Un sol primaveral lucía en la mañana de invierno mientras las Hermanas se reunían en el salón entre saludos, ambientación y acogida. “Ven Espíritu Santo y llena con tu gracia viva y eficaz nuestras almas que Tú creaste por amor”. Es la parte de la oración con la que nos poníamos en disposición de trabajar al comenzar la jornada. El P. Quintano, con una gran sencillez, sonrisa leve, palabra austera y claridad meridiana, nos fue situando, desde su experiencia, en el ambiente de la Asamblea General: las razones y criterios que se tuvieron en cuenta para hacer los cambios en los distintos puntos de las Constituciones y Estatutos, la sensibilidad que se percibía en los debates y puestas en común, la gran libertad que existía en las Hermanas para dar su opinión y el respeto mutuo a pesar de la gran diferencia en las mentalidades. Las asambleístas trabajaron intensamente con un material superabundante (1.958 postulados) que había llegado de las asambleas Provinciales. Tuvieron siempre en el horizonte la meta a la que querían llegar: “Revisar para revitalizar el carisma e inculturarlo en el mundo actual”. El Superior General en la reunión de Visitadoras preparatoria para la Asamblea, les había dicho en su conferencia: “revisar las Constituciones teniendo en cuenta los nuevos valores y la sensibilidad que se vive hoy”. Según el P. Quintano, los criterios subyacentes en los cambios que se han hecho, y que responden a esos nuevos valores y nueva sensibilidad de la cultura actual, son: 1- CRITERIO:La descentralización. Se reclama una nueva forma de concebir la autoridad y la vida comunitaria. Se percibía a través de los Postulados el deseo y la necesidad de incorporar a la compañía, en las Constituciones, los nuevos valores vividos en las sociedades avanzadas: la libertad, el respeto a la diferencia, la participación ciudadana, la corresponsabilidad, etc. Todo esto se concreta en las Constituciones en un desplazamiento de las atribuciones que tiene el superior General hacia la superiora General, de ésta hacia la Visitadora, y de algunas de ésta hacia la Hermana sirviente. Y todas ellas contando con sus respectivos consejos (General, Provincial, y doméstico). Se suprime del lenguaje todo lo que suena a dominio y poder, y se introduce la participación de las Hermanas a través de la corresponsabilidad, el discernimiento en común, la subsidiariedad, el sentido democrático. Pero hay que recalcar, que la participación no es gobierno colegial. Toma las decisiones una sola persona (Superiora, Visitadora, y Hermana Sirviente), asesorada, aconsejada, ayudada por su Consejo. 2- CRITERIO: La inculturación. La internacionalidad de la compañía, la diversidad de culturas, el discernimiento de los valores que tienen el derecho de los pueblos a preservar y promover sus tradiciones, su lengua, las diversas manifestaciones de sus sentimientos, las diferentes manifestaciones religiosas, etc. Se encuentran plasmadas en las Constituciones a través de la elaboración de los proyectos Provinciales y de las Normas Provinciales. En ellos, las Hermanas que viven su vocación en un contexto cultural determinado, podrán concretar para su realidad aquellas atribuciones que las Constituciones conceden a la Visitadora con su Consejo: Plan de Formación, modalidad de los Ejercicios Espirituales, forma de vestir, permisos para la familia, etc. La mentalidad y el contexto cultural es muy diferente en Alemania y la India, en Vietnam o en Egipto. Incluso dentro de la propia Europa no es lo mismo Polonia que Francia o Italia. Las Hermanas enviadas a misión “ad gentes” deberán formarse para conocer, respetar y promover la nueva cultura en la que se insertan. 3- CRITERIO: El nuevo rol de la mujer en sociedad: En muchos países la corriente feminista es muy viva. La mujer está reconocida en un plano de igualdad con el hombre y se reclama este derecho en todos los sectores de la sociedad y de la propia Iglesia. Es indudable que la mujer tiene preparación y capacidad para gobernar sin apoyos masculinos. Esto no quiere decir que se rechace al Superior General de la Congregación de la Misión, ni la colaboración intensa y fructífera que ha habido entre las dos Congregaciones desde los orígenes y, con acierto, por expreso deseo de Santa Luisa. En las nuevas Constituciones este criterio se expresa en el lenguaje inclusivo y en un desplazamiento de “los Poderes” de los hombres hacia las mujeres. Se acentúa el rol de animación y acompañamiento espiritual, el papel pastoral más jurídico del superior General, el Director General y Provincial. 4- CRITERIO: La identidad de la compañía. Se expresa mucho más claramente la identidad de la compañía dentro de la Iglesia, lo específico de su vocación, las virtudes, es servicio antes que los votos y la comunidad de vida fraterna. Todo ello con un lenguaje sencillo, libre de lo que es propio de los religiosos, e introduciendo textos de San Vicente y sobre todo de santa Luisa. 5- CRITERIO: La unidad en la diversidad: Los caminos recorridos por cada Provincia son diversos, por eso es necesario que las Constituciones, salvaguardando la unidad del Espíritu y la pureza del Carisma, tengan tal amplitud en su expresión que todas las Hijas de la Caridad, cualquiera sea su procedencia, encuentren en ellas la norma de su vida Se ha hecho un gran esfuerzo en esto y en la Asamblea se vio claramente al aprobarse los textos casi por consenso general. Así pues, aún teniendo unas muy buenas Constituciones, la revisión que se han hecho las ha mejorado; e incluso lo que no se ha cambiado es porque en realidad responde a uno de los cinco criterios anteriormente expuestos. Los nuevos desafíos que asume la compañía al iniciarse el siglo XXI son los que se perciben en la sociedad del mundo actual: la tolerancia, el sentido democrático, la igualdad hombre-mujer, la convivencia en paz, la justa distribución de los bienes de la tierra, la utilización de las nuevas tecnologías para el bien, la ecología,... Pero todos los cambios que se han hecho no han sido porque “son más modernos” sino porque conllevan una mayor fidelidad al Evangelio y al Proyecto de vida que hemos elegido. Después de varias redacciones, la Superiora General presentó el 2 de Febrero al Superior General, junto a la petición de renovación de los votos, la definitiva para firmarla y ser enviada a la Santa Sede. Ya está allí y sólo tenemos que esperar. Mientras se aprueban, se ha elaborado un documento Inter.-Asambleas, llamado “Líneas de Acción” con el que trabajar en las Provincias y Comunidades. La frase de la portada. “La pasión por Jesucristo nos impulsa a ir hacia los Pobres con audacia, compasión creatividad” es una explicación del sello de la compañía: si el corazón de la Hija de la Caridad experimenta el amor apasionado que Cristo le tiene, y ella lo tiene por Él, podrá ir hacia los Pobres con audacia, compasión y creatividad. Es recuperar la MÍSTICA del SERVICIO: por quién y por qué hacemos esto, no sólo qué hacemos y cómo. Infinidad de O.N.O.GS trabajan por los Pobres de forma eficaz y gratuita, muchas de ellas aconfesionales. Trabajamos durante dos días, reflexionamos, en grupo, hicimos preguntas, oramos. Para el mundo el camino de cristo es “una loca aventura” pero para los que han puesto su confianza en el Señor, seguir a Jesús es “una buena aventura” que nos hace felices. Él nos llamó para servirle en los pobres... “abre tus oídos para escuchar a Dios y a las Hermanas... abre tu boca para alabar a Dios y darle gracias”. El domingo tratamos los asuntos de andar por casa con Sor Mª Pilar Rendón, y Sor Ubaldina Pertejo nos informó sobre el Ejercicio Económico del año 2003. Hoy, un solo signo es capaz de identificar una marca en todo el mundo (Nike, Coca-cola, Lakoste...). La marca de las Hijas de la Caridad es “un estilo de vida sencillo y sobrio” Que cualquiera sea el lugar en el que vivamos, los que nos vean puedan identificarnos como personas entregadas a Dios, que viven esa entrega amando a los más Pobres, en cercanía de vida y de corazón con ellos. Sevilla, 15 de febrero 2004 Sor Mª Cristina Díaz Ojeda H.C.