DOMINGO 34 – T. ORDINARIO JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO 22 de noviembre 2015 MONICIÓN DE ENTRADA Hermanos: bienvenidos a este último domingo del Año Litúrgico, celebrando -como siempre- al Señor Resucitado. Jesús está en medio de nosotros. Hoy, celebramos con gozo la fiesta de CRISTO REY: es rey, pero no a la manera de este mundo; no tiene súbditos, sino discípulos. Su reinado no se basa en el poder, sino en el SERVICIO: “El Hijo del hombre ha venido a servir y a dar su vida”, nos dirá. “He venido al mundo para ser A lo largo del Evangelio, vamos a testigo de la verdad” (Jn 18, 37) escuchar que es un Rey humilde, que sirve y lava los pies a sus discípulos. Sus armas son la misericordia y el perdón, la verdad y la cruz. Cristo, hoy, nos invita y nos recuerda a todos sus seguidores, que lo importante es SERVIR. Que su Espíritu nos dé fortaleza y nos ayude a dar testimonio de la verdad ante el mundo. Iniciamos la celebración. MONICIONES A LAS LECTURAS 1ª lectura: Daniel 7, 13-14 El profeta Daniel (ya hacia el final del Antiguo Testamento), en una grandiosa visión, nos describe la aparición del Hijo del Hombre en su gloria y rodeado de majestad y poder. Él instaura en el universo un Reino de justicia y de paz. Es un “sueño” de futuro y con ello está apuntando hacia una presencia definitiva y salvadora que se dará en Jesús de Nazaret. Escuchamos con corazón sencillo. 2ª lectura: Apocalipsis 1, 5-8 Según el autor del libro del Apocalipsis (el último libro de la Biblia), la certeza de la victoria de Cristo y su manifestación definitiva es fundamento firme de la esperanza cristiana. Él nos ha liberado de toda esclavitud y pecado y nos ha hecho sacerdotes del mismo Dios, esto es, ofrenda agradable ante Dios-Padre. Acogemos este testimonio de fe y de esperanza. Evangelio: Juan 18, 33b-37 En el relato evangélico que vamos a escuchar, Jesús reivindica ante Pilato el título de Rey. Su reino se identifica en todo y por todo con la causa de su Padre. Su reino se fundamenta en la verdad. Jesús es el rey que sirve, el que se da sin reservas y el que libera siempre a cuantos le acogen en sus vidas. Éste es el marco adecuado para entender el diálogo de Jesús con Pilato. Lo escuchamos. ORACIÓN DE FIELES Llenos de confianza, nos atrevemos a dirigir nuestra oración a Dios Padre, presentándole también las necesidades de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres. 1.- Por la Iglesia, pueblo de reyes y sacerdotes, para que escuche la Palabra de su único Señor, y no deje de anunciarle con su testimonio, en medio del mundo y entre los hombres. ROGUEMOS AL SEÑOR. 2.- Por todos los gobernantes de las naciones, para que se esmeren en trabajar en favor de la paz, deseada en tantos lugares y por tantos pueblos, y se respeten los derechos de todas las personas. Haznos, Señor, constructores de tu paz. ROGUEMOS AL SEÑOR. 3.- Por cuantos tienen el poder económico, cultural, científico, para que la sabiduría que Dios les ha concedido lo pongan al servicio del bien común. ROGUEMOS AL SEÑOR. 4.- Por todos los enfermos y disminuidos, por los más débiles y marginados, por los que no tienen nada que comer, por los enfermos de sida, por los drogadictos: para que los gobernantes se esfuercen en darles la ayuda que necesitan desde la justicia. ROGUEMOS AL SEÑOR. 5.- Por los que celebramos con gozo la fiesta de Cristo Rey, para que luchemos por transformar la sociedad en la que vivimos desde la justicia y la verdad. Haznos solidarios con tantos hermanos que carecen de lo más necesario. ROGUEMOS AL SEÑOR. PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS Nota: ofrecemos diversos "SIGNOS" que nos parecen posibles, "fáciles" y que expresan el significado y el caminar de la Comunidad Cristiana. Por favor: que nadie piense que hay que hacer todos ellos. Que cada Comunidad o Grupo de Liturgia los escoja y los adapte a su realidad. La PLANTA de la COMUNIDAD (Lo presenta alguna persona significativa de la Comunidad) ORACIÓN - EXPLICACIÓN: Al comienzo del curso pastoral (hace unos domingos), te presentamos, Señor y Padre nuestro, una hermosa PLANTA, como signo de la SEMILLA que Tú mismo habías sembrado en cada uno de nosotros y que, por nuestra parte, nos comprometíamos a cuidarla también durante este año pastoral. Hoy, al terminar esta primera etapa y prepararnos a iniciar el nuevo Año Litúrgico, te volvemos a presentar la misma PLANTA: la hemos cuidado y la seguiremos cuidando, siguiendo los pasos del mismo Jesús. Ayúdanos, Padre bueno, para que cumplamos nuestro compromiso. PRESENTACIÓN DE UNA REVISTA DEL CORAZÓN (Hace la ofrenda una de las mujeres de la comunidad) ORACIÓN - MOTIVACIÓN: Yo te traigo, por mi parte, Señor y Padre nuestro, esta revista de las llamadas del corazón, que enseña sólo el lado feliz de la vida, el de las risas, las satisfacciones, el triunfo y la fama. Pero no es oro, sino oropel de todo lo que habla. Es superficialidad y trivial. Al ofrecértela hoy, yo quisiera reconocerte como el único Señor de mi vida, aceptando vivir en el SERVICIO, como tu mismo Hijo, que nos invita a gastarnos en el servicio generoso a favor de los demás. PRESENTACIÓN DE UN GLOBO TERRÁQUEO (Esta ofrenda la puede hacer algún miembro de la comunidad que se dedique a la evangelización en sus diversas expresiones) ORACIÓN - MOTIVACIÓN: Señor, yo te traigo hoy este globo terráqueo. Es el símbolo de nuestro mundo dividido en mil países, pueblos, culturas y lenguas. Sin embargo, nosotros reconocemos tu único señorío, que aúna los intereses y los deseos de las personas. Te ofrecemos, así, la unidad de la humanidad, por la que nos comprometemos todos a luchar. PRESENTACIÓN DE UN DICCIONARIO (Esta ofrenda la puede hacer algún miembro de la comunidad que tenga una profesión o dedicación de índole intelectual) ORACIÓN - MOTIVACIÓN: Yo te traigo, Señor, este diccionario. Es el símbolo de la sabiduría en el mundo occidental y es un instrumento habitual de mi trabajo. Sin embargo, tu pueblo y Tú mismo nos decís que la sabiduría es como el sabor de la vida, el buscar por debajo de sus apariencias tu presencia oculta y amorosa. A mí, Señor, y en nombre de toda la comunidad, me gustaría participar de esta sabiduría para saber vivir con sentido y profundidad, haciéndote SIEMPRE un hueco significativo en nuestro caminar de cada día. PRESENTACIÓN DE UNA CESTA DE FRUTOS (Debiera ser una cesta exuberante de todo tipo de frutas exquisitas. También, podría ser de las frutas que en este momento produce la naturaleza, como las castañas. La ofrenda la puede hacer cualquier miembro adulto de la comunidad. Al finalizar la celebración, podría ser llevada, como regalo, a una de las familias de la comunidad, que se sepa pasa necesidad) ORACIÓN - MOTIVACIÓN: Mira, Señor, yo te traigo hoy esta bella y suculenta cesta de frutos. Tú nos los regalas a través de la naturaleza para nuestro alimento y el gusto de nuestro paladar. Yo te la ofrezco hoy, en nombre de toda la comunidad, en reconocimiento de que eres el Señor y Rey de todo lo que Tú mismo has creado. Te agradecemos también el que nos hayas dado la responsabilidad de cuidarlo, conservarlo y multiplicarlo. Porque, no siempre lo hacemos de acuerdo a tus deseos y voluntad, te pedimos nos ayudes a comprender que nos lo encomiendas para que llegue a todos y no lo utilicemos tan sólo como fuente de beneficios económicos para unos pocos. PRESENTACIÓN DE LOS DOS CALENDARIOS LITÚRGICOS (Se trata de los calendarios litúrgicos del año que termina y del que se inicia el domingo próximo. Puede hacer la ofrenda uno de los del grupo de animación litúrgica de la comunidad, si es que lo hubiere. De lo contrario, lo puede hacer alguna de las personas que se ocupen de los preparativos o limpieza del lugar de la celebración) ORACIÓN - MOTIVACIÓN: A mí, Señor, que me ocupo de algunas tareas litúrgicas de la comunidad, me han encargado ofrecerte, en nombre de todos, estos DOS CALENDARIOS LITÚRGICOS: el que nos ha acompañado y nos ha servido para preparar nuestras celebraciones durante el año que termina y el que lo hará durante el año próximo (que comienza el domingo que viene). Con ellos, no sólo reconocemos tu señorío sobre la historia, sino también tu mano amorosa que nos lleva, a través del tiempo, a tu búsqueda y a tu encuentro. Señor, que no nos falte tu compañía mientras el tiempo pasa, porque el futuro, sin Ti, nos plantea un serio peligro de zozobra. ACCIÓN DE GRACIAS – PREFACIO (Puestos en pie, el Presidente inicia la oración de Acción de Gracias, a la que contestamos diciendo: «Bendito el que viene en nombre del Señor»). Te alabamos y te bendecimos, Señor y Padre nuestro, que, en tu Hijo Jesucristo, Palabra eterna, creadora y salvadora, Rey del Universo y de la humanidad entera, sacaste de la nada cuando existe y lo creaste para nosotros por amor. Tuyo es el tiempo y la eternidad y diriges la historia hacia Él, como a su plenitud. Cristo es nuestro Rey, que nos gobierna desde nuestros corazones y los ha llenado de tu amor y tu Espíritu, para que, amándonos como Tú nos quieres, sembremos de comunión la tierra, en anticipo de tu Reino que viene a nosotros. R/. Bendito el que viene en nombre del Señor. Sabemos que te has empeñado en hacer de cada persona un ser libre, sin servidumbres impuestas ni aceptadas, y de la misma comunidad humana, tienes el designio de hacer un pueblo de reyes. Tus proyectos en nada se parecen a este mundo, en el que unos pocos dominan al resto y siembran la división y los enfrentamientos, para que las personas, entretenidas, no descubran ni vivan el gozo de la unidad y la paz, que les llevaría a cambiar esta tierra. Nosotros, sin embargo, Señor, sentimos tu llamada a realizar tu Reino y hacer posible que se acerque a nuestra realidad. R/. Bendito el que viene en nombre del Señor. Te bendecimos, Señor, por el regalo de tu Hijo, Jesús de Nazaret, que vivió singularmente entre nosotros, realizando el proyecto del auténtico hombre. Su vida fue el evangelio viviente de lo que todos estamos llamados a ser. En Él se manifestó definitivamente el nuevo mundo, cuando asumió el último lugar, optó por la causa de los pobres, tus preferidos, cargó sobre sus espaldas nuestros pecados y, a pesar de ser el justo, murió por nosotros en la Cruz. R/. Bendito el que viene en nombre del Señor. No fue Rey como los reyes de esta tierra, sino que, al ofrecerte la vida por nosotros, Tú le mostraste en la Cruz como Rey del Universo y Rey-Servidor del mundo. Le rescataste de las garras de la muerte, para que, siempre y eternamente vivo, sentado a tu derecha como Señor, atraiga hacia Ti toda la realidad y la historia, reine en nuestros corazones y su presencia actúe entre nosotros, hasta que un día, que está viniendo sin freno alguno hasta nosotros, se plenifique en Él, y este mundo de pecado se transforme en el nuevo y eterno cielo, tu Reino. R/. Bendito el que viene en nombre del Señor. Te pedimos, Padre, que envíes tu Espíritu y transforme este mundo y esta tierra. Que cambie nuestros corazones, para que, en comunión con Jesucristo, nos configuremos según tu voluntad y podamos ofrecerte nuestras vidas, unidas al único sacrificio en que te complaces. Junto con Él recibe el deseo de esta comunidad de trabajar para que venga a nosotros tu Reino. R/. Bendito el que viene en nombre del Señor. DESPEDIDA Hermanos: que el haber celebrado con gozo la fiesta de Cristo Rey, nos haga volver a nuestra vida cotidiana para demostrar que Él reina en nuestros corazones. Que su Espíritu nos ayude a ser capaces de transformar la sociedad, para que ésta sea cada día más justa y solidaria con todas las personas, especialmente con los más pobres. ¡Feliz semana, construyendo Reino! REFLEXIÓN PARA ESTE DÍA “Bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David” Para terminar y como colofón del Año Litúrgico, la Comunidad Cristiana celebra la solemnidad de JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO. ¡Cristo ayer, hoy y siempre! Es, sin duda, un atrevimiento en este nuestro mundo donde los “reyes absolutos” no tienen buena prensa. ¿Qué celebra en esta fiesta la Comunidad Cristiana? ¿Tiene algo que ver con lo de los reyes de este mundo (= poder y riquezas)? Y afirmamos que NADA EN ABSOLUTO. Es necesario “meter otra clave” para descubrir lo que significa lo del reinado de Cristo. Al proclamarlo así, estamos haciendo una declaración formal: Él debe impregnar toda la vida del cristiano, de manera que su forma de ver, amar y actuar, van dándole a su seguidor una IDENTIDAD concreta y específica, donde la vida de cada día, los deseos de justicia, de verdad, de solidaridad van haciéndose vida y produciendo vida. Este reinado, pues, poco tiene que ver con el grito de “viva Cristo Rey”, como a veces se ha confundido. Nos tocará a sus seguidores poner las cosas en su sitio. Nos tocará a nosotros mostrar al mundo que la CRUZ y el SERVICIO son las claves de lectura de este reinado de Cristo. No olvidemos: “Yo he venido a ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. Éste será el mensaje que nos deja Jesús. ¡Dichosos quienes le acogen como REY y SEÑOR!