Por: Eusebio Díaz Díaz. “La IRREVOCABILIDAD DEL PODER” Los seres humanos, sociables por naturaleza y por necesidad, establecen una multiplicidad de relaciones e interrelaciones, realizan una serie hechos y actos, que según su incidencia y complejidad necesitan ser acogidos y regulados por el derecho. En efecto, el hombre, en sociedad, en ejercicio de la autonomía de su voluntad y, ejercida con la debida libertad que le es consustancial, es quien realiza y celebra todos los actos jurídicos que le sean necesarios con el propósito de regular sus propios intereses, dentro de los márgenes permisivos por la ley. Sin embargo, la celebración de los diferentes actos jurídicos que cada persona requiere o desea, no siempre es posible efectuarlos personalmente, ya sea por carecer de capacidad, por motivos ajenos a su voluntad, o simplemente porque no desea realizarlos de manera personal. Es ante tales circunstancias que surge la necesidad de que el Derecho reconozca el poder de concluir actos jurídicos por cuenta del interesado, a otras personas que si tienen la capacidad y oportunidad de realizarlos. En efecto y ya desde el punto de vista del derecho, nuestro Código Civil en su Art. 145 establece que “El acto jurídico puede ser realizado mediante representante, salvo disposición contraria de la ley”1; es decir el acto jurídico puede ser celebrado por el propio sujeto interesado o por medio de otra persona, dando lugar a la figura jurídica de la representación. Pues “la representación es la institución jurídica por la cual el representante realiza uno o mas actos jurídicos por cuenta e interés del representado”2. Análoga definición hacen la mayoría de juristas, todos resaltando como elemento consustancial de la representación: el INTERES del representado, la confianza en su representante y su característica esencial de ser REVOCABLE. Sin embargo y contrariamente a la naturaleza, origen, sustento y fundamento antes indicados de la representación, el Art.153 del C. Civil establece que EL PODER ES IRREVOCABLE cuando se estipula: - ) Para un acto especial o - ) Por tiempo limitado o - ) Cuando es otorgado en interés común del representado y del representante o de un tercero. Se intenta justificar esta figura jurídica indicándose que es una excepción a la regla de revocabilidad, mas ello no es así como podemos ilustrarlo con sólo un ejemplo de los supuestos que el citado dispositivo legal establece su irrevocabilidad, con los que se evidencia que en tales supuestos están la mayoría de actos representativos: a) Primer supuesto: Cuando es Otorgado Para Realizar un Acto Especial: 1 2 Art. 145 del Código Civil. TORRES VASQUEZ, Aníbal: “ACTO JURIDICO”, Editorial. San Marcos, 1998, Pág. 267. -) “A” otorga poder a “B” para vender su casa. Como se puede ver este es un poder otorgado para un acto especial y por lo tanto conforme al acotado dispositivo es irrevocable. Sin embargo puede ocurrir que “A” ya no tiene el deseo ni el interés de vender su casa, porque ya no necesita del dinero que ésta le reportaría, o puede ocurrir que “B” (su representante) ya no le inspire confianza, y por lo tanto en defensa de sus intereses necesita revocar el poder otorgado. Empero según dicho dispositivo ya no podría hacerlo. b) Segundo Supuesto: Cuando es Otorgado por Tiempo Limitado. - ) “A” otorga poder a “B” para administrar su tienda o negocio por el tiempo limitado de seis (6) meses. Como puede verse este poder es por tiempo limitado y por ende según la norma acotada, irrevocable. Sin embargo, puede ocurrir que “A” al mes descubra que “B” le está sustrayendo los bienes de su negocio y por lo mismo perderle la confianza. Empero y no obstante, según el acotado dispositivo legal, no podría revocar dicho poder. c) Tercer supuesto: Cuando es Otorgado en interés Común del Representado y del representante. “A” adeuda a “B” y le otorga poder para cobrar un crédito que “C” le tiene, con el cual “B” se haría pago lo que “A” le adeuda; es decir que el poder interesa principalmente a “B”. Como se aprecia, en este caso impropiamente se estaría usando la figura de la representación como una acción de cobro, desnaturalizando su esencia, puesto que para ello existen otras figuras jurídicas previstas por la ley. En tal sentido, mal se haría pretender mediante la figura jurídica de la representación, solucionar conflictos de intereses distintos a ésta, los que son de orden procesal. Como puede apreciarse, de manera simple y sin hacer mayor abundamiento se vislumbra, el inminente problema que la figura jurídica materia de comentario contiene, la que contraría y limita no solamente de la naturaleza (unilateral), fundamento (interés del representado) y sustento (confianza en el representante) de la representación, sino también de la libertad, derecho e interés del otorgante del poder y/o representación. En efecto, resulta absolutamente contradictorio, que se haya establecido la irrevocabilidad del poder, cuando la existencia de éste, depende absolutamente de la voluntad del otorgante o representado, no dependiendo ni requiriendo de la aceptación, ni siquiera del conocimiento del apoderado, para su validez, elementos que sólo son necesarios para su eficacia. El tema es evidentemente polémico, y ha generado una serie de contradicciones a nivel de los órganos jurisdiccionales, los que incluso mayoritariamente han resuelto en contra del citado dispositivo legal que regula la figura jurídica del poder irrevocable. Disposiciones como ésta no cumplen sus fines de solucionar, sino por el contrario crean problemas sociales, y por lo mismo no cumplen con la finalidad concreta y abstracta de las normas jurídicas. Empero, y atendiendo a la autonomía de la voluntad, la cual actualmente es elemento consustancial en la regulación global del derecho, podemos concluir diciendo que la figura del poder irrevocable debe estar condicionada a la manifestación expresa de la voluntad del otorgante en dicho sentido, no pudiendo ser inferida bajo ninguna circunstancia dicha voluntad. Finalmente, y atendiendo al objeto del presente artículo (de naturaleza breve), pasemos a referir una cita jurisprudencial al respecto. “No obstante haber regulado el código civil la figura del poder irrevocable consideramos que en tanto el poder parte de un acto unilateral de libre voluntad del representado para designar en una persona los actos que deba realizar en su nombre y que van a recaer directamente en su esfera jurídica, debe primar con la admisión de la revocación del poder irrevocable la salvaguarda de dicho interés, en contraposición con el de preservar el interés del representante o del tercero, en tanto es la libre voluntad del poderdante la que da nacimiento al acto de apoderamiento sustentada como ya se ha señalado en la preexistencia de una relación de confianza. De lo expuesto se concluye que es posible inscribir la revocación de un poder otorgado de conformidad con el Art.153 del Código Civil, cuando la relación de confiabilidad que lo mantiene desaparece” (Res. N° 417-2001-ORLC/TR del 26/09/2001. Jurisprudencia Registral Vol. XIII, T. II, Año VII Pág.332). BIBLIOGRAFÍA ALBADALEJO, Manuel.- "Derecho Civil". Tomo I. Introducción y Parte General. Decimoquinta Edición. Librería Bosch S.A. Barcelona - España. 2002. LOHMANN LUCA DE TENA, Juan Guillermo.- "El Negocio Jurídico". Segunda Edición. Editora Jurídica Grijley. Lima - Perú. 1994. TORRES VÁSQUEZ, Aníbal.- "Introducción al Derecho". Segunda Edición. Idemsa Themis. Lima - Perú. Bogota - Colombia. 2001. TORRES VASQUEZ, Aníbal: “ACTO JURIDICO”, Editorial San Marcos, LimaPerú, Edición 1,998. VIDAL RAMIREZ, Fernando: “EL ACTO JURIDICO”, Cuarta Edición, Gaceta Jurídica Editores, Lima- Perú, Mayo de 1,999. DIEZ PICAZO, Luis – Guillón Antonio: “SISTEMA DE DERECHO CIVIL”, Volumen I, Editorial Tecnos, España 2002 GACETA JURIDICA: “CODIGO CIVIL COMENTADO” por los 100 mejores especialistas, Tomo I: Título Preliminar, Derecho de las Personas y Acto Jurídico, Primera edición, Lima Perú, marzo del 2003. 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