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FUNDACIÓN UNIVERSITARIA IBEROAMERICANA
EL CÁNCER:
UN ENFOQUE ESTRICTAMENTE BIOLÓGICO-NATURISTA
Preparado por
Ángel R. Barreiro Maymí
Proyecto Final de Máster presentado por Ángel R. Barreiro Maymípara la
obtención del Máster en Estudios Biológico-Naturistas y Homeopatía
Profesor-Tutor
Sandra Jarrín
Enero, 2012
Caguas, Puerto Rico
1
0
INDICE
1. INTRODUCCIÓN………………………………………………….. 4
2. OBJETIVOS……………………………………………………….... 5
2.1 General………………………………………………………….... 5
2.2 Específico………………………………………………………… 5
3. CONTENIDO ………………………………………………………... 5
3.1 ¿Quées el cáncer y quélo causa?................................................... 5
3.1.1
Definición de cáncer……………………………………… 5
3.1.2
Factores de riesgo………………………………………… 6
3.1.3
La importancia del entorno……………………………….. 7
3.1.4
¿Es la edad un factor de riesgo?.......................................... 7
3.1.5
El peligro de los campos electromagnéticos……………… 8
3.1.6
Estrés: el enemigo en la intimidad………………………... 9
3.1.7
El riesgo de los aditivos en los alimentos…………………. 10
3.2 Incidencia y tendencia del cáncer en Puerto Rico………............... 13
3.3 Mortalidad por cáncer en Puerto Rico…………………………….. 16
3.4 Inefectividad de los tratamientos convencionales contra el cáncer... 18
3.4.1 Cirugía…….............................................................................. 18
3.4.2 Quimioterapia.……………………………………………….. 21
3.4.3 Radioterapia………………………………............................. 25
3.5 El Cáncer: Los problemas de diagnóstico………………………… 30
3.6 Las manipulaciones estadísticas en el cáncer……………………... 34
3.7 Efectividad terapéutica de los métodos biológico-naturistas en el
tratamiento del cáncer……………………………………………… 36
3.7.1 Nutrición………...................................................................... 37
3.7.2 Fitoterapia…………………………………………………… 44
3.7.3 Homeopatía…………………………………………………. 52
3.7.4 Terapia Ortomolecular y Oligoelementos……....................... 55
3.7.5 Ozonoterapia………………………………………………... 63
2
3.7.6 Aromaterapia………………………………………………... 67
3.7.7 Masaje Terapéutico…………………………………………. 69
4. CONCLUSIÓN……………………………………………………….. . 72
5. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………. 74
3
1. INTRODUCCIÓN
De todas las enfermedades, el cáncer es sin lugar a dudas la de mayor impacto y
temor en el corazón y mente de las personas. Su frecuencia se estáelevando. Tan
solo en Puerto Rico se diagnostican anualmente alrededor de 10,000 nuevos casos
de cáncer. Los efectos fí
sicos y emocionales de esta condición son devastadores,
lo mismo que los efectos de los métodos disponibles de tratamiento ortodoxo. De
igual manera, la tasa de mortalidad de esta condición continúa en aumento; peor
aun, no existe un solo fármaco utilizado en Oncología que haya demostrado en
ensayo clínico haber curado un solo caso de cáncer. No obstante, los productos
quimioterapéuticos constituyen, junto a la radioterapia y la cirugía, las técnicas de
tratamiento oficialmente aceptadas y promovidas por el establecimiento médico;
esto último, muy a pesar de que su uso, fuera de las etapas tempranas de la
condición, no haya sido exitoso. Tomando en cuenta todo lo anterior, no es difícil
entender por qué la reacción de la mayor parte de la gente ante esta terrible
enfermedad, sea de terror, impotencia y desesperación.
En este proyecto final de grado, pretendemos abordar abiertamente y sin ideas
preconcebidas la problemática del cáncer, no tan solo en Puerto Rico, sino
también a nivel mundial. Nuestro análisis nos llevará irremediable y
necesariamente a poner en la balanza al establecimiento ortodoxo con sus
métodos convencionales de diagnóstico y tratamiento, en un esfuerzo por medir
su éxito o fracaso; para luego presentar de manera responsable un enfoque
distinto, noble, científicamente probado y terapéuticamente eficaz: el enfoque
estrictamente biológico-naturista en el tratamiento del cáncer.
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2. OBJETIVOS
2.1 GENERAL: Recopilar y presentar información actualizada sobre la
disponibilidad y efectividad terapéutica de los métodos biológico-naturistas en
la prevención del cáncer o el manejo del paciente que ya padece la condición.
2.2 ESPECÍFICOS:

Definir quées el cáncer y quélo causa desde la perspectiva biológiconaturista.

Presentar información sobre la incidencia, tendencia y mortalidad del
cáncer en Puerto Rico.

Realizar una investigación y exposición detallada de información
científica actualizada que pone al descubierto la ineficacia de los
métodos convencionales de diagnóstico y tratamiento del cáncer.

Cuestionar la validez de las estadísticas disponibles sobre el cáncer.

Realizar una exposición minuciosa y responsable de la gran variedad
de métodos biológico-naturistas que tienen respaldo científico y de
probada efectividad terapéutica en la prevención y tratamiento del
cáncer.
3. CONTENIDO
3.1 ¿Quées el cáncer y quélo causa?
3.1.1 Definición de Cáncer
El cáncer se refiere a un crecimiento de tejido productivo por la propagación
continua y descontrolada de células anormales con capacidad de invasión y
destrucción de otros tejidos (metástasis). El cáncer es un grupo de más de 100
5
enfermedades distintas que tienen caracterí
sticas comunes. Todos los tipos de
cáncer comienzan en la célula. Las células cancerosas son agresivas (crecen y se
dividen descontroladamente), invasivas (invaden y destruyen los tejidos
adyacentes) y tienen capacidad de metástasis (se propagan a otras localizaciones
del cuerpo).
Hay varios tipos de cáncer. El carcinoma es el cáncer que empieza en la piel o en
los tejidos que revisten o cubren los órganos internos. El sarcoma es el cáncer que
empieza en el hueso, el cartílago, la grasa, el músculo, los vasos sanguíneos u otro
tejido conjuntivo o de sostén. La leucemia es el cáncer que comienza en el tejido
que elabora la sangre, como la médula ósea y hace que se produzca un gran
número de glóbulos anormales y que entren en el torrente sanguíneo. El linfoma y
el mieloma múltiple son cánceres que empiezan en las células del sistema
inmunológico (Figueroa et al., 2003).
3.1.2 Factores de Riesgo
Un factor de riesgo es todo aquello que incrementa la posibilidad de desarrollar
una enfermedad. Los distintos tipos de cáncer conllevan diferentes factores de
riesgo. Los científicos han encontrado varios factores de riesgo que hace que las
personas desarrollen cáncer. Estos factores de riesgo están asociados a los estilos
de vida (obesidad, sedentarismo, uso de alcohol, uso de tabaco), al historial
familiar, a la exposición ocupacional (ciertos químicos, radiación), a ciertos virus
y bacterias (HIV, hepatitis), a factores ambientales (exposición a rayos UV) y a
factores internos (uso de ciertas hormonas, medicamentos, mutaciones genéticas y
condiciones inmunológicas).
Estos factores riesgo pueden actuar juntos o en secuencia para iniciar o promover
carcinogénesis. Frecuentemente se necesitan más de 10 años de haber ocurrido la
6
exposición a factores de riesgo para una persona desarrollar cáncer (De La Torre
et al., 2003).
3.1.3 La Importancia del Entorno
El riesgo de cáncer también varí
a según el lugar en el que se viva (Campoy,
2005). Durante mucho tiempo se pensó que determinados tipos de cáncer tenían
mayor incidencia en unas razas que en otras pero resultó ser falso. El riesgo de
cáncer de colon y mama, por ejemplo, es muy bajo entre los japoneses que viven
en su país natal, por lo que se pensóque se debía a alguna característica genética
propia. No obstante, luego se comprobaría que esa incidencia era bastante mayor
en los japoneses que emigraron a Estados Unidos, llegando a igualar al resto de la
población americana. Paralelamente, los japoneses tienen en su país porcentajes
muy elevados de cáncer de estómago y, sin embargo, esa incidencia es más baja
en los japoneses nacidos en los Estados Unidos.
Todo esto parece demostrar que aunque el papel de la genética es obvio en
algunos casos, no es como algunos creen, un factor tan crucial en muchos otros.
Influye de forma mucho más significativa el entorno en el que se vive,
especialmente en lo que se refiere a las costumbres alimenticias y al medio
ambiente.
3.1.4 ¿Es la Edad un Factor de Riesgo?
Oficialmente la edad es también un “factor de riesgo” importante en el desarrollo
del cáncer (Campoy, 2005). Asíse concluyó al constatarse que algunos tipos de
cáncer afectan casi exclusivamente a personas jóvenes. Sin embargo, este hecho
no demuestra nada por símismo. No obstante, se asegura que en la medida que
envejecemos, el riesgo de padecerlo es mayor. Es más, los expertos aseguran que
a partir de los 25 años de edad, se tiene un riesgo que se duplica cada cinco (5)
años, y todo porque la mayoría de los cánceres los padecen personas de mayor
7
edad, y algunos, como los de la próstata, estómago y colon tienen mayor
probabilidad de aparecer después de los 60 años. La verdad, sin embargo, es que a
medida que envejecemos contamos con un sistema inmunológico más debilitado y
por ende, es más fácil que aparezca el cáncer, lo mismo que cualquier otra
enfermedad. De cualquier manera, podemos concluir que la edad es un factor de
riesgo para contraer cáncer en personas con deficiencia inmunológica.
3.1.5 El Peligro de los Campos Electromagnéticos
Todos y cada uno de los seres vivos están rodeados de su propio campo
electromagnético, una invisible pero cuantificable cubierta de energía radiante.
Por millones de años, estos campos de energía existieron por símismos y sin
ninguna perturbación o alteración. Al final del siglo XIX, la primera lámpara de
filamento incandescente fue inventada en Gran Bretaña y, un poco después, en
América. Con esta última invención, la electricidad llegó a ser una parte vital de
nuestra diaria existencia.
Hoy en día, toda la población de la tierra está expuesta a un grado variable de
campos electromagnéticos: lámparas, televisores, radios, refrigeradores, hornos de
microondas, computadoras, y últimamente, una gran variedad de teléfonos
celulares. Absolutamente todos y cada uno de ellos emiten frecuencias invisibles
de radiaciones electromagnéticas. Si a esto añadimos la radiación natural
geopática de nuestros implementos domésticos, no serí
a ninguna exageración
decir que vivimos y existimos en una sopa electrónica y que, sin ningún control,
representa un peligro para nuestro bienestar y salud.
Así como el uso del teléfono ha aumentado en proporciones mundiales, así
también han proliferado el número de antenas de radio y telecomunicaciones para
dar esos servicios. Hasta ahora, las organizaciones oficiales han declarado que
estas antenas mástiles no representan ningún riesgo para las personas que viven
8
cerca de ellas (O’Connor, 2006); no obstante, las circunstancias revelan una
historia diferente, reportándonos un buen grupo de enfermedades, principalmente
cáncer, entre las personas que viven en la vecindad de estas instalaciones
(Watayo, 2006). Tomemos como ejemplo, el caso del Escorial en Madrid, España
donde cinco funcionarios de la policía murieron de cáncer en apenas 16 meses y
siete desarrollaron la enfermedad, con la singularidad de que todos ellos
trabajaban al lado de un superordenador, una antena de transmisiones y dos
subestaciones eléctricas (Barahona, 2006). Sobre este particular, el doctor Darí
o
Acuña Castroviejo, Catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada
afirma: “entre los principales efectos perjudiciales de la exposición a campos
electromagnéticos podemos mencionar el incremento en el riesgo de algunos tipos
de cáncer, como por ejemplo, las leucemias agudas y los tumores del sistema
nervioso central en la infancia” (Barahona, 2006).
En relación a esta cruda realidad, algunos científicos han respaldado y estado de
acuerdo con lo anterior. Por ejemplo, el Dr. Robert O. Becker, nominado dos
veces para el premio Nobel, ha descrito a la proliferación de los campos
electromagnéticos:”…como el más importante contaminante en el medio
ambiente del planeta” (Moulton, 2010). Por otra parte, La Organización Mundial
de la Salud (OMS) y el Parlamento Europeo han tenido discusiones sobre el
impacto ambiental de los campos electromagnéticos (Gerson, 2010); y ambas
instituciones recomiendan en este caso la aplicación del principio: “…si hay duda
no lo hagamos”. En otras palabras, se debe hacer todo lo posible para evitar la
exposición innecesaria a este invasivo, penetrante e invisible “smog” electrónico.
3.1.6 Estrés: El Enemigo en la Intimidad
Además de las influencias dañinas externas que atacan las defensas del
organismo, existe otra que nace dentro de nosotros mismos y que debe de tomarse
muy en cuenta: el estrés. Considerado muchas veces como parte natural de una
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vida demandante y rápida, el estrés pocas veces se menciona como un factor de
riesgo en el desarrollo de cáncer. No fue sino hasta la primera mitad del siglo XX,
cunado el eminente endocrinólogo nacido en Hungrí
a, el Dr. Hans Selye empezó
a preguntarse el por quémuchas personas presentaban un estado que él llamó de
“subsanidad”, y en el cual, sin estar enfermos, tampoco estaban enteramente
sanos. Notaba el Dr. Selye que a muchas personas les faltaba vitalidad;
eventualmente, identificó la causa de este problema identificándola con las
siguientes palabras: “Estrés es una respuesta inespecífica a cualquier demanda del
organismo, ya sea causada por o como resultado de condiciones agradables o
desagradables; es una forma de adaptación del propio organismo ante las
exigencias de la vida (Gerson, 2009). Parafraseando de nuevo a Selye: “…la
biología del organismo requiere de cierta cantidad de estrés para mantenerse en
equilibrio”. Sin embargo, un exceso de estrés – que el organismo sea incapaz de
manejar – puede generar cambios patológicos.
El problema es que los seres humanos del mundo moderno responden a los
peligros reales o imaginarios en la misma forma instantánea y biológica que
nuestros más remotos ancestros. Cuando eran atacados por un animal feroz o
enemigo, se requerí
a de una rápida adaptación de energía para luchar o huir. La
reacción de alarma desencadenada ante una situación amenazante provocaba en la
persona una repuesta inmediata del eje pituitario-adrenocortical, con la presencia
de hormonas para enfrentar el peligro. El resultado era un ritmo cardí
aco
acelerado, incremento en la glucosa sanguínea, pupilas dilatadas y presión arterial
elevada; sin embargo, todos estos cambios biológicos desaparecían cuando el
peligro cesaba de ser inminente.
En nuestros días, la mayorí
a de los seres humanos no enfrentamos estados de
alarma como los de nuestros antepasados; no obstante, síencaramos periodos de
frustración, momentos de enojo y otras formas de tensión emocional que no
10
encuentran vías de escape o desahogo. Lamentablemente, la respuesta biológica
del organismo en estos casos sigue siendo la misma. A su debido tiempo, y como
consecuencia de los cambios hormonales inducidos por las hormonas respectivas,
acaban por aparecer una serie de enfermedades: hipertensión, trombosis
coronarias, úlceras gástricas y duodenales, padecimientos renales y reacciones
alérgicas, por mencionar solo algunas. Por si fuera poco, el sistema inmunológico
se debilita y su capacidad de respuesta a las infecciones y al cáncer disminuye,
con las consecuencias biológicas que todos conocemos (Lekander, 1999).
El prominente Oncólogo alemán, Dr. Ryke Geerd Hamer, ha realizado un amplio
y sobresaliente trabajo en este campo motivado por la trágica muerte de su hijo.
Él y su esposa sufrieron la amarga pena de perder a su hijo en un evento de
cacerí
a. Eventualmente, el Dr. Hamer desarrolló cáncer del testículo y su esposa
cáncer de mama. Su esposa no sobrevivió, no obstante, y como resultado de su
investigación, Hamer descubrió que existe un fuerte y directo vínculo
psicológico-emocional ligado a las diferentes formas de cáncer. Este hecho le
ayudo a desarrollar una serie de terapias enfocadas en el manejo del estrés, las
cuales al ponerlas en práctica, le ayudaron a sanar su condición. Miles de
pacientes de cáncer por todo el mundo han experimentado el mismo efecto
sanador (Bollinger, 2011).
3.1.7 El Riesgo de los Aditivos en los Alimentos
Los más estrictos proponentes de la alimentación naturista en el mundo sugieren
que la dieta adecuada debería incluir alimentos en los que “nada se ha extraído ni
agregado, o que se descompusieran sino se consumieran inmediatamente”.
Naturalmente, en el mundo en que vivimos esto puede parecer casi imposible,
¿por qué? Porque lo que ordinariamente se encuentra en los templos de la
industria alimentaria es precisamente lo contrario. El uso universal de los aditivos
en los alimentos ya ronda por los miles. La razón principal de su existencia es que
11
el “alimento” tenga un mejor aspecto, que se vea bien y que, a pesar de tener
menor valor nutritivo, pueda durar más tiempo en las vitrinas y estantes de los
mercados. La química en la industria de los alimentos tiene por objetivo además,
imitar cualquier sabor o aroma. Si fuéramos a medir el éxito de la industria
alimentaria solo por la amplia variedad y disponibilidad de comestibles,
tendríamos que aceptar que ha sido muy capaz (Gerson, 2009).
Sin embargo, lo que la industria alimentaria es incapaz de hacer con sus productos
adulterados es engañar el organismo, pretendiendo que éste responda a la gran
gama de ingredientes artificiales como si fueran auténticos. El cuerpo humano
identifica estas substancias como toxinas y carentes de nutrientes esenciales.
Entre los aditivos más comunes podemos mencionar: los nitritos de sodio, la
sacarina, la cafeína, sustitutos de grasa (olestra), colorantes artificiales,
emulsificadores, intensificadores de sabor, aspartatos, glutamatos de sodio,
además de, cuantiosas cantidades de azúcar refinada, sirope de maíz y sal. Existe
abundante evidencia de que todos estos aditivos en los alimentos tienen el
potencial de inducir y causar un gran número de reacciones alérgicas, fatiga,
problemas de conducta, cambios de humor; y después de un uso prolongado,
pueden conducir a trastornos cardí
acos y cáncer (Tuormaa et al., 2005).
Tomemos como ejemplo el caso de los aspartatos, vendidos regularmente como
NutraSweet, Spoonful, y Canderel. Estos merecen una consideración especial
porque se encuentran presentes en más de cinco mil artículos, que incluyen
bebidas efervescentes, jamón, cereales, vitaminas y hasta alimentos para
diabéticos. No contienen calorías y por lo tanto, son atractivos para los
interesados en conservar y perder peso. Los aspartatos contienen al menos seis
substancias químicas, incluyendo el metanol (alcohol de madera); un veneno con
propiedades acumulativas que se convierte en formaldehído, conocido agente
carcinógeno (Martini, 2004). El “DKP” (diquetopipiperazina), que en estudios
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experimentales en animales ha producido tumores cerebrales (Elsas, 2004), y la
fenil-alanina, conocida neurotoxina que puede originar problemas neurológicos
graves (Roberts, 1995).
Otro aditivo potencialmente nocivo para la salud lo es el saborizante conocido
como glutamato monosódico (G.M.S.), incorporado hoy a un sinnúmero de sopas,
ensaladas, aderezos para ensaladas, comidas rápidas y congeladas. Estudios
recientes indican que el uso del glutamato monosódico en los alimentos triplica la
cantidad de insulina que se produce en el páncreas, lo cual induce a la obesidad
(Erb et al., 2006). Este aditivo también tiene un efecto adictivo, lo cual sus
propios productores aceptan abiertamente (Martini, 2004). Entre los efectos
adversos e indeseables del glutamato monosódico podemos destacar: cefaleas,
palpitaciones, náuseas, vómitos, somnolencia y astenia, entre otros.
Otro aditivo que merece consideración breve lo son los llamados aceites vegetales
hidrogenados (trans fats o grasas trans). La Organización Mundial de la Salud
(OMS) recomienda que la ingesta de estas grasas se limite a menos del 1% del
total de calorías. Por otra parte, la Escuela de Salud Pública de la Universidad de
Harvard, ha calculado que al menos treinta mil – probablemente hasta cien mil –
personas mueren cada año en los Estados Unidos de enfermedades
cardiovasculares causadas
por consumir alimentos que contienen aceites
vegetales hidrogenados (Gerson, 2010). Existe un gran caudal de información
científica confiable que demuestra que las grasas vegetales hidrogenadas
dificultan grandemente la función celular del organismo, disminuyendo su
capacidad de excretar desechos y toxinas. Esto abre la puerta a enfermedades
cardí
acas, diabetes, cáncer, inmunodeficiencias y obesidad.
13
3.2 Incidencia y tendencia del Cáncer en Puerto Rico
Durante el periodo de 1999 a 2003, en Puerto Rico se diagnosticaron un promedio
de 10, 361 casos de cáncer invasivos anualmente. El 54.5% de los casos
diagnosticados de cáncer fueron en hombres y el 44.5% fueron en mujeres. El
cáncer de próstata, mama, colon y recto fueron los tres principales tipos de cáncer
primarios más diagnosticados. En los hombres, el 57.0% total de los casos
diagnosticados lo constituyeron el cáncer de la próstata, colon y recto y pulmón y
bronquios. En mujeres, el cáncer de mama, colon y recto y pulmón y bronquios
representaron el 53.3% del total de casos. El cáncer de próstata fue el cáncer más
diagnosticado en hombres, afectando a más de 2,073 casos anualmente. El cáncer
invasivo de mama fue el más frecuente entre las mujeres, afectando a más de
1,536 casos anualmente (Figueroa et al., 2004).
Otros tipos de cáncer comunes entre los hombres fueron el cáncer de cavidad oral
y faringe, estómago, vejiga urinaria, linfoma no-Hodgkin, e hígado y tracto
intrahepático. En las mujeres fueron el cáncer de tiroides, pulmón y bronquios,
cuello uterino, linfoma no-Hodgkin y estómago.
El 1.3% de los casos de cáncer para 1999-2003 se diagnosticaron entre los 0 a 20
años de edad; el 14.2% entre los 20 a 49 años de edad, el 29.2% entre los 50 a 64
años de edad, el 26.5% entre los 64 a 74 años de edad y el 28.2% entre los
mayores de 75 años de edad. La tabla 3.1 presenta los tres tipos de cáncer más
frecuentes en Puerto Rico por sexo y grupo de edad.
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Tabla 3.1 Porciento de casos por edad y sexo Puerto Rico 1999.2003
Boletín del Registro de Cáncer, 2004
Analizar las tendencias temporales de los distintos tipos de cáncer debe ser un
objetivo muy importante. Las tendencias pueden ser evaluadas por el Cambio
Anual Porcentual (APC por sus siglas en inglés). El APC es el promedio anual del
cambio de una tasa durante un periodo de tiempo y nos ayuda a poder identificar
si las tasas, en promedio, están decreciendo, aumentando o si se han mantenido
constantes durante el periodo. En Puerto Rico, durante el periodo de 1987 al 2003,
las tasas de incidencia de cáncer entre hombres aumentaron, en promedio, 0.1%
cada año. Esta tendencia no es estadísticamente significativa. Por lo tanto, se
puede decir que la tendencia se ha mantenido constante. Mientras que, entre las
15
mujeres, para el mismo periodo las tasas de incidencia aumentaron, en promedio,
0.5% cada año. Esta tendencia fue estadísticamente significativa, por lo tanto,
hubo un aumento en las tasas de incidencia de cáncer entre las mujeres. La tabla
3.2 muestra los APC de los tipos de cáncer más comunes.
Tabla 3.2 APC (%) de la incidencia de cáncer más comunes, PR, 1987-2003
Boletín del Registro de Cáncer, 2004
3.3 Mortalidad por Cáncer en Puerto Rico
El cáncer es la segunda causa de muerte en Puerto Rico. Durante el periodo de
2000 al 2004 se reportaron un promedio de 4,767 muertes por cáncer anuales en
la isla. El 57.2% de las muertes por cáncer fueron en hombres y el 42.8% en
mujeres. Durante este periodo las causas principales de muerte fueron el cáncer de
pulmón y bronquios, colon y recto, próstata y mama. En los hombres, el 45.1% de
las muertes fueron por cáncer de próstata, pulmón y bronquios y colon y recto. En
las mujeres, el cáncer de mama, colon y recto y pulmón y bronquios representaron
el 41.2% de las muertes por cáncer. El cáncer de próstata fue la principal causa de
muerte en los hombres, causando más de 516 muertes anualmente. El cáncer fue
la principal causa de muerte por cáncer en las mujeres, causando más de 360
muertes anualmente. Otros tipos de cáncer que causaron un número importante de
muertes en los hombres fueron el cáncer del estómago, esófago, cavidad oral y
faringe, páncreas y leucemia; en las mujeres fueron el cáncer de hígado y tracto
16
intrahepático, estómago, páncreas, ovario, leucemia y cuerpo del útero (De La
Torre et al., 2004).
El 0.1% de las muertes por cáncer ocurrieron entre los 0 a 20 años de edad, el
8.1% entre los 20 a 49 años de edad; el 22.9% de las muertes entre los 50 a 64
años de edad, el 24.5% entre las edades de 65 a 74 años y el 43.8% entre los
mayores de 75 años de edad. La tabla 3.3 muestra el porciento de muertes de
cáncer por edad y sexo en Puerto Rico entre 1999-2003.
Tabla 3.3 Porciento de muertes por cáncer por edad y sexo, 1999-2003
Boletín del Registro de Cáncer, 2004
Las tasas de mortalidad en hombres y mujeres han mostrado una reducción
durante el periodo de 1987 al 2004. Las tasas de mortalidad en hombres
17
disminuyeron, en promedio, 1.02% cada año. Esta tendencia es estadísticamente
significativa. Por lo tanto, la tendencia de mortalidad ha disminuido
significativamente. Mientras que, entre mujeres, para el mismo periodo las tasas
de mortalidad disminuyeron, en promedio, 0.98% cada año. Esta tendencia fue
estadísticamente significativa, por lo tanto, hubo una reducción en las tasas de
mortalidad de cáncer entre las mujeres. La tabla 3.4 muestra los APC de
mortalidad de los tipos de cáncer más comunes por sexo en Puerto Rico entre
1987-2004.
Tabla 3.4 APC (%) tipos de cáncer más comunes por sexo, 1987-2004
Boletín del Registro de Cáncer, 2004
3.4 Inefectividad de los Tratamientos Convencionales Contra el Cáncer
3.4.1 Cirugía
La cirugía es sin dudas el método más común practicado por la clase médica a lo
largo de la historia médica moderna para tratar el cáncer. Un vistazo a las
estadísticas sobre el cáncer nos revela además, que la mayoría de los pacientes de
cáncer que se han sanado recurrieron a este método para tratar la condición; y no
es que lo pongamos en duda, pero es importante, tal vez imperativo, que
realicemos un breve pero a la vez serio análisis de la cirugía del cáncer; porque
los resultados del aparente éxito de esta práctica médica son aun inconclusos y
18
han sido puestos en tela de juicio por muchos profesionales de la salud (Maugh et
al., 1995).
Por ejemplo, para 1995 se celebróque el promedio de supervivencia en pacientes
de cáncer de la piel fuera del 85%, 60% en cáncer de mama, 40% en pacientes de
cáncer de colon y 70% en pacientes de cáncer del útero (Marx, 1995). Sin
embargo, estas estadísticas solo hacen referencia al llamado periodo de cinco años
de supervivencia del paciente con relación al cáncer, a partir de la fecha del
diagnóstico inicial. No se tenía en aquel momento información adicional – como
no se tiene hoy día tampoco – sobre cuántos de aquellos pacientes sobrevivieron
al periodo inicial de supervivencia de cinco años. ¿Por qué no está disponible
dicha información? Todo parece indicar que la respuesta a dicha pregunta ha
estado disponible desde hace siglos.
Es interesante señalar que la cirugía del cáncer no siempre fue favorecida por la
clase médica antigua. Hipócrates, el llamado Padre de La Medicina y quien estuvo
muy familiarizado con la enfermedad del cáncer, siempre aconsejóa sus colegas:
“Sobre todo, no hagan daño a sus pacientes”; y uno de sus más elocuentes
tratados sobre medicina advierte: “Es mejor no aplicar tratamiento (invasivo) en
casos de cáncer oculto; porque si se hace, el paciente morirápronto; pero si no se
trata, el paciente durarápor largo tiempo” (Shimkin, 1977). Aulo Cornelio Celso,
un prominente enciclopedista médico del siglo I de nuestra era, enfatizó que el
cáncer avanzado se “irrita mediante tratamiento”, y que a mayor grado de
irritación, mayor posibilidad existe de exacerbar los síntomas propios de la
condición hasta provocar la muerte del paciente (Moss, 2002). Es importante
señalar que dicho principio permaneció vigente por siglos, hasta que la cirugía
cobrónotoriedad en el siglo XIX.
19
¿Cuál era el razonamiento detrás del principio? Algunos científicos modernos,
siguiendo el razonamiento de sus colegas del pasado, han cuestionado si la cirugía
misma no acelera el proceso canceroso. El argumento radica en que dado que la
cirugía inevitablemente irrita o altera el tumor, extirpar el mismo puede provocar
la propagación de células cancerosas por todo el cuerpo e inducir metástasis. De
hecho, algunos libros de texto incluso advierten contra el peligro de remover un
espécimen para análisis (biopsia), ya que esto podría tener el efecto antes
mencionado (Moss, 2002).
Esto nos lleva a considerar otro asunto muy importante: ¿son el cáncer y el tumor
la misma cosa? La clase médica parece creer que sí, ya que todos los métodos
convencionales para tratar el cáncer tienen el mismo objetivo: la eliminación del
tumor mediante la erradicación de éste o la disminución de su tamaño. Lo que es
peor aun, la llamada remisión del cáncer parece medirse en estos términos; no
obstante, un tumor no puede estar compuesto exclusivamente de células
cancerosas (Bollinger, 2011), debido a que las células cancerosas no pueden
formar tejido. El tejido de un tumor, a diferencia de lo que se cree, debe estar
compuesto de células saludables. Las células cancerosas que residen en el tumor
son lo verdaderamente importante y no el tejido mismo; pero ni siquiera las
células cancerosas en el tumor son las que ponen en peligro la vida de la persona.
Es la propagación de las células cancerosas a través de los sistemas sanguíneo y
linfático lo que realmente mata al paciente.
Entonces, regresando a la pregunta que hiciéramos al principio, ¿por quéno existe
información que revele cuántos pacientes de cáncer – que se someten
rutinariamente a cirugía – sobreviven al periodo inicial de supervivencia de cinco
años luego del diagnóstico inicial? Un análisis minucioso de las estadísticas
disponibles revelan que la Industria del Cáncer define el término “cura”, como el
periodo aplicado al paciente que sobrevive por al menos cinco años desde la fecha
20
del diagnóstico inicial (Bollinger, 2011). Esto parece ser una manipulación de los
términos, puesto que dicha circunstancia no serí
a indicativa en forma definitiva de
que el paciente se ha “sanado” o que está “libre de cáncer”; mucho menos de que
ha sobrevivido más alláde dicho periodo. De manera, que el aparente éxito de la
cirugía de cáncer muy bien pudiera circunscribirse a dicha manipulación de los
términos o estadísticas, ya que como hemos explicado, la cirugía, aunque puede
prolongar la vida de la persona por un tiempo – sobre todo, en el caso de tumores
que pudieran estar bloqueando algún órgano – no puede evitar la propagación del
cáncer (metástasis); peor aun, pudiera provocarla.
3.4.2 La Quimioterapia
La Quimioterapia consiste básicamente en el tratamiento del cáncer mediante
sustancias químicas, fundamentalmente de dos tipos: las citostáticas, que intentan
impedir que las células cancerosas se multipliquen, y las citotóxicas, que
destruyen las células cancerígenas. El problema es que ambos tipos, al margen de
su grado de efectividad, no son selectivos, y por consiguiente, también afectan a
las células sanas.
La Quimioterapia es uno de los métodos más indefendibles de la medicina
moderna; y solo el hecho de que se presente por los médicos como la única
alternativa a una muerte segura, permite entender que los pacientes acepten
someterse al deterioro fí
sico y emocional que provoca (Muro, 2003). Este método
de tratamiento contra el cáncer nació en 1942, cuando Alfred Gilman y Fred
Phillips, investigadores de la conocida Universidad de Yale, decidieron estudiar
las posibilidades terapéuticas del gas mostaza o Iperita, un producto venenoso que
se utilizo como arma quí
mica por primera vez durante la I Guerra Mundial. Estos
investigadores sabían que tras un ataque efectuado en 1917 con el gas mostaza
por las tropas alemanas, muchos soldados resultaron muy afectados, aun estando
lejos del lugar del estallido de la bomba del gas. Pocos días después, un buen
21
número de aquellos soldados murieron como consecuencia de cuadros infecciosos
y hemorragias internas; constatándose, que todos ellos padecían de una marcada
disminución de glóbulos blancos y plaquetas, asícomo hipoplasia (reducción del
volumen de un órgano por disminución de su número de células) medular y
linfática. Todo este cuadro tétrico fue el resultado de la capacidad del gas mostaza
de actuar como agente alquilante, es decir, capaz de alterar la estructura y función
de las moléculas de ADN de una célula de tal manera que impida que esta pueda
multiplicarse. De ahíque surgiera la hipótesis de que tal vez dicha propiedad del
gas serviría para impedir la multiplicación descontrolada de las células
cancerosas.
Poco después, comenzarían los ensayos con roedores; y tras los aparentes éxitos
iniciales en humanos, en 1946 se anuncióque se había logrado reducir el tamaño
de los tumores de dos pacientes, uno con un linfosarcoma y otro con un Linfoma
de Hodgkin. Otros investigadores prominentes, Alper, Dameshek y Peterson,
conseguían poco después resultados similares. Sin embargo, en los años 50 las
investigaciones realizadas por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI por sus siglas
en inglés) de Estados Unidos, mostraban que los agentes alquilantes, asociados ya
con esteroides y otros fármacos, no serví
an para lograr una mayor supervivencia
de los enfermos (Moss, 2002). De hecho, unos años antes (1942) el Centro de
Cáncer Sloan-Kettering Memorial, había iniciado calladamente tratamientos
contra el cáncer de mama utilizando derivados del gas mostaza sin resultados
positivos. La propia Universidad de Yale también realizó para 1943 ensayos
quimioterapéuticos en 160 pacientes de cáncer, sin que tan solo un paciente fuera
sanado (Bollinger 2011). Este hecho, llevóal renombrado Dr. Bean Burk del NCI
a comunicarle por carta a su jefe y Director del Instituto, Dr. Frank Rauscher, que
los agentes quimioterapéuticos utilizados eran: (1) “altamente tóxicos en las dosis
administradas, (2) inmunosupresores, es decir que disminuyen la capacidad del
sistema inmunológico y (3) extremadamente carcinógenos”.
22
Hoy en día, y ante la evidencia de que los fármacos anticancerí
genos utilizados en
Quimioterapia, no solo no curan el cáncer, sino que ni siquiera prolongan la vida
de los enfermos, se ha instaurado la moda de aplicar un “protocolo de
quimioterapia combinada”. Es decir, la utilización de los llamados “cocteles” –
como en el caso de los pacientes de SIDA – con varios productos que se toman al
mismo tiempo (Muro, 2003). Según la versión oficial, cuando esos cocteles se
toman tras una intervención quirúrgica para extirpar el tumor, se logran “índices
de curación significativos. Claro, lo que eso realmente significa es que la
supervivencia en los cinco años siguientes es algo mayor estadísticamente. Lo que
no significa es que el cáncer se cure, porque el paciente termina muriendo en la
mayor parte de los casos. Como ya se explicó, cuando los oncólogos hablan de
“curación”, no se refieren realmente a que el paciente queda libre del cáncer, sino
que hablan de “curación clínica”, término que se aplica a todo enfermo que sigue
vivo cinco años después de haberle sido diagnosticado un cáncer.
Otro asunto importante es que la respuesta a la Quimioterapia varí
a en función de
la dosis, el tipo de fármaco que se administra, la duración del tratamiento y el
grado de evolución en que se encuentra la enfermedad. No obstante, la respuesta
del organismo a dichos fármacos es siempre la misma. Al tratarse de agentes
tóxicos, poseen un efecto inmunosupresor, o sea, que bajan las defensas del
enfermo, atacando la médula ósea y destruyendo a la vez los glóbulos blancos
cuya función es combatir las infecciones, los glóbulos rojos que llevan el vital
oxígeno a los órganos del cuerpo y las plaquetas que permiten la coagulación de
la sangre. Consecuentemente, todo enfermo de cáncer sometido a Quimioterapia
queda expuesto a otras enfermedades por lo que no es extraño que pueda fallecer
de una pulmonía o una infección común. Sobre este particular, el Dr. Allen Devin,
alega: “la mayoría de los pacientes de cáncer en los Estados Unidos mueren de
Quimioterapia” (Bollinger, 2011). Dicho comentario es interesante si se toma en
consideración que el fármaco quimioterapéutico “5FU” es comúnmente conocido
23
por los doctores como “cinco pies bajo tierra” por sus efectos potencialmente
letales. A esto podemos añadir que los agentes quimioterapéuticos son además
cancerígenos; no sólo como efecto colateral, sino como efecto directo y primario
(Moss, 2002), puesto que no distinguen entre las células cancerosas y las sanas.
Tan cierto es esto último, que investigaciones recientes revelan que los
farmaceutas que dispensan fármacos quimioterapéuticos están en peligro de
contaminarse con estos y desarrollar cáncer (Bollinger, 2011). Estudios
adicionales sobre el tema y publicados en el rotativo Seattle Times en julio de
2010, reportó que los epidemiólogos daneses utilizan data disponible entre los
años 1940 a 1980 para establecer el potencial de riesgo de padecer leucemia entre
enfermeras oncólogas. Un estudio danés del 2010 concluyó
que 92,000
enfermeras enfrentan un elevado riesgo de contraer cáncer de mama, tiroides y del
cerebro como consecuencia de la contaminación en sus lugares de trabajo con
residuos – incluso orina – de derivados quimioterapéuticos.
La mayoría de los fármacos oncológicos provocan entre otros efectos indeseables,
calvicie, náuseas extremas, vómitos, encías sangrantes, debilidad extrema, llagas
alrededor de la boca y sangrado y ulceración del tracto gastrointestinal. Muchos
pacientes aseguran que los efectos colaterales – entre ellos la anemia y la fatiga –
son incluso peores que la propia enfermedad. En el año 2009, un artículo
publicado en los Archivos de Medicina Interna concluyóque el síntoma de fatiga
o cansancio extremo que resulta de las dosis de quimioterapia administradas a la
mayoría de los pacientes, resultan ser tan contraproducentes que muchos los
describen como peores que los propios de la condición (cáncer).
Además de los citados efectos a corto plazo, la Quimioterapia puede provocar
otros a largo plazo. Por ejemplo, lesiones del corazón que pueden manifestarse
semanas, meses o incluso años después del tratamiento (Campoy, 2004). Un
trabajo publicado por Nature Medicine
24
en el 2003 señala que el mismo
mecanismo que sirve para luchar contra los tumores en una de las sustancias
(Herceptin), utilizada en el cáncer de mama, es responsable a la vez de causar
daños al corazón al hacer más vulnerables las células cardí
acas a la toxicidad de
los quimioterapéuticos. La Quimioterapia puede también provocar pérdida de la
fertilidad.
En resumen, la Quimioterapia, no solo no garantiza – en la mayor parte de los
casos – una mayor supervivencia, sino que encima provoca una calidad de vida
mucho peor. En síntesis, la pregunta final pudiera ser: ¿se someterían los
oncólogos a la Quimioterapia si fueran diagnosticados con cáncer? La respuesta
puede sorprender. El Centro de Cáncer McGill en Montreal, Canadá, uno de los
más prestigiosos centros para el tratamiento de cáncer en el mundo, encuestóa 64
oncólogos de reconocida reputación y prestigio; con el propósito de saber cómo
reaccionarían ante un diagnóstico de cáncer. Cincuenta y ocho (58) respondieron
que la Quimioterapia sería inaceptable, incluyendo a sus familiares. La razón: los
quimioterapéuticos realmente no funcionan, son tóxicos y los efectos fí
sicos y
emocionales son devastadores (Day et al., 2005). Estamos hablando de que el
91% de los oncólogos no utilizarí
an la terapia que ellos mismos recomiendan a
otros. ¿Seráque saben algo que se le oculta al público en general?
3.4.3 La Radioterapia
La terapia con radiación o radioterapia, consiste en aplicar rayos X de alta
intensidad para debilitar la capacidad reproductiva de las células del cáncer.
También se utiliza radioactividad emanada de implantes artificiales, como las
semillas de cobalto-60 o radio que se insertan directamente en el tumor. El
problema es que – como en el caso de la quimioterapia – esa radiación daña las
células sanas al
tiempo que destruye las cancerígenas. Además deprime
severamente el sistema inmunológico y puede causar daños graves en los
cromosomas. Esto puede ocurrir hasta cuando nos hacemos una radiografía, así
25
que el efecto en dosis terapéuticas es obviamente mucho mayor (Muro, 2003).
Hoy en día está constatado que no existe un “umbral” para los efectos genéticos
de la radiación; es decir, que cualquier dosis de radiación provoca mutaciones y
que la cantidad de las mismas suelen ser proporcional a las dosis. Dicho de otra
manera, no hay ninguna dosis segura de radiación, por consiguiente, la
radioterapia es pues, ante todo, un demostrado método cancerígeno (Gerson,
2009). Por eso los últimos “avances” radioterápicos consisten en minimizar el
área que se irradia y el tiempo de aplicación. Una vez aplicada la radiación, los
efectos aparecen tras un “periodo de incubación”. Se dice que son agudos cuando
se manifiestan en cuestión de minutos, días o semanas. Pero pueden aparecer
también después de muchos años.
Hay que agregar que no todas las células y tejidos son igualmente sensibles o
vulnerables a las radiaciones. Además, en términos generales, cuanto mayor es la
dosis, más rápida es la aparición de efectos indeseables; por eso en la práctica –
exceptuando los accidentes o actos negligentes de importancia – se aplican hoy
dosis muy pequeñas a fin de que el tiempo de “latencia o incubación” sea largo
(hasta de más de 25 años). Pero lo cierto es que ni siquiera esa prudencia impide
que aparezca muchas veces metástasis, se reproduzca el cáncer o se generen
nuevas enfermedades como consecuencia del daño causado al organismo.
Los defensores del tratamiento con radiación intentan minimizar los efectos
secundarios potenciando los “beneficios” que a corto plazo se obtienen. Por
ejemplo, la ya mencionada remisión de cinco años en el 80% de pacientes de
enfermedad de Hodgkin. Asímismo, aseguran que el tratamiento es igualmente
efectivo en casos de los linfosarcomas, en el caso de cáncer de próstata no
operable, y en los tumores localizados de cabeza, cuello y cérvix. También
aseguran que la radioterapia es preferible en cánceres como el de laringe y
próstata. En el caso de tratamiento de cáncer de mama se argumenta que la
26
lumpectomía combinada con radioterapia parece disminuir las posibilidades de
aparición del tumor en la mama afectada; aunque eso, incluso entre quienes
apuestan a esta fórmula de tratamiento, estáen discusión porque pueden aparecer
cánceres posteriores, diez años después de la exposición.
El tratamiento de cáncer con radioterapia, no solo tiene un valor limitado y
discutible, sino que con frecuencia resulta mucho más nocivo que beneficioso.
Como ya hemos mencionado, los efectos colaterales conocidos de la terapia con
radiación incluyen la inmunodeficiencia severa y prolongada, además de daños
cromosómicos que podrían producir cáncer más tarde. Incluso la aplicación de
dosis muy moderadas de radiación en los testículos y ovarios pueden causar la
esterilización o inducir a mutaciones genéticas. La radioterapia puede también
impedir de manera permanente el crecimiento de los niños (Israel, 2007).
Pero hay muchos más efectos colaterales. La radioterapia puede provocar náuseas,
vómitos, pérdida de pelo – temporal o permanente – ronchas y quemaduras de la
piel y las membranas mucosas, debilidad y fatiga, lesiones o úlceras en boca,
garganta, intestinos, áreas genitales y otras partes del cuerpo, necrosis de los
huesos, dilatación permanente de pequeños capilares y arterias debajo de la piel,
amenorrea, úlceras en el recto, fí
stulas, diarrea, colitis e hinchazón.
Definitivamente, este no es un cuadro muy alentador, sobre todo, cuando
hablamos de una terapia que se supone sea curativa; y estos son solo los efectos a
corto plazo. A largo plazo la radioterapia puede causar daños muy serios en los
órganos y tejidos del organismo.
De hecho, la mayoría de los cánceres no se pueden curar mediante la radiación,
porque la dosis de rayos X necesaria para eliminar todas las células cancerígenas
podrí
a matar también al paciente (Cairns, 1985). Por otra parte, hay estudios que
demuestran que las personas que se han sometido a radioterapia son más
27
propensas a desarrollar cáncer en otras áreas del cuerpo, activando el proceso de
mutación que crea nuevas células de cáncer de otros tipos (Israel, 2007). En
adición, el National Surgical Adjuvant Breast Project, a la hora de analizar los
efectos de la radioterapia en el cáncer de mama, concluye: “De los datos
disponibles parece deducirse que el uso de la irradiación en el post-operatorio no
ha proporcionado ventajas discernibles a los pacientes tratados, en términos de
aumento de la proporción de quienes quedaron libres de la enfermedad durante
cinco años. A este respecto, y según varios ensayos y un artículo publicados en
1994 por la revista The Lancet, en algunos casos concretos la radioterapia
aplicada después de una operación de cáncer de mama incrementa incluso el
índice de mortandad (Stjernsward, 1994); y de acuerdo a otro estudio realizado
por epidemiólogos del centro Médico Presbiteriano de Columbia, publicado en
1998, el tratamiento con radiación del cáncer de mama aumenta ligeramente el
riesgo a largo plazo en la mujer de padecer de cáncer del esófago. El estudio se
dirigió a examinar los archivos de más de 220,000 pacientes de cáncer de mama
diagnosticadas entre 1973 y 1993. El grupo incluyó a pacientes que recibieron
radioterapia y a aquellos que no. Diez o más años después del diagnóstico, los
pacientes irradiados presentaban aproximadamente cuatro o cinco veces más
posibilidades de desarrollar cáncer del esófago que los pacientes no irradiados o
de las mujeres de la población general (Ahsan y Neugut, 1998).
Muchas de las complicaciones ocasionadas por la radiación no se hacen evidentes
hasta varios años después del tratamiento, dando al terapeuta y al paciente un
falso sentido de seguridad durante uno o dos años. La médula ósea, donde se
generan las células de la sangre, resulta considerablemente obliterada en el campo
de irradiación; y se trata de un efecto irreversible (Jones, 1980). Incluso algunos
efectos están más enmascarados. En un estudio realizado en 1995 en la
Universidad de Oxford sobre el cáncer de mama, se encontróque muchas mujeres
que fueron irradiadas murieron de ataque cardíacos porque sus corazones se
28
habían debilitado por el tratamiento (Muro 2003). La radiación puede también
debilitar el Sistema Inmunológico, lo que puede llevar a la muerte por causas
secundarias como neumonía u otras infecciones interiores. De hecho, muchos
pacientes cuya muerte se certifica por deficiencia cardí
aca, neumonía o paro
respiratorio, realmente mueren de cáncer, o para ser más exactos, a consecuencia
de su tratamiento para el cáncer (Muro, 2003).
Es patente mencionar la opinión de tres radiólogos prominentes, quienes no
muestran reparos a la hora de criticar las “bondades” de la radioterapia. Nos
referimos al Dr. William Powers, Director de la División de Radioterapia de la
Escuela de Medicina de la Universidad de Washington; a Phillip Rubin, Jefe de la
División de Radioterapia de la Escuela de Medicina de la Universidad de
Rochester y a Vera Peters, médico del Princess Margaret Hospital en Toronto,
Canadá. Todos ellos están de acuerdo en admitir que “aunque la radioterapia
preoperatoria y postoperatoria ha sido utilizada extensamente y durante décadas,
no es todavía posible demostrar el beneficio clínico inequívoco de este
tratamiento combinado. Aun cuando la proporción de una cura mejora con una
combinación de radiación y terapia, es necesario establecer el costo en incremento
de mortalidad que puede tener lugar en los pacientes sin respuesta favorable a la
terapia adicional”.
Hoy en día, la mayoría de los médicos – sobre todo en Puerto Rico – continúan
creyendo que la radioterapia es inofensiva (Muro, 2010). Eso explica que el 60%
de los tumores reciba radioterapia en algún momento de su evolución. En la
mayoría de los casos se emplea en las primeras fases del proceso, mientras que en
un 10% se utiliza cuando el paciente sufre alguna recaída. Se sigue pues
recomendando a los enfermos como un tratamiento “paliativo”, escudándose en
las “mejora tecnológica” de los aparatos porque con ellos se suponen que son más
seguras las dosis de radiación recibidas. Y esto no es algo sobre lo que se pueda
29
alegar ignorancia porque se ha estado proclamando desde la década de los
cincuenta. Los primeros estudios realizados en el Centro de Cáncer SloanKettering Memorial de Nueva York demostraron que la radioterapia podía llegar a
ser mortal y que los pacientes que no recibieron radiación vivieron mucho más
tiempo que aquellos que fueron irradiados. Este y otros hallazgos fueron
denunciados por Ben Fitzgerald en un congreso en 1953. En aquella
comunicación – el desde entonces famoso Informe Fitzgerald – se acusaba al
establecimiento médico de conspirar activamente para eliminar terapias
alternativas prometedoras contra el cáncer. Sin embargo sus estudios fueron
ignorados y la industria de la radioterapia siguiósu camino. Algo parecido ocurrió
en 1979, cuando el Dr. Irwin Bross denunció que “durante 30 años los radiólogos
habían estado involucrados en una mala praxis masiva”. Sin embargo, su intento
de conseguir fondos para investigar el encubrimiento de lo que denominarí
a
“cáncer médico provocado por la radioterapia” no prosperó. Nuevamente, ¿sabrán
ellos algo que se oculta al público en general?
3.5 El Cáncer: Los problemas de Diagnóstico
En cuanto al diagnóstico del cáncer se refiere, hay que decir que hasta hace
relativamente poco no se disponía de métodos precisos para su detección precoz,
ni en sus estados previos, ni en sus fases iniciales; ni podía hacerse un
seguimiento adecuado de los casos, por lo que tanto médicos como pacientes se
encontraban en una lucha a ciegas al no tener la posibilidad de controlar la
evolución de la enfermedad. Es más, las pruebas efectuadas daban a veces
“positivo” a pesar de que los pacientes no sufrían ningún tipo de cáncer, lo que se
denomina un “falso positivo”; al tiempo que en otros casos, los resultados eran
aparentemente negativos cuando era obvio que el paciente sufría de cáncer: “falso
negativo”. Este hecho, asumido como normal llevó a los científicos a formular
teoremas de cálculo sobre la precisión de los resultados de las pruebas basados en
las “similitudes estadísticas” encontradas entre los falsos positivos y negativos,
30
sumados y divididos a y entre los verdaderos positivos y negativos confirmados
con posterioridad; lo que dio, sorprendentemente, origen a un sistema de cálculo
de probabilidades más empírico que matemático, pero que fue comúnmente
aceptado por la comunidad médica (López, 2005).
Hoy en día, la mayoría de los expertos en cáncer utilizan métodos analíticos
basados en la detección de datos “anormales” en la sangre y orina de los pacientes
mediante pruebas específicas denominadas marcadores tumorales, solo que tales
métodos de diagnóstico son confiables hasta cierto punto ya que algunos son
incapaces de detectar la presencia del cáncer; salvo que éste, estédesarrollándose
o diseminándose por los tejidos. Por otro lado, tumores previamente no detectados
pueden pasar desapercibidos para los reactivos existentes, ya que al no haberse
clasificado anteriormente, no se dispone de un método de clasificación de la
patología. Es más, en ocasiones estos “tests” detectan sustancias producidas por
enfermedades diferentes al cáncer que elevan los resultados provocando un error
en el diagnóstico y dando un falso positivo. Otros no son lo suficientemente
sensibles como para identificar la presencia de cáncer en un amplio porcentaje de
pacientes. Obviamente, cuando los pacientes presentan ya un gran deterioro –
como consecuencia de la enfermedad – se pueden utilizar otros métodos de
diagnóstico y seguimiento tales como: las biopsias del tejido, la Tomografía Axial
Computarizada (TAC), la Resonancia Nuclear Magnética (RNM), La Tomografí
a
por Emisión de Positrones (PET Scan), las gammagrafí
as, los ultrasonidos y
demás arsenal tecnológico disponible en la actualidad. Pero, ¿qué de las fases
iniciales? Porque mientras más temprana su detección o identificación de la
predisposición, más fácil serárevertir o prevenir el cáncer.
Tomemos por ejemplo el caso de las mamografí
as, técnica con serí
as
limitaciones. Teóricamente, puede detectar tumores entre 6 y 17 meses antes de
que éste sea palpable, pero lo cierto es que en estudios rigurosos jamás se ha
31
conseguido superar la barrera del 52% de precisión diagnóstica. Aun así,continúa
siendo considerado como el método de primera elección a la hora de establecer
programas de detección precoz. Otro agravante estriba en que el método no es
inocuo. Como ya hemos considerado, la exposición a rayos X supone un riesgo de
salud evidente a largo plazo, sobre todo en mujeres con un historial familiar de
cáncer de mama.
Tampoco debe olvidarse que cuando una mujer recibe la noticia de que la
mamografí
a ha dado positivo se suele desencadenar otro proceso de angustia y
ansiedad que, invariablemente, provoca cambios drásticos en la vida de la persona
afectada y su entorno. Cambios tan radicales en ocasiones, que rara vez la persona
vuelve a ser la misma. Por otro lado, el miedo a padecer de una enfermedad letal
puede tener repercusiones serias en el estado de salud de los sistemas
inmunológico y nervioso de la persona, lo que como ya hemos discutido puede
constituir un riesgo en el desarrollo de cáncer (López, 2005).
En el caso del cáncer prostático, el análisis por excelencia – desde la perspectiva
médica – es el nivel de PSA (antígeno específico prostático). Es común ver que si
el PSA de un paciente está alto, se ordene una biopsia u operación. El
razonamiento es que el PSA elevado es equivalente a cáncer de próstata, pero, ¿lo
es en realidad? De acuerdo a estudios recientes, lo único que revela el PSA “Test”
es simplemente cuánto antígeno prostático un hombre tiene en su sangre, lo cual
es un indicador de inflamación. Sin embargo, infecciones, agrandamiento benigno
de la próstata y hasta el uso de ciertos medicamentos sin receta (Ibuprofen, por
ejemplo), pueden elevar los niveles de PSA y no significar cáncer de próstata
(Bullinger, 2011). El Dr. Thomas Stamey, de la Universidad de Stanford, fue uno
de los primeros proponentes del PSA “Test”, no obstante, en una conferencia
emitida en el 2004, el galeno dijo que “el PSA ya no tenía una relación con el
cáncer de próstata. De hecho, el propio inventor de la prueba, Richard J. Albin, se
32
ha expresado en contra de ella por más de una década; y más recientemente, en
marzo de 2010, escribió para el New York Times: “el PSA “Test es difícilmente
una prueba efectiva para detectar cáncer prostático”. Aun así, millones de
hombres por todo el mundo son inducidos a biopsias y cirugías innecesarias como
consecuencia de los resultados de estas pruebas. ¿Cuáles han sido las
consecuencias? Incontinencia, impotencia y hasta la propagación de células
cancerígenas por todo el cuerpo (metástasis) debido a las biopsias y remoción del
órgano.
Por otra parte, existe un método económico y bastante más preciso que fue
desarrollado por Sam Bogoch, médico y bioquímico formado en Harvard; que en
1991 dio a conocer sus más de 20 años de investigación científica: el AMAS.
Aprobado en 1994 por la FDA (Food and Drug Administration), el AMAS mide
la cantidad en sangre de un anticuerpo específico denominado anti-malignina,
que actúa contra la íntima capa proteica de la célula cancerosa y que, según el Dr.
Bogoch, se encuentra en todos los tipos de cáncer. Un método que no solo permite
efectuar la detección precoz, sino además seguir la evolución de la enfermedad,
midiendo la efectividad del tratamiento, percibida en términos de reacción de
anticuerpos. El AMAS ha demostrado una precisión del 95% en la primera prueba
y un 99% en la segunda. Se asegura que tiene la capacidad de detecta el cáncer
hasta 19 meses antes que los métodos convencionales (López, 2005).
Otra prueba económica y sencilla de detectar cáncer de manera temprana y que
permita el seguimiento y eficacia de cualquier tratamiento es la HCG por sus
siglas en inglés. Esta es realmente una prueba de embarazo que detecta una
hormona llamada gonadotropina crónica humana en una muestra de orina o
sangre. El Bioquímico y paciente de cáncer, Dr. Howard Bear, descubrió que se
puede monitorear el cáncer mediante esta prueba determinando cuan activo estáel
cuerpo en producir células innecesarias o controlando la producción de éstas de
33
manera normal. La teorí
a de Bear es que si los niveles de HCG se elevan pero no
existe embarazo, entonces, un proceso anormal de producción celular estaría
ocurriendo lo cual puede llevar a concluir que un cáncer se estádesarrollando. El
famoso Dr. Manuel D. Navarro concuerda con la teoría del Dr. Bear y ha
desarrollado una prueba para detectar cáncer, incluso antes que las señales o
síntomas propios de la condición se desarrollen.
3.6 Las Manipulaciones Estadísticas en el Cáncer
La maquinaria del establecimiento oncológico se ocupa desde hace años de hacer
creer a la sociedad que en la curación del cáncer se avanza de manera constante,
pero no es verdad en absoluto. En lo que se ha avanzado es en el diagnóstico y
solo en un mínimo porcentaje de cánceres, digamos en los menos importantes.
Pero en la curación de los más graves, no se ha avanzado prácticamente nada. Una
verdad que se ha tratado de ocultar mediante manipulaciones estadísticas
(Campoy, 2006).
Por ejemplo, la industria del cáncer ha definido el término “cura” para referirse al
paciente que sobrevive más de cinco años desde la fecha del diagnóstico inicial.
No obstante, dicha definición no se refiere de ninguna manera a que el paciente
haya sido sanado o estélibre de cáncer. Lo que realmente sucede es que debido a
mejoras en los métodos de diagnóstico, ahora los tumores se pueden localizar
meses o incluso años antes a lo que sucedía con los métodos de diagnóstico
disponibles algunos años atrás. Por consiguiente, los pacientes viven ahora más
tiempo. Sin embargo, si un paciente desarrolla el mismo cáncer luego del periodo
de cinco años, o si muere poco después, aun se considera curado según dichos
parámetros (Bullinger, 2011).
Otra cosa que suele ocurrir o verse con frecuencia en las estadísticas de la
industria del cáncer es la omisión o inclusión – dependiendo de cuál sea el caso –
34
de ciertos grupos para que las estadísticas luzcan mejor. Por ejemplo, no es raro
ver que pacientes de cáncer del pulmón se excluyan de ciertas estadísticas, a pesar
de que el cáncer del pulmón estáentre las primeras causas de muerte por cáncer.
Por otra parte, se incluyen ciertos tipos de cáncer de piel, ya que el 99% de los
pacientes con dicha condición vive pasado el periodo de cinco años, lo cual
obviamente aumenta el porciento de “curas”.
Una clara manipulación de las estadísticas del cáncer la vemos en la remoción de
pacientes que mueren durante un protocolo quirúrgico, quimio o radioterapéutico
del grupo de control. Lo que esto significa en términos simples es que si de diez
pacientes en un protocolo de quimioterapia de sesenta días, nueve mueren antes
de concluido el protocolo y uno solo sobrevive, entonces los nueve son removidos
de la muestra y se considera el protocolo 100% efectivo (Moss, 2002).
La industria del cáncer también suele pasar por alto el conteo de pacientes que
mueren durante un protocolo quirúrgico, quimio o radioterapéutico, adjudicándolo
a otras causas. Por ejemplo, si como consecuencia de los efectos colaterales de un
protocolo oncológico (quimio o radioterapia), un paciente se debilita y muere de
neumonía, esa muerte no se le adjudica a las estadísticas del cáncer, sino tal vez a
un fallo respiratorio o cardíaco.
Finalmente, es común escuchar que si un tumor es reducido de tamaño como
resultado de la Quimioterapia, el protocolo es efectivo; pero, ¿quiere decir eso que
el paciente vivirámás tiempo? No necesariamente, ya que como se ha explicado
antes, la reducción de tumores en el cáncer no constituye garantía de que un
paciente sobreviva a la condición.
35
3.7 Efectividad Terapéutica de los Métodos Biológico-Naturistas en el
Tratamiento del Cáncer
Los seres humanos afrontamos desde hace algunas décadas las llamadas
“enfermedades” como un auténtico campo de batalla, donde se lleva a cabo una
guerra contra sus “responsables”; agresores externos – bacterias, virus, hongos,
parásitos, etc. – a los que hay que combatir. Por tal motivo, es común escuchar a
un buen número de profesionales de la salud utilizar un lenguaje eminentemente
bélico. Por ejemplo, hoy se habla de “librar combates”, de “hacer la guerra” a esta
o aquella enfermedad; de “enemigos a combatir”, de “ataques” sistémicos o
localizados y hasta de “victorias” o “derrotas”. En el caso de las técnicas de
tratamiento pasa algo similar. Se pueden identificar términos tales como: cortar,
quemar, destruir, bloquear, eliminar; así como de las “armas” para hacerlo, cuyo
conjunto se define de hecho como “arsenal” terapéutico.
Dicho lenguaje suele ser muy común, sobre todo, en el ámbito del cáncer, porque
también los tumores se ven como algo patógeno, es decir, como la causa del
descontrol de un grupo de células anárquicas que amenazan con extenderse por el
resto del organismo hasta ocasionar su destrucción. Esta visión reduccionista de la
enfermedad es la que ha llevado al actual establecimiento médico a utilizar una
serie de métodos invasivos y nocivos para la salud en la llamada “lucha contra el
cáncer”.
No obstante, hay quienes comparten una visión distinta de la enfermedad, y
prefieren ver a esta última desde la perspectiva biológica como una disfunción
orgánica; donde cualquier proceso patológico se atiende mejor y con más éxito
ayudando al sistema inmunológico a que enfrente el problema por símismo,
potenciándolo mediante la desintoxicación, una nutrición adecuada y otros
métodos naturistas efectivos, no invasivos y científicamente probados. Dichos
36
métodos han probado ser igualmente efectivos en la prevención y tratamiento del
cáncer.
3.7.1 Nutrición
La Nutrición es la ciencia que define principalmente el aprovechamiento de los
nutrientes. Es la ciencia encargada del estudio y mantenimiento del equilibrio
homeostático del organismo a nivel molecular y macro sistémico; garantizando
que todos los eventos fisiológicos relacionados – digestión, absorción y
utilización de nutrientes, procesos metabólicos, de eliminación, etc. – se efectúen
de manera correcta, con el propósito de lograr una salud adecuada y la prevención
de enfermedades. La nutrición es también la ciencia que estudia la relación que
existe entre los alimentos y la salud, especialmente en la determinación de una
dieta.
Aunque alimentación y nutrición se utilizan frecuentemente como sinónimos, son
términos diferentes ya que la nutrición hace referencia a los nutrientes que
componen los alimentos, y comprende un conjunto de fenómenos involuntarios
que suceden tras la ingesta de los alimentos, es decir, la digestión, absorción y
asimilación a nivel celular. Por otra parte, la alimentación comprende un conjunto
de actos voluntarios y conscientes que van dirigidos a la elección, preparación e
ingestión de los alimentos; fenómenos vinculados con el medio sociocultural y
económico del individuo y que determinan – al menos en gran parte – su estilo de
vida.
Muchas enfermedades comunes – posiblemente la gran mayoría – y sus síntomas
pueden ser frecuentemente prevenidas, aliviadas y hasta sanadas con una buena
nutrición. El cáncer, aunque muchos afirmen lo contrario, no es una excepción; de
hecho, es más bien un hecho constatado (Hilu, 2007). Por ejemplo, en una reunión
celebrada por la Asociación Americana para la investigación del Cáncer en el
37
2005, el investigador Shivendra Singh presentó cómo una sustancia que se libera
al masticar las verduras crucíferas ayuda a controlar los tumores de próstata
humanos inducidos en ratones (Muro, 2006). Las crucíferas son una amplia
familia de vegetales con más de 390 géneros y 3,000 especies, entre las cuales
existen muchas plantas cultivadas para alimento siendo las más comunes, la col o
repollo, la coliflor, las coles de Bruselas, el brécol o brócoli y el nabo gallego.
Esta sustancia liberada: el Fenitil-isotiocianato o PEITC, también provoca la
apoptosis en las células del cáncer de próstata. Al final de un ciclo de tratamiento
de 31 días los ratones tratados con PEITC presentaron tumores casi dos veces más
pequeños que los del grupo de control. Resultados que se verí
an confirmados
cuando en enero de ese mismo año, investigadores de la Universidad de Rutgers
en New Jersey, EEUU, hallaron que una combinación de cúrcuma – un
ingrediente del curry – y del fenitil- isotiocianato era eficaz en cáncer de próstata.
Posteriormente, la revista Cáncer Research del mes de septiembre de 2005
reportaría que ciertos compuestos presentes en las crucíferas podían “ayudar a
ralentizar el cáncer del pulmón”.
La eficacia de estas hortalizas en la prevención y tratamiento del cáncer se debe
además, a que contienen indol-3-carbino, una sustancia que el organismo
convierte durante la digestión en 3,3 diindolilmetano, producto que ha demostrado
“in vitro” inhibir la proliferación de las células cancerígenas y que tiene la
propiedad de acelerar el metabolismo de los estrógenos, impidiendo que pueda ser
utilizado por las células cancerosas. Asílo indicarí
a un estudio del Instituto de
investigación Hormonal de New York. Es más, inhibe en crecimiento en las
células de cáncer de próstata como demostróotra investigación; esta vez realizada
por la Universidad de California, la cual se publicó en el Journal of Biological
Chemistry. Las células cancerosas tratadas crecieron un 70% menos que las del
mismo tipo de tumor que no recibieron el tratamiento.
38
La notable actividad anticancerígena de las crucíferas se debe también a que
además contiene sulforafano, sustancia que contribuye a acabar con los
componentes potencialmente cancerígenos en las comidas. De hecho, un grupo de
científicos británicos del Centro John Innes en Norwich, consiguió en la
primavera del año 2000 crear un “superbrócoli” cruzando una variedad normal
con una de la misma familia, pero más salvaje y de origen siciliano que tiene cien
veces más sulforafano que uno natural, a fin de utilizarlo en tratamientos
anticancerígenos.
Las fresas, la mora azul y las cerezas poseen también una gran variedad de
fitoquímicos y antioxidantes de gran beneficio para la salud. Estas frutas
contienen ácido elágico, un compuesto que ayuda a prevenir la mutación celular y
actúa como anticancerígeno. Estudios clínicos además demuestran que el ácido
elágico evita que las células cancerosas puedan inhibir al gene p53 de provocar
apoptosis. Las moras azules contienen también epicatechina y pterostibilene,
ambos compuestos que protegen el hígado y previenen el cáncer del colon (Losso
et al., 2004).
En el 1999, científicos de la Universidad de Michigan descubrieron que el color
morado en las cerezas constituye una abundante fuente de ciertos antioxidantes
denominados antocianidinas. Además, contienen cantidades generosas de
melatonina, una hormona producida por la glándula pineal, la cual es parte del
proceso natural del cuerpo para regular el sueño. Se ha descubierto que niveles
normales de melatonina en el cuerpo pueden tener un efecto anticancerígeno
(Gescher, 2006).
Además de la probada efectividad anticancerígena de las verduras crucíferas y
ciertas frutas, existen varios métodos terapéuticos de nutrición científicamente
probados y efectivos, tanto en la prevención como en el manejo del paciente de
39
cáncer. Tomemos por ejemplo la Terapia Gerson. Desarrollada por el doctor
alemán Max Gerson hace ya más de medio siglo, la terapia que lleva el nombre de
este insigne médico, no solo sigue de actualidad, sino que es idónea para tratar
cualquier patología crónica además del cáncer (Campoy, 2011). De hecho, es tan
eficaz que sus postulados fueron – y siguen siendo – ferozmente atacados.
Gerson constató que básicamente la intoxicación del organismo, su acidificación
y el déficit de nutrientes, es la causa principal de todas las enfermedades, incluido
el cáncer, porque ello rebaja el nivel de defensas. De ahí, que su propuesta fue
igual de sencilla. Padezca lo que padezca, al enfermo hay de desintoxicarle,
alcalinizarle y nutrirle adecuadamente. Nutrientes procedentes siempre de
alimentos naturales, especialmente de frutas y verduras ecológicas – que deben
ingerirse crudas o poco cocinadas – y en cantidades generosas, constituyen el
fundamento de la Terapia Gerson. Muchos de los alimentos en la Terapia se
ingieren en la forma de zumos recién procesados con el propósito de proveerle al
organismo
un
suministro
óptimo
de
vitaminas,
minerales,
enzimas,
oligoelementos y fibra, además de oxigenarlo porque Gerson constató que en
todas las personas con patologías degenerativas existe una clara deficiencia de
oxígeno en sangre. Otro aspecto importante de la terapia de zumos de Gerson
consiste en ayudar al organismo a desintoxicarse y equilibrar el pH, llevándolo a
una correcta homeostasis y a potenciar el sistema inmunológico. Aunque
desconocida, esta terapia ha sido tan efectiva que sus recomendaciones han sido
avaladas por la Sociedad Americana del Cáncer; además, el Instituto Nacional
del Cáncer y la Sociedad Americana del Corazón proponen actualmente una
versión modificada de la Terapia Gerson.
El Instituto Gerson reclama que su terapia es en la actualidad capaz de lograr la
remisión en el 42% de los pacientes desahuciados por cánceres terminales, lo cual
es una cifra muy significativa (Gerson, 2009). Algunos estudios parecen respaldar
40
las cifras del Instituto Gerson. Por ejemplo, en el 2005, un estudio publicado por
expertos del Centro de Cáncer de Medicina Austriaca, reveló resultados muy
alentadores en un grupo de 36 pacientes de cáncer de mama que habían
experimentado cirugía y que a la vez realizaron una versión modificada de la
Terapia Gerson. De acuerdo con los resultados, el 76% de los pacientes
experimentaron menos efectos postoperatorios que pacientes en igualdad de
condiciones que no habían realizado la terapia (Hildenbrand, Bradford y Cavin,
2005).
Un análisis retrospectivo realizado en 1995 en 153 pacientes con melanoma
maligno, comparó el periodo de cinco años de supervivencia en pacientes que
realizaron la Terapia Gerson en relación a pacientes que no la adoptaron
(Kroberger, 1995). Los autores revelaron que el promedio de supervivencia en
pacientes que usaron la Terapia fue significativamente superior a los que solo
utilizaron métodos convencionales. Para pacientes con melanoma, etapa II (100%
vs. 79%), melanoma, etapa IIIa (82% vs. 39%), melanoma, etapa IIIa y IIIb (70%
vs. 41%) y melanoma, etapa IV (39% vs. 6%).
Otro método de alimentación naturista que ha obtenido una gran difusión, debido
tal vez a la seguridad que proporcionan más de sesenta años de práctica médica
profesional y numerosísimas observaciones realizadas en pacientes a lo largo de
varias décadas, lo es el Método Kousmine (Kume, 2011). Su creadora, la Dra.
Catherine Kousmine (1904 – 1992) expuso que el cáncer se desarrolla,
preferentemente, en cuerpos mal nutridos debido a los múltiples errores e
incongruencias de las dietas y los alimentos actuales. Para demostrar lo sólido de
sus argumentos, parte de experimentos con animales para luego exponer su
dilatada experiencia con pacientes humanos. Frente a las sustancias cancerígenas,
la Dra, Kousmine se reafirma en que un cuerpo que recibe la amplia variedad de
elementos nutritivos y que precisa para su mantenimiento, es reacio a permitir el
41
desarrollo de un tumor. La doctora explica: “Por ejemplo, existe un colorante
denominado amarillo de manteca que si se lo administra a ratas alimentadas con
comprimidos nutritivos o con arroz pulido, se provoca en ellas la aparición de
tumores en el hígado. Si se alimenta a estos animales con arroz integral o aun con
los mismos comprimidos más un suplemento de vitaminas, los tumores son más
raros o no se forman”.
El punto débil de nuestro organismo, la “gran madre” del cáncer reside, para la
Dra. Kousmine, en la finísima capa de células epiteliales del intestino. Esa es la
capa a través de la cual los nutrientes llegan al torrente sanguíneo y la circulación
linfática. Si esta membrana intestinal se vuelve excesivamente porosa o
permeable permitirá la entrada a la sangre y la linfa, numerosos tóxicos y
bacterias. Con el tiempo el hígado, que recibe a través de la vena porta la sangre
que ha pasado por el intestino, se saturaráy los filtros o ganglios linfáticos estarán
repletos de detritus orgánicos. En esta situación, toda la economía corporal podrí
a
sufrir un gran colapso. De ahí, que para la Dra. Kousmine el estado de salud o
equilibrio corporal se efectúe mediante dos procedimientos fundamentales.
1) Impedir la entrada de nuevos tóxicos al organismo eliminando las
sustancias y alimentos perjudiciales.
2) Realizar los cambios dietéticos apropiados para restaurar la normalidad
asegurando un suministro adecuado de todos los elementos que el cuerpo
necesita para regenerarse.
Para lograr este objetivo, el Método Kousmine se fundamenta en cuatro pilares
esenciales, a saber.
1) La alimentación sana
2) Higiene intestinal
42
3) Equilibrio ácido – básico del organismo
4) Aporte de nutrientes
Uno de los principales ingredientes del pilar de la alimentación sana del Método
Kousmine lo es la crema Budwing. Esta crema constituye en símisma una
extraordinaria alternativa de tratamiento en diversos tipos de cáncer. La terapia
surge de las investigaciones sobre el rol de los ácidos grasos esenciales, que por
años realizó la insigne y siete veces nominada para el premio nobel, Dra. Johana
Budwing.
Budwing propuso que la enfermedad crónica – incluido el cáncer – es el resultado
de un organismo carente de ácidos grasos esenciales, los cuales poseen electrones
unidos a moléculas de oxígeno y proteínas. Cuando éstos son absorbidos por la
pared celular, suministran oxígeno a la célula, el cual es necesario para la
elaboración de ATP, conocida como la molécula de la vida ya que suministra
energía a todo el organismo. Esta es la teoría detrás de la Dieta Budwing: el uso
de oxígeno puede ser estimulado en el organismo mediante las lipoproteínas
(proteínas ricas en sulfuro y el ácido linoleico).
La Dra. Budwing también propuso que una dieta rica en aceite de linazas
prensado en frío junto o mezclado con queso blanco y magro (tipo requesón)
promueve un metabolismo aeróbico, el cual crea un ambiente inhóspito para la
proliferación de las células cancerosas (anaeróbicas) provocando apoptosis. Es así
como surge la famosa crema de Budwing ampliamente utilizada por el Método
Kousmine.
Es interesante destacar que un nuevo estudio conducido por el Instituto Nacional
de la Salud en los Estados Unidos, sugiere que una dieta rica en ácidos omega 3 y
lignanos puede detener el crecimiento de tumores cancerosos en la próstata
43
(Demark-Wahnefried, 2009). El estudio fue presentado en la cuadragésima tercera
asamblea anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO). Los
investigadores llegaron a la conclusión de que las propiedades de la linaza,
similares a las de las semillas de ajonjolí, interrumpen la cadena de eventos que
inducen la multiplicación de células en forma descontrolada y crean el ambiente
propicio para la formación de un tumor.
Los pacientes del estudio fueron asignados al azar a uno de cuatro grupos. Un
grupo tomó 30g de semillas de linaza durante un periodo de 30 días previo a la
operación. Otro grupo tomólo mismo, pero además se le instruyóseguir una dieta
baja en grasas. El tercer grupo solo siguió las indicaciones de la dieta baja en
grasas, mientras que al cuarto grupo no se le dieron indicaciones. Luego de la
operación, los investigadores examinaron las células del tumor bajo el
microscopio para determinar cuan rápido se habían multiplicado. El resultado fue
que los dos grupos que habían ingerido las semillas de linaza mostraron un
crecimiento menor de células cancerosas.
Estos ejemplos son indicativos de que una nutrición adecuada es definitivamente
una pieza indispensable en el “rompecabezas” de cáncer. Comenzar un
tratamiento alternativo contra el cáncer pudiera asemejarse al efecto de añadir
leña a una fogata. El fuego avivado tendría el efecto de quemar, incinerar o
devorar cualquier elemento extraño (célula cancerosa) en la fogata; pero si la
alimentación no es sana, serí
a como echar agua al fuego. En conclusión, un
régimen nutricional adecuado puede ser una herramienta poderosa en la
prevención y manejo del paciente de cáncer.
3.7.2 Fitoterapia
La Fitoterapia es la utilización de plantas medicinales o de sus derivados con
finalidad terapéutica para la prevención o tratamiento de patologías. Aunque la
44
fitoterapia se remonta a tiempos ancestrales, no ha sido hasta la actualidad cuando
se han identificado los componentes de las plantas que presentan las propiedades
farmacológicas y que se denominan principios bioactivos. La fitoterapia, pues,
pertenece al ámbito de la medicina o más bien al de la medicina biológiconaturista y está estrechamente relacionada con la botánica y el estudio del
metabolismo secundario vegetal. Hoy día, existen muchos fitofármacos o
fitocompuestos que incluyen extractos estandarizados producidos a partir de la
totalidad de una planta o de sus partes u órganos, los cuales tienen un papel
relevante en la prevención y tratamiento del cáncer.
Investigaciones recientes han demostrado que los extractos del árbol
norteamericano Paw Paw (Asimina triloba), contienen nuevos y promisorios
agentes antitumorales y pesticidas. Los extractos del Paw Paw, derivados de las
ramas del árbol – las ramitas producen el extracto más potente – contienen
sustancias biológicamente activas conocidas como acetogeninas anonáceas, las
cuales son derivadas de ácidos grasos de cadena larga. Las acetogeninas
anonáceas han demostrado una actividad antimicrobiana, antiviral, antitumoral y
antihelmíntica. Los estudios también han demostrado que algunas acetogeninas
del Paw Paw exhiben una potente citotoxicidad – un efecto tóxico en las células
que previene su reproducción o crecimiento – contra las células cancerosas de las
mamas humanas, el colon y los pulmones in vitro. De hecho, una particular
acetogenina, trilobacina, demostró una actividad inhibidora un billón de veces
más potente que la adriamicina, un medicamento estándar anticancerígeno. Al
igual que la adriamicina, las acetogeninas anonáceas del Paw Paw son potentes
agentes antineoplásticos, sustancias que previenen el desarrollo del crecimiento
anormal de un tejido. Sin embargo, los extractos de esta planta no causan los
serios efectos secundarios asociados con el uso de la adriamicina (McLaughlin,
2008).
45
De acuerdo con la reciente investigación, ciertas acetogeninas del Paw Paw
muestran una promesa hacia el futuro de una nueva generación de agentes
antitumorales, debido a su habilidad de disminuir los niveles de ATP (trifosfato
de adenosina) por vía de la inhibición del complejo mitocondrio I. En términos
más sencillos, las acetogeninas del Paw Paw inhiben el crecimiento de las células
tumorales disminuyendo los niveles de ATP. El ATP es la forma primaria de
energía utilizable en las células. Por consiguiente, estas acetogeninas han
demostrado tener la capacidad de privar a las células cancerosas de su
abastecimiento energético, lo que resulta en una apoptosis o muerte programada
de las células, un tipo de respuesta auto destructiva.
Un estudio clínico reciente conducido por el Centro de Tratamiento y Monitoreo
del Cáncer en Nevada, EEUU, revelólas bondadosas y prometedoras aplicaciones
del Paw Paw en el manejo de pacientes de cáncer. De un total de veinte pacientes
de cáncer terminal, trece sobrevivieron a un periodo de tratamiento con
acetogeninas anonáceas provenientes del Paw Paw, se encuentran en condición
estable y continúan tomando el preparado. A cada paciente se le administró una
capsula de 12.5 mg. De un extracto estandarizado de la planta, administrado
cuatro veces al día con las comidas. En tan solo una semana los niveles de CA
125 fueron reducidos en dichos pacientes en un 66%, habiendo tolerado de
manera satisfactoria el preparado. Solo se observaron náuseas y vómitos en
algunos de los pacientes sujetos al estudio. Por otra parte, se reportaron
incrementos significativos de energía en la gran mayoría de los pacientes
participantes del estudio (Benson y Forsythe, 2002).
Tomemos el ejemplo específico de uno de los pacientes en el estudio. El
participante #2 fue un hombre de 63 años de edad con un tumor maligno en la
región del cuello. Para julio 30 del 2002, una radiografí
a del tumor reflejó una
cavidad y masa en el cuello de 7 mm y 5 mm respectivamente. El sujeto no
46
realizo ninguna otra forma de tratamiento, excepto la ingesta de las cápsulas de
Paw Paw. Comenzó con el tratamiento de Paw Paw para septiembre de 2002, y
para marzo de 2003, otra radiografí
a mostró una disminución significativa en el
tamaño del tumor: la cavidad midió4.4 mm y la masa 3 mm.
Los árboles del Pau D’ Arco (Tabebuia impetiginosa) son nativos de las selvas
lluviosas de América de Sur y conocidos por repeler el crecimiento de los hongos.
Las tribus nativas de la región lo han utilizado por siglos para curar los tumores.
De acuerdo con una investigación publicada en Planta Médica y en el Journal of
Natural Products, la actividad anticancerígena del Pau D’ Arco puede ser debida a
la presencia de naftoquinonas citotóxicas, compuestos que muestran un efecto
tóxico en células cancerosas.
La investigación científica demuestra que el Pau D’ Arco estimula la producción
de glóbulos rojos en la médula ósea, lo cual mejorarí
a la capacidad de la sangre de
transportar oxigeno a los diferentes tejidos del cuerpo (Mowry, 2002).
En un estudio realizado por la Facultad de Farmacia de la Universidad de
Venezuela en 1968, se demostróque el lapachol, otro componente activo del Pau
D´Arco, posee fuerte actividad antineoplásica en ratas. Otro estudio realizado
posteriormente por la misma facultad, demostró que prolonga el tiempo de vida
en más de un 80% en ratones inoculados con células leucémicas; y un estudio
realizado en 1980 en nueve pacientes con diferentes tipos de cáncer (hígado,
riñón, mama, próstata y cuello uterino) demostróque el lapachol puede disminuir
la masa tumoral y reducir el dolor causado por el tumor. En ese estudio se logro la
remisión completa de tres pacientes (Bollinger, 2011).
La Chlorella (Chlorella pyrenoidosa) es nutricionalmente comparable a otra
planta muy conocida: la spirulina, conteniendo sin embargo, un poco menos de
47
proteína, solo una fracción del beta-caroteno, pero más del doble del contenido de
ácidos nucleicos y de clorofila. El ácido nucleico en Chlorella contiene un
nutriente especial llamado CGF (factos de crecimiento de Chlorella). CGF
estimula el crecimiento normal sin estimular los mecanismos de crecimiento por
enfermedad, tal como los tumores. CGF es muy beneficioso para sanar las
heridas, para mejorar el crecimiento en los infantes, para mantener la salud de los
ancianos y para estimular el crecimiento que ha sido detenido
por la
degeneración o por la enfermedad (Moss, 2002).
En adición a esto, la pared celular de Chlorella ha demostrado enlazarse con
metales
pesados,
pesticidas
y
carcinógenos
tal
como
los
PCBs
(poloclorobifeniles), removiéndolos del cuerpo. La pared celular de Chlorella
también contiene polisacáridos complejos que estimulan la producción de
interferón
y
otros
compuestos
antitumorales,
antimutagénicos
e
inmunoestimulantes (Bollinger, 2011).
En un estudio realizado en Japón, un grupo de científicos colocaron a ratas de
laboratorio en un régimen nutricional de Chlorella por diez días y luego les
inyectaron células cancerosas de tres tipos distintos. Sorprendentemente, el 70%
de las ratas en el régimen de Chlorella sobrevivieron, comparadas con el 100% de
ratas que no fueron alimentadas con el alga, las cuales desarrollaron cáncer y
murieron en un periodo de 20 días (Tierra, 2003)
La investigación de los efectos inmunoestimulantes de la Chlorella no se limitan a
los estudios en animales. Un estudio realizado en el estado de Virginia, EEUU,
tratóa 15 pacientes con glioblastomas (tumor cerebral) con un preparado en polvo
y líquido de Chlorella, combinado en ocasiones con quimio y radioterapias.
Aunque los pacientes de esta condición por lo general solo presentan un promedio
48
de supervivencia de dos años, los pacientes tratados con Chlorella superaron
dicho periodo (Yance, 2008).
La Chlorella además posee la capacidad de incrementar en sangre los niveles de la
proteína albúmina. De acuerdo a la obra de consulta Earl Mindell’s Supplement
Bible, numerosos estudios han documentado que los niveles bajos de albúmina en
sangre constituye un marcador para el desarrollo de enfermedades serias como el
cáncer y los problemas cardíacos (Mindell, 2011).
El Téverde, hecho con las hojas no fermentadas de la planta Camellia sinensis
contiene compuestos conocidos como polifenoles que funcionan como
antioxidantes, combaten las bacterias y el cáncer, inhiben la oxidación del
colesterol LDL y proveen muchos beneficios adicionales para la salud. La
investigación demuestra que los polifenoles que ocurren en el té verde –
catechinas, y galocatechinas, incluyendo el EGCG (epigalocatechina – 3 galata) –
son poderosos antioxidantes, los cuales barren directamente los radicales libres.
De hecho, los investigadores de la Universidad de Kansas informaron que el
poder del EGCG es doble al del resveratrol (encontrados en las uvas, el vino tinto
y otros alimentos). Los polifenoles del té verde, particularmente el EGCG, son
también antimutagénicos y pueden ayudar a proteger contra en desarrollo de
tumores disminuyendo la ocurrencia de las alteraciones cromosómicas resultantes
de la exposición a los mutágenos, y directamente ligándose con los carcinógenos.
Además, la evidencia muestra que los polifenoles del téverde pueden inhibir la
acción de potenciales carcinógenos como las nitrosaminas, los hidrocarbonos
aromáticos policíclicos y las aminas heterocíclicas (Alschuler et al., 1998).
Las investigaciones recientes demuestran que el polifenol principal en el téverde,
el EGCG, inhibe la actividad de la urokinasa, la cual es necesaria para el
crecimiento de las células cancerosas. El EGCG se prende a la urokinasa
49
previniéndola de invadir células sanas y formar tumores. Los experimentos de
laboratorio han demostrado también que el EGCG induce la muerte celular
programada o apoptosis (Ahmad, 1997).
Algunos estudios sugieren que los consumidores del té verde tienen un menor
riesgo de contraer cáncer gastrointestinal, junto con riesgos significativamente
reducidos de contraer cáncer del esófago. Por ejemplo, un estudio a gran escala
conducido por la Universidad de Columbia, el Shanghai Cancer Institute y el
National Cancer Institute, involucrando 900 individuos con riesgo elevado de
contraer cáncer del colon, del páncreas y del recto, mostraron que el riesgo era
significativamente menor si consumían té verde al menos una vez por semana
durante un periodo de seis meses (Ji et al., 1997).
Además, una revisión de 15 estudios sobre el té verde fue conducido por
científicos en el Alternative Medicine Research in Cancer de la Universidad de
Texas. Los resultados de la revisión demostraron que sobre más de la mitad de los
estudios confirmaron los efectos protectores del téverde contra el desarrollo de
cáncer de la vejiga, colon y recto, esofágico, gástrico, pulmonar, y pancreático
(Mindell, 1998).
Estudios clínicos han probado que la hierba china conocida con Astragalus
(Astralagus membranaceus), es efectiva contra el cáncer. El Astragalus mejora la
tolerancia y minimiza los efectos tóxicos de la quimio y radioterapias, acelera la
recuperación y mejora los índices de supervivencia en pacientes con la condición.
En un estudio clínico de 115 pacientes que tomaron quimioterapia, el Astragalus
aumentó el conteo de glóbulos blancos en cerca de un 83%. Es importante notar
que el Astragalus no contiene componentes que directamente atacan la células
cancerosas, más bien, fortalecen las defensas inmunológicas mismas contra el
desarrollo de cáncer (Wassef, 1998).
50
En un estudio italiano realizado en 1994, una combinación de Ligustrum y
Astragalus fue administrada a pacientes de cáncer de mama; la combinación de
esta combinación de hierbas produjo una disminución en la tasa de mortalidad de
los pacientes de un 50% a un 10% (Morazzoni y Bombardelli, 2004); y otros dos
estudios revelaron que los pacientes que consumen Astragalus frecuentemente,
tienen dos veces más probabilidad de sobrevivir al periodo de cinco años de
supervivencia que los que solo recurren a los tratamientos convencionales de
cáncer. Existe además evidencia de que esta hierba beneficia la función del
hígado, órgano vital y que por lo general se ve comprometido en pacientes de
cáncer. En China, por ejemplo, el Astragalus es comúnmente empleado en el
tratamiento de hepatitis. El mismo parece reducir significativamente los niveles
de toxinas e incrementa los niveles de interferón sin alterar el ADN (Zhang y Fan,
1996).
Un estudio realizado en Cina en el 1998 reveló que el consumo de Ginseng,
resulta en una disminución de 67% en el riesgo de contraer cáncer del estómago y
70% de cáncer del pulmón. Estudios en animales han demostrado la capacidad del
Ginseng de estimular la producción de interferón e inducir apoptosis (Yun et al.,
1998). De acuerdo a un estudio publicado en la Revista de Medicina China, los
ginsenosides en el Ginseng poseen la capacidad de prevenir que ocurra
angiogénesis, inducir apoptosis y prevenir metástasis Bollinger, 2011).
En mayo del 2001, se publicaron los resultados de un estudio que duró30 años e
involucró a más de 35.000 sujetos, el cual concluyó que el consumo de un
extracto de Muérdago (Viscum album), mejora significativamente el porciento de
supervivencia para una variedad ce cánceres. El estudio demostró que la
inyección cutánea del extracto puede tener el efecto de inhibir el desarrollo de
tumores malignos, incrementar la respuesta inmunológica y prevenir el desarrollo
de metástasis (Maticek et al., 2001).
51
3.7.3 Homeopatía
La Homeopatía es una ciencia médica desarrollada por el Dr. Samuel Hahnemann
(1755 – 1843), un médico alemán. La misma se fundamenta en el principio de que
“lo similar cura a lo similar”. Dicho de manera sencilla, cualquier sustancia que
pueda producir síntomas en una persona sana, puede curar síntomas similares en
una persona enferma cuando se utiliza en forma homeopatizada Esta idea se
conoce hoy como la “Ley de los Similares”. De acuerdo con los principios de la
Homeopatía clásica, existen muchos tratamientos homeopáticos para el apoyo del
paciente de cáncer.
Por ejemplo, un informe clínico del 2008 en la India muestra que la homeopatía
puede tener efectos positivos sobre el cuidado del cáncer (Jonas, 2011). Estos
resultados preliminares llevaron al Instituto Nacional del Cáncer (NCI) a poner en
marcha un estudio que permitióa los expertos presentar sus datos para que fueran
analizados de manera científica. Uno de los trabajos extensamente analizados, fue
el Protocolo Benerji de la Fundación P. Banerji para la investigación homeopática
(PBHRF) en Kolkata, India. En este protocolo participaron 21888 pacientes
oncológicos monitorizados entre 1990 y 2005 y que tan solo utilizaron
homeopatía para tratar el cáncer. Los clínicos reportaron que en un 19% de los
casos, se producía una regresión total del tumor y un 21% más, se mantenían
estables o mejoraban. Después de una rigurosa evaluación, el NCI concluyó que
había suficientes indicios de la eficacia del protocolo como para iniciar estudios
posteriores.
Investigadores del Hospital Homeopático de Londres se han dedicado a realizar
estudios de pacientes oncológicos en situación paliativa y a identificar los
síntomas que mejor respondan a la prescripción homeopática. Por ejemplo, en un
ensayo doble ciego, 30 niños con llagas en la boca debido a la quimioterapia
contra el cáncer, se les administro oralmente un enjuague bucal homeopático o de
52
placebo, cinco veces al día al menos por 14 días. Los resultados mostraron que el
uso del tratamiento redujo significativamente los síntomas en comparación con el
placebo (López, 2007).
Un estudio realizado por la Sociedad Americana del Cáncer en el 2008 revelóque
de un total de 4,000 pacientes de diferentes tipos de cáncer y que sobrevivieron
más allá del periodo de cinco años de supervivencia, el 29% había utilizado
alguna forma de terapia homeopática durante dicho periodo (Jonas, 2011).
En otro estudio conducido por el Samuel Institute de Alexandria, Virginia un total
de 100 ratas machos fueron asignadas al asar a grupos de control y tratamiento,
luego de haber sido inyectadas con células de cáncer prostático. El grupo de
tratamiento recibió dosis de cinco diferentes remedios homeopáticos. Los
resultados revelaron, que aunque los remedios homeopáticos no mostraron tener
efecto celular anticancerí
geno directo, si parecieron detener la progresión del
cáncer y reducir la incidencia y mortalidad de las ratas (López, 2007).
Estudios de laboratorio llevados a cabo por el Centro de Estudios Farmacológicos
y Botánicos – entidad dependiente del Ministerio de Educación, Ciencia y
Tecnología de la República Argentina – han logrado confirmar la eficacia de un
preparado homeopático compuesto a partir de las plantas plántago, carqueja y
romero. El remedio empleado en diferentes diluciones logró un porcentaje de
inhibición de la proliferación celular en línea de células cancerosas del 51,7%. El
Oncólogo Bernardo Udaquiola, científico participante del estudio, reportó
además, que los pacientes tratados con el remedio homeopático – cuya
experiencia se recoge ya de 14 países – demuestran tener una mejor calidad de
vida. El científico señala como principales indicadores de la mejoría de calidad de
vida, la estabilidad y mejora de los valores hematrimétricos (parámetros que
relacionan el índice de hamatocritos, la hemoglobina, y el número de hematíes o
53
glóbulos rojos), el incremento del apetito, el aumento de peso corporal, la
disminución del tamaño de los tumores, el alivio del dolor y una reducción de los
efectos indeseables de la quimio y radioterapias. Según otro de los miembros del
grupo de Udaquiola, las mejores respuestas de actividad anticancerí
gena con el
preparado se dan en tumores de mama, próstata y sistema nervioso central,
afirmando haber obtenido un 80% de mejorías (Muro, 2008).
En el ámbito de los llamados remedios antihomotóxicos – formulaciones
compuestas por diversas sustancias elaboradas homeopáticamente – también se
han obtenido algunos logros en el tratamiento del cáncer (López, 2007). Ese es el
caso del Dr. Tahes Abbas, cardiólogo español y miembro de la asociación
catalana, española y europea de cardiología. El Dr. Abbas posee basta experiencia
tratando a pacientes de cáncer mediante una medicina menos farmacológica y
iatrogénica. El principio básico de su protocolo es limpiar a fondo el organismo,
estimularlo y potenciar sus defensas permitiéndole caminar hacia la auto curación.
Abbas
ha
obtenido
excelentes
resultados
utilizando
los
compuestos
antihomotóxicos Ocoxin y Viusid, junto a otros preparados del tipo suis,
comúnmente utilizados en homotoxicología. Viusid posee una poderosa acción
antiviral e inmunoestimulante, imprescindible para actuar como complemento de
los tratamientos convencionales – quimio, radioterapia y cirugía – que por
naturaleza son inmunodepresores. El Ocoxin por otra parte, aporta el
restablecimiento de la función de apoptosis celular y la obstaculización del
proceso angiogénico o de creación de nuevos vasos sanguíneos para la
alimentación del tumor. El éxito mayor se ha obtenido en pacientes con cánceres
del pulmón, prostático, colon y rectal y de mama donde se ha obtenido remisión
total o parcial hasta en un 43% de los casos.
Hablando sobre sus terapias de vanguardia en el tratamiento del cáncer
empleando la Medicina Biológica, el Dr. Fernando Alarcón de España señala: “La
54
Homotoxicología considera el cáncer como una fase de desdiferenciación,
situando esta patología en la última fase de acumulación de toxinas. De manera
que para tratarlo, hay que activar los mecanismos de desintoxicación extra e
intracelular”. El Dr. Alarcón ha tenido excelentes resultados empleando los
compuestos antihomotóxicos: Lymphomyosot, Hux Vomica Homaccord y
Berberis Homaccord en periodos de 15 días en la fase de desintoxicación, junto a
compuestos para estimular la función inmunológica: Echinacea compositum,
Engystol N, Tonsilla compositum y otros, tanto en terapia coadyuvante como
solas.
3.7.4 Terapia Ortomolecular y Oligoelementos
Ortomolecular es un término que se deriva de la palabra griega “orto” que vertida
al español significa correcto, y de la palabra “molécula”, que es la estructura más
simple proyectada en las características de un compuesto. Asíque el término
molecular literalmente significa molécula correcta. El dos veces ganador del
Premio Nobel, el Biólogo Molecular Linus Pauling, acuñó el término
“Ortomolecular” en un artículo de su autoría y titulado Psiquiatría
Ortomolecular, publicado en el rotativo Science en 1968. Desde entonces, el
término Medicina o Terapia Ortomolecular se emplea para referirse a la práctica
de prevenir y tratar patologías – por ejemplo cáncer – a través del suministro de
cantidades óptimas de sustancias que son naturales para el cuerpo.
Introducir en el organismo de forma intravenosa vitamina C – nunca
intramuscularmente – en la formulación adecuada, mediante goteo y en altas dosis
destruye las células cancerosas; en cualquier lugar del organismo y sin producir
efectos secundarios (Hickey, 2009). Asílo indican los trabajos de investigación
perfectamente documentados. Por ejemplo, un estudio realizado en la Universidad
de Nebraska, EEUU, demostró que aplicada de esa forma, aun en altas dosis –
hasta 50 gramos diarios – no produce toxicidad. Su eficacia se basa en que la
55
vitamina C produce peróxido de hidrógeno, siendo este el que se encarga de
destruir las células cancerosas al liberar oxígeno. De hecho, los macrófagos y
leucocitos de nuestro sistema inmunológico – responsables de combatir las
infecciones – fabrican peróxido de hidrógeno a fin de oxidar o eliminar toda
sustancia extraña que se introduce en el cuerpo. Y tanto la penicilina como el
interferón deben precisamente buena parte de su eficacia el hecho de que
estimulan la producción de peróxido de hidrógeno; lo mismo que logra la
vitamina C. Cabe agregar, que si bien la aplicación intravenosa aumenta
notablemente la eficacia, ingerida oralmente, también refuerza el las defensas del
organismo, la producción de neutrófilos y la síntesis de interferón.
El descubrimiento de que la vitamina C es útil en el tratamiento del cáncer debe
atribuírsele al Dr. Linus Pauling, quien dese temprano en la década de los setenta,
condujo un estudio junto al Dr. Ewan Cameron con 100 pacientes de cáncer en
etapa avanzada (Bullinger, 2011). A estos pacientes se les administró 10,000
milígramos de vitamina C diariamente. El estudio concluyó que los pacientes
tratados con altas dosis sobrevivieron hasta cuatro veces más tiempo que los
pacientes que no tomaron vitamina C suplementaria. El progreso de estos
pacientes fue entonces comparado con un grupo de 1000 pacientes de otro galeno
que no utilizóninguna forma de medicina alternativa. Los resultados revelados en
1976 demostraron que los pacientes que usaron vitamina C, vivieron un promedio
de 300 días más que los pacientes que solo se sometieron a terapias
convencionales (quimioterapia).
Otro estudio más reciente y realizado por el Bio Communications Research
Institute en Wichita, Kansas y la Universidad de Puerto Rico, en el cual se
emplearon altas dosis de vitamina C intravenosa en la forma de ascorbato sódico
en lugar de ácido ascórbico, concluyólo siguiente (Riordan, 2001) :

La vitamina C es tóxica para las células cancerosas.
56

Las concentraciones de vitamina C capaces de eliminar las células
tumorales solo pueden lograrse en seres humanos de forma intravenosa.

El ácido lipoico refuerza la toxicidad inducida por la vitamina C en las
células tumorales.

La mayor destrucción de células tumorales se obtiene con dosis superiores
a los 30 gramos; en todo caso, las remisiones totales en pacientes tratados
con esa dosis probablemente se deba a la respuesta biológica que induce la
vitamina c, más que a sus efectos citotóxicos.
En 1970, el Dr. Karl Folkers siguió el curso de tratamiento de seis pacientes que
estaban tomando CoQ10 para su condición de fallo cardí
aco congestivo, quienes
además, eran pacientes de cáncer. Todos ellos experimentaron remisión total del
cáncer. Motivado por la impresionante recuperación de sus pacientes, el Dr.
Folkers persuadió a uno de sus colaboradores, quien padecía de cáncer terminal
del pulmón, a que tomara 500 milígramos de CoQ10 diariamente para ver el
resultado. Luego de un año, el paciente se recuperó totalmente, sin un solo
vestigio de metástasis y 15 años más tarde continuaba sin rastros de la
enfermedad (Mercola, 2006).
La Curcuma longa, uno de los principales ingredientes activos del Tumeric, posee
varias propiedades protectores de cáncer. Un estudio reciente conducido en el
2007 y publicado en el Rotativo de
Inmunología Clínica, encontró que la
cúrcuma puede reparar el ADN que ha sido dañado por la radiación (Aggarwal et
al., 2007). El mismo estudio concluyó que la cúrcuma posee acción antioxidante
capaz de proteger al cuerpo de los efectos de los radicales libres. La cúrcuma
mostró tener propiedades que inhiben la formación de tumores y previenen
metástasis. Además, el estudio reveló que aun cuando se administraran dosis de
hasta 10 gramos al día, no se observó toxicidad alguna. Finalmente, la cúrcuma
parece proteger las células contra la acción de los llamados xenoestrógenos,
57
adhiriéndose a los centros receptores de estrógeno. En el estudio, la cúrcuma fue
capaz de revertir el crecimiento causado por ciertos tipos de estrógeno. Esa
propiedad del cúrcuma o convierte en un agente promisorio en la prevención y
posible tratamiento del cáncer de mama.
Estudios investigativos han demostrado que el mineral selenio – especialmente
cuando se utiliza en combinación con las vitaminas E, E y el bata-caroteno –
bloquea las reacciones químicas que crean radicales libres en el cuerpo. El selenio
además previene el daño a las moléculas de ADN del proceso reproductor
conocido como mitosis; en otras palabras, previene el desarrollo de procesos
tumorales (Howestine, 2007).
En los últimos 20 años, los estudios sobre el mineral selenio se han enfocado en
una forma novel de selenio: la methylselenocysteina (MSC). Un compuesto
orgánico y relativamente simple, la MSC se encuentra en forma natural en varias
plantas, incluyendo el ajo, brócoli y las cebollas que crecen en suelos ricos en
selenio. El MSC se transforma fácilmente en methylselenol por una enzima
llamada Beta-lyasa, la cual se distribuye por todo el cuerpo. De acuerdo a estudios
realizados por el Departamento de Biología Celular Y Molecular de la
Universidad de Baylor, el methylselenol ha probado ser una forma efectiva de
selenio, la cual exhibe propiedades anticancerígenas mediante la inducción del
proceso de apoptosis. El methylselenol, además inhibe el proceso de angiogénesis
(Medina, 2005).
El estudio placebo doble ciego más importante relacionado al selenio, fue
conducido por el Centro de Cáncer de la Universidad de Arizona. Los resultados
del estudio revelaron que el grupo tratado con selenio tenía un 66% menos
probabilidad de desarrollar cáncer de próstata que el grupo que no lo utilizó. El
58
mismo estudio reflejóun 50% de riesgo menor en pacientes de cáncer del colon y
40% de riesgo menor para cáncer del pulmón (Clark, 2004).
Estudios recientes presentados en el 2006 por la Asociación Americana para la
Investigación del Cáncer, han demostrado una relación inversa entre los niveles
de vitamina D y la radiación ultravioleta a la que se exponen los individuos y la
posibilidad de desarrollar un cáncer o fallecer por esta enfermedad. Algo asícomo
si el sol y las vitaminas confiriesen algún tipo de inmunidad contra la formación
de tumores. Se ha encontrado evidencias de que los factores relacionados con la
vitamina D, incluyendo la exposición al sol y ciertos factores dietéticos como el
consumo de aceite de hígado de bacalao, leche con suplementos y algunos
pescados, se relacionan con una menor frecuencia de cáncer de mama, sobre todo
si ésta se produce durante la adolescencia (Jackson, 2008). El estudio se realizó
comparando datos de 576 mujeres de entre 20 y 59 años diagnosticadas de cáncer
de mama con los de otras 1,135 que no tenían la enfermedad. Se demostróque las
féminas sanas habían estado expuestas a más horas de sol, o bien consumían con
mayor frecuencia productos ricos en vitamina D.
Otro de los estudios en este campo fue realizado con 47, 800 varones
profesionales de la salud, seguidos por la Escuela de Salud de Harvard. Se calculó
el consumo de vitamina D en base a la dieta, los suplementos consumidos, la
pigmentación de la piel, la grasa corporal, el lugar de residencia y la actividad
fí
sica de los individuos. Se comprobóque los varones que consumían 1,500 UI de
vitamina D al día, tenían un 17% menos de riesgo de cáncer, y un 29% menos de
riesgo de morir de un tumor (Calvino, 2006). Cuando se valoraron únicamente los
tumores digestivos, los resultados fueron aun más llamativos puesto que la
reducción fue del 43% y en el caso de la mortalidad del 45%.
59
Otro estudio llevado a cabo por la Universidad Northwestern en Chicago y que
fue publicado en la revista Cancer Epidemiology Biomarkers and Prevention,
encontróque las personas que reciben a diario una dosis de 400 UI de vitamina D
tienen un 43% menos de riesgo de contraer cáncer de páncreas que quienes no la
toman. Para el estudio los investigadores examinaron los datos de dos encuestas
de largo plazo en la que participaron 46,700 hombres con edades entre 45 y 75
años y 75,400 mujeres con edades entre 38 y 65 años (Skinner, 2005).
En 2004, investigadores del Colegio de Medicina Weill de la Universidad de
Cornell, publicaron en el Journal of Alternative Medicine los resultados de unos
estudios de cáncer de mama y cerebro. En los análisis, el resveratrol, un
bioflavonoide que se encuentra en la cáscara de las uvas moradas, demostró su
capacidad de inducir el proceso de apoptosis en los neuroblastomas (cáncer del
cerebro) vía el gen p53, el cual repara el DNA. En adición a su capacidad de
inducir apoptosis, el resveratrol pareció tener la capacidad de destruir las células
cancerosas mediante la despolarización de las membranas mitocondriales en las
células del tumor, lo cual resultó en la disminución del potencial de
funcionamiento de dichas células (Bollinger, 2011).
La vitamina B17 y que también es llamada leatrile o amigdalina, es un agente
quimioterapéutico completamente natural que se encuentra en más de 1,200
plantas; particularmente en las semillas de frutas comunes como el albaricoque, el
durazno, las manzanas y las cerezas. Se trata de un diglucósido con una molécula
de cianuro que es extremadamente bioaccesible. Esto significa que penetra en la
membrana celular alcanzando fácilmente un alto nivel de concentración dentro de
la célula. Esta molécula de cianuro causócierta controversia, aunque atendiendo a
las afirmaciones de quienes la utilizan, es inofensiva porque las células normales
del organismo contienen una enzima llamada glucosidasa que la neutraliza
impidiendo la liberación del cianuro. De esta forma, la vitamina B17 solo actúa
60
como glucosa en las células saludables produciendo energía. Las células
cancerosas no contienen esta enzima, pero tienen otra llamada rodanasa; al estar
ausente la glucosidasa y presente la rodanasa, la vitamina B17 se activa liberando
la molécula de cianuro dentro de la célula maligna causando su destrucción
(Llorente, 2003).
Estudios realizados en el 2001 revelaron que la ingesta oral de enzimas proteasas:
tripsina, quimo tripsina, papaína o bromelina, es beneficiosa en pacientes con
cáncer, cuando se encuentran presentes en cantidades elevadas; al reducir el nivel
de factores de crecimiento tumoral (Lauer, 2001). Estudios complementarios
efectuados por la Dra. Lucía Desser de la Universidad de Viena, demostraron que
las enzimas proteolíticas reducen además el GTF-beta: factor de crecimiento
tumoral presente en muchos procesos cancerígenos.
Otro factor que puede combatirse con las enzimas es la capacidad de adhesión a
las paredes vasculares de las células cancerosas para iniciar una metástasis, para
lo cual se sirven de unas sustancias adhesivas llamadas moléculas de adhesión.
Solo cuando la célula cancerosa ha establecido contacto con el endotelio a través
de esta molécula, está en situación de infiltrarse y desarrollar una metástasis.
Respecto al melanoma maligno, la molécula de adhesión es la vitronectina.
Bueno, pues la Dra. Desser logródemostrar que las enzimas bloquean la adhesión
por medio de la suspensión de la formación de vitronectina en la superficie
celular, impidiendo asíque ocurra metástasis. Igualmente, en el carcinoma de
mama y colon tiene importancia la molécula de adhesión CD44. Pues bien, el
doctor berlinés Rudolf Kunze demostró que las enzimas proteolíticas modifican
esta molécula de adhesión hasta el punto de inhibir la metástasis. Otra
investigación realizada en 1997 por Tibor Harrach y Frank Gebauer, sobre la
capacidad de varias enzimas proteolíticas para modular la molécula de adhesión
CD44 – fundamental también el en proceso de progresión del tumor y posterior
61
metástasis – revelóque las enzimas proteolíticas – como la bromelina, la papaína
y la quimo tripsina – pudieron modular la molécula CD44 en las células de origen
de la leucemia, así como en la líneas celulares de melanoma y carcinoma
mamarios. El estudio además concluyó, que las enzimas proteolíticas también
aumentan la capacidad de las principales células del sistema inmunológico:
macrófagos, y linfocitos T, encargadas de reconocer las células cancerosas a
través de las moléculas de superficie y destruirlas (Muro, 2004).
Un champiñón brasileño conocido como el Champiñón del Sol – el Agaricus
Blazei Murill – posee propiedades antitumorales y antimutagénicas, además de
actividad inmunomoduladora, por lo que su ingesta en cacos de cáncer, no solo
logra, notables mejorías, sino también recuperaciones sorprendentes. La razón
parece estar en unos polisacáridos – los betaglucanos Beta (1-3) glucan – que
potencian los mecanismos naturales del sistema inmunológico en su lucha, tanto
contra todo tipo de enfermedades infecciosas, como en casos de cáncer. Se ha
constatado que el Agaricus Blazei Murill estimula, entre otros, los linfocitos T y
B, la producción de interferón y las interluquinas; y que cuando alguien ingiere el
hongo, aumenta en sangre en un 3,000% la producción de las células NK – las
llamadas células asesinas del sistema inmune - a los dos o cuatro días (Mizuno,
1995). En uno de los estudios realizados, se probaron los efectos al inyectar los
betaglucanos en ratones infectados con células tumorales agresivas que se
extendieron a sus hígados. Los investigadores encontraron, que los animales
tratados con betaglucanos habían disminuido la metástasis del hígado. Además,
todos los animales del grupo de control murieron antes de los 42 días siguientes;
mientras un 28% de los ratones tratados con betaglucanos sobrevivieron. El
resultado demostró que los betaglucanos activan el sistema inmune y reducen la
capacidad de las células cancerosas de multiplicarse e inducir metástasis. Otros
hongos como el Shiitake, el Reishi, el Coriolus, y el Maitake poseen propiedades
similares.
62
3.7.5 Ozonoterapia
Aunque el ozono existe de forma natural su fabricación para usos terapéuticos se
realiza provocando, en un recipiente que contenga oxígeno en forma de gas (O2),
una descarga eléctrica de alto voltaje para dar lugar a un oxígeno triatómico
inestable: el O3 u ozono; que puede separarse fácilmente y combinarse con otras
moléculas facilitando su poder oxidativo. Convencido de que el ozono de uso
médico puede ser eficaz en casos de cáncer, el doctor español Juan Carlos Pérez
Olmedo ha tratado por vía intraperitoneal diversos cánceres tales como el del
pulmón, de laringe, vejiga, carcinoma de ovario y adenocarcinoma de colon; con
la seguridad de saber que se trata de una sustancia inocua que se usa hoy en el
tratamiento de muchas otras patologías: artrosis, diabetes y alzheimer, entre otras.
Las propiedades terapéuticas del ozono: aumento del transporte del oxígeno,
estimulación y activación de sistemas enzimáticos antioxidantes, actividad
inmunomoduladora, anti-inflamatoria y analgésica, junto a sus propiedades
germicidas y sumado a su ausencia de efectos colaterales, convierten a la mezcla
de gases oxígeno-ozono en una terapia imprescindible en todas aquellas
enfermedades en donde están involucrados fenómenos oxidativos, degenerativos,
inmunológicos, infecciosos y tumorales. Estudios recientes apuntan además a una
potente actividad antitumoral cuando se administra por vía intraperitoneal (Muro,
2009).
A la fecha de hoy, hay más de once mil estudios relacionados con el ozono, pero
la mayorí
a están destinados a investigación básica, asíque solo citaremos los que
son significativos por sus resultados en el cáncer. En 1980 la revista Science
publicó un estudio que demostró que el ozono inhibe el crecimiento de células
humanas de cáncer de pulmón, mama y tumores uterinos selectivamente (de
manera dosis-dependiente). Bastaron 0,3 y 0,5 partes por millón de ozono en el
aire ambiente para inhibir el crecimiento de las células cancerosas el 40 y el 60%
respectivamente, sin que las células sanas se vieran afectadas. Posteriormente, se
63
constataría que con 0,8 partes de ozono por millón, el crecimiento de las células
cancerígenas se inhibía en más del 90% reduciéndose el crecimiento celular a
menos del 50%.
Otro estudio piloto demostró la importancia del ozono para mejorar la situación
de hipoxia – falta de oxigenación – de los tumores, apuntada por muchos autores
como un factor esencial para el crecimiento tumoral. El estudio se realizó en 18
pacientes se les administro ozono por autohemotrasfución en tres días alternos
durante una semana. Se midieron los niveles de oxigenación del tumor antes y
después de la primera y tercera sesión con ozono y el resultado fue una
disminución significativa en los valores de hipoxia, siendo los tumores que peor
oxigenados estaban los que más se beneficiaron. El estudio concluyó que la
ozonoterapia mejora la oxigenación en la mayorí
a de los tumores hipóxicos
(Clavo, 2004).
Más recientemente, un grupo de investigadores cubanos efectuaron un trabajo en
el que se implantaron tumores ascíticos Erhlich y sarcoma en ratones para luego
tratarlos con ozono rectal, lográndose una disminución muy significativa en el
número de metástasis. En otro estudio llevado a cabo por los mismos
investigadores, el ozono se aplicóa los animales por vía intraperitoneal antes de la
inoculación de un carcinoma pulmonar Lewis y se consiguióretrasar el desarrollo
tumoral y reducir el incremento del volumen de los tumores (Menéndez, 2008).
La última gran investigación base con el ozono, se conoció en mayo del 2008
cuando un grupo de investigadores inocularon en un grupo de conejos de Nueva
Zelanda un carcinoma VX2 – particularmente letal y agresivo – para probar si el
ozono tiene efectos antitumorales in vivo y luego, cuando la patología estaba en
una etapa avanzada, les insuflaron una mezcla de ozono y oxígeno en el
peritoneo. El resultado fue que siete de los catorce conejos sobrevivieron, y de
64
estos siete, en seis la regresión del tumor fue completa y no hubo metástasis
pulmonares locales ni distantes. En cambio, en el grupo al que solo se le insufló
oxígeno puro, sobrevivieron tres de trece animales. Cabe agregar que del grupo
tratado con ozono, ninguno sufrió efectos adversos o cambios en los parámetros
sanguíneos tras las repetidas insuflaciones peritoneales (Schulz, 2008).
Entonces, ¿por qué no se plantean los oncólogos el uso del ozono en el
tratamiento de cáncer? Porque para que se apruebe como terapia hace falta
realizar grandes ensayos clínicos y nadie está dispuesto a poner un centavo en
algo no patentable que además es tan barato. Eso, a pesar de que existen
suficientes pruebas de su eficacia cuando se estudió su uso como terapia
coadyuvante de los tratamientos convencionales. Por ejemplo, en 1974 se hizo un
ensayo en Alemania en el que 40 mujeres con tumores primarios de cáncer genital
y 5 con tumores recurrentes fueron tratadas con una mezcla de oxígeno y ozono
en terapia coadyuvante de radioterapia ginecológica. Al final del ensayo, los
investigadores concluyeron: “La regresión de los tumores femeninos en ambos
grupos estudiados fue más rápida; los efectos secundarios de la radioterapia
fueron reducidos y la condición general de los pacientes mejoró(Muro, 2009).
En otro estudió conducido en Cuba en 1998, en el cual se utilizó ozono rectal
como coadyuvante de un tratamiento de radioterapia con cobalto-60, de los
setenta pacientes con cáncer de próstata a los que se les irradió, a la mitad se les
insufló también ozono por el recto. El resultado reveló que el 84% de los
pacientes tratados solo con radioterapia sufrieron efectos colaterales (dermatitis,
cistitis, proctitis y otros), porcentaje que fue solo del 52% en quienes fueron
también tratados con ozono. Además el valor del antígeno específico de próstata
se redujo a menos de 10 ng/ml en el 92% de los que recibieron ozono (Menéndez,
2008).
65
En el 2001, un grupo de investigadores ruso realizó un estudió con 52 mujeres
con cáncer de mama, de las cuales treinta y dos además de ser tratadas con terapia
de citostáticos – fármacos que se utilizan para inhibir el crecimiento tumoral – se
les insufló ozono por ví
a intravenosa o rectal. El resultado del estudio demostró
que la terapia coadyuvante con ozono contribuye a disminuir la incidencia y el
grado de los efectos secundarios tóxicos de los citostáticos, mejoró la calidad de
vida y parámetros inmunológicos de las pacientes y aumentósignificativamente la
actividad del sistema de defensa antioxidante (kontorschicova, 2001).
En el 2004, un equipo investigativo español, publicóun estudio comparativo cuyo
objetivo fue evaluar el efecto clínico de la Ozonoterapia en pacientes con cáncer
de cabeza-cuello en el curso de su tratamiento con radioterapia. Durante un
periodo de tres años, 19 pacientes fueron sometidos a radioterapia, y de esos 19,
12 fueron también tratados con quimioterapia (antes y/o durante). Al restante de
siete pacientes del grupo de los 19, se les administró como terapia coadyuvante
ozonoterapia sistémica dos veces por semana mientras recibían la radioterapia. Es
importante señalar que el grupo que fue tratado con ozonoterapia era también el
de mayor edad, mayor porcentaje de afección ganglionar y mayor tendencia
tumoral, por lo que obviamente su expectativa de vida era menor; no obstante, el
estudio revelóque la expectativa media de vida fue de solo 6 meses entre quienes
no recibieron ozono y de más de 8 entre quienes síla recibieron como terapia
coadyuvante del tratamiento con radioterapia (Clavo, 2004).
Un año después, un grupo de científicos italianos publicóun artículo sorprendente
de una paciente de glioblastoma multiforme tratado con terapia de combinación
con temozolomida y ozono en forma líquida administrada continuamente por vía
venosa central. La joven había sido sometida a craneotomía con resección
quirúrgica del tumor y radioterapia, pero ante la escasa respuesta del tratamiento
se le dio temozolomida, aunque también sin resultados. Sin embargo, el tumor se
66
redujo cuando se añadió ozono mediante un catéter venoso central (Labichella,
2005).
En resumidas cuentas, se ha investigado el ozono como terapia coadyuvante de
los tratamientos convencionales en una amplia gama de tumores y se ha visto
claramente su utilidad en el manejo de pacientes con cáncer.
3.7.6 Aromaterapia
La Aromaterapia es uno de los tratamientos utilizados por la medicina alternativa
y complementaria (CAM) para tratar diferentes enfermedades y síntomas, debido
a que los aceites esenciales tienen muchos tipos de efectos farmacológicos, entre
los que se encuentran un efecto antibiótico, sedativo, analgésico, espasmolítico,
asícomo un efecto similar al obtenido por las sustancias endógenas tales como los
esteroides, estrógenos, etc. Dado que son varios los aceites esenciales con
actividad ansiolítica (lavanda, rosa, mandarina, naranja dulce, sándalo, geranio,
etc.), la aromaterapia se ha utilizado clásicamente para el alivio de la depresión y
la ansiedad. Estudios recientes, demuestran que la aromaterapia, sobre todo
cuando se combina con masaje, puede tener el efecto de reducir la ansiedad y la
depresión en sujetos sanos, pero también en sujetos con ciertas patologías
crónicas y degenerativas como por ejemplo en pacientes de cáncer. Además se ha
observado que los pacientes de cáncer y otras condiciones aumentaron sus niveles
de linfocitos CD8 y CD16 luego de sesiones de masaje con aromaterapia.
En una revisión sistemática de un estudio de aromaterapia con pacientes de cáncer
de mama entre las edades de 20 a 70 años, los investigadores concluyeron que el
uso de aceites esenciales con propiedades ansiolíticas (naranja dulce, lavanda y
sándalo), combinados con masaje terapéutico, tienen el efecto de reducir los
niveles de ansiedad, depresión y fatiga en dichos pacientes. El estudio además
concluyó que, aunque difí
cil de interpretar, los resultados revelan que luego de
67
sesiones de masaje con aromaterapia de 30 minutos, los niveles de linfocitos CD8
positivo y CD16 positivo aumentaron significativamente, lo cual revela que la
Aromaterapia puede tener un efecto positivo en el sistema inmunológico (Corner,
2005).
En un estudio placebo-doble ciego realizado en Australia investigó los efectos
ansiolíticos de la aromaterapia inhalada en 313 pacientes con cáncer durante
sesiones de radioterapia. Los 313 pacientes fueron asignados a tres diferentes
grupos al asar: un grupo que solo utilizófracciones de aceites esenciales, un grupo
que no utilizó aceite alguno y un último grupo que utilizó en forma inhalada una
combinación de aceites esenciales puros (lavanda, bergamota y cedro real). El
grupo que recibió la terapia con la combinación de aceites esenciales puros,
mostró una disminución significativa de sus niveles de ansiedad en comparación
con los otros dos grupos (Cox, 2003).
Otro estudio realizado por el Hospital Memorial en Arlington, Texas en el 2003
procuró medir el efecto de la aromaterapia clínica en pacientes con cáncer que
además mostraban síntomas de estreñimiento. El estudio utilizóaceites esenciales
de pimienta negra y mejorana administrados en combinación con masaje
abdominal. Se les pidió a los pacientes que describieran los beneficios de la
terapia – si alguna – dentro de un periodo de 48 horas posteriores a la misma. El
resultado fue que aromaterapia combinada con masaje fortaleció el proceso de
peristalsis y alivió el estreñimiento en forma incluso más eficaz que el uso
exclusivo de laxantes de efectividad moderada. El grupo que utilizóaromaterapia
tuvo movimientos peristálticos en un periodo menos a las 48 horas vs. el que solo
utilizólaxantes de efectividad moderada, cuya acción peristáltica se prolongómás
alláde 72 horas (McNelis, 2005).
68
La Sociedad Americana del Cáncer ha expresado que la Aromaterapia puede ser
beneficiosa para aliviar algunos síntomas en pacientes de cáncer, sobre todo,
cuando se combina con masaje terapéutico. Por ejemplo, en la página electrónica
de la Asociación de pacientes de mesotelioma de la pleura, un tipo de cáncer del
pulmón, se recomienda el uso de la aromaterapia para aliviar síntomas
relacionados con la condición tales como el dolor, las náuseas, la fatiga, ansiedad
y depresión. Se advierte, que aunque son muchos los pacientes que se benefician
de esta terapia, los ensayos conducidos no son clínicos y los resultados pueden
variar de paciente a paciente; no obstante, la efectividad es evidente (Buckle,
2011).
En la página electrónica del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU. Se hacen
varias referencias positivas al uso de la aromaterapia como terapia
complementaria para pacientes de cáncer. Allíse describe a la aromaterapia
como no tóxica y beneficiosa en el manejo de la ansiedad, la fatiga y la depresión.
Además se menciona que puede tener un efecto positivo sobre el sistema
inmunológico.
3.7.7 Masaje Terapéutico
Los estudios han demostrado que el masaje terapéutico es beneficioso para los
pacientes de cáncer desde las etapas iniciales de la condición hasta las etapas más
avanzadas. Se han hecho muchas investigaciones científicas sobre los efectos
positivos del masaje en personas con cáncer. Por ejemplo, de 1900 a 1990 se
identificaron un promedio de 31 citas anuales en los estudios de medicina en lo
relacionado a los beneficios del masaje en pacientes de cáncer; cifra que aumentó
significativamente entre los años 1990 al presente, donde encontramos más de
1300 citas anuales. De acuerdo con muchos de esos estudios, el masaje disminuye
en forma efectiva el dolor, náuseas, la fatiga, la ansiedad y la depresión en
personas con la condición.
69
Uno de estos estudios fue realizado por la Escuela de Medicina de la Universidad
de Berlín en Alemania en el 2009. El estudio tuvo como objetivo evaluar si el
masaje clásico era efectivo en reducir los síntomas y aliviar las alteraciones del
estado de ánimo en pacientes con cáncer de mama. La prueba incluyó a 86
pacientes femeninos con cáncer de mama en etapa primaria. Su edad promedio
era de 59 años. Las pacientes fueron asignadas aleatoriamente a dos grupos: el
grupo de control y el grupo de intervención de masaje. El grupo de control no
recibió ningún tipo de masaje, mientras que el grupo de intervención de masaje
treinta minutos de masaje clásico que cubre el área de la cabeza, el cuello y la
espalda, en sesiones de dos masajes por semana durante un periodo de cinco
semanas consecutivas. Al final del estudio, los pacientes en el grupo de
intervención de masaje mostraron una disminución significativa de molestias
fí
sicas y los niveles fatiga junto con el ánimo también habían mejorado. El estudio
además reveló, que en los casos donde el mismo terapeuta había intervenido
ininterrumpidamente durante las cinco semanas de masaje, el estado de ánimo del
paciente era significativamente mejor.
Un estudio midió los efectos del Reiki, un tipo de masaje por contacto, sobre la
fatiga, el dolor, la ansiedad y la calidad de vida en general en pacientes con
cáncer. El estudio consistió de una prueba cruzada y equilibrada de dos
condiciones: Condición Reiki y Condición Descanso. En la condición Reiki, los
participantes recibieron una sesión diaria de Reiki durante cinco días
consecutivos, seguidos de un periodo monitorizado de una semana de descanso
sin tratamiento; luego dos sesiones dos sesiones adicionales de Reiki y finalmente
dos semanas sin ningún tratamiento. En la condición de descanso, los
participantes descansaron durante 1 hora aproximadamente, cada día durante
cinco días consecutivos, seguidos de un periodo monitorizado de 1 semana sin
previsión de tiempo asignado a descanso y 1 semana adicional sin ningún tipo de
tratamiento. En ambas condiciones, los participantes llenaron cuestionarios para
70
estudiar la fatiga relacionada con el cáncer y completaron una escala visual
análoga para la evaluación diaria del cansancio, dolor y ansiedad, antes y después
de cada sesión de Reiki o descanso. El resultado mostró una disminución
significativa del dolor, la ansiedad y la fatiga en dichos pacientes (Tsang y Olson,
2009).
Otro estudio fue realizado por uno de los principales centros de cáncer en todo el
mundo, el Memorial Sloan- Kettering Cancer Center en New York, para medir el
efecto del masaje terapéutico en 1,290 pacientes con cáncer. En este estudio se les
dio a los pacientes unas tarjetas donde evaluarí
an el nivel de intensidad de los
cinco principales síntomas que los pacientes de cáncer enfrentan durante
tratamiento convencional: dolor, náusea, fatiga, ansiedad y depresión. Las tarjetas
permitían a los pacientes evaluar en una escala del 0 al 10 la intensidad de os
síntomas, antes y después de cada sesión de 15 minutos de masaje terapéutico. El
resultado revelóuna disminución significativa e inmediata en el caso de todos los
síntomas evaluados (Walton, 2007).
Un estudio fue conducido por el Concilio de Cáncer en los Estados Unidos en 39
pacientes con cáncer de sangre, para evaluar el efecto del masaje terapéutico en
los niveles de hormonas de estrés de dichos pacientes. Se asignaron tres grupos al
asar: el primer grupo de 13 pacientes recibiósesiones de aromaterapia sin masaje,
el segundo grupo recibió sesiones de 60 minutos de masaje terapéutico dos días
en semana por un periodo de tres semanas, y el tercer no recibió terapia
complementaria alguna. Al finalizar el estudió se encontró que los pacientes que
recibieron masaje, habían reducido significativamente los niveles de hormonas de
estrés (Hudson et al., 2011).
71
4. CONCLUSIÓN
Escribir de salud no es fácil, y mucho menos es hacerlo sobre un tema tan
delicado como lo es el cáncer; sobre todo a contracorriente y aunque se haga
desde el rigor intelectual. Pero más difícil aun, es escribir en contra de los
tratamientos convencionales utilizados en la llamada “lucha contra el cáncer” a
los que miles de personas se aferran por voluntad propia o presión familiar. Lo
que no es difícil, es advertir que el conjunto de realidades que surge del análisis
profundo, diligente, sosegado y bien ponderado de los métodos convencionales en
el tratamiento del cáncer, apuntan a un evidente fracaso.
La primera realidad es que resulta paradójico que en un mundo donde suelen
haber posturas encontradas en prácticamente cada ámbito, se permita que la
medicina se caracterice por un pensamiento fundamentalmente exclusivo, La
ortodoxia médica – entiéndase la medicina convencional o alopática – ha
impuesto su criterio de tal forma que quienes ponen en entredicho sus
afirmaciones, difícilmente consiguen hacerse oír. Y eso, en el ámbito del cáncer
es más patente que en ninguna otra enfermedad. Por otra parte, la experiencia
médica misma hoy acepta que muchos problemas de salud tienen diversas formas
de afrontarse. ¿Por quéno va a ser asícon el cáncer? ¿Acaso los resultados de las
terapias actuales son tan buenos como para convertir el dogma imperante sobre su
etiología y tratamiento en algo indiscutible? En absoluto.
De hecho, la segunda realidad es que a pesar de los “grandes avances” en el
tratamiento del cáncer con que cada cierto tiempo nos animan desde los medios
de comunicación, la inmensa mayoría de quienes sufren esa enfermedad se
mueren siguiendo los tratamientos convencionales. Las estadísticas no mienten.
Como señalamos anteriormente, el cáncer es la segunda causa de muerte en
Puerto Rico y la tasa de mortalidad entre los años 1987-2004 solo se redujo en un
1.02% en hombres y en un 0.98% en las mujeres. ¿A quién se pretende engañar
72
proponiendo que esas son estadísticas significativas? Peor aun, se espera que los
casos de cáncer aumenten en más de un 50% hasta alcanzar la escalofriante cifra
anual de 15 millones por todo el mundo en el 2020.
La tercera realidad es que desde hace más de 50 años, la “batalla mundial contra
el cáncer”, se ha centrado en una “guerra contra los tumores”; cuando todo señala
a que es la prevención, es decir, el cambio de hábitos o estilo de vida lo que
realmente merece la atención de la clase médica y los medios de comunicación;
claro está, junto con la debida legislación para prohibir las sustancias
potencialmente cancerígenas y un diagnóstico precoz.
La cuarta realidad es que se ha pretendido hacernos creer que la llamada “cura
Clínica”, la que establece que un paciente esta clínicamente curado si alcanza el
periodo de supervivencia de cinco años, es un logro significativo; sobre todo,
cuando los pacientes que sílogran esa meta lo hacen en condiciones sumamente
lastimosas.
Dicho todo, la quinta realidad es que el apoyo a los tratamientos convencionales
no es ya total entre los médicos ortodoxos. Cada vez se levantan más voces
autorizadas para discrepar de la línea de los tratamientos seguidos en la
actualidad. De hecho, hoy ya se habla de la oncología integrativa: una forma de
oncología abierta a los métodos o medicinas complementarias que han
demostrado eficacia clínica. La nutrición, la fitoterapia, la homeopatía, la terapia
ortomolecular y la ozonoterapia, junto al masaje terapéutico combinado con la
aromaterapia – expuestos en este trabajo – han
demostrado ser métodos
científicamente probados en la prevención y/o el manejo del paciente de cáncer;
ya sea en terapia sola o como complemento de las llamadas terapias
convencionales. Tal vez se necesiten más estudios clínicos que confirmen la
veracidad de los hallazgos preliminares, no obstante, creo que es apropiado
73
concluir que el enfoque biológico-naturista en el manejo del paciente de cáncer es
una alternativa más eficaz e indiscutiblemente humana, cuando se aplica de
manera integrada y con el respaldo de los laboratorios clínicos correspondientes.
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