Introducción y antecedentes A lo largo de los años la práctica de la cetrería en México se ha desarrollado en ausencia de la existencia y aplicación de un marco normativo específico lo que ha permitido que aquellos interesados en la actividad se inicien y la desarrollen de formas muy diversas y carentes en muchos casos de lineamientos establecidos con un enfoque de conservación y/o manejo sostenible. Lo anterior, aunado a la ausencia de suficientes alternativas para la obtención legal de aves de presa para este fin en México, así como un incremento en el número de practicantes en las últimas décadas, ha llevado a la situación actual en la que los cetreros comprometidos ven la necesidad de organizarse, sentar lineamientos claros para la práctica de esta actividad en México, y garantizar su continuidad y permanencia como ejemplo de una disciplina compatible con la conservación y el aprovechamiento sostenible de los recursos silvestres. Hasta el momento, no es aventurado decir que cada quien practica esta disciplina como mejor cree conveniente, algunos dentro del marco legal (en lo posible), otros no, y sin lugar a dudas el nivel de práctica que se ha alcanzado en México es muy alto, pero también lo es el riesgo latente de que en cualquier momento puedan surgir iniciativas o propuestas que legalmente prohíban la práctica de esta actividad en nuestro país. Esta amenaza es exacerbada al tratarse de un grupo de practicantes pequeño a nivel nacional, disperso, con bajo perfil, desorganizado como gremio (aunque algunas asociaciones pueden estar muy bien organizados a lo interno) y practicando un arte generalmente incomprendido por los distintos sectores de la sociedad, quienes en muchas ocasiones lo ven, equivocadamente, como una actividad cruel hacia los animales, un fomento al tráfico ilegal de especies amenazadas, etc.. Es importante aclarar que una preocupación latente entre los cetreros son los “poseedores de aves de presa” quienes en muchas ocasiones obtienen aves ilegalmente en los mercados de vida silvestre existentes en el país (p.ej. mercado de Sonora, Charco Cercado, etc.), las tienen en condiciones inadecuadas, mas no practican la cetrería y comúnmente son confundidos con o se dicen halconeros o cetreros sin serlo, por lo que es importante hacer la aclaración. Hasta hace poco, nunca se había sentido la preocupación de que se llegase a prohibir la posesión de aves de presa (y consecuentemente la práctica de cualquier actividad con éstas) de forma tan directa y cercana, pero ésto ha cambiado recientemente. El 11 de diciembre del 2008, la Mesa Directiva de la H. Cámara de Senadores recibió una Iniciativa con proyecto de decreto por el que se adicionaban diversas disposiciones a la Ley General de Vida Silvestre, presentada por el Senador Jorge Legorreta Ordorica, integrante del Grupo Parlamentario del Partido Verde Ecologista de México, iniciativa que fue turnada a las Comisiones Unidas de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca; y de Estudios Legislativos, del Senado de la República, iniciándose un proceso de análisis y consulta (de lo cual la gran mayoría de todos nosotros nunca nos enteramos hasta hace muy poco), a efecto de elaborar el dictamen que se encuentra en el Anexo I como referencia. Esta iniciativa buscaba modificar el Artículo 85 de la Ley General de Vida Silvestre, con el fin de incluir un párrafo en el cual se proponía el que: -quede prohibido otorgar autorizaciones para tenencia como mascotas de ejemplares de fauna silvestre que se encuentren incluidos en las categorías en peligro de extinción o amenazadas, por la legislación nacional, o en listas y tratados internacionales. Esta propuesta causó una reacción de diversos sectores que sin lugar a dudas pudiesen verse afectados, entre los que se puede mencionar a aquellos dedicados al comercio de mascotas exóticas y sus accesorios, hobbyistas y coleccionistas de algún grupo de especies de fauna silvestre (particularmente los que tienen reptiles), criadores, acuarios, instituciones de educación superior, individuos expertos en materia de vida silvestre en el país, organizaciones no gubernamentales enfocadas a la conservación, así como usuarios de especímenes silvestres que pudiesen ser considerados como mascotas dependiendo de la interpretación que se hiciera del término (p.ej. cetreros) (Ejemplo del escrito enviado por TRAFFIC en el Anexo VIII). Es importante mencionar que entre los sectores mencionados se enviaron miles de correos electrónicos a la comisión correspondiente del senado en contra de la propuesta lo que contribuyó a fortalecer esta postura en contra y aumentar el interés en el tema. Un pequeño grupo de personas (grupo de trabajo) de la mayoría de los sectores mencionados estuvo durante aproximadamente 1 año dando seguimiento al tema, integrado por: Conservación Sin Fronteras, Comité Pro- Animal, Exporeco, Exóticos y Salvajes, Reavyfeex, Zoomar y la FC-UNAM, integrándose posteriormente Yamil Reyes del GCVM, quienes se reunieron en diversas ocasiones y estuvieron en contacto con algunos actores en el senado, logrando el interés del senador Tamborrel del PAN (Querétaro) en relación a las preocupaciones externadas. Fruto de esto, se trabajo en una contrapropuesta para que el texto que fuese votado por la Comisión del Medio Ambiente del Senado indicara: -quede prohibido otorgar autorizaciones para tenencia como mascotas de ejemplares de fauna silvestre que se encuentren incluidos en las categorías en peligro de extinción o amenazadas, salvo aquellas que acrediten su legal procedencia. Esta nueva propuesta que en teoría sería votada por la Comisión en su sesión de trabajo del día 21 de abril, permitiría entonces la posesión de ejemplares silvestres (incluyendo aves rapaces) acreditando su legal procedencia como sucede en la actualidad. Sin embargo, a pesar de ser acordado en el Pleno de la Cámara Alta, el día 21 se presentó la propuesta original a lo que el senador Tamborrel se inconformó indicando que no se trataba del documento acordado. El senador Agundis, del Partido Verde se expresó en desacuerdo con la reforma propuesta (texto nuevo) y con ello la misma fue desechada. El Anexo II describe lo ocurrido a más detalle. A pesar de haber sido desechada la propuesta, es importante recalcar que existe la posibilidad de que en un futuro pueda resurgir, y con ello permanece el riesgo latente para los poseedores de vida silvestre, y aquellos involucrados en actividades relacionadas. Por lo anterior, más que nunca se vio la importancia de que los cetreros, criadores de rapaces y demás interesados unieran esfuerzos para organizarse, hacer un sólo frente y trabajar de forma coordinada por un fin común: continuar con la posibilidad legal de tener aves de presa y con ello practicar la cetrería de manera responsable y sustentable en nuestro país. Por: Adrián Reuter.