Señores Ministros del Tribunal Constitucional

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Señores Ministros del Tribunal Constitucional
Señores Ministros del Pleno de la Corte Suprema
Señor Presidente del Senado
Señor Presidente de la Cámara de Diputados
Señora Ministra de Justicia
Señor Fiscal Nacional
Señor Defensor Nacional
PRESENTES
Estimados Señores:
Haciendo uso de la garantía que nos concede el artículo 19 N° 14 de la
Constitución Política, para ejercer el Derecho a Petición, que nos faculta por
nuestra condición de ciudadanos chilenos para solicitar peticiones a nuestras
más altas autoridades, y amparados en la garantía de respuesta que asegura la
Ley de Transparencia, venimos a exponer y pedir a ustedes lo siguiente:
Quienes suscribimos nos encontramos realizando prácticas para el desarrollo de
la percepción y la expansión de la conciencia y por esta vía atender y cultivar la
dimensión espiritual de nuestra existencia, dimensión que la Constitución
reconoce y garantiza en su artículo primero, cuando dice en su inciso cuarto:
“El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es
promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las
condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los
integrantes de la comunidad nacional su mayor realización
espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y
garantías que esta Constitución establece.”
Este principio se encuentra reforzado por el artículo 19 N° 1 que asegura a todas
las personas el derecho a la integridad psíquica, y N° 6 que asegura la libertad
de conciencia, la manifestación de todas las creencias y el ejercicio libre de todos
los cultos, así como por diversos acuerdos internacionales que nuestro país ha
suscrito en relación a Derechos Esenciales.
Comprendemos la dimensión espiritual complementaria e integrada con la
dimensión material de la vida humana, en relación a la presencia de planos de
realidad esenciales que son susceptibles de ser incluidos en la conciencia a
través de diversos métodos y caminos -que incluyen y trascienden a las
organizaciones religiosas- que enriquecen las oportunidades de quien logra de
modo efectivo simple y maduro integrar esta información en su proceder
cotidiano.
Con la finalidad de asistirnos en el cultivo de estas meta facultades para incluir
mas realidad en la conciencia, ya sea de modo intuitivo o explicito, empleamos
herramientas ancestrales, medicinas naturales, plantas enteógenas como la
Cannabis Sativa que modifica la cualidad de la percepción, promoviendo
transformaciones evolutivas en la presencia de cada usuario sobre su existencia,
en los distintos contextos de uso con que se emplea, recreativo, terapéutico o de
trabajo espiritual explicito.
Participamos de la convicción de encontrarnos gozando de plena libertad y
derecho para ejercer tales conductas, puesto que realizan la búsqueda de
trascendencia, sentido y bienestar espiritual, tendencia natural y propia de la
condición humana y que por tanto constituye un derecho esencial, que no puede
ser coartado en modo alguno por el Estado, puesto que éste es un ámbito donde
no tiene competencia, según lo comprende la doctrina jurídica y queda
explicitado en el artículo 5° de la Constitución Política de la República.
Cuando para cultivar nuestra espiritualidad, nuestro registro consciente de mas
realidad, empleamos la cosmovisión chamánica y sus herramientas, las
conclusiones que brotan desde la ciencia moderna, y nos reconocemos
amparados en la normativa de rango constitucional referida a los Derechos
Humanos, consideramos estar haciendo uso de lo que son nuestras libertades
como así mismo nuestras obligaciones y responsabilidades, toda vez que
afirmamos una posición que pretende ser significativa para prosperar hacia la
realización del Bien Común.
No obstante lo anterior, el estado actual de la interpretación y la aplicación de
los preceptos que resguardan el ejercicio de este derecho natural al cultivo de la
espiritualidad -que constituye un Derecho Humano de primera categoría- no
tiene el alcance suficiente como para impedir la violación sistemática de los
mismos y la persecución penal en contra de ciudadanos que no hacen más que
participar de las garantías constitucionales en el legitimo derecho a la búsqueda
de la trascendencia y el bienestar espiritual y físico, usando para ello una
herramienta que ha resultado accesible, sensata, y efectiva y que viene
participando a nivel mundial de un reposicionamiento y valorización progresiva
como es la Cannabis.
En contra de nosotros, usuarios de esta planta maestra, se viene aplicando sin
adecuada distinción y criterio la Ley 20.000, creada con el propósito de
perseguir, impedir, y sancionar el tráfico ilícito de sustancias estupefacientes,
incurriendo -por ignorancia y por inercia- en la violación de derechos
esenciales y garantías constitucionales, degradando de hecho la aplicación ética
del Derecho.
En el momento actual el cultivo de lo ético, de lo moral, del Ser en lo Humano,
se encuentra en crisis, y para superar esta situación la participación de cada
miembro de la comunidad, ejerciendo poder sobre su propia existencia, es
fundamental para resolver el deterioro y degradación que se experimenta a la
base de nuestra manera de desarrollarnos y convivir, mas allá de los
contentamientos superficiales, transitorios, que la mayoría nos ofrecemos para
mejor soportar.
En este escenario consideramos crucial para nuestra convivencia, para
efectivamente cautelar el Bien Común, actualizar, develar, e integrar procesos
que faciliten el cultivo de lo Espiritual, de la dimensión no material de la vida, a
partir de una actitud ecléctica, integradora y madura que supere prejuicios
instalados de modo artificial y profundo, que solo perpetúan patrones
involutivos de interacción social, generadores de altos grados de frustración,
discriminación y desunión.
Por todo lo anterior solicitamos a ustedes, de acuerdo a sus
competencias y facultades, en todo aquello que les fuere pertinente,
propio y oportuno, tengan a bien explicitar una interpretación de la
normativa constitucional que se refiere a derechos esenciales, que
sea suficiente como para orientar la correcta aplicación de las leyes a
fin de asegurar de manera practica la debida cautela y respeto de los
Derechos Esenciales, que emanan de nuestra condición propiamente
humana como seres espirituales; una interpretación que asegure el
derecho de cada persona a explorar y practicar con las herramientas
que le resulten conducentes para cultivar tal condición, sin más
limitación que las que impone el Bien Común y el orden público, y
que específicamente garantice el derecho a cultivar, cosechar, y usar
de modo responsable la planta Cannabis Sativa en el amplio
espectro de contextos en que este uso se ha venido dando de hecho
en nuestro país, sin la interferencia de la autoridad a cargo de
perseguir delitos, corrigiendo para ello, en todo lo que fuere
pertinente y necesario, la letra y/o la aplicación de la Ley 20.000 por
parte de los organismos y autoridades encargados de algún aspecto
de su aplicación.
Con vuestro pronunciamiento y el nuestro en este acto, esperamos se contribuya
a superar y trascender la violación sistemática de derechos esenciales que se
realiza actualmente en Chile al perseguir penalmente a los cultivadores y
usuarios responsables de Cannabis Sativa, que ha generado un perjuicio enorme
para las personas, además de grandes costos económicos y estratégicos para el
Estado. Aspiramos por esta misma vía a enriquecer, rectificar y depurar la
mirada empleada para concebir la condición humana y la aplicación ética de la
Ley, procurando la realización de la justicia y superando la aplicación mecánica
de la norma.
Agradeciendo la jerarquía de vuestro pronunciamiento en respuesta a lo
solicitado,
Respetuosamente
Quienes suscriben:
PODER CIUDADANO CANNABIS
1.009 ciudadanos de 13 ciudades a lo largo del país, que personalmente
firmaron en Notarías, y 16.590 chilenos que se adhirieron virtualmente
(ambos registros se incluyen en carpeta digital anexa).
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