Legitimidad de la potestad sancionadora

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Algunas citas sobre la legitimidad de la potestad sancionadora de la
administración
Parada Vázquez (RAP, 67, año 1972, pág 41 y ssgtes), justifica la potestad en
una razón pragmática: "de poco serviría tachar de anticonstitucionales a las
normas administrativas que regulan el poder sancionatorio de la administración.
Anularlas (...) supondría dejar indefensa a la administración y negar la más
elemental garantía a reglas necesariamente coactivas sobre la actividad de los
administrados."
Garrido Falla (RAP, 1959, pág 14 y ssgtes)
"la posibilidad de que del uso de los derechos de libertad puedan derivarse peligros
para el interés público, justifica las potestades de policía en manos del Estado"
García de Enterría efectúa esta distinción:
a)"sanciones administrativas de protección del orden general" serían
censurables constitucionalmente por tratarse de un "apoderamiento por la
administración de poderes represivos generales", de competencia de los
jueces penales
b) "sanciones administrativas de autoprotección", se dirigen a quienes
están directamente en relación con la organización administrativa y se
legitiman por la "necesidad de preservar el orden jurídico institucional
(organizativo) para permitirle la realización de su obra, imponiendo a cuantos están
en ellas integrados o sometidos el respeto de una disciplina que la institución
administrativa debe garantizar por el uso de un poder de represión que le es
inherente, como a toda institución."
Crítica de Bacigalupo: "El problema de la compatibilidad de toda sanción
administrativa, también de las de autoprotección, con el principio de la división de
poderes, de todos modos, queda en pie, pues, probablemente, la protección de la
administración también se puede lograr de la misma manera que la de todos los
bienes jurídicos que se protegen por el derecho penal, es decir, mediante sanciones
aplicadas judicialmente. Ello demostraría que la función sancionatoria no es
inherente a la protección de la administración en ningún caso" (Sanciones
Administrativas, pág. 13)
Bajo Fernández (Derecho Penal Económico, 1978, págs. 106 y sgtes.), sólo
encuentra legítimas las sanciones disciplinarias, para las restantes pregona su
jurisdiccionalización, "otorgando a la administración las prerrogativas
procedimentales para evitar que quede inerme en un sector encomendado a su
cuidado"
Cerezo Mir (Curso de Derecho Penal Español, págs. 45 y 57), no cuestiona el
ejercicio de la potestad sancionadora de la administración, sino el
apartamiento de los principios fundamentales del derecho penal ante la falta
de diferencias cualitativas entre lo ilícito penal y lo ilícito administrativo. Sin
embargo entiende excesiva la extensión del art. 25.1 CE que debió haberse
limitado a las “infracciones administrativas graves".
"...los principios inspiradores del orden penal son de aplicación, con ciertos matices,
al derecho administrativo sancionador, dado que ambos son manifestaciones del
ordenamiento punitivo del Estado..." sentencia del Tribunal Constitucional
español 18/81
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