1 Colegio San Ignacio Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" "UN FUEGO QUE ENCIENDE OTROS FUEGOS" TIEMPO IGNACIANO 2015 Enséñanos, Señor, a servirte como mereces: A dar sin contar el costo, A luchar sin contar las heridas, A trabajar y a no buscar descanso, A laborar sin pedir recompensa Excepto que saber que hacemos tu voluntad. San Ignacio de Loyola PRESENTACION Como ya es una tradición en nuestro Colegio, dedicamos un tiempo privilegiado entre la fiesta de San Ignacio de Loyola y de San Alberto Hurtado para orar, celebrar, reflexionar, conocer y dejarnos impactar en nuestro actuar por lo que nos distingue: la espiritualidad ignaciana. Al amparo del lema "Un fuego que enciende otros fuegos" deseamos que sea Jesucristo, el mejor regalo de Dios para la humanidad, quien encienda nuestras vidas, nos llene con su Espíritu y nos envíe a que ese ardor, que enriquece nuestras almas, sea un fuego que ilumine y alegre la vida de los demás. Nuestra espiritualidad Ignaciana se caracteriza especialmente por ese entrañable amor personal por Jesucristo. San Ignacio, en sus Ejercicios Espirituales, tiene a Cristo como Aquel capaz de transformarnos la vida, llenarla de sentido, hacernos experimentar de qué maneras nos ha amado y enriquece y cómo, desde este reconocimiento amoroso, nos llama al amor y al servicio. Así, resuenan con hondura las palabras de Ignacio para que conozcamos a Jesucristo cada vez más, pues conociéndolo más, más lo amaremos y seguiremos. De esta manera, la espiritualidad ignaciana, esta particular manera de entender y vivir el Evangelio, desarrolla una pasión por la Misión a la cual nos llama Jesús. Ante Cristo crucificado, considerando el mundo que nos toca vivir, nos hacemos Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 2 preguntas radicales: qué hacemos, qué hemos hecho y qué debemos hacer por Cristo. Los invitamos a todos a dejarse seducir por Jesucristo: un fuego capaz de encender otros fuegos. Deseamos que este Tiempo Ignaciano sea ocasión para una mayor intimidad con Dios a través de la oración; un espacio para encontrarnos como comunidad y celebrar nuestra identidad; un tiempo para cuidar y nutrir el espíritu, para reflexionar y comprender; para escuchar a los demás, al mundo y sus voces. Los invitamos a que el Tiempo Ignaciano los movilice a desear y generar las condiciones para que otros experimenten el amor de Dios. El Tiempo Ignaciano está organizado en tres semanas y cada una tiene un acento especial, así como una "gracia" a pedir para toda la comunidad del Colegio. Primera Semana: “Yo soy la luz del mundo” Juan 8,12 Del 31 de Julio al 09 de Agosto Gracia a pedir: Conocer a Jesucristo para que conociéndolo más, más lo amemos y sigamos. Segundo Semana: “Y todos se llenaron del fuego del Espíritu Santo” Hechos 2,4 Del 10 al 16 de Agosto Gracia a pedir: Dejarnos amar por Dios, abiertos y con disposición interna a recibir de Él lo que nos quiere dar y comunicar. Tercer Semana: "Un fuego que enciende otros fuegos" Yo los elegí y los envío a dar mucho fruto y que ese fruto sea abundante y duradero (Juan 15, 16) Del 17 al 22 de Agosto Gracia a pedir: Estar dispuesto a poner el amor más en obras que en palabras. Animamos a los profesores jefes, en especial, a que incentiven la oración diaria en sus cursos según el sentido de cada semana. Para dar contenido y sentido a cada semana, se ofrecen "palabras inspiradoras" que ayudarán a profundizar el tema semanal. Además, la gracia que se pide cada semana concentra aquello que deseamos que el Señor nos regale durante este tiempo ignaciano. Finalmente, para cada día, hay una propuesta de oración que profundiza el rasgo ignaciano de cada nivel. Al resto de la comunidad, a través de nuestra página web, los invitaremos a la oración, a formarse y sintonizar con el espíritu que mueve este tiempo tan especial. Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 3 PRIMERA SEMANA “Yo Soy La Luz Del Mundo” Juan 8,12 Período: del 31 de Julio al 09 de Agosto Gracia a pedir: Conocer a Jesucristo para que conociéndolo más, más lo amemos y sigamos. PALABRAS INSPIRADORAS Texto extraído de "Ignacio, Fabro y Javier: Acoger el don, impulsar la misión". Compañía de Jesús, provincia de España. "PARA QUE MÁS LE AME Y LE SIGA" Ignacio nos ha dejado un legado que en muchas ocasiones suena a paradójico. Funda una orden apostólica y nos dice que la primera preocupación del jesuita ha de ser Dios. Reconoce la importancia de los medios humanos para ayudar a los prójimos, y asegura que los que unen al instrumento con Dios son más importantes que aquellos. Confía en Dios como si todo dependiera de sí, y lo pone todo en juego como si todo dependiera de Dios. Experimenta en todo tiempo la familiaridad con Dios y practica una atenta mirada a cada cosa… ¿Cómo vivir semejantes paradojas hoy? El secreto es Jesús: conocerlo internamente para más amarlo y seguirlo, para ser puestos con Él. La petición de la segunda Semana de Ejercicios no debería caérsenos de los labios ni del corazón. Tampoco la petición de Ignacio a la Virgen, “que lo quisiese poner con su Hijo”. La experiencia de La Storta fue central en la vida de Ignacio y está llamada a serlo igualmente en nosotros. Más importante que decir la primera misa antes o después, una vez ordenado presbítero; más que si el futuro de aquella naciente Compañía será Jerusalén o Roma; más importante y primordial que todo lo que pueda acontecer a la Orden es para Ignacio que el Padre le ponga con su Hijo. Ése es su deseo primordial, condición evangélica de todo lo demás. Después de La Storta puede pasar lo que sea: Ignacio lo vivirá ya todo desde su nueva condición de admitido en el ámbito trinitario del amor y la misión de Jesucristo “que lleva la Cruz”. Porque el Cristo de Ignacio, y posteriormente el de Javier y Fabro, no es un Cristo culturalmente dado, producto del ambiente o de intereses previos. Es el Jesús de los Evangelios, pobre, humilde y humillado, en quien Ignacio reconoce a uno de la Trinidad con nosotros para “hacer redención del género humano”. Es el Rey universal que nos llama a unirnos con él y conquistar el mundo para su Padre. Es el sumo y eterno Capitán que nos convoca contra las fuerzas del Maligno. Es el que padece la muerte en cruz por mí y una vez resucitado ejerce con todos nosotros el “oficio de consolar”… Ése es el Cristo que fascina a Ignacio, Javier y Fabro. Al que aman y a quien se entregan con todo su corazón. Ante quien se preguntan, llevados de una admiración y agradecimiento sin límites: ¿qué debo hacer por Cristo?, ¿qué quieres que yo haga? Para Ignacio es una convicción muy querida: antes de decidirnos a hacer algo por Cristo, y en el interior de la propia acción, hemos de preguntarnos quién es Él para nosotros. Si nuestra fe y Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 4 nuestro amor se dirigen a Él y con Él se abren al mundo, o si, por el contrario, terminan en otros objetos distintos. También aquí, ¡y hasta qué punto!, necesitamos soplar ese don: hacer nuestro el Cristo de los Ejercicios que, en nuestro caso, se hace real y se concreta en las Constituciones. Sin ese amor y pasión por el Cristo que nos abre al mundo, no hay jesuita posible. En Él comienza y termina nuestra vocación. No seguimos a una idea, un programa o una causa humanista sin más. Le seguimos a Él, que ciertamente tiene un programa y está empeñado en una causa de salvación universal. Amarle a Él lleva consigo inseparablemente amar a aquellos por quienes Él dio su vida: a toda la humanidad, pero de un modo preferencial a las víctimas del des-amor. Lleva consigo también amar y cuidar de nuestros compañeros, convocados por la misma llamada que nosotros. De Jesús aprendemos a recibirnos sólo de Dios y a entregarnos sólo a su Reino. Él nos revela ese horizonte y lo propone a nuestra libertad, haciendo posible en nuestra vida aquella “familiaridad con Dios” en la que nuestro padre Ignacio fue creciendo toda su vida y que Nadal consideraba como una gracia ofrendada por el Señor a toda Compañía. ¿Por qué no atrevernos a aceptar a Jesucristo como nuestro “maestro interior”; a darle la razón en las grandes encrucijadas de nuestra vida; a transitar nuevas sendas guiados por su Espíritu? ¿No estamos llamados acaso a inspirar nuestro modo de ser y de proceder en el suyo, tal como quería San Ignacio y pedía el P. Arrupe?" PALABRAS INSPIRADORAS Texto extraído de "Ignacio, Fabro y Javier: Acoger el don, impulsar la misión". Compañía de Jesús, provincia de España. Primo Deum (Dios antes que nada...) " Un primer don del que procede la Compañía, y nosotros en ella, es el de la fe en Dios de nuestros primeros compañeros. Un Dios al que se dirigen como “nuestro Creador y Señor”: alguien real, presente, activo en el mundo; Dios que desea comunicarse libremente con las criaturas e innovar el mundo a través de ellas; Creador y Señor también de la Compañía de Jesús. Se trata de una invocación que nos invita a colocar la realidad, toda ella, bajo la mirada y el hacer de Dios, y no bajo nuestros propios y muchas veces recortados cálculos. Fue así, apoyados en esa fe llena de confianza, y en unas circunstancias tan complejas o más que las nuestras, como Ignacio, Javier y Fabro primero, y más tarde el resto de los compañeros, crearon el tejido humano, religioso y apostólico de la Compañía de Jesús que a nosotros se nos encarga encarnar y re-crear hoy. Sólo una fe así nos libera de los miedos del presente y de la incertidumbre que genera en nosotros el futuro, miedos e incertidumbre que bloquean cualquier iniciativa de cambio. ¿No es cierto que cuando nos planteamos con cierta inquietud el futuro de la Compañía, pensamos más en nosotros que en Dios? Y sin embargo, el futuro de la Compañía, como el de la Iglesia y el del mundo, no nos pertenece en absoluto, está en sus manos. Lo nuestro es la confianza y la colaboración con Él, eso es todo. La Compañía surgió de la nada y la gratuidad de ese origen hay que mantenerla. Todo es gracia. Ignacio sabe muy bien, con una sabiduría que no es sólo conceptual sino también cordial, que él no es el verdadero fundador de la Compañía de Jesús, sino que ésta surge de la libre voluntad y del amor de Dios al mundo y a la Iglesia. Por eso, desde el Proemio de las Constituciones hasta su parte final, no cesará de repetirnos que el futuro de la Compañía depende de Dios al igual que dependió su nacimiento, y que, por tanto, “es preciso en él solo poner la esperanza”. ¿A qué situaciones nuestras podríamos acercar este don primero con el fin de que fueran alentadas por él? Ignacio, Fabro, Javier. Acoger el don, impulsar la misión 9 “ ” Colocar la realidad bajo la mirada y el hacer de Dios, no bajo nuestros cálculos. Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 5 Para empezar, podríamos acercarlo al lugar que ocupa Dios en nuestras vidas. Sorprende que tratándose de una orden apostólica cuya finalidad es ayudar a los prójimos, asegure la Fórmula de nuestro Instituto que la primera preocupación de todo jesuita ha de ser “tener siempre presente ante los ojos hasta que muera, a Dios”. ¿No deberían ocupar ese lugar primero los prójimos? Pues bien, San Ignacio no es partidario de ese atajo. Los prójimos son de Dios, no nuestros. Los pobres son “pobres de Cristo” antes que nuestros. Para que nuestro amor a ellos sea puro, trasformador y duradero, ha de insertarse en el amor que Dios les tiene. La experiencia demuestra una y otra vez que ese pretendido atajo no es a favor de un mayor amor, sino frecuentemente menor y más ambiguo. Y para continuar, podríamos acercar la oración ignaciana a nuestro orar habitual. En muchos aspectos el carisma de Ignacio pertenece todavía al futuro, y éste de la experiencia de Dios y de la oración ignaciana es uno de ellos. Todavía no hemos comprendido a fondo su novedad. Asegurar, por ejemplo, que para San Ignacio la oración no es importante, que lo verdaderamente importante es la acción y el servicio, es una trivialidad. Justificarlo aludiendo al conocido pero inexacto lema de “contemplativos en la acción” constituye un reduccionismo de lo que en verdad pensaba y sentía Ignacio. El problema para Ignacio no está, como ha señalado el P. General, ni en la oración ni en la acción, sino en el corazón del hombre que ha de encontrar a Dios en todas las cosas, cuando ora y cuando trabaja, para en todas ellas unirse a su actividad salvadora. Ignacio suponía al jesuita de su tiempo tan atraído y deseoso de encontrar a Dios en la oración que se ve obligado a recordarle continuamente la novedad de la espiritualidad y de la Orden por él inauguradas: a Dios hay que encontrarlo, no sólo en el tiempo de oración, sino también en el servicio largo y, a veces, agotador de la ayuda a los prójimos. En todas las cosas, porque todas ellas son texto de Dios, lugar donde él mora y donde nos espera." 6 Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" SEGUNDA SEMANA “Y todos se llenaron del fuego del Espíritu Santo” Hechos 2, 4 Período: del 10 al 16 de Agosto Gracia a pedir: Dejarnos amar por Dios, abiertos y con disposición interna a recibir de Él lo que nos quiere dar y comunicar. PALABRAS INSPIRADORAS Espiritualidad Ignaciana: notas éticas. P. Tony Mifsud sj. "Espiritualidad" En nuestros tiempos, el consumismo como medida de valor antropológico y un estilo de vida siempre más acelerado han significado un creciente anhelo de búsqueda de sentido, dando origen a un interés universal por la espiritualidad. Este fenómeno ha traído una multiplicación de publicaciones, talleres, seminarios, movimientos que pretenden ofrecer una respuesta. Sin embargo, en este supermercado de ofertas también existen distorsiones, caricaturas y mucha confusión. En sentido genérico, la palabra espiritualidad designa una referencia que va más allá de lo visible, de lo tangible y de lo material. El concepto cristiano de espiritualidad no tiene como referente una negación de -o una oposición a -la materia (lo espiritual versus lo material), sino dice relación directa al Espíritu, a la Persona del Espíritu Santo, el Espíritu del Hijo y del Padre. La espiritualidad es la vida según el Espíritu. Jesús, al volver al Padre, permanece presente en la historia humana mediante el envío del Espíritu. En la narración evangélica de Lucas, Jesús imparte las últimas instrucciones a sus apóstoles, 1 asegurando: “Yo voy a enviar sobre ustedes la Promesa de mi Padre” (Lc 24, 49) . También en la narración evangélica de Juan, Jesús reitera a sus discípulos el arribo del Espíritu, del Paráclito, “que el Padre enviará en Mi nombre” para enseñárselo todo y recordar todo lo que Él les había dicho (Jn 14, 26). Es el Espíritu que hace reconocer a Jesús de Nazaret como el Cristo, porque “nadie puede decir: ¡Jesús es Señor! sino con el Espíritu Santo” (1 Cor 12, 3). Por consiguiente, la existencia del discípulo de Jesús el Cristo es una nueva vida nacida, orientada y alimentada por el Espíritu. Esta experiencia original consiste en el estar habitado por el mismo Espíritu 1 Ver también Hechos 1, 4; 2, 33 y 39. Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 7 que habitó en Jesús de Nazaret, ya que “Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que 2 clama: ¡Abbá, Padre!” (Gál 4, 6) . En palabras paulinas: “Mas ustedes no están en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece. (...) En efecto, todos los que son guiados por el espíritu de Dios son hijos de Dios. Pues no recibieron un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibieron un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con Él glorificados” (Rom 8, 9 – 17). La espiritualidad cristiana es la experiencia de Dios en la vida del creyente. Dios Padre ha enviado a su Hijo al mundo, y Su Espíritu sigue comunicándose a los creyentes. Dios se ha autorevelado totalmente en el Hijo y el Espíritu sigue comunicando esta Buena Noticia. Por ello, lo que define la espiritualidad no son las prácticas sino la irrupción de una Presencia insospechada y transformadora, ya que Dios se hace presente en la vida de las personas. Una vida en la fe pasa por la conversión para acoger y comprometerse con el Proyecto de Jesús 3 mediante el don del Espíritu . Esta vida según el Espíritu se opone a un estilo de vida encerrado 4 5 en sí mismo , guiado por los esquemas que desconocen la presencia divina . Una vida en el Espíritu no es auto-referente sino acepta su condición de creatura y busca el significado sobre la propia existencia en el horizonte de un Creador que ama infinitamente a su creatura. La historia se torna camino de la creatura hacia el Creador. Por ello, una espiritualidad abierta a la acción del Espíritu implica una centralidad en la Persona 6 7 de Jesús el Cristo , la construcción de la Iglesia como comunidad fraterna en misión , en una 8 actitud de acción de gracias y en el gozo del anuncio del Evangelio , privilegiando una preocupación hacia los más débiles y marginados de la sociedad por su condición de predilectos 9 sacramentales de lo divino . Esta espiritualidad se vive en un proceso continuo de conversión 10 como respuesta (vocación) a la misión (el Proyecto de Jesús) . El cristiano que asume una determinada espiritualidad expresa concretamente una opción fundamental en su existencia, que cambia su horizonte de significados y sentidos, porque la experiencia de Dios implica un compromiso con el proyecto divino sobre la historia humana (conversión–compromiso), porque la conversión a Dios se traduce en una conversión hacia el otro como imagen y semejanza divina. 2 2 Tim 1, 13–14: “Ten por norma las palabras sanas que oíste de mí en la fe y en la caridad de Cristo Jesús. Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros”. 3 Ver 1 Cor 2, 10 – 16. 4 Ver Gál 5, 16– 25. 5 Ver Rom 12, 2. 6 Ver Fil 3, 7–11. 7 Ver 1 Cor 12–14. 8 Ver Rom 1, 14 – 17. 9 Ver Mt 25, 31– 46. 10 Ver Marcos Buvinic, “Espiritualidad: la pregunta por el Espíritu que nos habita”, en Cuadernos de Espiritualidad, Espiritualidad: ¿de qué se trata?, (Santiago: CEI, 1993), pp. 7 – 8. Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 8 La esencia de la espiritualidad cristiana es el seguimiento histórico de Cristo bajo la guía de la acción del Espíritu. La espiritualidad cristiana es una existencia que se deja interpelar por la presencia divina y se transforma en un estilo de vida (opciones, actitudes, comportamientos). Por ello, existen distintas expresiones de esta misma espiritualidad ya que este camino histórico tiene distintos contextos definidos por el tiempo y el espacio, como también por el acento y la prioridad 11 que se da a uno u otro aspecto en la respuesta a la llamada de Dios. " PALABRAS INSPIRADORAS Texto extraído de la página WEB: www.humanitas.com "«He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!» (Lc 12,49). Son éstas las palabras que pronunció el Señor en la perspectiva de su próxima Pasión, Muerte y Resurrección. ¿Y cuál sería ese fuego que quería arrojar sobre la tierra, sino el de su Espíritu, el Fuego del Divino Amor? ¡Sí! ¡Con ese Fuego es que se encienden y arden los corazones en el amor a Dios y a los hermanos humanos con el mismo amor de Cristo! ¿Y cómo este Don llega a encender nuestros corazones? ¿No es acaso por la predicación? En efecto, es por eso que San Francisco de Sales escribía en su prólogo al Tratado de Amor a Dios que cuando el Señor Jesús «quiso dar comienzo a la predicación de su Ley, envió sobre los discípulos reunidos, que Él había escogido para este ministerio, lenguas de fuego, mostrando de este modo que la predicación evangélica estaba enteramente destinada a poner fuego en los corazones». Ésa es la experiencia de los discípulos de Emaús, que luego de reconocer al Señor en la fracción del Pan, se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24,32). Así, pues, es por la predicación evangélica por la que se enciende este fuego en los corazones. Y del mismo modo, los discípulos reciben estas como lenguas de fuego, para que ellos mismos con la santa predicación pudiesen seguir el insigne ejemplo del Maestro, que explicando las Escrituras y lo que ellas referían sobre su Persona, dejó ardiendo con este fuego santo los corazones de sus discípulos. En Pentecostés los discípulos recibieron en forma de lenguas de fuego este Don e inmediatamente, inflamados por el ardor apostólico, se pusieron a predicar con parresía, con ardor y coraje, la Buena Nueva que había de encender el mundo entero. ¡A nosotros nos toca hoy implorar y acoger ese Don divino! ¡A nosotros nos toca hoy dejarnos inflamar con ese Amor que es derramado cada día en nuestros corazones por el Espíritu Santo (ver Rom 5,5), para que ardiendo de celo por el Evangelio nos dispongamos a transformar los corazones humanos con sólo tocarlos con esas como llamas en forma de lenguas de fuego! ¡Es hora de evangelizar con nuevo entusiasmo y ardor, con nuevos métodos y medios, con empeño y constancia, sin miedo ni temor! En este empeño por evangelizar el mundo entero no olvidemos que no podemos dejar de lado una verdad esencial: Nadie da lo que no tiene. Si el fuego del Espíritu no arde en mi corazón primero, cada día y con ardor incontenible, ¿cómo voy a comunicar ese fuego y encender otros corazones? El primer campo de apostolado soy yo mismo, por tanto, ocupémonos seriamente por tener una vida espiritual intensa, una vida de intensa relación con el Espíritu, condición sin la cual no podrá arder en nuestros corazones ese fuego que impulsa al apostolado valiente y audaz. ¡No descuidemos nuestra oración diaria y perseverante! ¡No dejemos de lado la perseverante lectura y meditación de la Sagrada Escritura, especialmente de las palabras y vida del Señor Jesús! ¡No 11 Ver S. Spinsanti, “Ecología”, en AA.VV., Nuevo Diccionario de Espiritualidad, (Madrid: Paulinas, 19914), p. 510. Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 9 dejemos de visitar al Señor en el Santísimo e implorarle allí que nos renueve y fortalezca interiormente con la fuerza divina de su Espíritu! ¡No dejemos de encontrarnos con Él cada Domingo en la Santa Misa! ¡No dejemos de crecer en nuestro amor filial a Santa María, para que en unión de oración con Ella y dejándonos educar por su ejemplo tengamos siempre las disposiciones interiores necesarias para poder acoger al Espíritu en nosotros!" 10 Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" TERCERA SEMANA “Un Fuego que Enciende otros Fuegos” Yo los elegí y los envío a dar mucho fruto y que ese fruto sea abundante y duradero (Juan 15, 16) Período: del 17 al 22 de Agosto Gracia a pedir: Estar dispuestos a poner el amor más en obras que en palabras. PALABRAS INSPIRADORAS Extracto de "Carta de San Ignacio al joven de hoy: Enviados al mundo" . J. B. Libanio S.J. Febrero de 2006 "... Aprendí una vez más que el seguimiento de Jesús necesita ir mucho más allá de una mera imitación material, física, visual. Escuché adentro de mí un llamado mayor, íntimo. Y se me abrió una comprensión diferente del mundo. Sobre ella deseo conversar contigo. Hasta aquel momento de mi vida, conocía el mundo de las frivolidades, de la conversión penitente de mí mismo, de la peregrinación. Fue entonces que hice el hallazgo más importante de mi vida. Sentí una fuerte llamada para adentrarme en el mundo de los hombres, de las personas,. No yo solo, sino con compañeros que compartieran conmigo el mismo ideal de ayudar a quien estuviera a la espera de una palabra para apuntarle el camino de la salvación. Entonces sí, entendí que mi vida solo tendría sentido si yo me dedicaba a la salvación de las almas. Era este el modo como se hablaba en mi tiempo. Hoy, en tu lenguaje, sonarían las palabras: solidaridad, servicio, liberación de los pobres y excluidos, el cuidado con personas hambrientas de sentido para vivir y hasta de pan. Yo me sentí realmente enviado, con toda conciencia, al servicio de toda persona que necesitara de alguna ayuda espiritual, material, humana, especialmente con relación a su realidad última de criatura llamada por Dios para una eternidad de amor y dicha. Dedicar todo mi vida a ayudar a los otros se convirtió en la tarea más importante de la vida. Formulé ese deseo en el lenguaje de mi tiempo: “servir y amar a su Divina Majestad”. Después lo condensé en una frase chiquitiña: ”en todo amar y servir”. Te hago saber, joven, que esa frase ha tenido mucho éxito. Cuántos jóvenes como tú se entusiasmaron por ese ideal de vida. “En todo amar y servir”. Ella relaciona el amor a su servicio y así define hondamente qué cosa sea amar. En otro lugar, escribí que el amor debe ponerse más en obras que en palabras. Es fácil decir que amamos a Dios, a Cristo, a una persona y que queremos modificar esa realidad de tanta injusticia. Si nos detenemos a pensar, ¿será qué las obras qué practicamos manifiestan y encarnan esas palabras? Amar consiste, así percibí en mi vida, en la comunicación mutua de lo que tenemos a quien amamos: ciencia, honores, riquezas. Si tú miras para tus amigos y amigas, ¿qué es lo que tienes y qué puedes comunicarles? Ser enviado es tomar conciencia de esa doble realidad: servir amando y amar sirviendo. Muchas veces no pensamos que los dones, cualidades, gracias que recibimos Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 11 tan generosamente de Dios, pueden ser comunicadas a otros. Qué tal si tú, al leer esta carta, te hicieras esta pregunta: ¿qué puedo compartir de mí a otros, sobretodo a los jóvenes de mi edad? Era esa pregunta la que me hacía cuando estudiaba en la universidad de la Sorbonne. Y conseguí hacerme amigo de Francisco Xavier, de Pedro Fabro que llegarían a ser después grandes Santos. ¡Ve tú a saber si tu amistad y compartir con tus colegas no te enriquezca mucho más de lo que tú puedas imaginar! Percibí, en mi tiempo, que la Iglesia católica pasaba por una grande crisis interna. Recién convertido y ardiendo de fervor, me dolía oír que el Papa había celebrado el casamiento de su hija en el propio Vaticano, que la Curia romana, cardenales y obispos, se entregaban a una vida mundana, sin celo apostólico. Y sin embargo, pensé en una Orden religiosa que se colocara a la disposición del Papa, por juzgar que él, por el cargo que ejercía, tenía mayor visión de los problemas de la Iglesia y era para tal cargo era ayudado por el Espíritu de Dios. Me movía la fe. Imagino que para ti también la situación de la Iglesia y la de tu país, en muchos aspectos, generen desánimo, descrédito y hasta mismo indignación. Tanta injusticia social, tanta riqueza al lado de multitudes inmensas de pobres, hambrientos. En tu país hay segmentos sociales que son discriminados a causa de su raza, de su pobreza, de su falta de educación escolar y preparación para el trabajo hoy cada vez más exigente. ¿Y qué hacer? La Orden Religiosa que fundé recibió de mí una inspiración en la línea del “servicio de la fe y de la promoción de la justicia”, como escribieron mis hijos en una de sus recientes Congregaciones Generales. Fe y justicia son causas que merecen la vida de quienquiera con un mínimo de idealismo. Cuando pienso en la fe, sueño contigo profundizando la espiritualidad, participando de encuentros y retiros, comprometiéndote en la pastoral catequética de la parroquia. La espiritualidad de los Ejercicios Espirituales que escribí y que traducen mi itinerario espiritual, pone en el centro de la fe el seguimiento de Jesús. Como Él fue enviado al mundo, así el cristiano lo es al seguir sus huellas y camino. Tú conseguirás eso en la medida que frecuentes, en la oración, en la contemplación, en la lectura meditada del Evangelio, la persona de Jesús. La relación con la persona de Jesús nos robustece la fe. ¿Y la promoción de la justicia? ¿Cómo tú la consideras en tu país? No sabría contestarte de manera concreta. Eso te compete a ti que conoces tu realidad. Pero puedo pasarte mi experiencia. Viví en un momento que tiene semejanza con el tuyo. Recuerda que en el siglo XVI la Iglesia sufrió el cisma de la Reforma de Lutero. ¿Cómo responder a ese desafío de la evangelización en Europa y fuera de ella? Se había descubierto hacía poco América. Quizá fuera más exacto decir que se colonizaban tierras ya habitadas por tribus indígenas de millares de años de existencia. Mis compañeros no tenían la conciencia que tú tienes hoy de la originalidad, de la importancia de las culturas autóctonas y menos aún de una presencia salvífica de Dios en ellas. Imaginaban que la traían de fuera. Y lo hicieron con mucho celo. Así entendieron el envío al mundo. Tú hoy sabes cómo Dios actúa en todas las culturas e incluso en el humanismo ateo. Tu misión presente perdió aquel frescor y heroísmo de grande conquistador y evangelizador para ser un trabajo, no menos bonito, de hormiguita que, con pequeñas picadas, despierta los colegas para una Transcendencia presente, pero no percibida. Vea, joven, cultivé con mucho empeño la práctica espiritual del discernimiento en la misión apostólica. En el caso concreto de tu vida, implica de tu parte especial cuidado en descubrir los puntos luminosos presentes en la noche más oscura de la vida. Es cuestión de atención a las pequeñas iluminaciones que Dios, por medio de acontecimientos, personas, lecturas, y quién sabe, hasta de esta simple carta, te concede ver y percibir la acción de su gracia. Saboreando esa gota de claridad, tú percibes mejor como ayudar a tu colega a descubrirla. Si tú la viste, quizá también él consiga hacerlo con un toque discreto de tu parte. El ver es un primer paso. Fundamental, inicial. Los ojos se ligan a la razón y ésta al núcleo de nuestro ser. Entendemos que Dios está ahí presente, interpelando, despertándonos para el Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 12 servicio. Dios es solo amor. Y quiere únicamente el bien para cada uno de nosotros. Esa comprensión nos aligera de complejos de culpa, de sentimientos de inferioridad, de remordimientos agrios. Ella nos impulsa para otro momento, hacia adentro del corazón, de la afectividad, para un sentimiento interior profundo. Otra expresión que usé (“sentire res interne”), sentir la realidad internamente – hizo escuela. De esa fuente del afecto brota un actuar dirigida a transformar la realidad, la cual puede ser su minúsculo mundo interior o estructuras mayores en la escuela, en el trabajo, en la universidad, en el ocio, en las amistades. Ese ejercicio espiritual supone de ti un doble movimiento. Siempre gusté de pequeñas expresiones didácticas para catalizar experiencias profundas. Aquí va otra. Contemplativo en la acción. En el actual mundo secular en descomposición, mezclado e imbuido, al mismo tiempo, de una lluvia religiosa de ritos, canciones, meditaciones trascendentales, gesticulación carismática, no es fácil, en primer lugar, la acción comprometida. Fácilmente las personas se pierden o en el descrédito total o en la marea religiosa sin más exigencia que la satisfacción emocional. Hay ejecutivos de grandes empresas, que en el cotidiano viven el esquema neoliberal de acumulación de riquezas, pero que a la vez se entregan a contemplaciones de corte oriental o carismático, yuxtapuestas a la acción, las cuales raramente repercuten en su práctica social. Más bien cumplen el papel de somnífero espiritual, exponiéndose a la cruda crítica de Marx respecto a la Religión como opio del pueblo. Soñé con una relación bien diferente entre contemplación y acción, manteniendo, tanto la contemplación, como la práxis libertadora, como ustedes la llaman hoy en América Latina. En la clásica meditación del Reino, introduzco al ejercitante por medio de la parábola del llamado de un rey terrestre. Desde luego, debes entender que yo vivía en un mundo en el que la figura del Rey nos llenaba la fantasía, el imaginario. Frente al llamado del Rey temporal se describe el verdadero llamado de Cristo que yo sentí y que la meditación propone como llamada al ejercitante, a ti a quien escribo. Dos cosas pensé mucho, viví intensamente y propongo con entusiasmo. Imagínate tú que se te presentara un líder político con la propuesta de una lucha seria y comprometida para la liberación de los pobres, el cual, al mirarte en los ojos, te dijera: ¿te atreves a asumir conmigo ese programa de vida? Además, él prometía que participaría de las dificultades y peligros de todos ustedes: prisión, torturas y hasta la muerte violenta. Ciertamente tú recuerdas los años terribles de los regímenes militares en que muchos jóvenes de tu edad fueron tragados mortalmente por la represión. Ellos no tuvieron ningún jefe dispuesto a morir con ellos. Y aun así, sin tal conciencia, muchos fueron hasta el extremo del don de su vida, soñando con la liberación del pueblo. Con mucho más razón tú eres provocado a dedicarte hoy a una causa semejante, si algún líder se coloca a tu lado para lo que dé y venga. Y ahora, viene el giro. ¡Y si ese líder es el propio Cristo, el cual te convida para la entrega de tu vida a la misión de la evangelización! Él que ya te mostró hasta donde su amor llegó. Te dejo esta última pregunta. Sé que la cultura que te envuelve erigió el placer como valor máximo. Y el placer no puede estar contra el proyecto de Dios. Fue Él que nos creó con las cinco ventanas de los sentidos, abiertas para el placer. ¿Cómo podrá querer qué las cerremos? San Agustín, del cual leíamos mucho en la Sorbonne, escribió un pequeño libro, lindo, una perla, sobre “La vida feliz”. Pero la cuestión consiste en saber cuál es la dicha que nos plenifica más allá del goce y placer inmediato. Conocí bien los dos lados de la “dicha”; aquella de la inmersión en un mundo de placeres sensibles; y la otra de la entrega de la vida para ayudar a los otros a encontrar el camino de la salvación. Ésa segunda experiencia me llenó el alma. Si tú quieres, experimenta dedicarte a vivir haciendo el bien para los otros y entonces tú también vas a vivir el propio bien y dicha. Con mucha esperanza en ti, joven, que despiertas para ideales mayores en América Latina, recibe mi abrazo de viejo marinero de guerra, Ignacio de Loyola" Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 13 PALABRAS INSPIRADORAS Congregación General 35, Decreto 2, Compañía de Jesús Un fuego que enciende otros fuegos Redescubrir nuestro carisma 20.- Servir a la misión de Cristo hoy implica prestar especial atención a su contexto global. Este contexto requiere de nosotros actuar como un cuerpo universal con una misión universal, constatando, al mismo tiempo, la radical diversidad de nuestras situaciones. Buscamos servir a los demás en todo el mundo, como una comunidad de dimensiones mundiales y, simultáneamente, como una red de comunidades locales. Nuestra misión de fe y justicia, de diálogo de religiones y culturas, ha alcanzado dimensiones que no permiten ya concebir al mundo como un conjunto de entidades separadas: debemos verlo como un todo unificado donde todos dependemos unos de otros. Globalización, tecnología y problemas medioambientales han desafiado nuestras fronteras tradicionales y han reforzado nuestra conciencia de que tenemos una responsabilidad común del bienestar del mundo entero y su desarrollo de una manera sostenible y generadora de vida. 21.- Las culturas consumistas actuales no fomentan la pasión y el celo, sino más bien la adicción y la compulsión. Están pidiendo resistencia. Será necesaria e inevitable una respuesta compasiva a estas formas de malestar cultural, si hemos de compartir la vida de nuestros contemporáneos. En circunstancias tan cambiantes se ha hecho imperativa nuestra responsabilidad como jesuitas de colaborar a múltiples niveles. Así, nuestras provincias deben trabajar cada vez más juntas. Igualmente debemos trabajar con los demás: religiosos y religiosas de otras comunidades; laicos; miembros de movimientos eclesiales; personas que comparten nuestros valores pero no nuestras creencias; en una palabra: todas las personas de buena voluntad. 22.- Dios ha creado un mundo con diversidad de habitantes, y eso es bueno. La creación expresa la rica belleza de este mundo amable: personas que trabajan, ríen, prosperan juntas48, son signos de que Dios está vivo entre nosotros. Sin embargo, la diversidad se convierte en problemática cuando las diferencias entre las personas se viven de tal manera que unos pocos prosperan a expensas de otros que son excluidos, de modo que hay gentes que luchan, se matan unos a otros resueltos a destruirse49. Entonces Dios sufre en Cristo en y con el mundo, y quiere renovarlo. Aquí es precisamente donde se sitúa nuestra misión. Y es aquí donde tenemos que discernirla siguiendo los criterios del magis50 y del bien más universal51. Dios está presente en las tinieblas de la vida decidido a hacer nuevas todas las cosas. Y necesita colaboradores en esta empresa: gente cuya gracia consiste en ser recibidos debajo de la bandera de su Hijo5252. Nos esperan las ”naciones”, más allá de definiciones geográficas, “naciones” que hoy incluyen a los pobres y desplazados, a los que están aislados y profundamente solos, a los que ignoran la existencia de Dios y a los que usan a Dios como un instrumento para fines políticos. Hay nuevas “naciones” y hemos sido enviados a ellas53. 23.- Recordando al Padre Jerónimo Nadal, podemos afirmar con él: “El mundo es nuestra casa”54. Como decía recientemente el Padre Kolvenbach: “un monasterio estable no nos sirve, porque nosotros hemos recibido el mundo entero para hablarles de la buena noticia... no nos encerramos en un claustro, sino que permanecemos en el mundo entre la multitud de hombres y mujeres que el Señor ama, puesto que están en el mundo”55. Todos los hombres y mujeres nos preocupan de cara al diálogo y a la proclamación, porque nuestra misión es la misma que la de la Iglesia: descubrir a Jesucristo en los lugares donde hasta ahora no lo hemos descubierto y revelarlo donde nunca antes se le vio. En otras palabras, buscamos “encontrar a Dios en todas las cosas”, siguiendo lo que San Ignacio nos propone en la “Contemplación para alcanzar amor”56. El mundo entero se transforma en objeto de nuestro interés y de nuestros desvelos. Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 14 24.- Así pues, a medida que cambia el mundo, cambia también el contexto de nuestra misión; y las nuevas fronteras nos envían señales que requieren nuestra respuesta. Por ello nos sumergimos más profundamente en ese diálogo con religiones que nos podrían enseñar que el Espíritu Santo está actuando en todo este mundo que Dios ama. Nos volvemos también a la “frontera” de la tierra, cada vez más degradada y saqueada. También aquí, con pasión por la justicia medioambiental, hallaremos al Espíritu de Dios que busca liberar a esta creación dolorida que nos pide espacio para vivir y respirar. 15 Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" PROPUESTA METODOLÓGICA 1. Un Marco simbólico celebrativo: Las celebraciones litúrgicas de inicio y cierre (31 de Julio y 18 de Agosto) Clave de sentido: "Un fuego que enciende otros fuegos". Rasgos de la espiritualidad ignaciana para cada nivel que animarán la oración diaria. 2. El Corazón del Tiempo Ignaciano: Día de la Solidaridad, 18 de Agosto Deseamos experimentar, por la gracia de Dios, que es Dios quien nos mueve al amor y al servicio, expresión concreta de que existe un fuego capaz de encender otros fuegos. Por ello que el apostolado es el fruto de este tiempo: Dios que se nos regala para darnos vida, que nos enriquece para que nuestra vida sea abundante y luminosa, y que nos envía para que otros tengan igualmente vida en abundancia. La preparación de los apostolados por curso tienen como protagonistas a los mismos estudiantes, más aún cuando son mayores, a los profesores jefes apoyados de cerca por los pastoralistas y los equipos interdisciplinarios de los ciclos. Igualmente, de acuerdo a las características de cada nivel, se incorporarán padres y apoderados y otros formadores. 3. Material de animación con actividades adecuadas para cada ciclo Cada ciclo proporcionará un material de animación para los profesores jefes que: Ayude a ver y reflexionar un rasgo de la espiritualidad ignaciana, de acuerdo al ciclo al que pertenece. Incorpore textos significativos para cada ciclo Vital. Lenguaje metafórico y simbólico en los más pequeños, más reflexivo en los mayores. Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 16 RASGOS DE LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA PRE ESCOLAR: VIDA DEL PADRE HURTADO Y DE SAN IGNACIO Conociendo a nuestros amigos Ignacio y Alberto aprendemos a seguir a nuestro amigo Jesús. 1 BÁSICO: MARÍA NUESTRA MADRE NOS PONE JUNTO A SU HIJO JESÚS María es nuestra Madre y es también la mamá de Jesús. Ella quiere que, al igual que nuestro amigo San Ignacio, nosotros seamos muy amigos de su Hijo Jesús y vivamos nuestra vida junto a Él. 2 BÁSICO: VER A DIOS EN TODAS LAS COSAS Todas las cosas y personas que existen han sido creadas por Dios siendo un gran regalo para nosotros. Y en todas las cosas y personas podemos descubrir a ese Dios que también se nos regala. 3 BÁSICO: CENTRADOS EN LA PERSONA DE JESÚS Al igual que nuestro amigo San Ignacio, queremos que Jesús sea el centro de nuestra vida… Queremos vivir como Jesús. 4 BÁSICO: PAUSA IGNACIANA Todos los días debemos darnos un tiempo para conversar con nuestro Buen Padre Dios, para eso Ignacio nos propone una pausa en que podamos agradecer, pedir perdón y pedir ayuda a Él. 5 BÁSICO: EN TODO AMAR Y SERVIR Como respuesta al Amor de Dios. Queremos amar y servir con lo mejor de nosotros a Dios y a los demás. 6 BÁSICO: CONTEMPLATIVOS EN LA ACCIÓN: En todas las cosas de la vida podemos descubrir a Dios. Para eso debemos tener el corazón atento no sólo cuando rezamos, sino que en cada cosa que hagamos. 7 BÁSICO: ESPIRITUALIDAD TRINITARIA Dios es una comunidad… Son tres personas que forman un solo Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nos enseñan que siendo personas distintas podemos querernos y formar una sola comunidad: Curso, Iglesia, Nación, Familia, etc. 8 BÁSICO: MAGIS Magis significa “más”. Es dar lo mejor de mí con un fin determinado que es servir y dar gloria a Dios y a los demás. Prestando un servicio de excelencia sobre todo a quienes más lo necesitan. Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 17 1 MEDIO: EL TANTO CUANTO Todas las cosas las usaré tanto cuanto (en la medida en que) me ayuden a servir y amar a Dios, a los demás y a mí mismo, rechazando todo lo que no ayude a esta finalidad. 2 MEDIO: DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL Buscar la voluntad de Dios con el fin de hallarla y luego tratar de cumplirla. 3 MEDIO: SENTIR CON LA IGLESIA La Iglesia es una comunidad formada por hombres y mujeres, con distintos roles (Curas, Monjas, Laicos y Laicas, Obispos, Papa, etc.) pero todos con una misma dignidad de hermanos compañeros de camino, que juntos buscamos seguir al Señor haciendo el bien al modo que Él enseña, cada cual aportando desde su rol. 4 MEDIO: BUSCAR EL BIEN MÁS UNIVERSAL Ignacio nos invita a hacer el mayor bien posible para servir a Dios y a los demás. Toda opción importante de nuestra vida debe estar acompañada de la pregunta: ¿dónde y cómo puede hacer el mayor bien? 18 Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" CALENDARIO TIEMPO IGNACIANO PRIMER SEMANA "Yo soy la luz del mundo" (Juan 8, 12) Fecha 31 Julio Actividad 08:00 Oración de la Mañana 10:50 Misa San Ignacio (Gimnasio) 11:45 Celebración comunitaria en cada curso 1 Agosto 2 Agosto 3 Agosto 4 Agosto 5 Agosto 6 Agosto 7 Agosto 8 Agosto 12:00 Misa de San Ignacio para amigos, familiares y colaboradores de la Compañía de Jesús en Chile - Templo San Ignacio "Amar es Servir": programa de formación ignaciana para formadores (Valparaíso) 08:00 Oración de la Mañana Confirmación 3 Medios: Inicio Acompañamiento Personal Hospedería 4 Medios "Amar es Servir": programa de formación ignaciana para formadores (Valparaíso) 08:00 Oración de la Mañana 08:15 Encuentro con Cristo - 4 Básico A Hospedería 4 Medios "Amar es Servir": programa de formación ignaciana para formadores (Valparaíso) 08:00 Oración de la Mañana Hospedería 4 Medios "Amar es Servir": programa de formación ignaciana para formadores (Valparaíso) 08:00 Oración de la Mañana Hospedería 4 Medios "Amar es Servir": programa de formación ignaciana para formadores (Valparaíso) 08:00 Oración de la Mañana 08:15 Retiro "Dios de la Creación" - 1 Medios 08:15 Encuentro con Cristo - 4 Básico B Hospedería 4 Medios 09:00 III Jornada Padres y Apoderados Nuevos: "Cura Personalis", nuestro modo de acompañar y favorecer el crecimiento integral (Auditorio) Hospedería 4 Medios 9 Agosto SEGUNDA SEMANA “Y todos se llenaron del fuego del Espíritu Santo” (Hechos 2,4) Fecha 10 Agosto 11 Agosto 12 Agosto 13 Agosto 14 Agosto 15 Agosto 16 Agosto Actividad 08:00 Oración de la mañana 08:00 Oración de la mañana 08:15 Encuentro con Cristo - 4 Básico C 08:00 Oración de la mañana 19:00 Catequesis 3° Básicos: Encuentro Padres e Hijos 19:00 Catequesis 4° Básicos: Charla N°4 - Profundizamos en la Gracia de la Fe 08:00 Oración de la mañana 15:25 Tiempo Institucional: Saludo del P. Provincial a los trabajadores el Colegio 08:00 Oración de la mañana Feriado: Asunción de la Virgen Inicio Trabajo de Fábrica Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 19 TERCERA SEMANA "Un Fuego que enciende otros fuegos" Yo los elegí y los envío a dar mucho fruto y que ese fruto sea abundante y duradero (Juan 15, 16) Fecha 17 Agosto 18 Agosto 19 Agosto 20 Agosto 21 Agosto 22 Agosto Actividad 08:00 Oración de la mañana Trabajos de Fábrica - 3 Medios Día de la Solidaridad 08:00 Liturgia de Envío a los Apostolados por Curso (Gimnasio) 08:30 Salida por curso a los Apostolados Trabajos de Fábrica - 3 Medios 08:00 Oración de la mañana 08:15 Encuentro con Cristo - 3 Básico A Trabajos de Fábrica - 3 Medios 08:00 Oración de la mañana 08:15 Retiro "Dios de la Vida" - 2 Medios 08:30 Entrega Solemne de Insignias a los estudiantes de Kínder Trabajos de Fábrica - 3 Medios 15:25 Tiempo Institucional "Cómo leer desde la fe el Chile de hoy y el llamado al compromiso que Dios nos hace". P. Pablo Walker sj., capellán del Hogar de Cristo. 19:00 Jornada de Formación Apoderados: Trabajos de Fábrica "Al servicio de la Fe y la Promoción de la Justicia" (Auditorio) 08:00 Oración de la mañana Trabajos de Fábrica - 3 Medios Finalización del los Trabajo de Fábrica - 3 Medios 14:00 Caminata de la Solidaridad - CVX y Grupo Scout Finalización del Tiempo Ignaciano AMDG Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos" 20 21 Tiempo Ignaciano: "Un Fuego que Enciende otros Fuegos"