Asamblea General Constituyente y Constitución de 1830 1. Ratificada la Convención Preliminar de Paz (4 de octubre de 1828) por los Gobiernos de las Provincias Unidas y Brasil, se realizaron las elecciones para designar a los Representantes que habrían de gobernar el territorio oriental y al mismo tiempo redactar la Constitución política del nuevo Estado cuya creación allí se disponía. El 22 de noviembre de 1828,integrada con 28 miembros, la Asamblea General Constituyente y legislativa del Estado se instaló en la villa de San José. Tuvo que enfrentar dos series de problemas diferentes: una, relativa a la organización y administración del nuevo Estado, con las urgencias que presentaba una realidad institucional en la que casi todo estaba por hacer; y otra, las rivalidades personales de los dos caudillos que buscaban obtener el predominio en la Asamblea para volcarla en su favor. Todavía no había partidos políticos, sino grupos de personas que seguían a Rivera (Santiago Vázquez) o Lavalleja (Miguel Barreiro, Lázaro Gadea). (…) 2- Obra constituyente: La Asamblea designó una Comisión especial para la redacción de la Constitución presidida por Jaime Zudáñez y con la Secretaría de José Ellauri (…); junto con Santiago Vázquez, fueron los hombres más versados en ciencias jurídicas de la Asamblea. El medio intelectual y profesional era muy limitado, varias personas rehusaron intervenir por sus “escasas luces”, casi no hubo cita de tratadistas o teóricos de derecho constitucional en los debates (dada la pobreza de las bibliotecas existentes), predominando entonces el criterio de la experiencia personal y de administración que tenían quienes habían actuado en el Cabildo, el gobierno artiguista, los gobiernos provisorios (1825-1828), y manejado sus propios negocios particulares (bufetes de abogado, registros de importación, barracas, comercio, estancias). 1 3- La Constitución se juró el 18 de julio de 1830 en medio de indescriptible júbilo popular. Una vez más, viejos cisplatinos, antiguos artiguistas y gentes de todas las posiciones políticas se abrazaban y confraternizaban con quienes hasta ayer habían sido sus rivales y en ese momento eran sus compatriotas. La Constitución era la alfombra mágica que llevaría al país a la paz, la justicia y la prosperidad. El texto aprobado por los constituyentes de 1830, compuesto por 19 artículos, creaba el Estado Oriental del Uruguay (así se le llamaba) definiéndolo como “la asociación política de todos los ciudadanos comprendidos en sus nueve departamentos”. Declaraba que “la soberanía reside en la nación” y que la religión católica sería la del Estado. Las autoridades serían elegidas democráticamente a traves del voto, pero estaban impedidos de ser ciudadanos los analfabetos, los soldados de línea, los sirvientes a sueldo, los peones jornaleros, y los deudores morosos del Estado. Tampoco votaban las mujeres. El Poder Legislativo estaba constituido por dos Cámaras, la de Senadores y la de Diputados. Los miembros de esta última Cámara serían escogidos por voto directo de la población, pero los senadores (que eran nueve, uno por departamento) debían ser escogidos por electores. El Poder Ejecutivo estaba ejercido por el presidente de la República que duraba cuatro años en sus funciones y no podía ser reelecto inmediatamente. Era elegido por votación de la Asamblea General (Cámaras de Diputados y Senadores reunidas). El Poder Judicial era independiente y estaba encabezado por la Alta Corte de Justicia. La autoridad en los departamentos estaría a cargo de un jefe político (especie de intendente y comisario a la vez, designado por el Poder Ejecutivo y que tenía la importante función de organizar las elecciones) y una junta económico-administrativa electa directamente. El texto constitucional establecía la libertad de vientres (no nacerían más esclavos en el país), la igualdad de los hombres ante la ley, la libertad de trabajo y la de pensamiento. Reformar la Constitución implicaba el pasaje de tres legislaturas: en la primera se declaraba el interés de proceder a la reforma. En la segunda, se proponían las reformas concretas a aprobar o rechazar; y en la tercera se aprobaban y ponían en vigencia las reformas. Esta cláusula dio a la Constitución de 1830 una larga vida, al menos teórica (1919), pero provocó muchos pronunciamientos militares por parte de los cuadillos que, de haber sido más fácil modificar el texto constitucional, hubieran tal vez optado por moverse dentro de la ley. 2 1 NAHUM, Benjamín, Manual de Historia del Uruguay, Tomo I: 1830-1903, Ed. De la banda Oriental, Montevideo, 2000, Págs. 48-49 2 MAIZTEGUI CASAS, Lincoln, Orientales, Una historia política del Uruguay, Tomo I, de los orígenes a 1865, Ed. Planeta, Montevideo, 2005, pág 220.