las fantasías y opiniones personales estaban haciendo peligrar la disposición favorable de la Nación. No había porqué mezclar un reclamo científico con una convicción filosófica o visión del mundo. Haeckel seguía insistiendo y enfatizando la relevancia de la Teoría de la Evolución para la formación de una visión del mundo. La pregunta fundamental era el lugar del hombre en la naturaleza. Deriva su filosofía monística de la teoría de la evolución y, en ella, planteó no sólo que el hombre desciende del reino animal, sino que tanto la naturaleza orgánica como la inorgánica tienen espíritu. Estaba convencido de que la teoría de la evolución debía influir tanto en las ciencias prácticas como teóricas y en la educación en general. Virchow discutió, fundamentalmente, el hecho de introducir el darwinismo en la currícula escolar. Haeckel borró la distinción entre una verdad científica probada y las creencias científicas, hecho que motivó la crítica de Virchow, que consideraba que las convicciones no probadas, aunque pudieran ser probadas, no podían ser materia de instrucción. La teoría de Darwin pertenecía a esta categoría; por lo tanto, era injustificado y peligroso aceptar las demandas educativas de Haeckel: sería transformar los problemas en doctrina. El botánico Scheiden, en 1863, atacó las tendencias materialistas de las ciencias naturales y criticó a Virchow este aspecto. Virchow consideró la validez del materialismo para las ciencias naturales, quien debía trabajar con hechos confirmados, pero no ir más allá de ellos dentro del reino de la filosofía. Consideraba que, tanto la Iglesia como el Estado, debían acostumbrarse al hecho de que el progreso en la ciencia trae consigo cambios en las ideas generales y en las hipótesis con los cuales formamos nuestros conceptos más altos y que es imposible prevenir estos cambios. Virchow y Haeckel estaban de acuerdo en que las ciencias naturales tenían que ser reconocidas como la autoridad más alta, aún en la visión del mundo; pero mientras que Haeckel enfatizaba el efecto revolucionario de la teoría de la evolución, Virchow declaraba que el estado y la iglesia deberían acostumbrarse a tales revoluciones o cambios. Si bien Virchow y Haeckel aceptaban la Teoría de la Evolución, Haeckel era más atrevido como investigador y sostenía que debía ser comunicada a toda persona pensante, mientras que Virchow creía que una teoría debía ser comunicada a toda la sociedad y formar parte de la instrucción, siempre y cuando esa teoría haya sido completamente confirmada. La diferencia entre ambos estaría limitada a una cuestión del grado necesario de teorías de verificación empírica, relevante para nuestra visión del mundo. Virchow, político liberal de clase media que pertenecía al ámbito científico de las Ciencias naturales, había desviado el foco de la discusión del tema referido al darwinismo: de una cuestión de la visión del mundo a una cuestión política. Él sostenía que las teorías del mundo científico eran tomadas con verdades confirmadas por el público y difundidas en forma simplificada y aún distorsionada. El hecho de que esta teoría había tomado contacto con el socialismo, era un problema. En ese momento en Alemania, el partido de la clase trabajadora iba en notable aumento; se había tornado en el cuarto partido más fuerte y Virchow que pertenecía a la clase media, veía este desarrollo peligroso porque temía las consecuencias que producirían tales medidas políticas sobre las ciencias. El movimiento laborista había entrado en contacto con la teoría de Darwin e intentaron usarla como base científica de la visión del mundo socialista. Haeckel respondió y condenó el peligroso ataque llevado a cabo por Virchow sobre la libertad de la ciencia, porque habían ocurrido hechos políticos que enjuiciaban a los socialistas demócratas. Éste aceptaba sin cuestionar la asignación oficial de culpabilidad, pero temía que los hechos pudieran tener consecuencias para la libertad de las ciencias. Intentó Haeckel demostrar la insustancialidad de la asociación de la teoría de Darwin con la Social democracia, que se había realizado para desacreditar la teoría de la evolución; él trató de purificar la teoría darwinista de la selección natural de la mínima sospecha de las tendencias socialistas. Esta larga controversia entre el darwinismo y la libertad de la ciencia no fue terminada con la repuesta de Haeckel, sino que perduró por varios años. Las ciencias naturales en el siglo XIX se establecieron como una institución central de la sociedad; se tornaron en una fuerza productiva directa y, por lo tanto, en un importante factor en el crecimiento económico. La libertad de movimiento del que gozaban las ciencias naturales en esa época había resultado de una serie de luchas difíciles y prolongadas y Virchow no estaba dispuesto a perderla. A pesar de las diferencias a nivel científico, Haeckel y Virchow fueron representantes de un movimiento cuyo acierto fue la universalización de la racionalidad científica. Con la aparición del movimiento obrero en la vida política, la clase media liberal vio en ellos una segunda fuerza opositora, además de los poderes de conducción (en su mayor parte de orientación feudal). Esta fuerza utilizaba la misma teoría, la de Darwin, para justificar sus políticas y logros que la clase media liberal. Dada esta situación, Virchow sugería que en lugar de hacer más y más demandas, sería mejor separar los hechos probados y demandar autoridad social solamente para las teorías cuyos fundamentos fueran absolutamente ciertos, mientras que Haeckel estaba en contra de esta restricción. V. Conclusión La obra de Darwin generó una revolución intelectual que no sólo afectó al campo de la Biología, sino también provocó el derrumbamiento de algunas de las creencias más importantes de su época. Esta teoría estableció el concepto de que toda vida desciende de un antepasado común, contradiciendo la creencia de la creación individual de cada especie. Introdujo la idea de que los hombres habíamos evolucionado de acuerdo a principios que operan en el resto del mundo viviente y no éramos productos especiales de la creación. Darwin alteró las nociones de un mundo natural, ordenado, perfectamente diseñado y benigno, y las cambió por el concepto de la lucha por la supervivencia. Las nociones del siglo XVII y XVIII de progreso y perfectibilidad fueron reemplazadas por la idea de evolución, que implica cambios y adaptación, pero no conduce necesariamente al progreso, y nunca conduce a la perfección. La controversia originada entre Haeckel y Virchow en Alemania, en el siglo XIX, muestra la significación que el contexto social puede tener para la aceptación de una teoría científica. El conflicto originado por la Teoría de la Evolución entre estos dos científicos alemanes se debe más que a una cuestión de confirmación empírica, a una de estrategia entre ciencia y sociedad. En los debates normales sobre la elección de una teoría esta estrategia no jugaría un rol importante, pero debido al surgimiento del partido laborista, adquirió un papel sumamente destacado. No olvidemos que siempre, en el juicio de toda teoría, los científicos consideran cuestiones de confirmación empírica o de coherencia lógica, pero también cuestiones que abarcan conflictos filosóficos, políticos, ideológicos o institucionales. VI. Referencias bibliográficas BOIDO,G; G. DOMENECH; A. ESPEJO; E. H. FLICHMAN; N. NILLNI; A. ONNA y col. Pensamiento científico. Pro Ciencia - Conicet. Programa de Perfeccionamiento Docente. II. La teoría de la Evolución. Modulo 2. BAYERTZ, K. 1983. Darwinismo and Scientific Freedom. Political Aspects of the Reception of Darwinism in Germany 1863 - 1878. Scientia LXXVII (118) I - III: 297 - 307. MAYR, E. 1992. Una larga controversia: Darwin y el darwinismo. Editorial Critica. 209 p. ROSTAND, J. 1945. Introducción a la historia de la Biología. Editorial Planeta. 211 p. OLIVE,L. 1988. Conocimiento, sociedad y realidad. F.C.E., Mexico. BARNES, B. El problema del conocimiento en OLIVE, L. (comp.) 1994. "La explicación social del conocimiento". UNAM. México.