proyecto de centro cultural y religioso aula francisco de jasso y sala

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PROYECTO DE CENTRO CULTURAL Y RELIGIOSO
AULA FRANCISCO DE JASSO Y SALA
SCHURHAMMER EN JAVIER
Tradicionalmente las celebraciones festivas de carácter religioso, popular u
oficial relacionadas con San Francisco Javier, co-patrón de Navarra, siempre
han tenido lugar entre los meses de diciembre (conmemoración de su muerte)
a abril (aniversario del nacimiento) pasando por la primera semana de marzo
en que se celebran la Novena de la Gracia y las populares Javieradas. Salvo
en este último caso, dado su carácter multitudinario, que necesita un amplio
espacio para más de diez mil personas, no tiene sentido utilizar
permanentemente el espacio de la plaza delante del Castillo.
Sin embargo, tampoco existía la posibilidad de celebrar en Javier actos
religiosos o de carácter cultural que permitieran la concentración de trescientas
a mil doscientas personas, algo muy frecuente en torno a reuniones de
estudiantes o de organizaciones religiosas, porque el siguiente ámbito en
importancia, la Basílica levantada en 1905 por la Duquesa de Villahermosa no
permite juntar a más de trescientas personas.
Especialmente, ante la proximidad de los acontecimientos que se preveían en
torno a la celebración del quinto centenario del Nacimiento de San Francisco
Javier, existía la preocupación de no poder disponer de un auditorio que
permitiera un escenario adecuado a este tipo de celebraciones, por lo que se
estuvieron tanteando varias posibilidades que quedaron recogidas en el
Concurso de ideas para la Ordenación del entorno del Castillo de Javier que
fue convocado en 2002 por el Departamento de Ordenación Territorial del
Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Javier y resuelto en Abril de 2003
en favor de la propuesta encabezada por el arquitecto Antón López de
Aberasturi.
Finalmente se propuso una solución de edificio que siguiendo las líneas de la
propuesta que fue premiada en el Concurso de ideas (aunque más simple y de
menores proporciones) y aprovechando el espacio del patio y los frontones del
antiguo Colegio se configurase como un aula-auditorio con capacidad para mil
trescientas personas, de modo que puedan asistir a actos litúrgicos y
culturales-religiosos en condiciones adecuadas. Completando el programa de
necesidades se preveía una sala de exposiciones anexa que tendría como
principal objeto mostrar la colección de motivos javieranos de Georg
Schurhammer, actualmente en la Casa central de los Jesuitas en Roma y
establecer un archivo y un centro de estudios específico.
Esta Sala de exposiciones quedaría configurada de forma trapezoidal cerrada
por dos lados por el grueso muro de mampostería de los actuales frontones y el
tercero por uno de los muros del auditorio, sobre el que se abren huecos que
eventualmente permitan la ampliación del mismo a modo de palcos. Este muro
exterior de mampostería es del mismo tipo de piedra y masa que forma la
fábrica de los demás edificios del conjunto, incluido el propio Castillo, por lo que
se consigue mantener la coherencia de materiales en el tratamiento exterior del
recinto.
Pero además, dada su situación en relación con la arquitectura poderosa del
Castillo, era evidente la necesidad de cuidar su inserción en el área, de modo
que, en cierto modo, sirviera de límite y “puerta” del conjunto monumental. Por
esta razón se planteaba una forma muy simple, de planta triangular, que se
prolongaba desde el Centro de espiritualidad hasta enlazar con un hitocampanario situado en el vértice del triángulo, de modo que simbólicamente
representara una nave que recordase los viajes de San Francisco Javier*.
En suma se trataba de hacer una gran sala, que cumpliera las condiciones
acústicas de un auditorio, con un carácter arquitectónico funcional que
permitiera la celebración de actos multitudinarios y que supusiera un mínimo
costo (en torno a los dos o tres millones de euros), así como una mínima
repercusión sobre el entorno edificado, es decir, el caso opuesto a la actual
moda de los grandes auditorios de alto coste y carácter emblemático.
El edificio se ha resuelto con una cubierta curva –evocación de la cubierta de
una nave- que arranca del edificio del centro de espiritualidad a la altura del
techo del primer piso, resultando por tanto algo inferior a la cota de los antiguos
frontones. Desde aquí desciende hacia el centro para subir después hasta el
remate o proa que está marcado por la proa-campanario configurando el
acceso principal a los dos espacios diferenciados interiormente. Esta cubierta
se apoya sobre una estructura de madera laminada de diseño radial y está
formada por una cubierta aligerada tipo deck complementado con un panel
sándwich de chapa y cubierta de cobre por lo que reúne excelentes
condiciones acústicas y de distribución de sonido quedando todo a la vista
salvo en las zonas en las que los cálculos acústicos habían recomendado
colocar deflectores de sonido de madera de haya que, sólo parcialmente,
cubren el techo.
Los cierres laterales están formados por muros de hormigón armado teñidos
exteriormente de rojo cuya intensidad irá descendiendo paulatinamente en el
curso de los años hasta adquirir un tono similar a los edificios de piedra del
entorno. Interiormente estos muros están trasdosados de material acústico,
cuyo papel se ve reforzado por deflectores lineales de madera que permiten la
instalación de alumbrado o el retorno del aire acondicionado. Estos muros
laterales tienen aberturas en el frente que da al castillo, de modo que se
configure como auténtico “retablo” natural del presbiterio.
Por lo que se refiere a la superficie interior hay que indicar que el graderío
arranca desde el punto más elevado situado a nivel de la primera planta del
centro de espiritualidad, conectando con su caja de escalera, y desde aquí
desciende hasta la cota del patio, donde se sitúa un descansillo de acceso a
este nivel. Desde aquí sigue descendiendo con una pendiente menor hasta el
nivel del presbiterio, en una superficie plana, situada a la cota -2,80. En esta
cota se ubica un espacio con aseos, que puede servir de sacristía o de
*
Esta “proa” fue suprimida por decisión administrativa.
vestuario, dependiendo del carácter civil o religioso de los actos que se
celebren
Tras el presbiterio vuelve a ascender con una pendiente muy inferior, del 8,5%
de modo que admita la instalación de rampas laterales para minusválidos hasta
alcanzar de nuevo la cota del patio. En planta, la sala tiene forma trapezoidal
para la mejor instalación del público, ocupando el presbiterio la parte situada a
1/3 de la longitud total, para que la zona posterior sea apta para un coro o
público, pudiéndose correr una pantalla que divida el espacio en dos salas de
diferente tamaño según las necesidades.
En planta baja el espacio de la sala se completa con el del muro de los
antiguos frontones conformando la sala de exposiciones triangular, con acceso
desde la parte trasera (bajo el graderío) y posible salida de emergencia por la
parte delantera a la vía de evacuación de la gran sala. En el extremo de la sala
de exposiciones se ha ubicado el centro de investigación y el archivo de Georg
Schurhammer, con acceso restringido de público.
Junto con esta salida de emergencia citada, la gran sala cuenta con un acceso
principal en porche que permite la entrada mediante rampas (cumpliendo la
normativa para accesibilidad de minusválidos) que llegan directamente al nivel
inferior o a la zona de público situada tras el presbiterio. Con ello, todos los
niveles quedan perfectamente accesibles para personas discapacitadas.
La superficie útil total de la Sala Francisco de Jasso es de 975 m2 y su
capacidad es de 1.258 asientos. La sala de exposiciones tiene una superficie
de 140 m2 y la del centro de investigación y el archivo Schurhammer es de 80
m2. La superficie construida del edificio es de 1.423 m2.
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