GENERACIÓN DEL 98 MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98 En los mismos años en que triunfa el Modernismo aparece un grupo de escritores que centra su atención en el atraso cultural y científico y en la crisis política y economía en que se ve sumido el país. La Generación del 98 no es un movimiento literario separado −ni opuesto− del Modernismo, sino más bien un subgrupo de escritores que, vinculados a los nuevos supuestos estéticos, coinciden durante algún tiempo en una empresa común: la preocupación por los problemas de España y la actitud crítica ante la realidad nacional. EL GRUPO DEL 98: TEMAS, ESTILO, INTEGRANTES Los temas se agrupan en torno a dos núcleos: • Los problemas de España. El Grupo del 98 se centra en el llamado <<tema de España>>, que consiste en la búsqueda de las señas de identidad de España mediante el conocimiento de su paisaje, sus gentes, su historia, su tradición literaria. Sus escritores adoptan dos actitudes contrarias: una, crítica, y otra, de exaltación. Denuncian la pobreza, el abandono, la ignorancia de las gentes y la decadencia del país; pero también en su paisaje encuentran la belleza, el vigor y la espiritualidad de una tierra y de un pueblo. • La reflexión existencial. El derrumbamiento de valores que se produce en esta época provoca que estos autores reflexionen sobre ciertos aspectos existenciales: el paso del tiempo, la obsesión por la muerte, la soledad del hombre, el desengaño, las cuestiones y creencias religiosas, etc. Todo ello origina un estado neorromántico que se traduce en un sentimiento de angustia, de pesimismo, de hastío. El estilo. Los escritores del 98 aceptan las aportaciones más innovadoras del lenguaje modernista, pero rechazan lo que éste pueda tener de retórico. Utilizan un lenguaje sobrio y sencillo aunque cuidadosamente elaborado, con gusto por las palabras tradicionales. Su actitud estética y emotiva ante la realidad dota al lenguaje de un acusado lirismo. Y esa subjetividad que proyectan sobre los seres y las cosas adopta dos enfoques: unas veces, pretende captar las sensaciones, las impresiones que les produce lo que observan; otras veces, emplean un lenguaje fuertemente expresivo, cercano a la caricatura, para criticar la dolorosa realidad nacional. Cultivan todos los géneros literarios (poesía, novela, teatro), si bien el contenido ideológico y el componente reflexivo de su literatura facilitan el uso de la prosa y, en especial, del ensayo. Integrantes. Estos autores, aunque comparten ciertas preocupaciones en algún momento de su trayectoria, están dotados de una fuerte individualidad. Su evolución estética e ideológica sigue caminos muy diferentes: desde la independencia de Baroja, al compromiso de Antonio Machado; desde el conservadurismo de Azorín, el progresismo de Valle− Inclán. AZORÍN. Seudónimo de José Martínez Ruiz (1873−1967). Ensayista. Trabajó activamente en política durante los primeros años de su carrera. El tema dominante de sus escritos es el tema de España y la eternidad y la continuidad, simbolizadas en las costumbres ancestrales de los campesinos. Obtuvo el reconocimiento de la crítica por sus ensayos, entre los 1 que destacan El alma castellana (1990), Los pueblos (1904) y Castilla (1912). Se le conoce sobre todo por sus novelas autobiográficas La Voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904). Azorín introdujo un estilo nuevo y vigoroso en la prosa española. Su obra destaca asimismo por la sagaz crítica literaria que realiza en textos como Los valores literarios (1913) y Al margen de lo clásico (1915). Fue el máximo representante de esta generación. UNAMUNO. (1864−1936) Se le considera el escritor más intelectual del 98. Nacido en Bilbao, Unamuno estudió en la Universidad de Madrid, donde se doctoró en Filosofía y Letras. Fue catedrático de griego en la Universidad de Salamanca desde 1891 hasta 1901, en que fue nombrado rector. Su filosofía, que no era sistemática, impregna toda su producción. Formado intelectualmente en el racionalismo y en el positivismo, durante su juventud simpatizó con el socialismo, escribiendo varios artículos para el periódico El socialista, donde mostraba su preocupación por la situación de España. Esta preocupación por España se manifiesta en sus ensayos recogidos en sus libros En torno al casticismo (1895), Vida de Don Quijote y Sancho (1905), y Por tierras de Portugal y España (1911). También son frecuentes los poemas dedicados a exaltar las tierras de Castilla. Cultivó todos los géneros literarios: fue poeta, novelista, autor teatral y crítico literario. Su narrativa comienza con Paz en la guerra (1897), continua con Niebla (1914), La tía Tula, y San Manuel bueno, mártir (ambas de 1933). Entre su obra poética destaca El Cristo de Velázquez (1920), mientras que su teatro ha tenido menos éxito. PIO BAROJA. (1872−1956). Es el gran novelista del grupo. Nació en San Sebastián (País Vasco) y estudió Medicina en Madrid, ciudad en la que vivió la mayor parte de su vida. Su primera novela fue Vidas sombrías (1900), a la que siguió el mismo año La casa de Aizgorri. Esta novela forma parte de la primera de las trilogías de Baroja, Tierra vasca, que también incluye El mayorazgo de Labraz (1903), y Zalacaín el aventurero (1909). En 1911 publicó El árbol de la ciencia. Entre 1913 y 1935 aparecieron los 22 volúmenes de una novela histórica, Memorias de un hombre en acción. Entre 1944 y 1948 aparecieron sus Memorias, de máximo interés para el estudio de su vida y su obra. Sus novelas están llenas de incidentes y personajes muy bien trazados, y destacan por la fluidez de sus diálogos y las descripciones impresionistas. Maestro del retrato realista, tiene un estilo abrupto, vívido e impersonal. ANTONIO MACHADO. (1875−1939). Es uno de nuestros más grandes poetas. Nació en Sevilla y vivió luego en Madrid, donde estudió. En 1893 publicó sus primeros escritos en prosa, mientras que sus primeros poemas aparecieron en 1901. Fue catedrático de Francés, y se casó con Leonor Izquierdo. En 1927 fue elegido miembro de la Real Academia Española. Durante los años veinte y treinta escribió teatro en compañía de su hermano, estrenando varias obras entre las que destacan La Lola se va a los puestos (1929) y La duquesa de Benamejí (1931). En enero de 1939 se exilió al pueblo francés de Colliure, donde murió en febrero. Su primer libro es Soledades (1903), unos poemas de carácter modernista, en los que destaca la emoción del momento y el sentido oculto de lo que le rodea. Campos de Castilla (1912), una consideración poética de n paisaje castellano, junto con la emoción del amor perdido. En 1917 se publicaron Páginas escogidas, y la primera edición de Poesías completas. De esa época queda una importante obra en prosa, Los complementarios, que constituye un conjunto de impresiones, reflexiones acerca de lo cotidiano y esbozos. 2 Nuevas canciones (1914) continúa la línea sentenciosa y filosófica donde cada vez destaca más la crítica social, sin que desaparezca la resonancia lírica. En 1936 publicó un libro en prosa, Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. La Guerra Civil le impulsó a escribir poemas de tipo circunstancial y político. VALLE−INCLÁN. (1866−1936), novelista, poeta y autor dramático español, además de cuentista, ensayista y periodista. Nació en Villanueva de Arosa, Pontevedra, y estudió derecho en Santiago de Compostela, pero interrumpió sus estudios para viajar a México, donde trabajó como periodista. En 1931 desempeñó varios cargos oficiales, entre ellos el de Director de la Escuela de Bellas Artes de Roma. Posteriormente regresó a Galicia donde murió en enero de 1936, en Santiago de Compostela. Su primer libro fue Femeninas (1895), al que siguieron obras de inspiración gallega, donde destaca la estilización lírica del ambiente campesino y popular, como Flor de Santidad (1904), la poesía de Aromas de leyenda (1907). En ese mismo año se casó con Josefina Blanco, y publicó la primera de sus llamadas comedias bárbaras, Águila de blasón, a la que siguió Romance de lobos (1908), obras de gran estilización dramática en un ambiente violento de resonancias medievales. En Cara de plata (1922), tercer volumen de esta trilogía teatral, vuelve a observarse el giro hacia las consideraciones de crítica social. Probablemente su segundo viaje a México le inspiró la escritura de Tirano Banderas (1926), considerada su mejor novela. Luces de bohemia, su obra teatral de 1920, estableció una estética de la deformación, por medio de la que estiliza lo bajo, lo feo, con una especie de expresionismo gestual y caricaturesco. Valle−Inclán volvió a escribir novela histórica en El ruedo ibérico, una serie de novelas que se basan en el reinado de Isabel II, donde aparece una amarga visión satírica de la realidad española, y que consta de La corte de los milagros (1927), Viva mi dueño (1928) y Baza de espadas. 1 1 3