17 de noviembre de 1994 Señora Cecilia Gebotsreiber Milgram Subdirectora Departamento de Recursos Humanos ASAMBLEA LEGISLATIVA S. O. Estimada señora: Respondemos a su oficio Nº SCVP-DRH-532-10-94 de fecha 11 de octubre del año en curso, en virtud del cual solicita nuestro criterio con respecto a la procedencia del cálculo de las prestaciones legales de un exfuncionario de la Asamblea Legislativa, tomando en cuenta las dietas que recibiera durante el período que fue electo diputado. Al respecto debemos indicarle que, tal como se expresa en el oficio de la Licda. Reyna Jeannette Marín Jiménez, no procede la realización del cálculo en cuestión tomando en cuenta dichos ingresos. En efecto, según lo ha determinado la Procuraduría General de la República, la relación que surge entre el diputado y el Estado no puede ser calificada como una relación laboral o de servicio, sino de representación. En ella no surge ningún ligamen de contraprestación laboral. En lo que respecta a este punto, dicho Organo se ha expresado en los siguientes términos: "Los Diputados son, ciertamente, funcionarios públicos pero su estatuto jurídico es diferente en virtud del carácter representativo del puesto que se ocupa (...) El régimen jurídico de los parlamentarios está determinado por su carácter representativo, establecido desde la Revolución Francesa. Bajo esta concepción, el pueblo se gobierna por medio de sus elegidos, lo que implica una participación de los ciudadanos en la gestión de la cosa pública. Empero, esa participación se da por medio del sufragio universal: el diputado es representante en la medida en que es electo por sufragio universal. Ese sufragio no conlleva el derecho del electorado de emitir un mandato imperativo que, como tal, ligue a los elegidos." (Ver Pronunciamiento No. C-067-94 del 03 de mayo de 1994). El diputado ejerce su función pública como representante del pueblo, al haber sido electo para ello. Su función se desarrolla bajo la noción de un mandato, pero no común e imperativo, sino especial, puesto que el diputado no se ve compelido a acatar órdenes o directrices de quien lo eligió sino que, por el contrario, actua libremente en el ejercicio de su cargo, sólo sometido a la Constitución Política. Procuraduría siguiente: Siguiendo esta tesis, la General ha expresado lo "El mandato representativo presenta las características de irrevocabilidad y de incompatibilidad con el mandato imperativo. Irrevocabilidad que significa que el mandato parlamentario se extiende por el número de años establecidos en la Constitución, prescindiendo de la voluntad de los electores y de los cambios de opinión que puedan producirse en el curso de una legislatura. En efecto, el mandato parlamentario se adquiere por la elección y se mantiene hasta la expiración del período para el cual fue electo, excepto los casos de deceso, renuncia (sic). Por otra parte, el diputado no es un simple mandatario que ha de actuar y votar en la Asamblea según las instrucciones imperativas que le hayan sido dadas por sus electores. Por el contrario, el diputado es libre de opinar, de decidir, de votar. Es decir, la función parlamentaria es libre: el diputado no expresa la voluntad de sus electores, sino que decide por sí mismo y bajo su propia apreciación. Como señala Carré de Malberg: el parlamentario 'es independiente con respecto a sus electores' (...) Por lo que el diputado no está de ninguna manera ligado por instrucciones precisas, recibidas de los electores. Además, la representación es incompatible con una relación de naturaleza contractual entre electores y elegidos: no existe un contrato entre unos y otros. Todo lo cual reafirma la libertad de los parlamentarios. Es, precisamente, esa libertad de los diputados lo que justifica el estatuto particular de estos funcionarios. Un estatuto compuesto de privilegios y cargas dirigidas a garantizar el libre ejercicio del mandato y a protegerlo contra las posibles presiones que podrían comprometer su independencia (...) De lo expuesto se deriva la inexistencia de una relación de dependencia laboral entre el Estado y los diputados o entre el electorado y los diputados. El núcleo esencial de la relación laboral está dado por la subordinación o dependencia jurídica. Ciertamente, el diputado es un funcionario público, pero es un funcionario que no está en relación de dependencia..." (íbidem). Continuando la línea de pensamiento que venimos transcribiendo, y en orden a la relación de subordinación que se deriva de un contrato de trabajo y a las implicaciones que ello tiene en cuanto a la obligación de acatar órdenes y directrices, se señala: "Todo lo cual es incompatible con el mandato parlamentario: el diputado participa en la determinación, y en la mayoría de los casos determina en forma exclusiva, la voluntad estatal, por lo que desde el punto de vista lógico-jurídico la situación de diputado es incompatible con una relación de subordinación laboral. Relación que es contraria a la teoría de la representación política y, por ende, al mandato representativo. El diputado pertenece a la categoría de 'gobernante, y no a la de agente'..." (íbidem. En sentido similar ver Dictamen C-003-89 de 04 de enero de 1989 y los destacados son del texto). Atendiendo a las anteriores consideraciones, la Procuraduría también es del criterio que la remuneración que recibe el diputado por su gestión, no goza de las características que del concepto de salario propiamente dicho se derivan cuando estamos frente a una relación laboral o de servicio. Ello es así por cuanto no existe entre el diputado y el Estado un ligamen de índole jurídico laboral o de relación de servicios, sino uno muy particular, regulado por normativa especial y en la cual no existe una subordinación -requisito esencial para que exista el contrato de trabajo- y, por ende, la remuneración de los diputados no puede equipararse a la contraprestación laboral mencionada, al punto que ni siquiera puede tenerse para un eventual cálculo de prestaciones legales. Ahora bien, la ubicación que, con buen tino, se hace del diputado dentro de la categoría de funcionario gobernante, permite visualizar aun más el hecho de que su relación con el Estado no tiene naturaleza laboral. En esto orden de ideas, nuestra legislación de trabajo señala que es trabajador del Estado o de sus instituciones: "...toda persona que preste a aquél o a éstas un servicio material, intelectual o de ambos géneros, en virtud del nombramiento que le fuere expedido por autoridad o funcionario competente, o por el hecho de figurar en las listas de presupuesto o en el pago de planilla..." (Vid. artículo 586 del Código de Trabajo). De acuerdo con lo expuesto anteriormente, debemos señalar que el cargo de diputado tiene su génesis, no en un nombramiento expedido por autoridad o funcionario competente, o por el hecho de figurar en las listas de presupuesto o en el pago de planillas, sino, por el contrario, tal cargo se desempeña, lo hemos mencionado varias veces, como resultado de una elección a nivel nacional, donde mediante el voto directo y secreto, los ciudadanos elegimos a nuestros representantes ante la Asamblea Legislativa. Luego, bajo esas condiciones no puede haber relación laboral con el Estado. Así lo ha definido también la legislación laboral cuando dispone que el concepto de trabajador del Estado no comprende: "...a quienes desempeñan puestos de elección popular, de dirección o de confianza, según la enumeración precisa que de esos casos de excepción hará el respectivo reglamento. Las personas que exceptúa el párrafo que precede no se regirán por las disposiciones del presente Código sino, únicamente, por las que establezcan las leyes, decretos o acuerdos especiales." De conformidad con lo estipulado en la norma de cita, mediante Decreto No. 4 de 27 de mayo de 1959, reformado por Decreto No. 1879 de 30 de julio de 1971, se estableció en lo que resulta de interés, lo siguiente: "Artículo 1º - Para los efectos del Título Octavo del Código de Trabajo, no se considerarán trabajadores al servicio del Estado o de sus Instituciones, en su caso, a las siguientes personas: (...) c) Diputados de la Asamblea Legislativa y demás funcionarios de elección popular; ..." Teniendo presente todo lo anterior, no cabe la menor duda que los diputados no son trabajadores al servicio del Estado y por ello en una situación como la que se nos consulta, no cabe computar para efectos de la liquidación de las prestaciones legales el tiempo y la remuneración que se reciba en el ejercicio del cargo de diputado. Atentamente, DIRECCION GENERAL DE ASUNTOS JURIDICOS LIC. CC: Arch. (1) y Ant. NI: 17559 2961-DAJ-94 C940742 GAG/RABV/ipg ROBERTO GAMBOA CHAVERRI DIRECTOR GENERAL