EPIFANÍA del SEÑOR NARRADORA: ¡Hola! ¿Cómo están? ¿bien?, He estado esperando ansiosamente este día, porque hoy es la Epifanía ¿Uds. saben qué es la Epifanía? ¿no? yo tampoco sabia, hasta que me lo contaron. Hoy les vamos a contar una historia, pero esta no es una historia cualquiera, es una historia que ha ocurrido, es una historia de vida, mas no de muerte, es, en definitiva, la historia de nuestra salvación. Esta historia empezó hace muchísimo tiempo, cuando Dios por amor comenzó a crear las cosas de la nada: la luz, los cielos, la tierra, los árboles, el sol, las estrellas, los peces, las aves, los animales de la tierra y todo esto ¿para que? ¿Para quién? Para alguien que iba a crear: El hombre, por que nuestro Dios siempre pensó en el hombre, siempre amó al hombre, a ti criatura de Dios, hijo de Dios, pequeño o grande, a ti, que hoy estas aquí sentado. A ti hoy te vamos a recordar el amor de Dios desde el principio de los tiempos, cuando tu aún no habías nacido. Te vamos a hacer recordar el empeño de Dios en mostrarle al hombre su amor, o sea a nosotros, su amor. Hace muchísimo tiempo existía un hombre que sabia mucho y conversaba con Dios, se llamaba Isaías. ISAÍAS: Oíd pues, casa de David, os parece poco cansar a los hombre que también quieren cansar a mi Dios. Pues bien, el Señor nos dará una señal, he aquí que una doncella está encinta, os dará a luz un hijo que le pondrán por nombre Emmanuel. NARRADORA: Y después de mucho tiempo, desde que el profeta Isaías anunció que nacería este niño, que es: «Dios de nosotros», por fin llegó el tiempo; el día del cumplimiento de las promesas de Dios. Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel, los dos eran justos ante Dios; no tenían hijos porque Isabel era estéril y los dos de avanzada edad. Y sucedió que un día especial que entró en el Santuario del Señor a quemar incienso ......... ÁNGEL: No temas Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada, Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien podrás por nombre Juan, será para ti gozo y alegría, y muchos se gozaran en su nacimiento, porque será grande ante el Señor, no beberá vino ni licor, estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel los convertirá al Señor su Dios, e irá delante de Él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y retornar a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. ZACARÍAS: ¿En qué lo conoceré?, porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad. 1 ÁNGEL: Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado a ti para hablarte y anunciarte esta Buena Nueva. Mira te vas a quedar mudo, y no podrás hablar hasta el día en que nazca tu hijo, por que no diste crédito a mis palabras. Se molesto el ángel con Zacarías y lo dejó mudo ....... e Isabel concibió. NARRADORA: Y así nació Juan, que significa Yahvéh es favorable. El es primo de Jesús; pero continuaremos. Dios lo que quería era mandar a su hijo al mundo, así que el ángel Gabriel, después de visitar a Zacarías, fue donde María a la ciudad de Nazareth, a hacerle un anuncio muy importante, escuchemos....... ÁNGEL: Alégrate! llena de gracia, el Señor está contigo, no temas María!, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir y a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, Él será grande, y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin. MARÍA: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? ÁNGEL: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será Santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel tu pariente ha concebido un hijo en su vejez, y este ya es el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque nada es imposible para Dios. MARÍA: ¡He aquí la esclava del señor, hágase en mi según tu palabra!. NARRADORA: María por obra del Espíritu Santo quedó embarazada. Y sin pensar en ella se apresuró a ir donde su prima Isabel para ayudarle, así como a los hermanos, cuando se encuentran en necesidad. MARÍA: He quedado encinta, y mi prima Isabel tiene ya 6 meses, iré a ayudarla. NARRADORA: Y María se fue a la región montañosa, a una ciudad de Judá, y entró en casa de Zacarías, y saludó a su prima Isabel. La ciudad no quedaba cerca, era lejos, tenía que subir y bajar cerros, pero aún así, se fue. MARÍA: La paz esté contigo! Isabel, he venido lo más pronto que he podido a ayudarte, un ángel me dijo que estás de seis meses. ISABEL: Bendita Tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno, y de donde a mi que la Madre del Señor venga a mí, porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. Feliz la que ha creído que se cumplirían las promesas que le fueron dichas de parte del Señor. 2 MARÍA: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí, Santo es Su Nombre, y Su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y de su descendencia por siempre.» NARRADORA: Maria quedo embarazada, y José su esposo que la amaba tanto era un hombre justo, pero no entendía lo que sucedía y la rechazó en secreto. Pero Dios envió un ángel a José, y le dijo ........ ÁNGEL: José, no tengas miedo de María tu esposa, porque el hijo que está esperando es del Espíritu Santo, y dará a luz un niño, a quien llamarás Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. NARRADORA: Era muy importante que el ángel le dijera esto a José, pues si no, la Virgen tendría que ser lapidada. En aquel tiempo, el emperador Augusto quería saber cuantos habitantes tenía su imperio, y envió a un emisario a anunciarlo.......... miren, allí viene. ROMANO: Por orden de nuestro gran emperador Augusto, todos los ciudadanos de Israel están obligados a ir a la ciudad donde han nacido, para el censo, y se anoten en el libro real, y así poder conocer el número total de habitantes de nuestro querido imperio. Firmado por el emperador Augusto. NARRADORA: También el matrimonio de José y María que vivían en Nazareth, tuvieron que ir a Belén, porque José había nacido allí. Al llegar a Belén, estando ya avanzada la noche, y sintiendo María los dolores de parto, José desesperado buscaba un lugar donde quedarse. JOSÉ: La paz sea en esta casa!, mi nombre es José hijo de Jacob, de Belén. Posadero!, ¿habrá una habitación para María mi esposa, que va a tener un niño?. POSADERO: ¡No hay sitio, todo está lleno!. JOSÉ: (a Maria) Probaremos en aquella posada. JOSÉ: ¡Posadero! ¿Tendría una habitación para mi esposa, que está a punto de dar a luz?. 3 POSADERO: ¡No! Ya está todo lleno. JOSÉ: Por favor, la noche está muy avanzada, y en las demás posadas ya nos han negado hospedaje, pero mi esposa necesita descansar y abrigarse. POSADERO: Bueno, viendo el estado de su esposa, y su preocupación, sólo les puedo ofrecer el pesebre que está fuera de la ciudad. JOSÉ: Eso nos basta, muchas gracias. POSADERO: Pero los advierto que ese lugar no es cómodo, y si se quedan, ustedes mismos tendrán que acomodar la paja, y tendrán que conformarse con el calor de los animales que duermen allí. JOSÉ: No se preocupe, gracias, eso nos basta. NARRADORA: Habían alrededor de la ciudad de Belén, unos pastores, que dormían en el campo, vigilando durante la noche su rebaño......, cuando de pronto se les presento el ángel del Señor, y la Gloria del Señor los envolvió en su luz y se llenaron todos de temor. ÁNGEL: No tengan miedo, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el mundo, ¡ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador! que es el Cristo Señor y esto les servirá de señal, cuando lleguen, encontraran un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. NARRADORA: De pronto se juntó con aquel ángel una multitud del ejército celestial que adoraban a Dios diciendo: ÁNGEL: ¡Gloria a Dios en lo alto del cielo, y paz en la tierra a los hombres que ama al Señor! (Y todos cantan – Gloria a Dios ........) PASTOR 1: Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido. PASTOR 2: ¡Un momento!, ¿porqué vamos a ir?, ¿y si todo esto, sólo ha sido un sueño?, al ir descuidaremos nuestras pocas ovejas y nuestro rebaño, ¿y si nos lo roban por ir allí?. PASTOR 3: Eso no importa!, yo partiré y dejaré todo si es preciso, porque yo creo en todo lo que se nos ha dicho, además nosotros, que no somos mejores que nadie, porque vamos a desperdiciar lo anunciado. 4 PASTOR 2: ¿Uds. escucharon lo que dijo?, ¿que es eso de salvador?, ¿a quien va a salvar?, ¿acaso nos va salvar de los que nos quieren robar las ovejas?. PASTOR 3: No!, el Salvador es aquel enviado por Dios para todos, también para los que nos quieren robar y matar cada noche que pasamos despiertos cuidando nuestros rebaños, porque Dios ama a todos y no hace acepción de personas, te ama a ti, me ama a mi, nos ama como somos, ama también a todos los niños, y viene para mostrarnos el camino, la verdad y la vida para que podamos ser felices, ya ahora, y ser testigos de su nacimiento. ¡Por eso yo quiero ir ahora!. PASTOR 1: Eso que tu has dicho me interesa a mi también, vayamos pues todos a ver al Niño que ha nacido. PASTORES 1 y 3: ¡Sí, sí! ¡vamos!. PASTOR 4: ¡ Yo los sigo! porque esa voz me invita a mi también a partir, y a ser testigo de esa maravilla. PASTOR 2: ¡No, no! yo no voy!.......... pero todos se van me dejan solo ¿y porque me quedo?, voy o no voy?. (a los niños): Uds. que dicen...... (Siiii), mejor voy a ver si esto no ha sido un sueño. NARRADORA: Y fueron a toda prisa, y encontraron a María, a José y al Niño acostado en un pesebre, al verlo dieron a conocer lo que les había dicho el ángel acerca del Niño, y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. Maria por su parte guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios, por todo lo que habían oído y visto conforme a lo que se les había dicho. Y habiendo adorado los pastores al Niño, apareció una estrella brillando en el cielo, que tenía como misión guiar a tres hombres representantes de todas las naciones para que vengan a adorar al Rey de Reyes, sus nombres eran: Melchor, Gaspar y Baltasar. Y sucedió que guiados por la estrella, llegaron a Jerusalén, y se presentaron al rey Herodes. ROMANO: Os anunció la llegada de tres Reyes Magos venidos de Oriente. HERODES: Hacedlos pasar, ¿De dónde sois vos?, ¿Quiénes sois vosotros?. GASPAR: Somos tres reyes venidos de Oriente, Yo soy Melchor, yo soy Gaspar y yo soy Baltasar. (hablan cada uno de ellos). MELCHOR: ¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido?, una estrella nos ha guiado hasta aquí, y venimos de Oriente a adorarlo. 5 HERODES: Lo averiguaré, y os lo diré, JA JA JA. Que vengan todos los sacerdotes y escribas del pueblo, para averiguar y decirme donde ha nacido ese niño. SACERDOTE: Señor, ¿qué desea?. HERODES: Quiero que me averigüéis; ¿dónde es que ha nacido el tal niño?. SACERDOTE: En Belén de Judá!, porque así está escrito por el profeta Miqueas; «Y tu Belén Efratá, tierra de Judá, no eres la más pequeña entre todas las ciudades, porque de ti saldrá un caudillo, que será pastor de Israel». HERODES: Que vengan esos Reyes Magos!...... (después que se acercan los reyes) El rey que buscáis, debe haber nacido en Belén; Id cuidadosamente e indagad todo sobre ese niño, y cuando lo encontréis, volved a mí para comunicármelo, porque yo también quiero ir a adorarlo, JA, JA, JA. NARRADORA: Los reyes se fueron siguiendo a la estrella, y hallaron al Niño en el pesebre, junto a María y José, y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran a ver a Herodes, se retiraron a su país por otro camino. Pero hoy se quedan con nosotros, porque han traído muchos regalos para los niños. FIN 6