principios orientadores de las relaciones entre los consumidores

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SERVICIOS FINANCIEROS, CAUSALES OBJETIVAS PARA SU NEGACIÓN,
Concepto 2014075615-006 del 29 de septiembre de 2014
Síntesis: En relación con la negativa al acceso al sistema financiero, bursátil y asegurador cuando se
presenten causales objetivas y razonables que justifiquen dicha decisión, el artículo 3º de la Ley 1328
de 2009 señala los principios orientadores de las relaciones entre los consumidores financieros y las
entidades vigiladas por la Superintendencia Financiera de Colombia. Asi mismo en el Título Primero,
Capítulo Sexto, numeral 6 de la Circular Básica Jurídica de esta Superintendencia se encuentran
contenidas las instrucciones referidas al tema. Estas normas se encuentran en armonía con la
jurisprudencia emitida por la Corte Constitucional sobre el tema particularmente, en la Sentencia T468 de 2003 que se refirió a los mecanismos de control establecidos por las entidades bancarias con el
objeto de conocer adecuadamente la actividad económica que desarrollan sus clientes o usuarios y a
los riesgos que representan para éstas ciertas circunstancias que las afectan significativamente en el
ejercicio de su actividad, a partir de las recomendaciones efectuadas por el Comité de Basilea.
«(…) su consulta relacionada con la negativa al acceso al sistema financiero, bursátil y asegurador
cuando se presenten causales objetivas y razonables que justifiquen dicha decisión, tales como “el
riesgo de retenciones por parte de agentes en Estados Unidos sobre las inversiones con fuente de
riqueza en dicho país realizadas por instituciones financieras locales” o el riesgo reputacional de no
atender adecuadamente los aspectos técnicos derivados de la normativa de la denominada Ley FATCA.
Sobre el particular, consideramos oportuno realizar los siguientes comentarios generales en relación
con las inquietudes formuladas en su comunicación:
En primer lugar, debemos resaltar que el artículo 3º de la Ley 1328 de 2009 señala los principios
orientadores de las relaciones entre los consumidores financieros y las entidades vigiladas por la
Superintendencia Financiera de Colombia en el siguiente sentido:
Sin perjuicio de las disposiciones especiales que impongan el deber de suministrar determinado
producto o servicio financiero, las entidades vigiladas y los consumidores financieros podrán
escoger libremente a sus respectivas contrapartes en la celebración de los contratos mediante los
cuales se instrumente el suministro de productos o la prestación de los servicios que las primeras
ofrezcan. La negativa en la prestación de servicios o en el ofrecimiento de productos deberá
fundamentarse en causas objetivas y no podrá establecerse tratamiento diferente injustificado a
los consumidores financieros (subrayamos).
Acorde con lo indicado en precedencia, en el Título Primero, Capítulo Sexto, numeral 6 de la Circular
Básica Jurídica de esta Superintendencia se encuentran contenidas las instrucciones referidas al tema,
donde se destaca:
…si bien corresponde a las entidades vigiladas definir los segmentos de mercado en los cuales
desarrollan su actividad, una vez definidos éstos, el acceso a los servicios que prestan no puede
ser discriminatorio, desigual, negado o suspendido injustificadamente.
De tal forma, cuando la prestación de un servicio no sea impuesta obligatoriamente por su
régimen respectivo, la negativa para suministrarlo o su terminación unilateral debe basarse,
estrictamente, en la evaluación de las condiciones y los riesgos inherentes a las operaciones que
se realizan o se realizarían con cada consumidor, de forma que la abstención de prestarlos esté
plenamente justificada en criterios objetivos y razonables que deben ponerse en conocimiento
del consumidor cuando lo solicite (se subraya).
Las normas mencionadas y las precisiones efectuadas en el sentido indicado se encuentran en armonía
con la jurisprudencia emitida por la Corte Constitucional sobre el tema (entre otras, las sentencias SU157 de 1999, T-1165 de 2001, T-468 de 2003, T-763 de 2005, T-517 de 2006, T-416 de 2007, T-329
de 2008); particularmente, en la Sentencia T-468 de 2003 ésta se refirió a los mecanismos de control
establecidos por las entidades bancarias con el objeto de conocer adecuadamente la actividad
económica que desarrollan sus clientes o usuarios y a los riesgos que representan para éstas ciertas
circunstancias que las afectan significativamente en el ejercicio de su actividad, a partir de las
recomendaciones efectuadas por el Comité de Basilea1.
Con base en las consideraciones expuestas en dicha sentencia, la Corte ha manifestado que la
presentación de tales riesgos hace factible que las entidades vigiladas puedan abstenerse válidamente
de celebrar contratos con sus potenciales usuarios, (v. gr. la apertura de cuentas bancarias, contratación
de pólizas de seguros etc.) o darlos por terminados, sin embargo, advierte que tales decisiones deberán
tener como fundamento la existencia de causas objetivas y razonables que las justifiquen,
determinadas, estrictamente, en la evaluación de las condiciones y los riesgos implícitos.
Estimamos que en los anteriores términos se encuentran definidos los aspectos que las entidades
vigiladas por esta Superintendencia deben tener en cuenta, en cada caso, al momento de adoptar
decisiones en el sentido indicado en su comunicación.
(…).»
1
Los cuales resume en las siguientes categorías: a) Riesgos de reputación: Consistentes en la publicidad negativa
que puede afectar la confianza de los depositantes, como resultado de la ejecución de prácticas anormales o de la
utilización de las entidades financieras como medios para la realización de actividades ilegales por parte de sus
clientes. b) Riesgos operativos: Relacionados con la violación a los procedimientos de control y de debida
diligencia previstos en la ley y desarrollados por las autoridades de control, los cuales pueden involucrar una
afectación o alteración al ejercicio corriente de sus operaciones financieras activas, pasivas o neutras. c) Riesgos
legales: Aquellos vinculados con los posibles multas, responsabilidades penales y sanciones administrativas
impuestas por las autoridades de control, como consecuencia de la ausencia de la debida diligencia en el
momento de identificar clientes y en la prestación corriente de sus servicios. d) Riesgos de concentración:
Destinados a controlar la concentración indebida del crédito, es decir, tienen como propósito evitar la violación a
los cupos individuales de crédito o su asignación a un prestatario único o a un grupo de prestatarios relacionados.
Su fundamento constitucional se encuentra en la obligación de democratizar el crédito, de conformidad con el
artículo 335 Superior.
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