C La economía social y solidaria omunidad y Desarrollo presenta en este número un informe acerca de lo que se denomina economía social y solidaria. Hemos recurrido a diferentes enfoques sobre esta cuestión aunque el resultado final, somos conciente de ello, sea limitado, tanto por la vastedad del tema, por nuestro espacio reducido y porque el rico debate está en pleno desarrollo. Tanto el concepto de economía social como el impulso al desarrollo de las formas alternativas de producción y consumo que ello implica pueden considerarse desde diferentes concepciones. Por una parte, existe un enfoque integral que impulsa la transformación del sistema económico y social asumiendo una perspectiva que intenta influir en el conjunto social, lo que requeriría impregnar a la mayoría de las relaciones sociales y a las instituciones de carácter económico de valores solidarios. Por supuesto, ello incluye a la propia institución estatal y por lo tanto al sistema impositivo, a la política de ingresos, al régimen de propiedad, al sistema financiero. Como ejemplo de ello puede mencionarse el caso ecuatoriano en el cual la reforma constitucional introdujo una definición trascendental en ese aspecto al establecer en su artículo 283 que “el sistema económico es social y solidario y se integra por las formas de organización económica pública, privada, mixta, popular y solidaria”. Es decir, que el carácter social y solidario del sistema económico se define, en este país, desde el propio texto constitucional, en el marco de un proceso que se propone establecer un nuevo modelo de Estado y de desarrollo, donde las personas y la naturaleza son los sujetos centrales. En el mismo sentido, para José Luis Coraggio la economía social y solidaria está constituida por un sector de organizaciones y relaciones de la economía mixta cuyo objetivo es mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, familias y comunidades y restablecer los lazos sociales siguiendo el principio de solidaridad. Su base socioeconómica son las unidades domésticas y sus emprendimientos, y no responden a la lógica de las empresas de capital. Este autor recomienda que las políticas de fomento no sólo incluyan la parte asociativa sino que deben ampliarse con el objetivo de promover el asociacionismo y la participación en redes solidarias. Además, sostiene que los tamaños de los emprendimientos no son necesariamente pequeños: las cooperativas, mutuales y asociaciones con sentido económico puede ser muy grandes. La asociación y la cooperación llevan a la escala y pueden crear condiciones de trabajo que fomenten la productividad y la innovación. El enfoque desarrollado por Joaquín Escobar en su artículo suma al análisis su propia experiencia personal y como funcionario del Municipio de Avellaneda y reivindica a la economía social y solidaria como vía de cambio y transformación de la sociedad. Las prácticas que rescata demostrarían que se puede producir, administrar, comercializar y distribuir la riqueza en el marco de relaciones distintas a las de la empresa capitalista, dentro de un marco de cooperación y solidaridad, donde la propiedad cumpla con una función social. Los dos ejemplos que se detallan describen algunas de las características de esta forma de propiedad y gestión que merecen resaltarse: solidaridad, democracia interna, no distribución de las ganancias, reinversión del excedente, gestión administrativa y eficiente. En ambos casos se pudo recuperar mercado, capitalizarse y crecer. La visión de Patricio Narodowsky es más estricta y limitativa en torno a una definición de lo que él denomina economía popular, y la refiere a los procesos de producción fuera de la órbita del mercado de trabajo (sin patrón) y que no cumplen con la lógica de acumulación de capital y reparto. Excluye de ella a las cooperativas que presentan procesos de marcada acumulación y recapitalización. A partir de esta definición una de sus reflexiones se refiere a la relación entre política social, protección y competitividad y advierte sobre el riesgo que ciertos impulsos a este tipo de procesos puedan desembocar en situaciones de autoexplotación. También es importante puntualizar la relación entre este tipo de experiencias, el Estado y las políticas gubernamentales. La existencia, sobrevivencia y expansión de estos procesos de organización del trabajo y de propiedad dependen fuertemente de las acciones del Estado. Dentro de esto estamos incluyendo las propias políticas de fomento, los instrumentos de financiamiento y las normativas de carácter institucional. Cabe destacar acá del trabajo de Narodowsky su puntualización acerca de la valoración de estos sectores de la política gubernamental, que deviene no del fomento y apoyo a estas experiencias sino de su resultado en cuanto aumento de la demanda vinculada al mercado interno. Una insuficiencia que queremos remarcar es la ausencia de un marco legal que les dé mayor institucionalidad a la economía social y solidaria y que desde allí posibilite una mayor visibilidad, el diseño de una política específica para el sector, que incluya entre otras cosas, medidas de fomento, capacitación, asesoramiento y financiamiento. Como puede deducirse el tema es abarcativo y seguramente los artículos que siguen no darán cuenta del conjunto de esta problemática. En tal sentido, quienes hacemos Comunidad y Desarrollo nos comprometemos a profundizarla en próximos números, en la seguridad de que una política de transformación social debe incluir necesariamente nuevas formas de organización del trabajo, de propiedad y de distribución del excedente económico. La economía social y solidaria, entonces, puede llegar a cumplir un rol destacado en ese procesom Américo García EspEcial Economía social y solidaria 1 Especial Economía Social y Solidaria Mayo 2014 Equipo Consejo Editorial Eduardo Sigal Secretario de Redacción Germán Celesia gcelesia@fapc.org.ar Diseño Gráfico Jorge Figueroa jrifigue@yahoo.es Impresión Agencia Periodística Cid Avenida de Mayo 666 CABA Comunidad & Desarrollo es propiedad de la Fundación Acción Para la Comunidad (FAPC), con sede en Avenida de Mayo 1480 2º derecha CP 1085ABR CABA Parte del Contenido de esta revista y las actividades de la FAPC son publicados en su sitio web: http://www.fapc.org.ar Registro de Propiedad Intelectual Nº 5.110.404 Ley Nº 11.723. Los artículos firmados reflejan la opinión de sus autores y no necesariamente las de los editores. Queda permitida la reproducción total o parcial de los artículos haciendo mención explícita del autor y la revista. Los autores de las publicaciones impresas deberán enviar con posterioridad a su edición un ejemplar para el archivo de la FAPC Consejo Directivo FAPC Presidente Eduardo Sigal esigal@fapc.org.ar Vicepresidente Américo García agarcia@fapc.org.ar Secretario General Adolfo San Martín asanmartin@fapc.org.ar Tesorero Jorge Marolla Jorge_marolla26@hotmail.com Filial La Rioja Rosa de Santiago650 Bº 25 de Mayo norte Ciudad de La Rioja Comisiones de Trabajo Salud salud@fapc.org.ar Seguridad seguridad@fapc.org.ar Usuarios y Consumidores usuarios@fapc.org.ar Educación educacion@fapc.org.ar Organismos de Control orgdecontrol@fapc.org.ar Inmigración inmigracion@fapc.org.ar Planeamiento Urbano planeaurbano@fapc.org.ar Integración Regional integraregional@fapc.org.ar 2 EspEcial Economía social y solidaria Definiciones, valores y principios 1.- Un intento de definición Se entiende como economía social y solidaria a la forma de organización económica, donde sus integrantes, individual o colectivamente, desarrollan procesos de producción, intercambio, financiamiento, consumo y comercialización de bienes y servicios, con el fin de satisfacer necesidades y generar ingresos, constituyendo relaciones de solidaridad, cooperación y reciprocidad, y privilegiando al trabajo y al ser humano como sujeto por sobre el lucro y la acumulación de capital. 2.- Valores y principios Está basada en valores humanos y principios de solidaridad, que propugnan el reconocimiento de la otra persona como fundamento de la acción humana y eje de la renovación de la política, la economía y la sociedad. Propicia la desmercantilización del trabajo, la naturaleza, el dinero (moneda social) y el conocimiento. Respeta las costumbres y la idiosincrasia de quienes intervienen en las distintas instancias del proceso de producción y comercialización. 3.- Visión del desarrollo El desarrollo consiste en ampliar y efectivizar la capacidad de la sociedad para construir e institucionalizar una economía que incluya a todos, una economía solidaria que dé respuesta material a los deseos legitimados de todos sus ciudadanos. En la teoría y en la práctica esta concepción alternativa de economía posee un fuerte componente social que la sustenta, ya que la finalidad única no es solo la de producir y distribuir bienes y servicios sino también generar otras relaciones sociales y con ellas otros modos de reproducción social. 4.- Relación con el capital Las empresas de la economía social y solidaria no persiguen fines de lucro. El capital no se concibe como un fin para la maximización del beneficio, sino como un medio al servicio de la satisfacción de las necesidades de la sociedad. La gestión democrática y participativa implica que las decisiones se toman en forma colectiva, esto determina que cada asociado dispone de un voto independientemente del aporte social que haya efectuado. Los excedentes son aplicados para el crecimiento de la actividad, la mejora de los servicios a sus miembros y el interés general. 5.-Prácticas y formas de organización Sus prácticas fundamentales consisten en activar las capacidades de autoorganización y cooperación de los trabajadores para resolver sus propias necesidades y las de todos. Para ello existen múltiples formas de inserción en la economía que van desde la producción para el auto consumo, para el comercio (sea en canales de intercambio alternativos o en el propio mercado) o para el tejido de lazos sociales fraternales, como participantes de un sistema de redistribución justo 7.- Necesidad de apoyo y fomento institucional que da acceso a recursos productivos y medios de vida, cuidando el orden de la naturaleza. Existen diversas formas de organización: emprendimientos familiares, asociativos, comunitarios, cooperativos, mutualistas, de comercialización, autoabastecimiento, de efectivización de derechos, monedas sociales, finanzas solidarias, unidades domésticas, empresas recuperadas por los trabajadores, autogestión y cogestión obrera, clubes de trueque, ferias de productos y toda acción colectiva que procure transformar la economía según las definiciones mencionadas anteriormente. 6.- Su incidencia en la economía Argentina La economía social y solidaria genera más de un millón de puestos de trabajo. 600.000 de manera directa e indirecta con las cooperativas y mutuales tradicionales y 450.000 con emprendedores sociales. Contribuye al crecimiento de la economía, produciendo hoy entre el 7% y el 10% del PIB. Su extensión territorial abarca tanto a las zonas agrícolas, en donde el 22% de lo producido está en manos de cooperativas agropecuarias, como en las zonas urbanas donde estas organizaciones ejecutan obra pública. Si se suman las empresas que se originan con la figura asociativa, existen hoy más de 16.000 empresas colectivas. Las reformas estructurales implementadas en la Argentina desde mediados de la década del setenta y profundizadas en los años noventa en el contexto del llamado “Consenso de Washington”, consolidaron un modo de acumulación rentístico financiero que destruyó la producción nacional eliminando millones de puestos de trabajo. El desmantelamiento del aparato productivo, la desregulación del mercado de trabajo a partir de la flexibilización y precarización laboral y la descentralización y privatización de las políticas sociales, condujeron a la crisis económica, política y social más profunda de la historia Argentina en el año 2001-2002. La profundidad de la problemática social, 54% de pobreza, 24% de indigencia y 20% de desocupación, excedió las capacidades de cualquier intervención del Estado ya sea de forma asistencial o de apuntalamiento de los sectores productivos. En este sentido, diversas franjas de la población comenzaron a auto organizarse para resolver sus necesidades materiales. Surgieron por lo tanto emprendimientos autónomos, dada la supervivencia de habilidades productivas en segmentos importantes de la población, impulsados desde la economía popular (sectores más vulnerables), lo cual generó actividades económicas que terminaron siendo auto sustentables en el tiempo. El conjunto de políticas públicas implementadas a partir del año 2003 ha permitido ampliar el horizonte de derechos de los sujetos de la economía social y solidaria. Estas han contribuido al mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores más vulnerables y al fortalecimiento del tejido social a partir de constituir al trabajo como el gran organizador social. En este sentido es fundamental brindar un marco institucional integral que consolide las políticas públicas destinadas al sector y que a su vez fortalezca y promueva a las organizaciones de la economía social surgidas del seno de la sociedadm EspEcial Economía social y solidaria 3 Economía Social y Solidaria Una Nueva Sociedad Crece Desde el Pie Joaquín Escobar* E l capitalismo globalizado –es decir- el capitalismo en su máxima expresión de desarrollo, en las sociedades contemporáneas, incrementó y concentró la producción y la riqueza, el comercio internacional, las comunicaciones, la fluidez de las relaciones internacionales de carácter multilateral, a niveles récord. Sin embargo, ha producido, también, desempleo, exclusión, pobreza, desigualdad. Más de 4 mil millones de seres humanos conforman esa realidad y las migraciones masivas en busca de trabajo, alimentos y/o mejores condiciones de vida, constituyen –tal vez- uno de los ejes centrales de la crisis global en curso. Hoy, más de doscientos millones de seres humanos viven fuera de sus países de origen, y otros tantos se sumarán en los próximos veinticinco años en la búsqueda de trabajo, alimentos y mejores condiciones de vida, según estimaciones al respecto, de continuar este proceso que pareciera ser de carácter irreversible. Economía Social y Solidaria que en ese proceso y bajo distintas formas, según las coyunturas y la profundidad de la crisis, en realidad se ha consolidado a pesar de los golpes recibidos, de la hostilidad de la economía formal y de la cultura dominante. Es que “el trabajador trata entonces de salirse de la esfera de la competencia y del individualismo. El principio asociativo y solidario deviene esencial para la clase trabajadora; tal principio determina el cambio de la mentalidad y de las costumbres de los obreros y de los campesinos. Y en ese momento surgen instituciones y organismos que encarnan dicho principio y sobre tal base se inicia el proceso del desarrollo histórico, que conduce a (socialización) de los medios de producción y de cambio.” (Unidad I: página 21, Seminario “Teoría y Práctica en el pensamiento de Antonio Gramsci; su pertinencia para el análisis de la realidad latinoamericana” primer cuatrimestre 2013) Facultad de Ciencias sociales de la UBA. En ese contexto, en la República Argentina , transcurre –desde hace un largo período- una práctica social significativa, en particular, a partir de la crisis de los años treinta a la fecha y como respuesta al desempleo, en que los trabajadores crearon una extendida red de cooperativas de trabajo de producción y de servicios y mutuales en la ciudad y en el campo; cooperativas de crédito y hacia fines de la década del 90 adquirieron nuevas fisonomías, tales como cooperativas de trabajo resultantes –esta vez- de expropiaciones hechas por ley en base a situaciones de emergencia donde la falta de trabajo llegó a extremos en que no había otra alternativa que quedarse en las fábricas y sus propietarios optaban por abandonarlas, concursadas y/o quebradas. Además, se sumaron a esa red, miles de micro-emprendimientos productivos de carácter social en los barrios populares donde se concentra la exclusión y la pobreza, como también, microempresas que bajo la figura de “monotributistas” y del trabajo autogestionado demostraron que pueden producir, administrar, comercializar y distribuir la riqueza producida por sus propias manos y en el marco de unas relaciones distintas a la empresa capitalista propiamente dicha y que se constituyen desde el trabajo, la cooperación y la solidaridad; donde la propiedad cumple una función social y la distribución de la riqueza es equitativa; la práctica democrática de las asambleas son centrales en la toma de decisiones. Procesos similares se dan en Brasil, Bolivia, Uruguay y Venezuela aunque de menor envergadura, lo cual permite afirmar que podrían proyectarse a escala global, como una respuesta creativa, a la falta de trabajo y frente a la crisis del gran capital que no puede solucionar el empleo del conjunto de la población económicamente activa, dado su infinito afán de lucro. En su conjunto, han constituido objetivamente una 4 Especial economía social y solidaria ¿Podrán desarrollarse esas experiencias como una alternativa hacia una nueva sociedad, basada en el trabajo, la solidaridad, la cooperación y la práctica democrática en la toma de decisiones, distinta a la sociedad actual –de consumo- cimentada en la propiedad privada de los medios de producción, el individualismo y el infinito espíritu de afán de lucro? En nuestro país se ha configurando muchos elementos que podrían proyectarse en alternativas reales a condición de que se respeten los tiempos que el mismo proceso está mostrando. “Han resurgido en la Argentina la iniciativa y la creatividad de una ciudadanía capaz de auto-convocarse de reactivar y organizar autónomamente sus capacidades de trabajo y medios de producción desechados, resolviendo eficientemente necesidades legítimas que el mercado actual no considera atendibles.Esas iniciativas y otros mercados se potenciarán en el seno de un sistema reflexivo de Economía Social. (…) “Se trata, entonces, de una opción estructural que implica un cambio cualitativo de la economía, que beneficiará al conjunto de la sociedad argentina generando más democracia, así como recursos que favorecerán la competitividad del sector empresarial y la viabilidad económica del Estado.” (Coraggio, 2003: 187). Por lo antedicho, si esto podría ser beneficioso para el conjunto de la sociedad, en tanto y en cuanto, es una respuesta creativa al problema que la crisis del capitalismo globalizado nos plantea y que a la vista, prácticamente no tiene solución, más que la exclusión y la pobreza, es procedente promover un debate en el seno de la sociedad misma, que debería asumir como propia una práctica que ha surgido como creación, en una parte de su senom * Director General de Economía Social y Solidaria del Municipio de Avellaneda. A Textil Cooptem Ltda modo de ilustración y como parte de una experiencia realizada directamente con 11 empresas recuperadas en el Municipio de Avellaneda Provincia de Buenos Aires se presenta el caso de la Cooperativa de Trabajo Cooptem Ltda en la que, el proceso se ha completado al ejecutarse la expropiación de las maquinarias y el edificio de la planta fabril y en la actualidad, son dueños de los medios de producción y trabajan exitosamente en el rubro templado de vidrios. Son doce socios y 22 trabajadores en total. La lucha emprendida había sido rodeada de la más amplia solidaridad de la comunidad avellanedense de sus entidades sociales, políticas, culturales e institucionales como el Concejo Deliberante y la Municipalidad de Avellaneda. Como tantas, en aquel período, la firma Templaría S.A. desde principios del año 1999, había entrado en un agudo proceso de deterioro que culminara a mediados del año 2000, con el abandono de la fábrica por parte de sus titulares, quedando ésta sin materia prima para poder seguir trabajando y con todos los servicios (agua, luz, gas, teléfonos, cortados). En estas circunstancias, los trabajadores ocuparon pacíficamente la fábrica como custodios del patrimonio (dejando constancia en las actuaciones judiciales) e iniciaron diversas gestiones a fin de mantener la fuente de trabajo. En el mes de agosto de 2000 se organizan para la formación de una Cooperativa de Trabajo bajo el nombre de Cooptem Ltda, la cual obtuvo su Matrícula Provincial en el Instituto de Acción Cooperativa (IPAC) y posteriormente en el INAES. Comienza a funcionar el 17 de octubre de 2000 y recupera clientes que pertenecían a Templaria S.A. y proveedores que, a pesar de la situación mantuvieron la provisión de sus productos debido al cumplimiento demostrado por la acción cooperativa. (Resolución 840 y Ordenanza 15996 del Concejo Deliberante de Avellaneda, año 2001). Esta Cooperativa si bien es chica en socios, tiene una importante planta, ubicada en Oyuela 871 de la localidad de Villa Domínico Avellaneda, Provincia de Buenos Aires y se caracterizan por una administración eficiente y eficaz y a disposición de los socios y a quienes quieran observar. Cuentan con una asesora letrada y un contador público nacional para el ordenamiento administrativo y legal. En cuanto a la acumulación y distribución: tienen buenos retornos mensuales y una parte importante del excedente lo reinvierten en Capital de Trabajo. Un dato no menor es que al regularizarse y completarse el ciclo expropiatorio se verificó un aumento de la credibilidad del mercado, no sólo de los clientes sino de los proveedores y por lo tanto redundó en mayor trabajo y continuidad de las acciones. Las relaciones son de trabajo, cooperación, solidaridad y una actitud abierta hacia la comunidad, como se ven, completamente distintas a la relación anterior. Naviera Sur Petrolera S.A realizadas, me llevaron a contactar Lasconinvestigaciones la práctica de los trabajadores de la Ex Flota de Transporte de hidrocarburos de YPF, desde 1996 y de la cual poco se conoce, siendo esta, una experiencia socialmente valiosa y por sus contenidos, inserta en el tema que nos ocupa, como respuesta creativa y autogestiva en la solución al problema del empleo. El Sindicato de la Flota Petrolera e Hidrocarburífera, situado en Ensenada Provincia de Buenos Aires, se había caracterizado por su combatividad y conducido por su Secretario General Eduardo Virasoro, tuvo la capacidad política para tomar decisiones, articular alianzas sólidas y construirlas desde la base misma, en uno de los momentos más difíciles para los trabajadores - año 1992 cuando se había dispuesto la privatización de la empresa nacional YPF, como parte de las políticas neoliberales implementadas por el Poder Ejecutivo Nacional de ese entonces. Aquí, no se trata -como en otros casos- de un Sindicalismo empresario, se trata de una actitud basada en sólidos principios sociales, nacionales y en la idea de ser artífices de su propio destino. Se había dispuesto la privatización y entre otras medidas, la venta de activos no deseables, entre los que encontraban incluidos 16 buques tanque que constituían su flota petrolera. “El Sindicato Flota Petrolera del Estado, representaba al personal subalterno de Marinería y Maestranza que navegaba en calidad de agentes de la entonces, YPF Sociedad del Estado. Planteada la problemática y luego de un profundo análisis y ante lo inevitable de la venta de la fuente de trabajo, en una rápida y clara adecuación de los intereses de sus representados, se propuso y obtuvo lo que llamaron armonización de intereses” que pasamos a detallar, según lo revela Naviera Sur Petrolera en su libro editado en el año 2010. No se distribuyen dividendos y los salarios son de acuerdo al convenio. Hace 20 años habían arrancado con 5 artefactos navales y hoy tienen 35. Es todo un ejemplo de un nuevo modelo de gestión empresarial conducido por los trabajadores. EspEcial Economía social y solidaria 5 La economía popular y el necesario apoyo del Estado Por Patricio Narodowski* El autor sostiene que sólo el apoyo del Estado puede evitar que los emprendimientos de la economía social surgidos en los últimos años persistan a partir de la “autoexplotación” de sus integrantes. Las rentas extraordinarias de sectores económicos pujantes podrían proveer recursos para esta iniciativa E n mi trabajo1 tomamos a los sectores de la economía popular (integrantes de la economía social) como colectivos de baja productividad y escasos niveles de ingresos. No estoy hablando de todos los colectivos, ni de todas las cooperativas, sino que lo estoy limitando a este segmento en particular. Acá hay 3 cuestiones que a mí me generan la mayor cantidad de reflexiones: primero la contradicción entre los aumentos de productividad y el apoyo a los sectores vulnerables. Muchas veces el aumento de productividad está generado por disminuciones relativas del salario, aumento relativo de la plusvalía o una incorporación de tecnología que es contradictoria con el objetivo del aumento del empleo; ese es un gran tema de esta discusión. 6 Especial economía social y solidaria Este es un gran dilema de la política social que va de la mano con la dificultad de los pobres para ser competitivos; es decir, lo que ronda este trabajo es toda la discusión entre política social, protección y competitividad, que es típica del neoinstitucionalismo2 de los últimos 20 años. ¿Cómo le pedimos a los sectores vulnerables que sean competitivos? Hay un peligro de la neotaylorizacion3 voluntaria; es decir, que nos organicemos en colectivos, que banquemos el autoempleo, que el autoempleo genere auto explotación y que finalmente en realidad en vez de hacer desarrollo local o cambio estructural, estemos legitimando la auto-explotación. El segundo dilema tiene que ver con las identidades que se generan en los colectivos, que se tratan de construir para resolver este tipo de problemática. Fundamentalmente, lo que está en juego es cuándo la identidad es sindical, cuándo la identidad viene de las cooperativas más tradicionales o cuándo tienen más que ver con la identidad política vinculada a un proyecto político; y finalmente con la identidad que tiene que ver con los barrios, que es otro tipo de realidad. Y la otra cuestión que surge a todo esto es la cuestión con la relación con el Estado, obviamente que toca y pasa transversalmente a los otros dilemas. Este trabajo no se relaciona con el sector más competitivo de la economía, ni con la primera ni con la segunda velocidad4 aunque hay un montón de trabajos míos donde sí toco esos sectores. No estoy diciendo que la economía popular es todo dentro del modelo de desarrollo social nacional, sino que me estoy ocupando especialmente de este segmento. Sobre la definición de economía popular hay un montón de discusiones. Yo voy a definirla como el conjunto de proceso de producción fuera de la órbita del mercado de trabajo, o sea sin patrón y siempre que no se cumplan la lógica de acumulación de capital y reparto. Estamos hablando de colectivos con estas características. Excluyo entonces a todo proceso económico de producción e intercambio o financiamiento con patrón y con un proceso de acumulación distinto al del caso anterior. Se excluye además al sector público. En este sentido, en la definición estricta de economía popular yo no considero a las cooperativas a las que le va bien (por decirlo de alguna manera) o sea aquellas que logran procesos de acumulación que les permite generar un reparto escondido o un proceso de aumento de la escala gracias al proceso de acumulación y de recapitalización. Lo que surge del trabajo de campo es que estamos hablando de individuos que actúan por su cuenta o mediante unidades de trabajo que con una afinidad generalmente familiar, barrial o sindical, que tienen cierta estabilidad y que se distribuyen las tareas de acuerdo al tipo de proyecto; escaso capital; graves problemas de acceso a los recursos naturales incluso en la tierra y al agua en medios rurales; problemas con los servicios públicos en el habitad, porque también coincide el habitad donde viven y donde trabajan; baja capacidad organizativa en el sentido de lo que la eficiencia capitalista exigiría; graves problemas para la compra de insumos y para la colocación de los productos finales. Es peor el problema de la compra de insumos. Para competir ahorran fundamentalmente en salario y en gastos generales; es decir, cuando uno compara el modelo de trabajo, ahorran su propio salario, es decir, se auto explotan, y después hay unos gastos organizativos, generales que en cualquier unidad productiva existirían y estas unidades se lo ahorrarían y todo se resuelve con autoempleo y auto-explotación. Uno de los hallazgos más importantes de este trabajo es que salvo las cooperativas más tradicionales y algunas fábricas recuperadas ganan muy poco en promedio, el promedio daba para el 2012-2013 es de $ 2000 de ingreso por persona. Bajo capital, baja tecnología, bajos ingresos, problemas organizativos. Hay una correlación bastante clara lo cual me persuade en el sentido que es muy difícil pedirle competitividad. Esto tiene que ver con el debate de políticas sociales naturalmente. Una característica interesante es que las mas organizadas, las que tienen mayor nivel de capital, las que tienen ingresos promedios superiores, tienen fundamentos institucionalistas, están unidas por nexos normativos. Son casos muy bien organizados. En Fecootra hay otros muy importantes pero que los une la normativa, no los unen otros valores y otras relaciones que no sea lo normado. Es un tema bastante conflictivo para la discusión de sobre la autonomía, la no jerarquía, la horizontalidad, pero es algo sobre lo que hay que seguir trabajando. Nosotros encontramos que valoran el modelo de desarrollo nacional, no porque aprovecharon instrumentos de política pública sino porque los ayudó el aumento de la demanda y el modelo vinculado al Especial economía social y solidaria 7 mercado interno. Eso es muy interesante, porque encontramos muy poca gente que dice a mí me ayudo fulano, yo recibí tal instrumento, pero todo el mundo encantado con el hecho que pudo vender lo que produce o sea que valora el modelo como tal y no tanto las políticas focalizadas al sector. Las identidades más fuertes han sido las de las cooperativas tradicionales, las sindicales - que son las fábricas recuperadas - y aparece un número bastante grande de identidades políticas de colectivos que negocian con el estado y que forman parte del proyecto nacional. Y el último punto, que a mí me parece el más importante, es el fracaso de las experiencias que tienen mayor dinamismo a través del mercado. Hay todo un grupo de colectivos vinculados a las políticas sociales del año 2004-2005 que se jugaron a un grado de autonomía y profesionalización casi como pensando que recibir protección del Estado era algo negativo con la estética institucionalista típica de los 90, y la verdad es que esos proyectos por el bajo nivel de capital son muy complicados o viran hacia a buscar un apoyo político, habida cuenta de que dando vueltas solos con esas ideas de lo profesional les cuesta mucho poner fundamentalmente por lo inicial, por el escaso nivel de capital. Reitero que se diferencian las cooperativas tradicionales y las cooperativas recuperadas que lograron un cierto nivel de capitalización, y por el contrario los proyectos que asumen la condición propia de la economía popular y negocian con el Estado formas de interacción fuerte han logrado una estabilidad mayor; es decir, como definiendo 4 tipos de colectivos: las fabricas recuperadas, las cooperativas tradicionales, los colectivos profesionalizados (como yo los llamo) y los colectivos vinculados a la economía popular propiamente dicha, estimulados por el modelo de desarrollo nacional en los barrios. Hay 2 puntas: las punta de los colectivos con mayor nivel de capital que yo no los incluyo en la economía popular, que son las cooperativas y las recuperadas con alto nivel de capital y con capacidades organizativas distintas, por el otro lado las profesionalizadas casi fracasadas y el segmento de los barrios vinculados con formas de negociación con el Estado y con una identidad más política que ahí yo encuentro un núcleo que es para trabajar, para apoyar, para proteger que han logrado un cierto nivel de estabilidad. Bueno, obviamente la conclusión general es que sin la intervención activa del Estado y las organizaciones populares la economía popular (como yo la definí) tiende a consolidar un proceso creciente de flexibilización. Acá hay 2 conclusiones generales importantes: la primera es que hay que lograr un nivel mayor de complejizacion en la economía, pero eso tiene un impacto en la economía popular sólo si los sectores de la economía popular pueden formar parte de ese proceso; es decir que si tenemos complejizacion en todo el aparato productivo y económico en general y no tenemos una mejora en el nivel de vida de la economía popular, el modelo se vuelve en contra. La diferencia para mi esta en las rentas. Después de mucho pensar, uno llega a la conclusión que el problema son las rentas; es decir que lo que sucede en Argentina tiene bastante que ver con existencia de rentas de todo tipo, desde la renta de los recursos naturales, pasando por la renta financiera, por las rentas de intermediación y después hay una serie de rentas que tiene que ver con acuerdo de contratos entre el sector público y sectores concentrados de la economía. Bueno obviamente es una construcción política, tiene que ver con la construcción del mercado, con la construcción de regulaciones y eso tiene que ver con construir un modelo de economía diferente al que tenemos hoy en Argentina. Yo creo que se ha avanzado mucho en esto pero los problemas principales de la estructura económica nacional no han sido resueltos durante estos años. Casualmente los problemas de la estructura económica de la Argentina están vinculado a esas rentas que al mismo tiempo podrían generar un espacio de no mercado más importante para la economía popularm *Doctor en Economía. Síntesis de su exposición en la Casa de las Cooperativas de Fecootra, el 7 de abril de 2014 (1) Se refiere al estudio publicado en el número 279 de Realidad Económica http://www.iade.org.ar/modules/galerias/photo.php?lid=334 (2) El institucionalismo es una corriente de pensamiento que sostiene que la producción de las políticas públicas está determinada por el diseño y calidad de sus instituciones. El neoinstitucionalismo se deriva de ese principio (3) El taylorismo es un sistema de organización racional del trabajo basado en la aplicación de métodos mecanicista a la producción industrial. El objetivo es maximizar la eficiencia de la mano de obra (es decir, la plusvalía), y la de máquinas y herramientas, mediante la división sistemática de las tareas y la organización racional del trabajo (4) La primera velocidad: las industrias extractivas y/o con un alto componente tecnológico, así como los segmentos de servicios complejos y bancos. Principalmente orientadas a la exportación o a los segmentos de alto poder adquisitivo, son capital intensivas y tienen alta productividad La segunda velocidad está determinada por la industria y los servicios tradicionales, orientados al mercado interno, sobre todo si este está protegido; con aplicación de tecnología intermedia y productividad medio-baja. 8 Especial economía social y solidaria