El fallecimiento de Adolfo Suárez y los días posteriores al mismo, han hecho revivir muchos aspectos y debates de la España democrática. Como personaje clave y capital de nuestra historia reciente y como líder de un gobierno que consiguió logros imposibles en momentos socialmente críticos, mostramos desde aquí, nuestro respeto y admiración, como millones de españoles que sienten y han expresado lo mismo en las últimas semanas. Nadie puede negar a Suárez su capacidad para lograr acuerdos y consensos, sus dotes de convicción, su valentía a la hora de tomar decisiones complicadas y su entrega para renovar un país que necesitaba subirse a otro tren diferente. Reformó muchos aspectos cotidianos que hoy consideramos normales pero que no lo eran hace años, y puso patas arriba rápidamente mil asuntos con sentido común y criterio, consiguiendo marcar un rumbo lógico de las cosas que una gran mayoría llegó a entender y compartir. Independientemente de las diferencias o convergencias ideológicas que se puedan tener con él, gozaba de esa virtud carismática, solvencia y dotes de liderazgo que hoy se echan en falta en el espectro político español. Cierto es que la transición democrática no fue perfecta y nació con diversos complejos que aún arrastra casi 40 años después, pero no se puede pedir la perfección en un proceso de tanta envergadura y complicación. Eran otros tiempos, había otros retos y necesidades, nuestro ámbito como país era totalmente distinto al actual y no nos olvidemos que había que empezar a construir nuestra hoja de ruta como Estado. Pero Suárez y su visión clara y pragmática de las cosas lograron ensamblar un puzzle imposible al que le salían nuevas piezas y complicaciones todos los dias. En esas negociaciones para mantener los equilibrios mínimos evitando que el sistema no se viniera abajo, hubo que sacrificar algunos peones para ganar la partida, realizar concesiones para avanzar en el camino, saber decir no cuando tocaba, pasar tragos amargos y hasta derrotar un golpe de Estado. Desde luego, no fue fácil. Los españoles que nos hemos encontrado el camino allanado, debemos mucho a este gran hombre de Estado y la España actual, con sus muchos defectos pero democráticamente madura, debería tener más presente la memoria histórica y el gran trabajo realizado en la transición por un grupo de personas que aunque con errores, realmente trabajaron por amor a su país en épocas donde también había paro e inflación, donde las revueltas sociales estaban a flor de piel y donde la España invertebrada y dividida lo estaba más que nunca. La práctica totalidad de las formaciones políticas han destacado la figura de Suárez y no han reparado en elogios a su trabajo, sería deseable que recogieran esta herencia y lograran consensos en temas tan importantes como la política autonómica y el órdago independentista del President de la Generalitat Artur Mas. Revuelo mediático el que ha levantado el incidente de Esperanza Aguirre con los agentes de movilidad de Madrid. Decimos incidente porque lo que para cualquier persona no pasaría de una multa de tráfico, en el caso de la ex – presidenta del Gobierno madrileño se ha convertido casi en un acto de crisis política. Como saben paró en el carril bus de la Gran Vía a sacar dinero de un cajero automático, por cierto muy cerca de la sede del Partido Socialista de Madrid, los agentes procedieron a poner la sanción correspondiente y a partir de ahí varían las versiones. Según la visión de Aguirre, una vez puesta la multa la estaban reteniendo sin motivo y al arrancar, se cayó la moto de un agente mal aparcada. Según los agentes, se marchó antes de poner la sanción y al salir golpeó al vehículo. Aguirre nunca ha pasado inadvertida, ni deja indiferente a nadie en sus declaraciones. Por eso, ahora muchos han visto la oportunidad de devolverle alguna de sus ácidas críticas. En las redes sociales se propagan los chistes y montajes de todo tipo y los gabinetes de prensa de los partidos intentan quitar importancia al hecho o plantearlo como poco menos que un delito con cárcel. Ahora, un juez de Instrucción tendrá que decidir si abre diligencias por un delito de desobediencia o por una falta contra el orden público, una vez que reciba el atestado policial. Aguirre se fue para quedarse, dimitió pero sigue al frente del PP de Madrid y su sombra sigue planeando como posible candidata a distintos puestos en las elecciones al Parlamento Europeo o la alcaldía de Madrid sustituyendo a Ana Botella que ha sido una de la primeras en decir que la ley es igual para todos, mostrando que la relación entre ellas no es de las mejores en este momento. Ya tenemos encima las elecciones europeas, pero visto el poco entusiasmo que muestran los partidos y lo poco que se está hablando del futuro político y social de la Unión Europea, parece que nuestro país juega en otra liga distinta. Pero este tema lo dejamos para el mes que viene.