Deroga facultades presidenciales para otorgar indultos particulares Boletín N° 5561-07 VISTOS: Lo dispuesto en los artículos 63 y 65 de la Constitución Política de la República; lo prevenido por la Ley N° 18.918 Orgánica Constitucional del Congreso Nacional y lo establecido por el Reglamento de la H. Cámara de Diputados. CONSIDERANDO: 1° Que de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 32 N° 14 de la Constitución Política de la República, es una facultad del Presidente de la República otorgar indultos particulares en los casos y formas que determine la ley. 2° Que la norma constitucional referida contiene dos ideas; la primera, es que el Presidente de la República puede dejar sin efecto la sanción impuesta a un delincuente por una sentencia judicial, y la segunda, que se trata de una facultad discrecional, pero a la vez reglada, ya que para otorgar los indultos el Presidente debe ceñirse a una ley que regula el ejercicio de la potestad presidencial, que es la 18.050 que fija normas generales sobre indultos particulares. 3° Que aparte de la facultad presidencial de otorgar indultos particulares, lo que se materializa a través de decretos, existe una facultad del Congreso en orden otorgar indultos generales o amnistías por medio de leyes de quórum calificado (2/3 de los senadores y diputados en ejercicio) 4° Que, al igual que en el indulto presidencial, en que se deja sin efecto la sanción impuesta a un delincuente, el Congreso también puede dejar sin efecto sanciones impuestas por sentencias judiciales, con la diferencia que en el caso de la potestad parlamentaria el indulto es general, es decir, se establece en beneficio de un grupo indeterminado de personas que se encuentran en situación similar, ya sea en razón del tipo de delitos, o bien dentro de un determinado tiempo. 5° Que para entender el indulto en los ordenamientos jurídicos modernos, debemos remontarnos a la época de las monarquías absolutas, en que el Rey, soberano absoluto, era quien detentaba el poder ejecutivo, legislativo y judicial. Luego, con el advenimiento de las ideas ilustradas del siglo XVIII, se produjo la clásica división tripartita de los poderes del Estado en Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Sin embargo, la división no fue absoluta ni tajante, primero por la necesidad del control de cada poder, lo que se logra a través de la necesaria interrelación de los poderes, y segundo, porque dentro del proceso de división de poderes, el monarca se reservó ciertas facultades como es --precisamente- la facultad de orden jurisdiccional del indulto. Entonces, el indulto particular, es decir, del otorgado por el Presidente de la República, constituye una verdadera reminiscencia del Estado Monárquico. 6° Que no obstante lo anterior, y como una forma de comprender el por qué se ha mantenido el privilegio monárquico en los ordenamientos democráticos modernos, inspirados en la clásica doctrina de la separación de los poderes del Estado, ésta se puede explicar en la necesidad de contar, en los aspectos jurisdiccionales, con dispositivos de morigeración en la aplicación irrestricta de la letra de la ley. Se concibe a la magistratura como un ente que aplica la ley casi de un modo mecánico, lo que podría conducir, en casos de excepción, a absurdos que merecen ser corregidos por un poder distinto de aquél que aplicó la ley. Por ello es que la reminiscencia monárquica no ha sido mayormente puesta en tela de juicio, como no sea para reglar su procedencia. 7° Que, en la actualidad, la labor judicial se concibe, no ya como una forma de aplicar mecánicamente la ley, sino como una labor intelectiva, en que el Juez puede, con márgenes de libertad y mediante interpretaciones, aplicar la ley en uno u otro sentido según se presente el caso concreto. En este contexto, el indulto emanado de una autoridad ajena al poder judicial carece de todo sentido, pues nuestra legislación cuenta con dispositivos que permiten aplicar la ley de un modo que no se produzcan absurdos. 8° Que una de las características de un Estado de Derecho es que exista un Poder Judicial autónomo en cuyas decisiones no puedan inmiscuirse otros poderes, ya sea por la vía de una autorización expresa o bien por la existencia de un orden constitucional que así lo permita. Una democracia se caracteriza por que las instituciones o órganos públicos realizan correctamente sus cometidos, en este sentido es que debemos confiar en las decisiones de la justicia, que dicho sea de paso, en los aspectos penales, ha experimentado una tan crucial reforma, que hoy garantiza, con la existencia del juicio oral y público, que las sentencias pronunciadas lo han sido en un marco de respeto al debido proceso; existe no sólo un Juez de garantía encargado de velar por el respeto de los derechos del imputado y las garantías la debido proceso, sino que una Defensoría Penal que lo defiende frente al Ministerio Público, un Tribunal del Juicio Oral y la posibilidad de que la sentencia sea revisada por la Corte Suprema de Justicia. Entonces, mantener una potestad por medio de la cual un Presidente, cuyo cometido no es administrar justicia, pase a convertirse en última instancia de resolución de un caso judicial, nos parece francamente una institución anacrónica que debe, por respeto a la democracia, ser derogada. 9° Que el año 2005, con motivo del indulto presidencial otorgado a violadores a los Derechos Humanos, los Diputados Antonio Leal, Enrique Accorsi y Juan Bustos, entre otros, presentaron un Proyecto de ley que busca modificar la ley general sobre indultos particulares, con la idea de que no puedan otorgarse indultos a personas declaradas culpables de delitos de lesa humanidad. En esta ocasión, nos parece que debemos ir aún más lejos en nuestras pretensiones, porque si bien es cierto hay delitos más graves que otros, la existencia del indulto es siempre una señal que contradice la opinión de los tribunales de justicia. 10° Que la experiencia chilena da cuenta de permanentes reparos al uso de la facultad presidencial de otorgar indultos, al extremo que ha habido aspirantes al sillón presidencial que, dentro de su programa de gobierno, han prometido no utilizar dicha facultad. Por su parte ex presidentes también han debido enfrentarse a la difícil disyuntiva de aplicar o no la mencionada facultad, evaluando no ya los dictados de su conciencia, sino las repercusiones políticas de la opción en uno u otro sentido, lo que nos lleva a pensar que el derogar la facultad será un beneficio directo para el desarrollo de la labor de gobierno, que no se verá afectada por el ejercicio de labores ajenas a su cometido específico. POR LO TANTO, Los diputados que suscriben vienen en someter a la consideración de este Honorable Congreso Nacional el siguiente, PROYECTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL Artículo único: se introducen las siguientes modificaciones a la Constitución Política de la República: 1. Eliminase el inciso final del artículo 9. 2. Derogase el N° 14 del artículo 32. 3. En el N° 16 del articulo 63 se elimina la frase "indultos particulares y". 4. Se deroga la Séptima disposición transitoria. 5. Se agrega el siguiente inciso final al artículo 82 "La Corte Suprema, reunida en pleno, podrá otorgar indultos particulares en los casos y formas que establezca la ley. No podrán en ningún caso indultarse delitos de lesa humanidad”.