Argentina, un país en disputa E n los últimos decenios, tanto el mercado global como el argentino se han ido concentrando en grandes grupos económicos que tienen intereses muchas veces en tensión con los propios gobiernos. En lo particular, hay una disputa para ver si Argentina sanea su relación con el mundo económico internacional de manera más o menos conveniente para los actores económicos más poderosos. El acuerdo de Argentina con los gobiernos que forman parte del Club de París, la indemnización a Repsol por la estatización de YPF y el pago a las empresas de servicios públicos con sentencias del Ciadi, indican una decisión del gobierno de culminar un proceso de normalización financiera iniciado con el cambio de papeles de deuda de 2005 y 2010. Los canjes fueron realizados en condiciones muy favorables para los intereses nacionales: quita de capital, reducción de intereses y extensión de los pagos. Se logró ese resultado a partir de la enorme magnitud de la crisis previa, por mérito de los negociadores y del gobierno y gracias al hecho de haber cancelado la deuda con el FMI, condicionante de la política doméstica en los 50 años anteriores. Los últimos acuerdos, en tanto, fueron más equilibrados en cuanto a la preservación de los intereses en pugna, pero el país debió enfrentar fallos desfavorables en el caso del Tribunal del Banco Mundial, y tuvo que negociar nada menos que con Japón, Estados Unidos y los principales países de Europa en el otro. En el caso de los “fondos buitre”, la normalización de una pequeña parte de la deuda pública en situación irregular enfrenta a nuestro país con un conglomerado de intereses que incluye a gran parte de la Justicia y el Congreso estadounidense, donde los financistas tienen fluidos contactos, entre otros motivos por estar entre los principales aportantes de sus campañas. Se trata esa de una comunidad de intereses que incluye además a sectores políticos opositores y grupos y entidades empresarias de nuestro país. ¿Porqué hay argentinos entre los que presionan para que el gobierno renegocie con los fondos buitres de manera inconveniente, comprometiendo incluso la deuda que se está pagando? En buena medida es debido a las perspectivas que se abren para nuestro país. Por sus potencialidades agrícola-ganaderas y extractivas, sumadas al relativamente bajo endeudamiento, un incipiente desarrollo científico-tecnológico y otros atributos que el economista Aldo Ferrer incluye en su concepto de “densidad nacional”, la Argentina tiene casi todas las condiciones necesarias para transformarse en una economía de importancia a escala global. Pero la manera en que se inserte en el mundo en los próximos años será decisiva para afirmar ese destino. Y los grupos concentrados de Argentina y del mundo no miran de costado esa posibilidad. Regularizar o no la relación con los inversores, generar a partir de esa renegociación situaciones de autonomía o dependencia del sector financiero y los sistemas productivos de otros países o de empresas transnacionales, son todas cuestiones que están en el debate en estos días. Tenemos que hacer un esfuerzo por normalizar la situación con nuestros acreedores, pero no podemos prestarnos a chantajes que pongan en riesgo esas perspectivas extraordinarias que los argentinos tenemos para los próximos años. Eduardo Sigal Presidente de la FAPC EspEcial la naturalEza dE los buitrEs 1 Especial La naturaleza de los buitres / Agosto 2014 Equipo Consejo Editorial Eduardo Sigal Secretario de Redacción Germán Celesia gcelesia@fapc.org.ar Diseño Gráfico Jorge Figueroa jrifigue@yahoo.es Impresión Agencia Periodística Cid Avenida de Mayo 666 CABA Comunidad & Desarrollo es propiedad de la Fundación Acción Para la Comunidad (FAPC), con sede en Avenida de Mayo 1480 2º derecha CP 1085ABR CABA tel.4383-2045 Parte del Contenido de esta revista y las actividades de la FAPC son publicados en su sitio web: http://www.fapc.org.ar Registro de Propiedad Intelectual Nº 5.110.404 Ley Nº 11.723. Los artículos firmados reflejan la opinión de sus autores y no necesariamente las de los editores. Queda permitida la reproducción total o parcial de los artículos haciendo mención explícita del autor y la revista. Los autores de las publicaciones impresas deberán enviar con posterioridad a su edición un ejemplar para el archivo de la FAPC Consejo Directivo FAPC Presidente Eduardo Sigal esigal@fapc.org.ar Vicepresidente Américo García agarcia@fapc.org.ar Secretario General Adolfo San Martín asanmartin@fapc.org.ar Tesorero Jorge Marolla Jorge_marolla26@hotmail.com Filial La Rioja Rosa de Santiago650 Bº 25 de Mayo norte Ciudad de La Rioja Comisiones de Trabajo Salud salud@fapc.org.ar Seguridad seguridad@fapc.org.ar Usuarios y Consumidores usuarios@fapc.org.ar Educación educacion@fapc.org.ar Organismos de Control orgdecontrol@fapc.org.ar Inmigración inmigracion@fapc.org.ar Planeamiento Urbano planeaurbano@fapc.org.ar Integración Regional integraregional@fapc.org.ar 2 EspEcial la naturalEza dE los buitrEs La naturaleza de los buitres No son simples tenedores de deuda, sino especuladores dispuestos a sacrificar el futuro de los países con tal de lograr ganancias especulativas A lgunos actores económicos confunden, deliberadamente, a los fondos especulativos con los demás tenedores de deuda, pero tienen una naturaleza diferente. Los denominados “holdouts” en la jerga financiera globalizada, son propietarios de bonos argentinos que no ingresaron a los canjes de 2005 y 2010 dispuestos por el gobierno argentino para regularizar la deuda en cesación de pagos desde 2001. No obstante, no debe confundirse a esos inversores individuales o colectivos con los “fondos buitres”, que son inversores de alto riesgo que compran deliberadamente títulos de deuda de economías débiles o a punto de colapsar a precios muy bajos para luego reclamar por la vía judicial el valor total de esos bonos más los intereses devengados. Los fondos buitre compran títulos públicos con una alta tasa de interés aún sabiendo las pocas chances que tienen de recuperar lo invertido, ya que no apuestan al juego del mercado, sino que la rentabilidad la obtienen recurriendo a tribunales que les aseguran la desaparición de ese riesgo. Esto es posible gracias a un sistema poco regulado y a un poder judicial y político que legitima estas conductas1 La metáfora del buitre, se refiere a que su estrategia, cuando se trata de deudas soberanas, se basa en esperar a que la economía de algún país entre en crisis y no pueda afrontar sus deudas para, en ese momento, lanzarse en picada a atacar a su presa moribunda adquiriendo bonos públicos devaluados a bajísimo valor y luego, con demandas judiciales y mediante distintos métodos de presión, que van desde embargos, operaciones de lobby y campañas de prensa desprestigiando a los Estados deudores, fuerzan a los gobiernos a pagarles el valor total de los instrumentos adquiridos más los intereses devengados. Estos agentes económicos, lejos de ser algo marginal, ocupan una cuota importante de los mercados financieros globales y representan un grave perjuicio para los Estados endeudados. Los propietarios de estos fondos de inversión, muchas veces, son difíciles de identificar. En general, se encuentran domiciliados en paraísos fiscales y van adoptando la nacionalidad y la forma legal que les sea más conveniente a los fines de sus negocios. A menudo, se establecen con el único objetivo de perseguir una deuda y luego se desarman. Por otro lado, si bien se puede enumerar una larga lista, muchas veces pertenecen a los mismos accionistas y solo varía levemente la composición. Entre los principales se destacan NML Capital, de Paul Singer y EM Ltd. de Kenneth Dart. Singer, es fundador y director del fondo de inversión Elliott Management que controla a NML Capital, el buitre financiero que más acciones legales inició contra Argentina. Además, demandó a Panamá, Ecuador, Perú, la República Democrática del Congo, Polonia, Costa de Marfil y Vietnam. Es el principal financista del Partido Republicano de los Estados Unidos, por sólo citar algún ejemplo, fue el mayor aportarte de las compañas presidenciales de George W. Bush y MittRommey. Kenneth Dart, no se queda atrás. Es dueño de Dart Management, desde donde controla el fondo EM Ltd. En Argentina su nombre cobró relevancia cuando en el 2010 logró que el juez federal de Nueva York, Thomas Griessa, fallara a su favor y habilitara un embargo de USD 105 millones de las cuentas que posee el Banco Central de la República Argentina (BCRA) en la Reserva Federal de Nueva York. Entre los países que demandó Dart, además de Argentina, figuran Brasil, Turquía, Perú y Polonia. El caso argentino Los bonos en poder de este fondo buitre fueron emitidos originalmente bajo la administración de Carlos Menem en 1994. Luego del default declarado por el presidente interino Rodríguez Saá, a fines de 2001, una parte de esos bonos fueron comprados por NML Capital con el objetivo especulativo de esperar futuras reestructuraciones para luego negarse a participar de ellas y reclamar por la vía judicial pagos por sumas millonarias. Ese momento llegó junto con las dos reestructuraciones que el Estado ofreció primero en el año 2005 y luego en el 2010. En los contratos de canje se expresaba que los bonos que no entraran al canje podrían permanecer en default indefinidamente. Y en el 2010 se agregó un párrafo que expresa textualmente que la Argentina “se opondrá enérgicamente a los intentos de los tenedores que no participen en la oferta de intercambio, por cobrar su deuda a través de litigios u otros procedimientos legales.” En ese escenario, los fondos buitre concurrieron a los tribunales neoyorquinos reclamando el cobro por el valor nominal de sus bonos más los intereses, que estiman en un monto de U$D 1.330 millones, un 1.680 % más de lo que pagaron por ellos, alegando que la conducta del gobierno de excluir del pago a los tenedores que no ingresaron a los canjes viola la cláusula de igualdad (pari passu) del Acuerdo Fiscal de 1994 bajo el cual se emitieron los títulos en cuestión. en cortes extranjeras e internacionales. La defensa argentina planteó que los tribunales estadounidenses no tienen jurisdicción en virtud de la inconstitucionalidad de la delegación de inmunidad, pero esa posición fue rechazada por la Justicia estadounidense, que dio lugar a la demanda iniciada por el fondo buitre. Otra cuestión implicada en el juicio es la interpretación de la cláusula paripasu. Esta frase en latín puede traducirse literalmente “con igual paso”. Lo que es a veces interpretado como “en igualdad de condiciones”, “al mismo nivel” y, por extensión, “en forma equitativa”, o, “en forma imparcial y sin preferencias”. En el ámbito de las finanzas hace referencia a que dos o más préstamos, bonos o acciones, tienen iguales derechos a ser abonados. En el caso de bonos de deuda pública significa que no hay acreedores privilegiados ni deudas subordinadas y que un Estado no puede clasificar una deuda en un nivel de inferioridad. Los demandantes acusan al Estado argentino de haber violado el trato de igualdad tanto en los canjes de 2005 y 2010 al disponer que los títulos de aquellos que no ingresaron pueden permanecer en default por tiempo indeterminado, como cada vez que canceló obligaciones con los bonos de canje mientras, al mismo tiempo, repudiaba la deuda en tenencia de los que no entraron. Asimismo, argumentan que las leyes 26.017 (ley cerrojo) y 26.547 (reapertura del canje) redujeron el rango legal de sus tenencias al prohibir al Estado Nacional “reabrir el proceso de canje (…) y a efectuar cualquier tipo de transacción judicial, extrajudicial o privada respecto de los bonos que no hubiesen sido presentados al canje”. En diciembre de 2011, el Tribunal del Primer Circuito de Nueva York a cargo del juez federal, Thomas Griesa, ordenó al Estado argentino a pagar la parte que correspondía a los demandantes. Esa instancia fue apelada por el gobierno argentino en la Cámara de Apelaciones de Nueva York y la sentencia quedó en suspenso hasta tanto se expresara el Segundo Circuito. La defensa demostró con sólidas pruebas que Argentina no violó en ningún aspecto la cláusula paripassu. La “inmunidad” soberana Una cuestión a tener en cuenta en el análisis es que en este tipo de operaciones financieras la Argentina renuncia a la inmunidad soberana en la jurisdicción de cualquier tribunal estatal o federal de la ciudad de Nueva York. El primer precedente de delegación de soberanía jurídica en el país es la Ley 21.305 sancionada por la dictadura militar en 1976. Esta norma fue derogada en 1981 pero se reformó el Código Procesal Civil y Comercial autorizando la prórroga de competencia territorial. En línea con ello y pese a que la Constitución Nacional lo prohíbe, en los 54 tratados bilaterales de inversión firmados entre 1992 y 2002 y en sucesivas emisiones de bonos de canje de deuda, incluso en 2005 y 2010, se aplicaron cláusulas de renuncia a la inmunidad soberana Especial la naturaleza de los buitres 3 Puesto que, se lee en el expediente, “(…) no se le ha dado a los tenedores de Bonos de Cambio, ninguna preferencia jurídicamente vinculante sobre los bonos de los demandantes. [La legislación argentina, claramente, pone en un mismo nivel legal a] las reclamaciones que puedan derivarse [tanto] de la reestructuración de deuda [como] de la deuda no reestructurada [Esto es así] aun cuando [el Estado] haya cumplido con otras obligaciones de pago, mientras incumple con los demandantes, [ya que, a pesar de ese incumplimiento] los bonos de los demandantes siempre se han mantenido como obligaciones directas, incondicionales, no garantizadas y no subordinadas de la República, con el mismo rango legal que cualquier otra deuda (…) y eso es todo lo que la disposición de trato de igualdad exige. El gobierno argentino entiende que se estaría violando la prestación de igualdad de trato si se concretara la medida impuesta por el juez Griesa, visto que sería una conducta sumamente inequitativa con aquellos tenedores que ingresaron al canje y accedieron a la quita. Si Argentina le pagara a los fondos buitre el 100% de los títulos en su poder les estaría otorgando un trato preferencial frente a otros acreedores que aceptaron una importante quita con plazos de pago que van hasta el año 2038. Pese a estos argumentos, la resolución del Segundo Circuito –que se conoció el 26 de octubre de 2012confirmó la decisión del juez Griesa y ordenó la devolución del expediente a la Primera Instancia para que fijara el monto de la sentencia y los términos para su ejecución, los cuales, posteriormente, volverían a ser analizados por la Cámara de Apelaciones para que exprese el fallo definitorio. En una nueva instancia ante el juez Griesa la defensa argentina hizo notar el daño que un fallo a favor de los buitres generaría a la economía del país y el mal precedente que crearía para futuras reestructuraciones de deuda, no sólo en Argentina, sino en general, puesto que terminaría desalentando la participación voluntaria mientras que estimularía la especulación a través de litigios. La decisión del juez Griesa se conoció el 20 de noviembre de 2012. Tal como se esperaba, el Magistrado sentenció al país a pagar el 100% de los títulos en manos de los demandantes. Posteriormente una serie de presentaciones desde ambas partes del litigio determinaron mayores plazos e instancias, con una audiencia el 27 de febrero de 2013 en la que se aceptó como tercera parte la intervención del gobierno de los Estados Unidos, el Bank of New York y el fondo de inversión Gramercy, que participó del canje de 2010. Estas declaraciones apoyaron la postura argentina. En esa audiencia la presentación argentina reafirmó la propuesta para que el Tribunal revea como alternativa “(…) para poner definitivamente fin al litigio (…) Una fórmula de pago a prorrata, que considere a los demandantes y otros en su misma situación, en los 4 Especial la naturaleza de los buitres mismos términos que los participantes en el canje de la República Argentina del año 2010. [Ésta] sería una solución consistente con un tratamiento igualitario y con las leyes y prácticas públicas de la República Argentina, que el Ejecutivo podría una vez más presentar al Congreso.” El gobierno de los Estados Unidos presentó un “amicus curiae” firmado por los departamentos de Estado, Justicia y del Tesoro, respaldando la posición argentina. Es interesante señalar que en su presentación el fondo de inversión Gramercy afirma: “Nosotros estamos cobrando con quita y a plazo, y los demandantes quieren cobrar todo de una vez y en efectivo. Eso no tiene nada de igualitario”. Ante un pedido de la Cámara de Apelaciones el gobierno argentino presentó una oferta de reapertura de canje que se engloba en los términos establecidos en las reestructuraciones anteriores, garantizando, de este modo, un trato igualitario a los tenedores de Bonos. Además, precaviendo un pronunciamiento de la Cámara de Apelaciones perjudicial el gobierno argentino presentó ante la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos una primera apelación contra el fallo que emitió la Segunda Instancia. Mientras se aguardaba la respuesta de la Corte Suprema sobre la apelación del fallo del 26 de octubre de 2012, el 23 de agosto de 2013 la Cámara de Apelaciones confirmó en su totalidad la sentencia del juez Griesa, cuya ejecución dejó en suspenso hasta tanto la Corte Suprema se exprese sobre esa resolución. Cabe hacer notar que si bien la resolución judicial no implica técnicamente un embargo en la medida que los fondos no son secuestrados, es indudable que la justicia neoyorquina efectivamente está decidiendo y ejerciendo control sobre bienes de un Estado extranjero atribuyéndose una potestad que no tiene, conducta que no deja de ser un claro atropello a la soberanía. En relación al fallo resulta importante insistir en que el país está inhabilitado por la legislación nacional y los prospectos de las reestructuraciones a cumplirlo, puesto que existen normas que no permiten ofrecer mejores condiciones a un bonista frente a otro. De hacerlo, el Estado queda expuesto a acciones judiciales con altos costos por parte de tenedores de Bonos de Cambio que podrían derivar en una nueva crisis económica. En este sentido, son ilustrativas las palabras del Premio Nobel en Economía Joseph Stiglitz, al referirse al litigio contra Argentina: “(…) [La] reciente decisión de un tribunal de apelaciones estadounidense amenaza con cambiar drásticamente a los mercados mundiales de deuda soberana (…) Como mínimo, torna inviables todas las reestructuraciones de deuda según los contratos estándar. En el proceso se anuló un principio básico del capitalismo moderno: cuando los deudores no pueden pagar a los acreedores, es necesario volver a empezar”….” Las repercusiones de este injusto fallo pueden tener consecuencias muy duraderas. Después de todo, ¿qué país en desarrollo que tenga los intereses de largo plazo de sus ciudadanos en mente estará preparado para emitir bonos a través del sistema financiero estadounidense, cuando sus tribunales –y tantas otras partes de su sistema político– parecen permitir que los intereses financieros triunfen por sobre el interés público?” Frente a esta situación judicial es que la Argentina decidió reabrir por tercera vez el canje a través de la ley N° 26.886. El gobierno argentino apeló ante la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, la que debería resolver si aceptaba o no ese pedido y, en caso de acceder a su revisión, ratificar o no la sentencia del juez Griesa. La Corte Suprema de ese país decidió no tomar el caso, con lo que convalidó tácitamente lo resuelto en las instancias inferiores. Queda clara la relevancia que tiene la resolución de este litigio a nivel mundial. En él se dirimen cuestiones de soberanía y toda la arquitectura global de reestructuraciones ordenadas de deudas soberanas. Particularmente, este último punto es el que más debiera preocupar a las naciones desarrolladas y organismos internacionales, dado que es un conflicto inminente para los países europeos que hoy atraviesan crisis de deuda. Más allá de eso, el dilema sobre la soberanía no es para nada menor 1)Para un análisis exhaustivo del tema puede verse Kupelian, R. y Rivas M. S. “Fondos buitres: El juicio contra Argenina y la dificultad que representan en la economía mundial” Cfidar. Documento de trabajo N° 49. Febrero 2014. Pago soberano, en pocas palabras P ara garantizar que los tenedores de bonos de los canjes de 2005 y 2010, perjudicados por las decisiones del sistema judicial de Estados Unidos, reciban sus fondos sin inconvenientes, y de paso permitir el ingreso de bonistas que no ingresaron a esos procesos, el gobierno nacional propone –ad referéndum del Congreso- dos cambios en el mecanismo de pago de los títulos: -Remover al Bank of New York Mellon (BoNY) como agente fiduciario frente a su incapacidad para cumplir con las obligaciones contractuales y designar como nuevo pagador a Nación Fideicomisos. - Habilitar el canje voluntario de los bonos reestructurados regidos por leyes extranjeras por otros con idénticas condiciones de rentabilidad y plazos pero bajo legislación argentina. La deuda emitida bajo legislación extranjera plausible de cambio asciende a 28.000 millones de dólares, alrededor del 14 por ciento del stock de pasivos externos. Cambiar esos bonos por otros en idénticas condiciones financieras con ley argentina es un procedimiento técnico voluntario que puede ser realizado individualmente. Además, el proyecto de ley deja abierta la puerta a que los bonistas soliciten en forma colectiva la legislación y jurisdicción aplicables a los títulos. Necesitan una adhesión del 66 por ciento de todos los bonistas EspEcial la naturalEza dE los buitrEs 5 El desendeudamiento argentino Argentina redujo el peso de su deuda pública renegociando los bonos que habían dejado de pagarse en 2001 y cancelando al contado o en nuevos plazos compromisos contraídos por gobierno anteriores L a libre convertibilidad del peso con el dólar vigente entre 1991 y 2002 generó un déficit financiero crónico financiado con endeudamiento público, venta de activos y reducción de prestaciones públicas. La flotación administrada, el renovado rol del Estado incentivando la producción y el consumo con mayores recursos fiscales y los canjes de deuda pública, desarrollados de 2003 a la fecha, dieron un giro al endeudamiento argentino, llevándolo a cifras, tasas, plazos y condiciones de pago más manejables. En el modelo de los 90, mientras la deuda crecía, la capacidad de pago del país se deterioraba, en buena medida como consecuencia de una apertura comercial externa unilateral, indiscriminada, que se potenciaba frente al atraso cambiario producto de una paridad fija y de una inflación baja pero persistente. Durante los diez años de la década menemista, la deuda externa pasó de los U$S 62.000 millones a U$S 122.000 millones. El gobierno de la Alianza, al convalidar el modelo de la convertibilidad, no produjo ninguna modificación en este esquema, por lo que la deuda siguió creciendo, a punto tal que los intereses y amortizaciones llegaron al 25 % de los recursos presupuestarios. El volumen alcanzado por los compromisos financieros resultó impagable a fines del año 2001 y produjo la situación de default de la Argentina. Los compromisos impagos en moneda extranjera llegaron a totalizar 81.836 millones de dólares repartidos en 152 bonos. El default decretado por el Presidente Adolfo Rodríguez Saá a fines del 2001 no paralizó el 6 endeudamiento. Por el contrario, desde ese momento y hasta 2003 la deuda aumento casi 35.000 millones de dólares por la acumulación de atrasos, emisión de nuevos títulos de deuda, compensaciones a los depositantes de los bancos y al sistema financiero por la pesificación asimétrica, la restitución del 13 % a empleados públicos y a jubilados, el rescate de las cuasimonedas y la asunción de las deudas de las provincias, decisiones adoptadas casi todas ellas por el gobierno de Eduardo Duhalde. Primer canje y pago al FMI El gobierno que asumió en mayo de 2003 inició al año siguiente un proceso de reestructuración de la deuda a partir del decreto 1735/04. El resultado fue una quita en el monto de la deuda de alrededor de un 65 %, equivalente a U$S 63.000 millones,con una adhesión del 73 % por parte de los acreedores externos. La reducción del capital, las tasas más bajas, y el alargamiento de los plazos hizo sustentable el cumplimiento estricto de los nuevos compromisos asumidos. El corolario de la primera etapa de este proceso fue la ley 26.017, que impidió al Poder Ejecutivo reabrir el proceso de canje o efectuar pagos no contemplados en ese proceso hasta la reapertura del canje en el año 2010 y el dictado de la ley N° 26.886. El objetivo del “cerrojo” era dar seguridad a quienes sí habían adherido, de que no habría para otros acreedores mejores ofertas de renegociación por parte del Estado nacional. Además, a mediados de diciembre de 2005, el Presidente Néstor Kirchner anunció la cancelación Especial la naturaleza de los buitres de todas las obligaciones que la Argentina mantenía con el Fondo Monetario Internacional, que en ese momento ascendían a U$S 9.810 millones, recuperando de ese modo la soberanía en materia de diseño y control de la política económica. El FMI condicionaba el financiamiento de ese organismo a programas económicos que incluían privatización, desregulación y flexibilidad laboral, recortes en el gasto público, transferencias de recursos al sector financiero y fomento al mercado de capitales, todo lo cual era contrario a los nuevos paradigmas vigentes. El gobierno había optado, en cambio, por establecer retenciones a las exportaciones, un tipo de cambio administrado por el Banco Central, congelamiento de las tarifas de los servicios públicos, una política monetaria expansiva, bajas tasas de interés, y mantenimiento de algunos tributos resistidos por la ortodoxia financiera como el impuesto a créditos y débitos bancarios. La decisión de cancelar toda la deuda con el FMI significó entonces la afirmación de transitar un camino propio, independiente de los condicionamientos de ese organismo. Reaperturas y desendeudamiento En 2010, a través del Decreto Nº 563/10, se reabrió el proceso de canje de los bonos emitidos por la Argentina para que ingresaran bonistas a los cuales se debía U$S 12.862 millones. La adhesión total del proceso de renegociación 2005-2010 abarcó al 92,4 % de los acreedores. También en el año 2010 se constituyó el Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad, destinado a hacer frente a los compromisos externos con la aplicación en forma directa de las reservas internacionales de libre disponibilidad en poder del Banco Central. Se reafirmaba así el concepto que permanentemente ha guiado al Gobierno Nacional: no afectar la asignación de los recursos aplicados en su política de crecimiento con inclusión social. Más recientemente, a través de la ley 26.886 de 2013, el Congreso de la Nación autorizó al Ministerio de Economía a realizar todos los actos que fueran necesarios para concluir con el proceso de reestructuración de la deuda externa. El objetivo era incorporar a la regularización de la deuda a todos aquellos acreedores que no ingresaron en las anteriores renegociaciones, ofreciéndoles los mismos términos y condiciones y no sólo los llamados “fondos buitres”, que constituyen el 0.45% del total de la deuda que estuvo en default. Cabe resaltar que quienes no ingresaron en los anteriores procesos de canje no lo hicieron porque esa fue su voluntad y no lo hicieron porque ese es su “negocio”. Su apuesta consiste en esperar que terminen las negociaciones de deudas para comprar bonos que en esos momentos tienen bajos precios, para demandar luego al deudor y buscar ganancias más altas de los que sí adhieren a las renegociaciones. Además esos bonos no fueron comprados antes del default, sino en 2008, es decir, luego del primer canje, lo cual revela el carácter puramente especulativo de esas operaciones. La otra cuestión que tiene que ver con los llamados “fondos buitres” es la consecuencia que podría tener para la Argentina un arreglo distinto al realizado con el 93 % de los acreedores que sí entraron al canje. Un pago a esos acreedores minoritarios en condiciones diferentes implicaría el inmediato reclamo y demanda de parte del resto de los acreedores que pretenderían las mismas condiciones, ya que ellos aceptaron otros plazos, tasas y quitas. El menor peso de la deuda Como puede fácilmente deducirse de lo anterior, la Argentina viene experimentando desde la asunción del gobierno en mayo de 2003 un fuerte proceso de desendeudamiento. Ello le ha permitido al gobierno nacional diseñar y llevar a la práctica un programa económico de desarrollo, generación de empleo, inclusión social y progresiva distribución del ingreso y, conjuntamente, poder hacer frente a sus compromisos externos. Desde algunos sectores económicos, políticos y mediáticos identificados con las políticas neoliberales impuestas durante la década del `90 se ensayan argumentos para poner en duda estos logros. Con esa intención se mencionan cifras de endeudamiento en valores absolutos para tratar de desvirtuar el real desendeudamiento. Y no en función de aquellas variables que expresan la posibilidad y capacidad de hacer frente al pago de los servicios de deuda externa. En el cuadro adjunto se han tomado la relación entre la deuda pública total y la deuda pública externa con el Producto Bruto Interno. Así, puede comprobarse que en el caso del primer indicador la relación pasó de un 164,3% en el año 2002 a un 41,5% a fines de 2012, mientras que para el segundo indicador la relación cayó desde un 95,3% en el año 2002 a un 14.1% a fines del 2012. La reducción de estos indicadores no solamente tiene que ver con la política de desendeudamiento del gobierno sino también con el fuerte crecimiento económico experimentado desde el año 2003. En efecto, el PBI creció entre los años 2002 y 2013 un 92,5%, casi se duplicó, y ello equivale a una tasa anual acumulativa promedio del 6,1%. También podría tomarse como indicador de la capacidad de pago de la economía nacional la relación entre deuda externa y las exportaciones totales, dado que para el cumplimiento de los compromisos externos, la Argentina tiene que obtener divisas a través de su comercio exterior. En el año 2002 el total de deuda pública era más de 5 veces mayor a las exportaciones (435.3%) mientras que a fines del año 2012 representaba un 143.2% de las exportaciones. Una tercera alternativa es relacionar la deuda con la cantidad de reservas en poder del Banco Central. Mientras que en 2002 la deuda total era 13 veces mayor que las escasas reservas internacionales, a fines del 2012 la deuda era 3.5 veces más alta que la cantidad de reservas en el Banco Central. Esto quiere decir que en el presente el peso del pago de los intereses y amortizaciones de capital de la deuda externa no es condicionante para el crecimiento de la economía nacional, al menos no en la misma medida que en el pasado reciente. Al mismo tiempo, la reestructuración ha implicado también un cambio significativo en lo que hace a las monedas en que se han contraído las deudas, ya que mientras que a fines de 2001 la casi totalidad del endeudamiento estaba nominado en moneda extranjera, en el año 2012 el 41% del mismo está en pesos, lo que significa un fortalecimiento tanto de la economía como de la moneda nacional, como así también una menor exposición financiera a las posibles variaciones del tipo de cambio. Asimismo, también se ha producido un cambio substancial en quienes son los acreedores de la deuda. A fines de 2012 el 58.1% de la deuda estaba en poder de agencias del sector público (ANSES, Banco Central, Banco Nación), el 29.1% en manos del sector privado y el restante 12.8% corresponde a organismos multilaterales. Con estos porcentajes las condiciones para futuras refinanciaciones son muchísimo más factibles y convenientes. Actualmente a diferencia de otras naciones, nuestro país tiene ratios de deuda con el sector privado en moneda Especial la naturaleza de los buitres 7 extranjera absolutamente inéditos, al menos para el de los últimos años, y muy bajos en relación con sus pares de la región y con otros países del mundo. Y eso le permite no depender de una continua refinanciación como en el pasado. En definitiva, los procesos de reestructuración de la deuda argentina, que incluyen los procedimientos de canje realizados en los años 2005 y 2010 y la cancelación de los compromisos con el Fondo Monetario Internacional muestran las firmes decisiones tomadas por el gobierno nacional para diseñar y poner en práctica una estrategia global en el plano económico que compatibilice una política de desarrollo y de inclusión social con el cumplimiento de los compromisos externos contraídos. Sostenibilidad de la deuda externa - En % del PBI Año Deuda Pública Bruta Deuda Pública Externa 2002 164.3 95.3 2003 138.7 79.2 2004 127.3 74.3 2005 73.9 34.8 2006 64.0 26.3 2007 56.1 24.1 2008 48.8 18.6 2009 48.8 18.2 2010 45.3 16.9 2011 41.8 14.2 2012 44.9 14.1 2013 (III trim.) 45.6 13.2 Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. Oficina Nacional de Crédito Público El acuerdo con el Club de París E n mayo de 2014, el Gobierno Nacional llegó a un acuerdo para la renegociación de la deuda que mantiene la Argentina con los países del denominado “Club de París”. No fue el gobierno en ejercicio quien contrajo la deuda que se acaba de renegociar. Fue contraída originariamente por la dictadura instaurada a partir de septiembre de 1955. Con posterioridad otros gobiernos incrementaron, por diferentes razones, ese tipo de endeudamiento, y fue renegociada sucesivamente en los años 1962, 1965, 1985, 1987, 1989, 1991 y 1992. Y es el gobierno actual el que trata ahora de regularizarla. Hay que recordar que en el año 2008 el Gobierno Nacional había avanzado en la posibilidad de cancelar en un pago único dichos compromisos, pero fue el estallido de la crisis financiera y económica mundial lo que impidió su concreción. El acuerdo logrado este año, en tanto, ordena un flanco de las finanzas internacionales que debían arreglarse en forma definitiva, permitiendo así remover un obstáculo que tenían el Estado Nacional, los Estados Provinciales y las empresas locales para operar libremente en los mercados financieros internacionales. Por otra parte, el plazo obtenido de cinco años, que puede prolongarse hasta los siete, las tasas de interés, que en el peor escenario serían de un máximo del 3,8% anual, las magnitudes de los desembolsos periódicos, que son sustentables y no afectan mayormente ni las reservas del Banco Central ni las políticas de expansión productiva y social internas, y cierto tipo de condiciones para facilitar las inversiones extranjeras directas, que se relacionan con los montos de desembolsos, son aspectos favorables a nuestro país. Constituye también un hecho sin muchos precedentes que en las negociaciones encaradas y culminadas no haya participado, ni siquiera como observador, el Fondo Monetario Internacional, dando continuidad a su ausencia en el monitoreo de las políticas económicas de la Argentina 8 EspEcial la naturalEza dE los buitrEs