Sala Constitucional

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Sala Constitucional
MAGISTRADO PONENTE JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
En el procedimiento de amparo constitucional propuesto por el ciudadano JOSÉ
MANUEL DE SOUSA, titular de la cédula de identidad número 14.037.790
representado por las abogadas Carmen Ruiz y Yuleyska Granadillo, inscritas en el
INPREABOGADO bajo los números 28.885 y 76.591, respectivamente, contra la
decisión del 10 de abril de 2000 dictada por el Juzgado Segundo de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana
de Caracas, mediante la cual declaró sin lugar la demanda que por resolución de
contrato de arrendamiento, intentó el ciudadano Ovidio Infante Alfaro contra Joao Da
Silva Félix, el Juzgado Superior Séptimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, conociendo en primera
instancia constitucional, dictó sentencia el 19 de octubre de 2000, mediante la cual
declaró sin lugar la pretensión de amparo.
En virtud de la apelación propuesta por el presunto agraviado, de conformidad
con lo previsto en el artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Garantías y
Derechos Constitucionales, mediante Oficio Nº 11.216 del 25 de octubre de 2000, el
Juzgado Superior Séptimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, remitió el expediente que contiene la acción
de amparo propuesta a esta Sala. El 13 de febrero de 2001 se dio cuenta en Sala y se
designó como ponente al Magistrado que, con tal carácter, suscribe este fallo.
Concluido el estudio del expediente pasa, en consecuencia, esta Sala a dictar su
sentencia con fundamento en las siguientes consideraciones.
I
COMPETENCIA DE ESTA SALA
En primer lugar, esta Sala pasa a pronunciarse acerca de su competencia para
conocer de la apelación propuesta y, al respecto, observa:
De acuerdo al criterio expuesto en las sentencias dictadas por esta Sala el 20 de
enero de 2000 (Casos: Emery Mata y Domingo Ramírez Monja) este Tribunal Supremo
de Justicia, en Sala Constitucional, es competente para conocer de las apelaciones y
consultas de las sentencias de amparo dictadas en primera instancia por los Tribunales
o Juzgados Superiores de la República. Luego, como la apelación es de un fallo dictado
por un Tribunal Superior, esta Sala es competente para conocerla. Así se declara.
II
LA PRETENSIÓN CONSTITUCIONAL
El amparo fue propuesto por considerar, en criterio del presunto agraviado, que
las sentencias dictadas en un procedimiento breve, en juicios en los cuales la cuantía sea
menor de cinco mil bolívares (Bs. 5.000,00), de acuerdo a lo previsto en el artículo 891
del Código de Procedimiento Civil, no tienen apelación. Con fundamento en esta
premisa, el resto de los argumentos del libelo constitucional, pretenden demostrar que la
cuantía en el proceso era de cuatro mil bolívares (Bs. 4.000,00). Esto último es utilizado
por el presunto agraviado para afirmar que el órgano jurisdiccional que dictó la decisión
contra la cual se propone la acción de amparo, no tenía jurisdicción para revisar la
sentencia dictada por el Juzgado Undécimo de Municipio de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas, en el juicio por resolución de contrato de
arrendamiento, propuesto por el ciudadano Ovidio Infante Alfaro contra Joao Da Silva
Félix.
III
LA SENTENCIA APELADA
La sentencia apelada, examina detalladamente la cuantía del proceso donde se
produjo la sentencia cuestionada en la acción de amparo, para concluir que la cuantía
del juicio era mayor de cinco mil bolívares (Bs. 5.000,00). Por tanto, deduce el
sentenciador de la primera instancia constitucional, que el fallo que se reputa violatorio
de derechos y garantías constitucionales, no infringe el debido proceso cuando revisa en
apelación la sentencia dictada por el Juzgado de Municipio.
III
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
En una sentencia dictada por esta Sala Constitucional de fecha 15 de marzo de
2000 (Caso: Isaías Rojas Arenas) declaró lo siguiente en relación con el principio de la
doble instancia:
“... Asentado los criterios anteriores sobre la naturaleza del Juez
Constitucional, observa esta Sala que conforme al artículo 23 de la
Constitución vigente tienen rango constitucional los derechos humanos
contenidos en tratados, pactos y convenios suscritos y ratificados por
Venezuela, derechos que prevalecen en el orden interno, en la medida
que ellos contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorable a
los establecidos en la propia Constitución.
Entre este tipo de derechos se encuentra el de la necesidad de que
en el proceso exista una doble instancia, derecho que aparece
consagrado en el artículo 8 de la Ley Aprobatoria de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos Pacto de San José de Costa Rica,
dentro de las garantías judiciales y el cual reza: “1. Toda persona tiene
derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier
acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus
derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro
carácter.”
“2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad.
Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las
siguientes garantías mínimas:” “h. derecho de recurrir del fallo ante
juez o tribunal superior.” (Resaltada de esta Sala),
Dicho principio, a pesar de no estar recogido por la Constitución
vigente, se aplica con jerarquía constitucional, debido al citado artículo
25, y solo sufre excepciones en los procesos que en una sola instancia se
ventilan ante el Tribunal Supremo de Justicia, ya que estando el Tribunal
Supremo en el pináculo del poder judicial, como se desprende de los
artículos 253, 254, 259 y 325 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, al colocarlo como máximo y último intérprete
de la Constitución, le atribuye la Ley el conocimiento directo de juicios,
sobre él no hay ningún otro Tribunal que pueda conocer en una doble
instancia, y de la estructura del Tribunal Supremo, según la propia
Constitución, surge la excepción al principio de la doble instancia, el
que podría sufrir otras excepciones de acuerdo a la especialidad de
algunos procedimientos ...”.
Advierte la Sala, que la sentencia apelada, no considera en su motivación la
cuestión de la doble instancia, que era, sin duda, el asunto que debía examinarse para
considerar la pertinencia de la acción constitucional propuesta. La posibilidad o no de
que pudiera haberse infringido la situación jurídica del presunto agraviado, dependía
totalmente de la existencia o no del derecho a recurrir el fallo. En otras palabras, aún
cuando esta Sala coincide en que la pretensión constitucional es improcedente, el
motivo es diferente al expuesto en la sentencia apelada.
En efecto, tanto la solicitud constitucional como la sentencia dictada en primera
instancia constitucional, parten de la idea de que de conformidad con el artículo 891 del
Código de Procedimiento Civil, en aquellos procedimientos breves en los cuales la
cuantía sea menor de cinco mil Bolívares, no existe el recurso de apelación. Este
argumento es expuesto explícitamente en la pretensión de amparo y tácitamente en la
sentencia apelada, cuando, para declarar sin lugar la acción constitucional, examina la
cuantía del proceso donde fue dictada la sentencia, como justificación de la revisión
realizada en segunda instancia. Pero, en ambos casos, se parte de un error de
interpretación, con el cual se desconoce el principio de la doble instancia, por las
siguientes razones:
El artículo 891 del Código de Procedimiento Civil indica lo siguiente:
“... De la sentencia se oirá apelación en ambos efectos si ésta se propone
dentro de los tres días siguientes y la cuantía del asunto fuere mayor de
cinco mil bolívares ...”.
No se puede inferir del texto del artículo precedentemente transcrito, que se
niegue la posibilidad de apelar de las sentencias definitivas dictadas en los juicios cuya
cuantía no excede de cinco mil bolívares. Sólo se infiere que para que la apelación
pueda escucharse en dos efectos, es necesario que ocurran dos elementos en forma
concurrente: que se realice en tiempo hábil y que el asunto tenga una cuantía mayor de
cinco mil bolívares. En los procedimientos cuya cuantía sea menor, existe apelación,
pero se tramita en un solo efecto, cuando ha sido propuesta dentro del término.
Cualquier otra interpretación negaría el principio de la doble instancia, que es, como se
indicó precedentemente, un principio constitucionalmente tutelado.
Precisamente, en una sentencia dictada por esta Sala el 27 de julio de 2000
(Caso: Segucorp) se hace advertencia de cómo la interpretación de normas jurídicas
puede conducir a la violación de derechos y garantías constitucionales, de la siguiente
forma:
“... Cuando la infracción a una ley, sin importar su rango, es a su
vez una trasgresión a la Constitución, que deja sin aplicación, en alguna
forma, el mandato constitucional, procede el amparo, sin que sea
necesario distinguir si se trata de una violación directa e inmediata de la
Constitución, ya que estos conceptos son importantes para definir el
ámbito de las acciones de nulidad por inconstitucionalidad prevenidas
en los numerales 1 y 4 del artículo 336 de la vigente Constitución, pero
no para el amparo.
Para que el amparo proceda, es necesario que exista una
infracción por acción u omisión a una norma constitucional, sea esta
realizada mediante desconocimiento, mala praxis, o errada
interpretación de normas legales o sub-legales, siempre que ella enerve
el goce y ejercicio pleno de un derecho constitucional.
Ahora bien, hay que distinguir entre la incorrecta aplicación de
una norma, su omisión, o los errores en su interpretación, que se
refieren a su actividad y entendimiento, de la infracción de un derecho o
garantía constitucional. Estos no se ven -en principio- vulnerados,
porque la norma deja de aplicarse, se aplica mal o se interpreta
erradamente. Estos vicios, por sí mismos, no constituyen infracción
constitucional alguna, y es del ámbito del juzgamiento de los jueces,
corregir los quebrantamientos señalados, los cuales pueden producir
nulidades o ser declarados sin lugar. Cuando estos vicios se refieren a
las normas de instrumentación del derecho constitucional, en principio
los derechos fundamentales no quedan enervados. La forma como
interpretan la Ley el Juez o la Administración o su subsiguiente
aplicación, puede ser errada u omisiva, pero necesariamente ello no va a
dejar lesionado un derecho o una garantía constitucional, ni va a vaciar
su contenido, haciéndolo nugatorio. Por ejemplo, en un proceso puede
surgir el quebrantamiento de normas procesales, pero ello no quiere
decir que una parte ha quedado indefensa, si puede pedir su corrección
dentro de él. La Administración puede tomar erradamente una decisión
sobre unos bienes, pero esto no significa que le prive al dueño el derecho
de propiedad. Se tratará de una restricción ilegal que originará acciones
del perjudicado, pero no la de amparo, al no quedar cercenado el
derecho de propiedad del dueño.
Pero cuando el tipo de vicio aludido deja sin aplicación o
menoscaba un derecho o garantía constitucional eliminándolo, y no
puede ser corregido dentro de los cauces normales, perjudicándose así
la situación jurídica de alguien, se da uno de los supuestos para que
proceda el amparo, cuando de inmediato se hace necesario restablecer
la situación jurídica lesionada o amenazada de lesión. Si la inmediatez
no existe, no es necesario acudir a la vía del amparo, sino a la ordinaria,
no porque el amparo sea una vía extraordinaria, sino porque su supuesto
de procedencia es la urgencia en el restablecimiento de la situación o en
el rechazo a la amenaza, y si tal urgencia no existe, el amparo tampoco
debe proceder.
Los errores de juzgamiento sobre la aplicabilidad o interpretación de las
normas legales, en principio no tienen por qué dejar sin contenido o
contradecir una norma constitucional, motivo por el cual ellos no pueden
generar amparos. Lo que los generan es cuando los errores
efectivamente hagan nugatoria la Constitución, que la infrinjan de una
manera concreta y diáfana. Es decir, que el derecho o garantía
constitucional, en la forma preceptuada en la constitución, quede
desconocido ...”.
La doctrina transcrita pone de relieve la necesidad de que cualquier
interpretación que se haga del ordenamiento jurídico, debe hacerse en un todo conforme
con los principios y valores tutelados en el texto constitucional. Eso es, precisamente, a
lo que hace referencia el artículo 334 de la vigente Constitución, cuando afirma que “...
Todos los jueces o juezas de la República, en el ámbito de sus competencias y conforme
a lo previsto en esta Constitución y en la ley, están en la obligación de asegurar la
integridad de esta Constitución ...”.
En consecuencia, no existe lesión a la situación jurídica del solicitante de la protección constitucional,
pues, como ha sido indicado, si existe el derecho de que las sentencias definitivas dictadas en procedimientos
cuya cuantía sea menor de cinco mil bolívares, puedan ser revisadas con el recurso de apelación.
DECISIÓN
Por los razonamientos antes expuestos, el Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley,
declara: 1.- CONFIRMA la sentencia del Juzgado Superior Séptimo en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas; 2.- SIN LUGAR la
apelación propuesta por el ciudadano JOSÉ MANUEL DE SOUSA representado por las
abogadas Carmen Ruiz y Yuleyska Granadillo, contra la decisión del 19 de octubre de 2000
dictada por el Juzgado supra mencionado.
Publíquese, regístrese y comuníquese. Remítase el expediente al mencionado
Tribunal Superior.
Dada, firmada y sellada en el Saló de Audiencias de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 09 días del mes de octubre
2001. Años: 191º de la Independencia y 142º de la Federación.
El Presidente de la Sala,
de
IVÁN RINCÓN URDANETA
El Vicepresidente - Ponente,
JESÚS EDUARDO CABRERA
ROMERO
Los Magistrados,
JOSÉ MANUEL DELGADO OCANDO
ANTONIO JOSÉ. GARCÍA GARCÍA
PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ
El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO
Exp. Nº: 00-2940
J.E.C.R/
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