Año: 22, Abril 1980 No. 460 N.D. Tomado de «FREEMAN» del mes de enero de 1980 y cuyo texto corresponde a una de las conferencias que dictó el Dr. Mises en Buenos Aires, Argentina, en 1959. El Socialismo Ludwig von Mises Estoy en Buenos Aires invitado por el Centro de Difusión de la Economía Libre. ¿Qué es economía libre? ¿Qué significa este sistema de libertad económica? La respuesta es simple: es la economía de mercado, es el sistema en el cual la división social del trabajo es lograda a través del mercado. El mercado no es un lugar, es un proceso; es la forma en que los individuos, comprando y vendiendo, produciendo y consumiendo, contribuyen al funcionamiento de la sociedad. Al hablar acerca de este sistema de organización económica la economía de mercado empleamos el término «libertad económica». A menudo, la gente no entiende lo que esto significa, y piensa que la libertad económica es diferente a las otras libertades, y que estas libertades que creen son más importantes pueden ser preservadas aún en ausencia de la libertad económica. La libertad económica significa que el individuo está en capacidad de escoger la forma en que se integrará a la sociedad. El individuo es libre de escoger su carrera, es libre de hacer lo quedesea. Al usar el término Libertad en relación a seres humanos, pensamos sólo de libertad dentro de la sociedad. Pero hoy se considera que las libertades sociales son independientes unas de otras. Los que hoy se llaman «liberales» proponen políticas que son precisamente opuestas a las políticas de los liberales del siglo XIX. Los llamados liberales de nuestra época juegan con la idea, muy popular, de que la libertad de pensamiento, la libertad de prensa, la libertad religiosa, el derecho de no ser encarcelado sin juicio, que todas estas libertades pueden ser preservadas en ausencia de libertad económica. No se dan cuenta de que, donde el gobierno maneja todo, todas estas libertades son ilusorias, aún si están garantizadas por la constitución y las leyes. Consideremos la libertad de prensa. Si el gobierno es dueño de todas las imprentas, podrá determinar lo que se ha de imprimir, y lo que no se ha de imprimir. Y si el gobierno es dueño de todas las imprentas y determina lo que se ha de imprimir o no, entonces la posibilidad de publicar cualquier tipo de argumentos opuestos a las ideas del gobierno no existe. La libertad de prensa desaparece. Lo mismo con todas las demás libertades. La libertad en la sociedad En una economía de mercado, el individuo tiene derecho de escoger la carrera que desea perseguir, tiene derecho de escoger la forma en que se integrará a la sociedad. Pero en el sistema socialista no: su futuro es determinado por decreto del gobierno. Si al gobierno le desagrada una persona, y no desea que viva en cierta región, entonces puede mandarla a otro lugar. Y el gobierno siempre podrá justificar este procedimiento declarando que el plan gubernamental requiere la presencia de este eminente camarada en el lugar X, a cinco mil millas de distancia. Es cierto que la libertad de un individuo en la economía de mercado, no es una libertad perfecta desde el punto de vista metafísico. Pero no hay tal cosa como libertad perfecta. La libertad tiene significado sólo en el contexto de la sociedad. Los autores «jusnaturalistas» del siglo XVIII particularmente Jean Jacques Rousseau pensaban que antes, en el pasado remoto, los hombres gozaban de una libertad «natural». Pero en esa época remota los individuos no eran libres, más bien estaban a la merced de los más fuertes. Las famosas palabras de Rousseau: «El hombre nace libre, pero en todas partes está encadenado» pueden ser muy bonitas, pero de hecho el hombre no nace libre. El infante recién nacido es completamente indefenso. Sin la protección de sus padres, que a su vez están protegidos por la sociedad, no podría preservar su vida. La libertad en la sociedad significa que el hombre depende de otras personas, y que éstas a su vez dependen de él. Bajo la economía de mercado, bajo la «economía libre», la sociedad es un estado de cosas donde todo el mundo sirve a sus prójimos. La gente piensa que en la economía de mercado hay jefes que no dependen del apoyo y la buena voluntad de otras personas. Piensan que los capitanes de la industria, los hombres de negocios, los empresarios, son los verdaderos dueños del sistema económico. Pero esto es una ilusión. Los verdaderos amos del sistema económico son los consumidores. Y si los consumidores dejan de demandar los productos de ciertas industrias, entonces los «capitanes» de estas industrias se verán obligados a abandonar sus eminentes posiciones en el sistema económico, si es que no ajustan sus acciones a los deseos y mandatos de los consumidores. Una de las más conocidas proponentes del comunismo era Lady Passfield, cuyo nombre de soltera era Beatrice Potter, y que fue esposa de Sidney Webb. Esta dama era hija de un rico empresario y, en su juventud, trabajó como secretaria de su padre. En sus memorias escribe: «En el negocio de mi padre todos debían obedecer sus órdenes, era el jefe. Sólo él daba órdenes, y a él nadie le ordenaba nada». Esto refleja una visión muy miope. Sus clientes, los consumidores, daban órdenes a su padre. Desafortunadamente, ella no podía ver estas órdenes; no podía ver cómo funcionaba la economía de mercado, ya que sólo estaba interesada en las órdenes que se transmitían dentro de la oficina o fábrica de su padre. Consumidores soberanos En todo problema económico debemos tomar en cuenta las palabras del gran economista francés Frédéric Bastiat, quien puso por título a uno de sus brillantes ensayos: «Ce quon voit et ce quon ne voit pas» («Lo que se ve, y lo que no se ve»). Para comprender el funcionamiento de un sistema económico debemos considerar no sólo lo que podemos observar, sino que también tenemos que prestar atención a las cosas que no pueden ser percibidas directamente. Por ejemplo, un jefe da una orden a un mensajero, esto es escuchado por todos los presentes. Lo que no se oye son las órdenes que los consumidores dan al jefe. El hecho es que, bajo el sistema capitalista, los jefes últimos son los consumidores. El soberano no es el estado, es el pueblo. Y la prueba de que son soberanos está en el hecho de que tienen el derecho de actuar tontamente. Este es el privilegio del soberano. Tiene derecho de cometer errores, nadie puede impedirlo, pero por supuesto debe pagar por sus errores. Si decimos que el consumidor es supremo, o que el consumidor es soberano, no estamos diciendo que no tiene fallas, que siempre sabe lo que le conviene. Los consumidores a menudo compran cosas que no deben. Pero la noción de que un gobierno capitalista puede impedir que la gente se dañe a sí misma, controlando su consumo, es falsa. La idea del gobierno como una autoridad paternal, guardián de todos, es la idea de los que favorecen el socialismo. Hace unos años en los Estados Unidos, el gobierno intentó lo que se llamó un «noble experimento». Este experimento era una ley que prohibía el consumo de bebidas alcohólicas. Es cierto que mucha gente bebe demasiado brandy y whisky, y de esta forma se dañan a sí mismos. Algunas autoridades en Estados Unidos se oponen al consumo de cigarrillos. Es cierto que mucha gente fuma demasiado, a pesar de que sería mejor para ellos que no fumaran. Esto nos lleva a una cuestión que sobrepasa el simple análisis económico: nos muestra lo que la libertad realmente significa. De acuerdo, supongamos que sea bueno impedir que la gente se dañe a sí misma bebiendo o fumando demasiado. Pero si admitimos esto, otras personas seguramente dirán: ¿Acaso el cuerpo es todo? ¿No es la mente mucho más importante? ¿No es la mente la verdadera cualidad humana? Si damos al gobierno el derecho de determinar el consumo del cuerpo, si el gobierno puede determinar si uno debe fumar o no fumar, beber o no, ¿cómo podemos responder a la persona que afirma?: «Más importante que el cuerpo son la mente y el alma, y el hombre se daña mucho más leyendo malos libros, oyendo mala música, viendo malas películas. Por tanto es deber del gobierno impedir que la gente cometa estas faltas». Y, como ustedes saben, por muchos siglos los gobiernos y las autoridades han pensado que este era realmente su deber. Y esto no sucedía sólo en épocas muy lejanas. No hace mucho, hubo un gobierno en Alemania que consideraba que su deber era distinguir entre las buenas pinturas y las malas por supuesto, desde el punto de vista de un hombre que, en su juventud, había perdido el examen de admisión de la Academia de Arte de Viena; bueno y malo desde el punto de vista de un pintor de tarjetas postales. Y era ilegal expresar opiniones sobre arte opuestas a las del Supremo Führer. Una vez que se admite que es deber del gobierno controlar el consumo de alcohol, ¿cómo se puede responder a los que opinan que el control de los libros y de las ideas es mucho más importante? Libertad de cometer errores Libertad significa libertad de cometer errores. Debemos darnos cuenta de esto. Podemos criticar la forma en que nuestros vecinos gastan su dinero y viven sus vidas. Podemos pensar que lo que están haciendo es absolutamente estúpido y malo. Pero en una sociedad libre tenemos muchos medios para expresar nuestras opiniones sobre cómo nuestros conciudadanos deben cambiar sus vidas. Podemos escribir libros, escribir artículos, dar discursos; incluso podemos predicar desde las esquinas y lo hacemos, en muchos países. Pero no debemos convertirnos en policías, impidiendo por la fuerza que la gente cometa ciertos actos, simplemente porque nosotros no deseamos que tengan la libertad de hacerlo. Esta es la diferencia entre la esclavitud y la libertad. El esclavo debe hacer lo que su amo le ordene, pero el ciudadano libre y este es el significado de la libertad está en capacidad de escoger su forma de vida. Claro que este sistema capitalista a veces se presta a abusos, por algunas personas. Claro que es posible hacer cosas que no debieran hacerse. Si la mayoría de la gente aprueba estas cosas, la persona que las desaprueba siempre tiene medios para tratar de cambiar la forma de pensar de sus conciudadanos. Puede tratar de persuadirlos, de convencerlos, pero no puede usar el poder policial del gobierno para obligarlos a actuar de otro modo. francesa, o del campesinado francés. Durante la Edad Media era un simple siervo. Y en Francia la servidumbre no desapareció completamente sino hasta después de la Revolución Americana. En otras partes de Europa desapareció mucho más tarde. Statusycasta No debe olvidarse que en esa época cuando las sociedades de status predominaban en Europa, así como en las colonias que los europeos fundaron en América las personas no se sentían en ninguna forma relacionadas con las otras clases de su nación; más bien, se identificaban mucho más con los miembros de su propia clase en otros países. El aristócrata francés no miraba como conciudadanos suyos a los franceses de las clases bajas; ellos eran la «chusma», y le eran desagradables. Para él, sólo los aristócratas de otros países Italia, Inglaterra, Alemania, por ejemplo eran sus iguales. En la economía de mercado, todo el mundo, al servirse a sí mismo, sirve a los demás. Esto es lo que tenían en mente los autores liberales del siglo XVIII cuando hablaban de la armonía de los intereses de los diferentes grupos e individuos. Y a esta doctrina de armonía de intereses se oponían los socialistas. Ellos hablaban de un «irreconciliable conflicto de intereses» entre los diferentes grupos. Un efecto visible de este estado de cosas era el hecho de que en toda Europa la aristocracia hablaba el mismo idioma. Y este idioma era el francés, que, fuera de Francia, no era entendido por otros grupos. Las clases medias la burguesía tenían su propio idioma, mientras que las clases bajas los campesinos-- hablaban dialectos locales que a menudo no eran entendidos por otros grupos. ¿Qué significa esto? Cuando Karl Marx en el primer capítulo del Manifiesto Comunista, el pequeño panfleto que inauguró el movimiento socialista declaró que había un irreconciliable conflicto de clases, sólo pudo ilustrar su tesis con ejemplos tomados de sociedades pre-capitalistas. En épocas precapitalistas, la sociedad estaba dividida en grupos sociales hereditarios, que en India se llamaban «castas». En una sociedad de status un hombre no nace francés, por ejemplo; nace como miembro de la aristocracia francesa, o de la burguesía Lo mismo con el vestido. El viajero de 1750, al pasar de un país a otro, encontraba que las clases altas, la aristocracia, por lo general se vestían del mismo modo en toda Europa, y las clases bajas se vestían diferente. Al encontrarse con una persona en la calle, se podía ver inmediatamente por su vestimenta a qué clase pertenecía, cuál era su status. Es difícil imaginarse cuán diferentes son las condiciones hoy en día. Cuando vengo a Argentina desde los Estados Unidos, y me encuentro un hombre de la calle, no puedo conocer su status. Sólo asumo que es un ciudadano argentino y que no es miembro de un grupo legalmente restringido. Esto es una de las consecuencias del capitalismo. Existen diferencias de riqueza, diferencias que los marxistas consideran equivalentes a las antiguas diferencias que existían bajo la sociedad de status. Riqueza aristocrática Las diferencias que existen bajo el capitalismo no son iguales a las diferencias bajo la sociedad socialista. En la Edad Media –y en muchos países aún mucho despuésuna familia aristocrática poseía gran riqueza, y podía continuar siendo una familia de duques por cientos y cientos de años, independientemente de sus cualidades, sus talentos, su carácter, o su moral. Pero, bajo las condiciones del capitalismo moderno, existe lo que los sociólogos han denominado «movilidad social». El principio operativo de esta movilidad social, según el sociólogo y economista italiano Vilfredo Pareto, es «la circulation des élites», (circulación de élites). Esto significa que siempre hay personas en la cúspide de la pirámide social, personas ricas, políticamente influyentes, pero estas personas estas élítes están continuamente cambiando. Esto es cierto en la sociedad capitalista No es cierto para la sociedad de status precapitalista. Las familias que fueron consideradas como las grandes familias aristocráticas de Europa son las mismas familias hoy, o más bien, son descendientes de las familias importantes de la Europa de hace 800 o 1000 años. Los Capeto de Borbón quienes por mucho tiempo reinaron aquí en Argentina fueron una familia real desde el siglo décimo. Estos reyes gobernaron el territorio que hoy se conoce como la Ile-de-France, extendiendo su reino de generación en generación. Pero en una sociedad capitalista existe movilidad continua personas pobres se hacen ricas, y los descendientes de estos ricos a menudo pierden su riqueza, y se empobrecen. Tradujo: Lic. Julio Cole. Aún Marx reconoce el progreso de la civilización basada en las fuerzas del mercado, con el surgimiento de una nueva clase nacida de la abolición del feudalismo, con las siguientes palabras:«LA BURGUESIA, CON SU DOMINIO DE CLASE, QUE CUENTA APENAS CON UN SIGLO DE EXISTENCIA, HA CREADO FUERZAS PRODUCTIVAS MAS ABUNDANTES Y MAS GRANDIOSAS QUE TODAS LAS GENERACIONES PASADA JUNTAS» Carlos Marx y Federico Engels Manifiesto del Partido Comunista 1848 El Centro de Estudios Económico-Sociales, CEES, fue fundado en 1959. Es una entidad privada, cultural y académica , cuyos fines son sin afan de lucro, apoliticos y no religiosos. Con sus publicaciones contribuye al estudio de los problemas económicosociales y de sus soluciones, y a difundir la filosofia de la libertad. Apto. Postal 652, Guatemala, Guatemala correo electrónico: cees@cees.org.gt http://www.cees.org.gt Permitida su Reproducción educativos y citando la fuente. con fines