Curso: Historia y Geografía Grado: 3º de sec. Bimestre: IV Juan José Torre I. FACTORES DE LA UNIFICACIÓN: A. Ideológicos: Durante la primera mitad del siglo XIX el movimiento romántico fue determinante en el desarrollo del nacionalismo italiano. Preconizan en sus obras la existencia de una patria italiana unida frente a las injerencias de las potencias extranjeras, especialmente Austria. B. Políticos: Hasta la primera mitad del siglo, los intentos de unificación fueron débiles, limitándose a acciones más encaminadas a derrocar las monarquías absolutistas que a una acción coordinada y unificadora. Las concepciones de los nacionalistas italianos pueden concretarse en tres modelos: 1. El neogüelfo Pío IX Representado por Gioberti (1801-1852), sacerdote liberal que defendía que la unidad italiana habría de conseguirse en torno a la figura del Papa, plasmándose en una confederación de estados italianos. La llegada al pontificado de Pío IX, alimentó las esperanzas de muchos católicos, aunque posteriormente, dicho Papa abandonó su inicial política liberal y se reveló como un profundo antiliberal y antinacionalista. 2. El republicano Su máxima figura fue Mazzini (1805-1872). Genovés que defendía una Italia unida organizada como república. Fundó la sociedad nacionalista secreta “Joven Italia” que disponía de células repartidas por todo el territorio italiano. Presidió la breve República Romana creada en los territorios de los Estados Pontificios como consecuencia de la revolución de 1848. Dos años más tarde, la república sería disuelta por la intervención de las tropas francesas que repusieron al papa Pío IX como gobernante de sus antiguos estados. Este modelo representó la tendencia más radical y progresista de cuantas hubo, si bien no llegó a cuajar en la práctica. 3. “El monárquico” Víctor Manuel II Representó el ejemplo más influyente de todos. Su protagonista más cualificado fue el conde de Cavour, partidario de la unificación en torno a la monarquía constitucional del Reino del PiamonteCerdeña, que a partir de 1849 contaría con la inestimable figura del rey Victor Manuel II, de la casa de Saboya. Sería este modelo unitario el que se impondría a la larga, dando como resultado la entronización del rey del Piamonte como primer rey de Italia. El conde de Cavour, diseña la unidad de Italia con la monarquía como forma de gobierno en la figura del rey del Piamonte; su pragmatismo político, su frío cálculo y sus dotes diplomáticas tanto para atraerse a los distintos líderes políticos italianos como para tratar con las diversas potencias europeas harán de él el verdadero motor de la unidad, ésta se realizará bajo sus ideas y programas. La contrafigura de Cavour es el revolucionario Garibaldi, que desarrollará la lucha desde las barricadas, arrastrando a las masas a la lucha con su brillante oratoria, será partidario de la República como forma de gobierno, aunque al final no tendrá más remedio que aceptar la monarquía, su contribución en favor de la unidad será importantísima. C. Económicos Entre los factores económicos que propiciaron la unificación italiana, destaca el importante papel desempeñado por los industriales y comerciantes del rico norte, quienes, desde una perspectiva económica, alentaron y apoyaron el proceso. Pretendían conseguir la creación de un mercado unificado, dotado de eficientes comunicaciones y una buena infraestructura vial que diera salida a la producción industrial. La fragmentación política y territorial de Italia representaba un serio obstáculo para el comercio, por lo que era preciso eliminar las barreras aduaneras que impedían la exportación de mercancías desde el norte al sur de la península. Ese sur, por su parte profundamente desindustrializado, fue considerado por los industriales piamonteses como un interesante mercado donde vender sus artículos. Tales influencias ideológicas fueron canalizadas hábilmente por el Piamonte (estado con monarquía liberal), cuyo rey, Víctor Manuel II y su Primer ministro, el Conde de Cavour, supieron ponerse al frente del movimiento unificador. II. HECHOS: 1859: Guerra contra Austria para lograr liberar los Estados bajo su dominio. Francia ayudó a Piamonte; Napoleón III aparecía ante la opinión pública como abanderado del nacionalismo.El bando italiano logró importantes victorias: Magenta y Solferino (Henri Dunant testigo de la masacre ideó la creación de la Cruz Roja), que posibilitaron la liberación de La Lombardía (Milán). Como muestra de agradecimiento se entregan a Francia los territorios de Saboya y Niza. De forma sorprendente Napoleón III firmó con el emperador austriaco El Armisticio de Vilafranca, lo que le granjeó la enemistad de los italianos. 1860: Se llevaron a cabo plebiscitos (consultas populares) en Parma, Módena y Toscana, que resultaron favorables a la unificación. Por su parte, Garibaldi y sus Camisas Rojas desembarcaron en Sicilia. Se provocó así la caída del absolutismo en el Reino de Nápoles. 1861: En este año se formó el llamado Reino de Italia, cuyo rey sería Víctor Manuel II y se ubicó la capital en Turín (Torino). Todavía quedaban sin unificar: Venecia en poder de Austria y Roma en poder del Papa. 1866: Las rivalidades políticas entre Austria y Prusia provocaron una guerra que enfrentó a estas dos potencias germánicas (relacioado con la Unificación alemana). La derrota de Austria en la Batalla de Sadowa posibilitó que Italia pudiera recuperar Venecia. 1870: el Papa Pío IX estaba siendo apoyado en la defensa de Roma por Napleón III (entre otros aspectos Napoleón III estaba casado con Eugenia de Montijo, católica convencida, y era apoyado a su vez por la mayoría católica francesa). El emperador francés estaba en ese momento embarcado en la Guerra Franco -Prusiana. Su derrota en la Batalla de Sedán ante los prusianos cambió el rumbo de los acontecimientos. Napoleón III fue hecho prisionero y sus tropas se vieron obligadas a abandonar Roma, que quedó a disposición de Víctor Manuel II. Italia quedaba así unificada. III. CONSECUENCIAS: Unidad territorial y política (monarquía constitucional) en Italia. Italia comenzó su desarrollo económico y se convirtió en una importante potencia. Se mantuvieron e hicieron patentes los notorios desequilibrios entre el Norte, desarrollado y urbano, y el sur, básicamente agrícola y mucho menos desarrollado (tales diferencias pueden observarse incluso hoy en día)