“La primera víctima de la guerra es la verdad”

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“La primera víctima de la guerra es la verdad”.
Kipling.
“Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente
buena”.
Gandhi.
Podemos ver la realidad de dos maneras:
Uno puede creer literalmente lo que lee en los periódicos, oye en la radio, ve en
la televisión y lo que exponen los grupos mediáticos; es un modo seguro,
garantizado, de estar en el mundo sin que aparezcan sombras, enigmas o
motivo alguno de inquietud. Llamaremos a este modo: “Versión Disney” de la
historia, en ella el universo cotidiano oscila regular y previsiblemente entre una
pareja de valores claramente delimitados y cognoscibles: la Derecha y la
Izquierda.
Podemos también cuestionar esta forma gregaria de hipnosis y acceder
paulatinamente al conocimiento de una historia secreta, invisible, negada por
“las más diversas autoridades”, una historia que no coincide con los valores de
la tribu y que rompe con numerosos tabúes. “En la democracia no existe nada
similar a una clase dirigente. Los medios de comunicación son herramientas
imprescindibles para mantener las libertades mediante la configuración de una
opinión pública informada y responsable”.
Ante una pantomima como ésta, claro ejemplo de manipulación y
desinformación, solamente cabe una sonrisa escéptica o una crítica breve,
arrebatada y feroz. Existe la clase dirigente. La democracia es escasa o
nulamente democrática. Nuestros destinos los rigen el gobierno oculto.
Los grupos mediáticos persiguen una política de ocultación y distorsión de los
acontecimientos de acuerdo con los intereses de sus gestores propietarios, en
el mejor de los casos, en el peor, nos encontramos ante un programa
acelerado y premeditado de embrutecimiento ante el cual el “panem et
ciercenses” de la antigua Roma constituye una mera anécdota.
Si tratamos de rellenar este esqueleto con carne, es decir con nombres propios
o vicisitudes históricas concretas, seremos inmediatamente tachados de
paranoicos. Es un modo de desacreditar a los que mantienen posiciones
incómodas. Perdamos el miedo, no nos ofusquemos, permanezcamos alerta.
Lo que ellos llaman paranoia es un paso adelante en el camino de la salud
mental y gracias a ello, una autopista hacia nuestra verdad. Riamos.
Nada más serio que el humor. Nada menos divertido y auténtico que la
sonrisilla de superioridad del ignorante que todo lo sabe mediante la prensa, la
ciencia con minúsculas y los prejuicios.
Pero vayamos entrando en materia.
“La Era Tecnotrónica va diseñando paulatinamente una sociedad cada vez más
controlada. Esa sociedad será dominada por una elite de personas libres de
valores tradicionales, que no dudarán en realizar sus objetivos mediante
técnicas depuradas con las que influirán en el comportamiento del pueblo, (del
rebaño) y controlarán y vigilarán con todo detalle la sociedad, hasta el punto de
que llegará a ser posible establecer una vigilancia casi permanente sobre cada
uno de los ciudadanos del planeta.”
Este bello y explícito texto de Zbigniew Brezinsky, el Kissinger de Jimmy
Carter, extraído de su obra “La Era Tecnotrónica”, constituye un primer
referente sobre AQUELLO DE LO QUE VAN REALMENTE LAS COSAS.
La construcción del Estado Mundial (parte visible del Gobierno Oculto), New
World Order, parece ya un proceso imparable y tiene sus bardos. Nombres
como los de Toffler, Junger, Kissinger, George Bus, Blair y Aznar.
Todos en la brecha. Pero, ¿qué hay detrás de todo esto? La versión
conspiratoria estándar mantiene la tesis de que existe algo así como un Plan
Global que a través de las generaciones va siendo implementado en la Historia
mediante las actividades coordinadas de distintos personajes y organizaciones.
Estas van insertando a sus miembros en las instituciones y tramas más
diversas. Las sociedades secretas, las Revoluciones, las Guerras, las Crisis
Económicas, entre otros muchos acontecimientos, formarían parte y darían
testimonio de estas actividades.
Francmasones, Jesuitas, Illuminati de Baviera, Rosacruces, templarios o
Thuleanos dan testimonio, a través de las circunstancias más plurales, de una
presencia invisible y decisiva, sin la cual los acontecimientos permanecen
opacos y desconectados de toda virtualidad explicativa.
Sin olvidar los Servicios Secretos, los grupos económicos de presión o los
representantes del Crimen Organizado y de las Ciencias y las Artes.
Según la ideología de los investigadores, el plan será calificado o explicado de
un modo u otro. Para De Maistre, la Revolución Francesa es un acto vesánico
realizado por seres perversos, por conspiradores, sin embargo, éstos no hacen
otra cosa que cumplir muy a su pesar con los designios de la Providencia,
caracterizada fundamentalmente por un potencial de venganza ilimitada, que
les utiliza para castigar al Antiguo Régimen por su corrupción y cobardía. En
una palabra, que Dios lo quiere y que todo, incluso lo peor, es para bien, dado
lo cual no cabe oponerse ni a la tiranía ni a la conspiración ni a nada. Esta
versión ultramontana de la Teoría de la Conspiración es extremadamente
curiosa, lo que parece tener de matiz critico se convierte en la apoteosis del
conformismo y de la sumisión. Las profecías apocalípticas cristianas clásicas
tienen todo este matiz de desesperanza e impotencia camuflado de
esperanza., pero destacándose la sumisión a la autoridad y la pasividad como
mensaje. El Apocalipsis es un texto canónico que en su momento fue
considerado una falsificación y que, a mi juicio, constituye un instrumento de
guerra psicológica más que una profecía e, ineludiblemente y por desgracia, a
la vista de lo que está sucediendo en el mundo, también un esquema de
dominación y genocidio. El Anticristo como chivo expiatorio, las continuas
apelaciones a la pasividad y la espera de la Parusía, la despoblación del
planeta mediante todo tipo de guerras y catástrofes...
Hay muchos que ven en la paulatina constitución de un Orden Global
Planetario (El Nuevo Orden Mundial), una conspiración de los dirigentes del
Gobierno Oculto. Los políticos serían poco más que locutores o empleados de
segunda fila. La independencia de las naciones, un obstáculo a superar, ya sea
mediante guerras puntuales o crisis económicas diseñadas (Sudeste Asiático,
Latinoamérica), como a través de una retórica mundialista camuflada de todo
tipo de patrañas pseudo humanitarias o ecológicas (Derechos Humanos,
crecimiento sostenido, etc.) La caja de resonancia suelen ser las Naciones
Unidas, un foro de burocracias estatales que se considera el máximo órgano de
legitimación soberana de las políticas, de cara al populacho narcotizado por la
televisión.
En esta trama, el socialismo habría sido simplemente un instrumento destinado
a consolidar una concentración de poder inigualable en manos de
determinadas elites, debilitando y aniquilando a las clases medias y
auspiciando el control policial y mental del rebaño fututo. La Trilateral (David
Rockefeller), el Club Bilderberg (Jordi Pujol, Bill Clinton) o el Council of Foreing
Relations (Kissinger, Brezinsky) constituyen ejemplos de instituciones, algunas
de ellas transnacionales, que operan como foros de encuentro y reclutamiento
de las nuevas elites que preparan la etapa faraónica de sumisión planetaria en
el siglo XXI.
Solo la desaparición de la conducta nihilista predominante en el pasado siglo
en el hombre común, puede hacer que éste siglo no nos convierta en meras
comparsas.
Nuestra obligación es ver la verdad, y esa siempre es... la nuestra.
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