CERTIFICADO DE DEPÓSITO A TÉRMINO CDT, REGISTRO Concepto 2007075519-002 del 19 de marzo de 2008. Síntesis: Las entidades emisoras de los CDT están obligadas a llevar un registro de los títulos que emitan, sin que allí se contemple exigencia especial respecto de la forma de llevarlo, sea en forma de libro físico o en medio magnético o informático y sin que tampoco, allí se señale qué datos e información debe contener este mecanismo. El libro en donde se lleve el registro de los tenedores – propietarios del CDT no es de aquellos que deban surtir la formalidad de inscripción sobre registro mercantil de actos, libros y documentos, precisamente por cuanto no existe ley que exija dicha solemnidad. «(…) formula varias preguntas relacionadas con el registro de los Certificados de Depósito a Término -CDT- emitidos por los establecimientos bancarios, en libros creados para tal propósito. Sobre el particular, resulta procedente atender sus interrogantes de la siguiente manera: 1.- En sus cuatro primeros interrogantes formula usted las siguientes inquietudes relativas al registro de los CDT: Cuál es el objetivo del mismo; forma de llevarlo; si en caso de constar el registro en un libro este debe inscribirse en la Cámara de Comercio respectiva; y cuál es el contenido que debe tener el libro de registro de CDT conforme con la ley. Para absolver dichos cuestionamientos resulta pertinente referirnos al régimen legal de los CDT, cuál es el concepto de libro de comercio y la forma de llevar su registro, para concluir si es obligatorio registrar el libro de CDT ante la Cámara de Comercio. 1.1.- Inicialmente es preciso señalar que los certificados de depósito a término expedidos por los establecimientos bancarios, comúnmente conocidos como CDT, se encuentran regulados por los artículos 1393 a 1395 del Código de Comercio, la Resolución 10 de 1980 de la extinta Junta Monetaria (hoy Junta Directiva del Banco de la República) y el Decreto 2423 de 1993. El CDT es un título valor1 que representa el derecho crediticio derivado de un depósito irregular de dinero en que se ha estipulado un plazo a favor de la entidad crediticia (Vg., banco) para que el depositante pueda exigir su restitución, la cual opera bajo unas 1 Al analizar si los certificados de depósito a término son títulos valores, la entonces Superintendencia Bancaria de Colombia, hoy Superintendencia Financiera de Colombia, se pronunció en los siguientes términos: “Entrar a determinar si algún artículo de la legislación comercial vigente califica como título valor a los certificados de depósito a término, nos parece a todas luces un intento vano, pues en nuestro actual sistema positivo, tiene la calificación de tal, cualquier documento que llene los requisitos esenciales contemplados por el artículo 621 del Código de Comercio. La discusión doctrinaria que existe en torno a los títulos valores, radica en si únicamente lo son los consagrados en la ley, o si por el contrario, la costumbre y los particulares pueden crear un título valor sin calificarlo expresamente como tal, y es precisamente el caso de los certificados de depósito a término (...) Todos ellos, aunque no son calificados como títulos valores expresamente, lo son por cumplir con los requisitos generales contenidos en el citado artículo 621 del Código de Comercio y los especiales que en un momento dado se exijan para ellos”. (Oficio OJ – 055, 5 de marzo de 1982). condiciones estipuladas por las partes, de conformidad con los parámetros establecidos por la ley. Los CDT deben reunir, además, las condiciones y requisitos fijados por el artículo 1º de la Resolución 10 de 1980 expedida por la extinta Junta Monetaria2, encontrándose las siguientes características principales a saber: a) ser nominativos, b) ser de libre negociación, c) tener plazo mínimo de un mes3, d) ser irredimibles antes de su vencimiento, y e) entenderse prorrogados por un término igual al inicialmente pactado, si no son redimidos a su vencimiento. A su turno, el artículo 1394 del Código de Comercio al referirse a la forma de negociación de esta clase de certificados, preceptúa: “Artículo 1394. Los bancos expedirán, a solicitud del interesado, certificados de depósito a término los que, salvo estipulación en contrario, serán negociables como se prevé en el Título III del Libro III de este Código. “Cuando no haya lugar a la expedición del certificado será plena prueba del depósito el recibo correspondiente expedido por el banco”. Bajo el contexto expuesto, resulta claro que los CDT, al regirse por las normas señaladas en el Capítulo II del Título III del Libro Tercero del Código de Comercio en concordancia con lo señalado en la precitada Resolución 10, circulan de manera nominativa, esto es, mediante endoso más inscripción en el libro de registro que para ello tenga el emisor. En tal sentido es de recordar que la definición misma de los títulos nominativos prevé la exigencia para el emisor del título de mantener un registro, el cual resulta determinante respecto de la ley de circulación de los mismos. En efecto, el artículo 648 del Código de Comercio, señala: “El título valor será nominativo cuando en él o en la norma que rige su creación se exija la inscripción del tenedor en el registro que llevará el creador del título. Solo será reconocido como tenedor legítimo quien figure, a la vez, en el texto del documento y en el registro de éste. “La transferencia de un título nominativo por endoso dará derecho al adquirente para obtener la inscripción de que trata este artículo.” (Subraya fuera de texto) 2 El artículo 1º de la Resolución 10 se encuentra vigente. Al respecto es de recordar que el artículo 1º del Decreto 170 del 26 de enero de 1993, señaló que “Mientras el Gobierno Nacional no disponga modificaciones en desarrollo de las atribuciones de su competencia de acuerdo con las Leyes 31 de 1992 y 35 de 1993, continuarán en vigor las disposiciones expedidas sobre las mismas materias por la Junta Monetaria y la Junta Directiva del Banco de la República con anterioridad a la vigencia del presente Decreto (…)”, realizando un listado enumerativo, pero no taxativo, de algunas resoluciones emanadas de la entonces Junta Monetaria. Este decreto puede consultarse en la página web del Banco de la República www.banrep.gov.co, ícono “ Juriscol”. 3 Originalmente, en la mencionada Resolución 10 de 1980, se establecía como plazo mínimo 3 meses; pero, con la vigencia del Decreto 2423 de 1993, el plazo mínimo se redujo a un mes. En punto a esta característica en la forma de circulación los certificados de depósito a término, la doctrina concluye lo siguiente: “a) Títulos nominativos.- Vimos ya que los títulos nominativos son los que se expiden a favor de determinada persona, cuyo nombre se inscribe en el registro, que para tal fin ha de llevar el creador del título, y cuya negociación solamente produce efecto mediante el endoso, la entrega y la inscripción del endosatario en el respectivo registro. “Consecuencia de la forma del título es que solamente sea considerado tenedor legítimo quien figure a la vez en el texto del documento y en el registro de éste. Por ello, se obliga al creador a inscribir la transferencia en el registro, salvo justa causa, y se permite a quien ha recibido un título de esta clase ocurrir al juez para solicitar su inscripción, en el caso de que, sin justa causa, el creador se niegue a efectuarla. “Estos títulos, como anota CERVANTES AHUMADA, tienen una circulación restringida, pues designan a una persona como titular, y para ser tramitados necesitan en endoso del titular y la cooperación del obligado en el título, que deberá llevar un registro de los títulos emitidos. El emitente sólo reconocerá como titular a quien aparezca como tal, a la vez, en el título y en el registro que debe llevar. “En estos títulos, se le da al acreedor la facultad de negarse a registrar la transferencia cuando le asista justa causa, siendo natural que mientras no se haga el correspondiente registro o inscripción, la negociación que efectuaren cedente y cesionario produce efectos entre ellos, pero no tendrá el cesionario el carácter de tenedor legítimo y, por tanto, no obra en su favor el fenómeno de la autonomía; por lo cual, está sujeto a excepciones conforme al derecho común y no queda amparado por el sistema cambiario. Y viceversa, efectuada la inscripción, el cesionario adquiere la condición de tenedor legítimo, y como tal, está amparado por los privilegios cambiarios, que impiden al deudor proponer excepciones personales que tuviere contra los anteriores adquirentes”. (León Posse Arboleda, Notas sobre títulos valores en el Código de Comercio, Tercera Edición, Editorial Temis, 1980). En consecuencia, conforme a la normatividad señalada es claro que las entidades emisoras de los CDT (Vg., un establecimiento bancario) están obligadas, por disposición legal, a llevar un registro de los títulos que emitan, sin que allí se contemple exigencia especial alguna respecto de la forma de llevar el mencionado registro, sea en forma de libros físicos o en medios magnéticos o informáticos y sin que tampoco, allí se señale qué datos e información debe contener este mecanismo, la cual entendemos, debe ser aquella necesaria para identificar esta clase de depósito, tales como su titular o titulares del depósito, monto del mismo, tasa de interés pactada, término de duración del depósito, endosos realizados, prendas, embargos, fraccionamientos y demás situaciones que lo afecten y, en general, todos aquellos datos que permitan establecer clara, completa y fidedignamente la información relativa a la existencia, contenido y características de dicho depósito a término. 1.2.- Ahora en punto a qué se entiende por libro de comercio y la forma de llevar su registro resulta útil transcribir lo afirmado por esta Superintendecia en Oficio No. 2001076379-0 de 31 de diciembre de 2001, al señalar: “A voces del artículo 48 del Código de Comercio, la contabilidad, libros, registros, inventarios y estados financieros que todo comerciante está llamado a conformar deben sujetarse a las disposiciones del mismo estatuto y demás normas sobre la materia. En ese sentido, se autoriza la regulación de sistemas que, como la microfilmación, contribuyan a la guarda de su archivo y correspondencia. Así mismo, les será permitida la utilización de otros procedimientos de reconocido valor técnico contable con el fin de asentar sus operaciones, siempre que faciliten el conocimiento de la historia clara, completa y fidedigna de los asientos individuales y estado general de los negocios. “Por su parte, el artículo 49 ibídem señala que, para los efectos legales, cuando se haga referencia a los libros de comercio, ‘se entenderán por tales los que determine la ley como obligatorios y los auxiliares necesarios para el completo entendimiento de aquellos’, descripción a la que se ajusta la de los libros de CDT’s de las instituciones financieras. “En cuanto hace con el entendimiento que debe tenerse del concepto de libro de comercio en general y de libro de contabilidad en particular, explica la jurisprudencia que tal noción ‘ostenta un carácter bastante amplio y comprende, tanto el concepto tradicional de haz de hojas como también las citadas cintas magnetofónicas, video tapes, microfichas, disquetes y demás documentos que, como ya se dijo, los adelantos tecnológicos han puesto al servicio de los procesos económicos y que pueden ser autorizados por vía de reglamento (C.Co., art. 2035). Este concepto amplio de libro ha de tenerse en cuenta cuando quiera que deba calificarse el cumplimiento de la obligación legal de llevar contabilidad’ (Consejo de Estado, Sección Cuarta, Sentencia de marzo 19 de1999, Radicación No. 9141. Magistrado Ponente: Dr. Daniel Manrique Guzmán)”. (Subraya por fuera de texto). En punto a la forma de llevar los libros, el artículo 128 del Decreto 2649 de 1993 establece lo siguiente: “Se aceptan como procedimientos de reconocido valor técnico contable, además de los medios manuales, aquellos que sirven para registrar las operaciones en forma mecanizada o electrónica, para los cuales se utilicen máquinas tabuladoras, registradoras, contabilizadoras, computadoras o similares. “El ente económico debe conservar los medios necesarios para consultar y reproducir los asientos contables. “En los libros se deben anotar el número y fecha de los comprobantes de contabilidad que los respalden. “Las cuentas, tanto en los libros de resumen como en los auxiliares, deben totalizarse por lo menos a fin de cada mes, determinando su saldo. “En los libros está prohibido: “1. Alterar en los asientos el orden o la fecha de las operaciones a que éstos se refieren. “2. Dejar espacios que faciliten intercalaciones o adiciones al texto de los asientos o a continuación de los mismos. En los libros de contabilidad producidos por medios mecanizados o electrónicos no se consideran ‘espacios en blanco’ los renglones que no es posible utilizar, siempre que al terminar los listados los totales de control incluyan la integridad de las partidas que se han contabilizado. “3. Hacer interlineaciones, raspaduras o correcciones en los asientos. “4. Borrar o tachar en todo o en parte los asientos. “5. Arrancar hojas, alterar el orden de las mismas o mutilar los libros. “Parágrafo. Sin perjuicio de los demás requisitos legales, los libros, incluidos los auxiliares, tendrán valor probatorio cuando en los mismos no se hayan cometido los actos prohibidos por este artículo”. A su turno, el artículo 12 inciso final de la Ley 527 de 19994 dispone: “Articulo 12. Conservación de los mensajes de datos y documentos. Cuando la ley requiera que ciertos documentos, registros o informaciones sean conservados, ese requisito quedará satisfecho, siempre que se cumplan las siguientes condiciones: “1. Que la información que contengan sea accesible para su posterior consulta. “2. Que el mensaje de datos o el documento sea conservado en el formato en que se haya generado, enviado o recibido o en algún formato que permita demostrar que reproduce con exactitud la información generada, enviada o recibida, y “3. Que se conserve, de haber alguna, toda información que permita determinar el origen, el destino del mensaje, la fecha y la hora en que fue enviado o recibido el mensaje o producido el documento. “No estará sujeta a la obligación de conservación, la información que tenga por única finalidad facilitar el envío o recepción de los mensajes de datos. “Los libros y papeles del comerciante podrán ser conservados en cualquier medio técnico que garantice su reproducción exacta”. (Subraya por fuera de texto) En consecuencia, en la medida en que el establecimiento bancario cumpla con las condiciones indicadas en el artículo 128 del Decreto 2649 de 1993 en concordancia con lo previsto en artículo 12 inciso final5 de la Ley 527 de 1999, no se encuentra inconveniente en que el registro de los CDT y sus anotaciones que lo afecten (Vg., endosos, embargos, prendas, fraccionamientos, etc.) se realicen por medio electrónico. 4 Por medio de la cual se define y reglamenta el acceso y uso de los mensajes de datos, del comercio electrónico y de las firmas digitales, y se establecen las entidades de certificación y se dictan otras disposiciones. 5 Artículo declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-662-00 de 8 de junio de 2000, Magistrado Ponente Dr. Fabio Morón Díaz. 1.3.- Ahora bien, también es pertinente destacar que el libro (manual, físico o electrónico) en donde se lleve el registro de los tenedores – propietarios del CDT no es de aquellos que deban surtir la formalidad de inscripción de que trata el artículo 26 del Código de Comercio (sobre registro mercantil de actos, libros y documentos) precisamente por cuanto no existe ley que exija dicha solemnidad. Al respecto, esta Agencia Estatal se pronunció mediante Oficio No. 9600293-1 del 10 de febrero de 1996, citado en el mencionado Oficio de 2001, en los siguientes términos: “De acuerdo con lo previsto en el numeral 7 del artículo 28 del Código de Comercio deberán inscribirse en el registro mercantil ‘(…) Los libros de contabilidad, los de registro de accionistas, los de actas de asambleas y juntas de socios, así como los de juntas directivas de sociedades mercantiles…’ “Adicionalmente, es procedente señalar que existe doctrina reciente de la Superintendencia de Sociedades referente a ‘Libros de Comercio’, la cual se transcribe a continuación por revestir importancia para atender su solicitud: “ ‘El artículo 49 de la legislación mercantil, advierte que los libros de comercio son los que determine la ley como obligatorios y los auxiliares necesarios para entender aquellos. “ ‘Vemos como la disposición citada no es lo suficientemente clara y en consecuencia, para poder precisar cuáles son los libros y papeles del comerciante legalmente obligatorios, debemos remitirnos a otras normas del ordenamiento mercantil, tales como el artículo 19 numeral 2° que se refiere a los libros sujetos a inscripción en el registro mercantil, como son los libros de actas de asamblea de accionistas, junta de socios, juntas directivas, libros de registro de acciones, de registro de socios, y los libros de contabilidad a que hace relación el artículo 28 numeral 7°. “ ‘(…) Luego mediante el decreto 2649 del 23 de diciembre de 1993, se hace referencia también a los diversos libros, regulándolos por separado. Es así como el artículo 130 se refiere al libro de accionistas y similares y el artículo 131 habla del denominado libros de actas en general. Por último, en relación a la conservación y destrucción de los libros, el artículo 134 dispone que ‘los entes económicos deben conservar debidamente ordenados los libros de contabilidad, de actas, de registro de aportes, los comprobantes de las cuentas, los soportes de contabilidad y la correspondencia relacionada con las operaciones’. “ ‘Visto lo anterior, es claro afirmar con relación a su inquietud, que los libros que deben registrarse en el registro mercantil, exigidos por las disposiciones legales, como son en este caso los libros de contabilidad, registro de socios, y de actas, son totalmente independientes y lo único que los puede relacionar en determinadas circunstancias es el hecho de ser los libros pertenecientes a una misma sociedad’. (Supersociedades, Conc. 26829, nov 3/94). “Como se observa, tanto en el texto de la disposición transcrita, como en la interpretación efectuada en el autorizado concepto antes transcrito, no aparece como acto sujeto a registro la inscripción de los ‘ certificados de depósito a término’, en razón de lo cual es necesario concluir que dichos libros n o necesitan inscripción en la Cámara de Comercio respectiva”. (Subraya por fuera de texto) En consecuencia, el registro de un CDT llevado en un libro creado para tal efecto, no estará sujeto a inscripción ante la Cámara de Comercio respectiva, con todos los efectos y formalidades que ello conlleva en los términos señalados por los artículos 39 y siguientes del Estatuto Mercantil. 2.- Se indaga, en el numeral quinto de la petición, acerca de cómo debe presentarse en un proceso judicial el libro de registro del CDT, esto es, si en su reemplazo es valido presentar información parcial de dicho registro mediante impresión en papel que así aparezca en la pantalla del computador, aún así ella no contenga la totalidad de la información del registro original del CDT, tales como quienes elaboraron, revisaron y aprobaron la constitución del mismo, la firma del cliente titular, las firmas de los endosos y/o fraccionamientos, entre otros datos. Al respecto es pertinente señalar que lo atinente a la pertinencia, fidelidad y demás aspectos inherentes a la prueba que quiera hacerse valer en un proceso judicial, deben ser evaluados por el juez de conocimiento del litigio a instancias del sujeto procesal que le interesa probar los hechos que sustenten sus pretensiones procesales, pues tales aspectos escapan al ámbito de competencia de este Organismo. Así, para efectos de probar la existencia y contenido del registro de un CDT y aquellas situaciones que hayan afectado su emisión, circulación, fraccionamiento y demás aspectos pertinentes, deberán ser solicitados y/o controvertidos por el respectivo sujeto procesal mediante el trámite y los medios (Vg., inspección judicial) que al respecto estén previstos en las normas que regulan el correspondiente procedimiento procesal (en este caso, si la causa es de carecer civil o comercial, el previsto en el Código de Procedimiento Civil -CPC-). En todo caso valga recordar lo preceptuado por el artículo 28 y siguientes del Código de Comercio sobre la eficacia probatoria de los libros y papeles del comerciante, en particular, cuándo la norma antes citada, preceptúa: “Articulo 68. Los libros y papeles de comercio constituirán plena prueba en las cuestiones mercantiles que los comerciantes debatan entre sí, judicial o extrajudicialmente. “En materia civil, aun entre comerciantes, dichos libros y papeles sólo tendrán valor contra su propietario, en lo que en ellos conste de manera clara y completa y siempre que su contraparte no los rechace en lo que le sea desfavorable”. (Subrayamos). 3.- En el numeral sexto de la petición, entendemos se pregunta acerca de la no obligatoriedad para los bancos, durante los años 2000 y 2001, de llevar el libro de registro de los CDT en atención a que el mismo no ostenta el carácter de libro contable del comerciante, deber que el artículo 28 de la Ley 962 de 2005 sólo predica respecto de estos últimos. Sobre el particular nos remitimos a lo expresado en el numeral 1º de este escrito en donde se concluyó que, según la normatividad citada, los establecimientos bancarios están obligados a llevar un registro de los CDT que emitan, sea que el mismo se efectúe por conducto de libros físicos o en medios magnéticos o informáticos, sin que dicho libro, a su turno, sea de aquellos que deban inscribirse en la Cámara de Comercio correspondiente. En todo caso es de aclarar que si bien el artículo 28 de la Ley 962 de 2005 6, el cual no estaba vigente para los años 2000 y 2001, prevé la obligatoriedad de conservar por un término de diez (10) años los libros y papeles del comerciante, su inciso final dispone expresamente que tal deber encuentra excepciones en términos menores consagrados en normas especiales, como el existente para las instituciones vigiladas por este Organismo. En efecto, cabe recordar que el Decreto 663 de 1993 (Estatuto Orgánico del Sistema Financiero – EOSF) contiene una regla particular para las entidades vigiladas por esta Superintendencia, como son los bancos, respecto de la conservación de los libros y papeles. Así, según el artículo 96 del EOSF, modificado por el artículo 22 de la Ley 795 de 2003, los libros y papeles de las entidades vigiladas por esta Superintendencia deben “(…) conservarse por un período no menor de cinco (5) años, desde la fecha del respectivo asiento, sin perjuicio de los términos establecidos en normas especiales. Vencido ese lapso, podrán ser destruidos siempre que, por cualquier medio técnico adecuado, se garantice su reproducción exacta”. Esta regla especial de conservación de libros y papeles aplicable a nuestras vigiladas existía igualmente para los años 2000 y 2001 en los términos entonces previstos por el artículo 96 del EOSF, a saber: “(…) los establecimientos bancarios, las corporaciones financieras, las corporaciones de ahorro y vivienda, las compañías de financiamiento comercial y las sociedades de servicios financieros deben conservar las constancias de sus asientos definitivos y sus tiquetes de depósito por un período no menor de seis años desde la fecha del último asiento”. En todo caso, es pertinente precisar que para el entendimiento y aplicación de la norma en comento, tanto en la versión existente para los años 2000 y 2001 como en el texto actualmente vigente, esta Superintendencia profirió instrucciones particulares hoy contenidas en el numeral 2º del Capítulo Noveno del Título Primero de la Circular Externa 007 de 1996 (Circular Básica Jurídica) cuyo texto completo puede consultarse en nuestra página Internet, en el enlace normativa. 6 “Por la cual se dictan disposiciones sobre racionalización de trámites y procedimientos administrativos de los organismos y entidades del Estado y de los particulares que ejercen funciones públicas o prestan servicios públicos”. La norma citada preceptúa: “Artículo 28. Racionalización de la conservación de libros y papeles de comercio. Los libros y papeles del comerciante deberán ser conservados por un período de diez (10) años contados a partir de la fecha del último asiento, documento o comprobante, pudiendo utilizar para el efecto, a elección del comerciante, su conservación en papel o en cualquier medio técnico, magnético o electrónico que garantice su reproducción exacta. “Igual término aplicará en relación con las personas, no comerciantes, que legalmente se encuentren obligadas a conservar esta información. “Lo anterior sin perjuicio de los términos menores consagrados en normas especiales”. Nota: Este artículo declarado EXEQUIBLE por el cargo analizado, "principio de unidad de materia", por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-832-06 de 11 de octubre de 2006, Magistrado Ponente Dr. Jaime Córdoba Triviño. 4.- Finalmente, se pregunta en el numeral séptimo de la solicitud respecto del término de la conservación del libro de registro de CDT así como también acerca de las condiciones que debe tener el mecanismo de conservación elegido para efectos de la validez en caso de que sea requerida para efectos jurídicos. Al respecto, valga la pena reiterar lo expresado en la respuesta al anterior numeral en el sentido de que la conservación de libros y papeles de las entidades vigiladas por este Organismo, entre ellos el libro de registro de CDT, debe sujetarse a las normas de especial aplicación para las mismas, esto es, en los términos señalados por el artículo 96 del EOSF y de los instructivos proferidos por esta Superintendencia en dicha materia ya mencionados. En punto a las condiciones que debe tener el mecanismo de conservación de los libros y papeles si bien el artículo 96 ibídem no determina los mismos en forma específica, sí de manera general y perentoria indica que debe ser cualquier medio técnico adecuado que garantice la reproducción exacta de los libros y papeles una vez haya transcurrido el término de 5 años desde la fecha del respectivo asiento, siendo pertinente destacar que dicha destrucción es facultativa por parte de la vigilada7. Para el anterior propósito la entidad vigilada podrá recurrir a la utilización de técnicas tales como la microfilmación, o al uso de medios informáticos u ópticos o aquellos que surjan en un futuro con ocasión de los adelantos tecnológicos siempre que, se reitera, garanticen la reproducción exacta de los documentos destruidos, condición que genera precisamente la validez probatoria de las reproducciones de aquellos. Por último, el texto completo de las normas mencionadas en el presente documento puede ser consultado en nuestra dirección electrónica www.superfinanciera.gov.co bajo el icono “Normativa”. (…).» 7 Es posible que el libro de registro de CDT contenga información respecto de aquellos títulos no redimidos lo cual conlleve, que ante su vigencia, el mismo no pueda aún ser destruido debiendo mantenerse dicho libro igualmente vigente para su operación. En todo caso este aspecto deberá evaluarse para cada situación en concreto, dadas las particularidades mediante las cuales las vigiladas lleven este registro.