LA GUERRA CIVIL:

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LA GUERRA CIVIL:
La conspiración preparatoria de un golpe de Estado de giro derechista tenÃ−a diversos precedentes en los
años anteriores, cristalizando en 1935 con el triunfo electoral del Frente Popular. El temor a una
sublevación por parte del Ejército era general y entre febrero y abril de 1936 en algunos cÃ−rculos
militares se elaboraron planes para levantamientos que acabarÃ−an siendo desechados. El Gobierno era
consciente de estos planes pero su única medida consistió en enviar a distintos destinos a los generales
más conflictivos: Mola a Pamplona, Franco a Canarias y Goded a Mallorca. Estas medidas dificultaron algo
las cosas pero no lo suficiente, asÃ− a fines de abril, Mola se coloca al frente de los trabajos conspirativos
diseñando un plan de sublevación simultánea en todas aquellas guarniciones donde se consiga la
adhesión. Al tiempo se contarÃ−a con el apoyo civil y paramilitar, pero siempre haciendo recaer la
dirección de las operaciones en manos de una Junta Militar presidida por Sanjurjo, desterrado en Portugal.
La sublevación se inició en Melilla el 17 de Julio por algunos oficiales que dominaron los mandos
superiores y se extendió en Marruecos. Al dÃ−a siguiente, Franco se subleva en Canarias y vuela hacia
Tetuán para colocarse al frente del Ejército de Marruecos. En la penÃ−nsula los pronunciamientos se
saldan con una distribución de territorios leales y rebeldes. La sublevación triunfó en Castilla del Norte
(carácter rural y dominio de pequeños propietarios), Galicia interior (polÃ−ticamente desmovilizada y con
dificultades en la fachada marÃ−tima), AndalucÃ−a latifundista ( Cádiz, Córdoba, Granada y Cáceres),
norte de Navarra y à lava y todo la zona oeste aragonesa. Permaneció fiel a la República PaÃ−s Vasco,
Cataluña, Asturias y Levante (mayor fuerza del movimiento obrero). La Guerra Civil adquirió un carácter
internacional. En el contexto general habÃ−a una Europa desgarrada entre democracia y fascismo, siendo un
prólogo de la II Guerra Mundial que sirvió de ensayo para armas y tácticas nuevas. El interés por el
conflicto bélico fue alimentado por el excepcional despliegue de medios periodÃ−sticos y por la
vinculación de intelectuales a favor de uno u otro bando. Las democracias occidentales (Francia y Gran
Bretaña) se desligaron de la suerte de la República y asÃ− promulgan el principio de No Intervención.
Ello no es obstáculo para que los rebeldes recibieran constante ayuda de los regÃ−menes fascistas que se
inicia desde el momento en el que se facilita el traslado de las tropas del Ejército de Marruecos a la
PenÃ−nsula en sus buques. También se observa con los primeros efectivos de la Legión Cóndor que
marcarÃ−a la superioridad del bando nacional y los efectivos italianos que participaron en la batalla de
Madrid. Al bando nacional se aliaron también la Portugal de Salazar y Estados Unidos (que se habÃ−a
declarado neutral) que autorizaba la venta de petróleo y camiones. La República encontró su único aliado
exterior en la URSS que envió armamento pagado con las reservas del oro del Banco de España.
También lucharon de su parte las Brigadas Internacionales organizadas por la III Internacional, compuestas
por voluntarios. México también otorgó su apoyo, si bien su aportación fue pequeña. Sin el apoyo
inicial de los paÃ−ses fascistas los sublevados no hubieran podido iniciar la guerra, y sin la ayuda soviética
la República difÃ−cilmente hubiera resistido tanto.
En el desenvolvimiento militar se distinguen 3 ciclos: el primero culmina con la batalla de Guadalajara
(último intento de los sublevados por controlar Madrid en marzo de 1937), el segundo acaba con el fracaso
de la ofensiva del Ebro por parte de los republicanos en noviembre de 1938 y el tercero finaliza con la derrota
republicana y el fin de la guerra en abril de 1939.
Hasta noviembre de 1936 se operaba a base de grupos de tropas de gran movilidad: las columnas de los
sublevados y las milicias republicanas, reclutadas entre las organizaciones polÃ−ticas y sindicales. A lo largo
de octubre, diversas disposiciones del Gobierno de Largo Caballero acometen a la militarización de las
milicias sentando las bases de un Ejército Popular. Entre los sublevados las columnas se militarizarÃ−an
por decreto en diciembre. En los primeros meses la guerra fue desfavorable para la República. Navarra con
Mola y Sevilla con Franco eran las bases de los golpistas. NO existÃ−a un mando único tras la muerte de
Sanjurjo en un accidente de avión. El objetivo de los sublevados era hacerse con la capital y Mola proyecta
una ofensiva que no tiene éxito al ser detenido por las milicias en Somosierra. Mientras tanto, al sur, las
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tropas marroquÃ−es atravesaban el estrecho de Gibraltar gracias a la colaboración italiana y alemana, lo que
permitió consolidar las posiciones golpistas en AndalucÃ−a e inician un rápido avance hacia el norte con la
ocupación de Badajoz. Finalmente en el norte, los golpistas consiguen hacerse con el control de Irún y San
Sebastián, desconectando el norte republicano con Francia. La operación más importante en esta fase fue
la batalla de Madrid el 7 de noviembre. La lucha en torno a Madrid supuso el primer gran revés para los
sublevados y condicionó la duración del conflicto. En la resistencia de la ciudad jugó un papel decisivo la
ayuda extranjera (Brigadas Internacionales) y también la perfecta coordinación de las fuerzas milicianas
de la Junta de Defensa de Madrid. El revés quedó compensado con la excepcional propaganda que se hizo
de la liberación del Alcázar de Toledo por el general Varela tras un asedio de varios meses. La batalla de
Madrid se desarrolló en dos fases: el ataque inicial fue detenido sobre la Ciudad Universitaria fracasando el
plan de Franco de una maniobra envolvente para cortar el enlace Valencia-Madrid donde se habÃ−a
trasladado el Gobierno. Es la batalla de Jarama. En un segundo momento se trata de lanzar una ofensiva
mayúscula desde Guadalajara, contando con numerosos efectivos italianos, que también fue frenada por el
Ejército Republicano. Tras las dos derrotas se puso de manifiesto la dificultad de hacerse con Madrid y
Franco decide abandonar momentáneamente este proyecto para consolidar la posición de los golpistas en el
norte.
Al iniciarse la segunda fase de la guerra existÃ−a un equilibrio de fuerzas que fue deshaciéndose a favor de
los insurgentes. El primer gran revés republicano fue la conquista de toda la cornisa cantábrica entre abril
y octubre de 1937, que se inició con la caÃ−da de Bilbao tras el bombardeo de Guernika tras una fuerte
resistencia (el cinturón de hierro de Bilbao). Asturias, y concretamente Gijón fue el último enclave en
caer. Con la caÃ−da del norte Franco habÃ−a logrado dos objetivos: la eliminación de un frente, con lo que
el Ejército del Norte se unirÃ−a al resto de las tropas formando un nuevo frente. Y las ventajas de la
conquista de las zonas industriales vascas y mineras asturianas. Mientras tanto, los republicanos trataban de
reducir la presión sobre el norte con dos ofensivas: la de Brunete y la de Belchite, pero sin variaciones
sustanciales. Perdido el Norte, las operaciones se reanudan con la batalla de Teruel que habÃ−a conseguido
recuperar los republicanos para impedir una nueva ofensiva sobre Madrid. La contraofensiva de los
sublevados será fulminante y no sólo reconquistan Teruel si no también todo el bajo Aragón llegando
en Abril a Vinaroz y aislando a Cataluña. En julio de 1938 el Ejecutivo Republicano desencadena una
ofensiva sobre el Ebro, será la última gran batalla de la guerra. Durante 5 dÃ−as los republicanos avanzan
con resultados mediocres. La contraofensiva se inicia con batallas muy duras que neutralizan el avance
republicano. A finales de octubre el desenlace ya es manifiesto y las Brigadas Internacionales abandonan
España. La batlla del Ebro agotó la capacidad de resistencia del Ejército republicano que perdió en ella
60.000 hombre lo que favoreció que poco después Cataluña cayera en manos nacionalistas en enero de
1939, momento en el que Azaña presenta su dimisión como presidente de la República. El Gobierno se
dividió entonces entre: los partidarios de continuar la guerra, la postura defendida por NegrÃ−n (que habÃ−a
sustituÃ−o a Largo Caballero al frente del Gobierno) que creÃ−a que el inminente estallido Bélico europeo
lograrÃ−a romper el pacto de No Intervención que salvarÃ−a a la República y los partidarios de una paz
negociada, que evitase las represalias de los vencidos. En este grupo estaban el coronel Casado y Julián
Besteiro quienes constituyen un Consejo Nacional de Defensa que solicita la negociación antes de entregar la
capital, pero Franco se opone y exige la rendición sin condiciones.
Los nacionalistas entran en Madrid el 28 de marzo y un dÃ−a después caen Valencia y Alicante. El 31 lo
hacen Murcia, Cartagena y AlmerÃ−a y el dÃ−a 1 de abril Franco firmaba su último parte de Guerra en
Burgos dándola por finalizada.
Desde julio hasta octubre del 36 hubo una desorganización general y multiplicidad de poderes autónomos.
Mientras en el bando nacionalista de centraliza y fortalece el poder polÃ−tico fundido con el militar, el
republicano se sume en un sinfÃ−n de querellas internas.
La reacción de las masas obreras contra el levantamiento militar se convirtió en la auténtica revolución
que desbordó por completo al gobierno republicano. La pérdida del control de la situación hizo que se
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desatara el terror rojo, con matanzas espontáneas y descontroladas de las que fueron vÃ−ctimas derechistas,
eclesiásticos, terratenientes o gentes adineradas contrarias a la República. Tuvieron lugar los fusilamientos
de Goded, Fanjul y de José Antonio Primo de Rivera. También estaba la matanza de presos (las sacas),
con su máxima expresión en el fusilamiento sin juicio de más de 12000 detenidos de cárceles de
Madrid. El gobierno que se habÃ−a trasladado a Valencia responsabiliza de dichos actos a los comunistas. El
gobierno de Casares Quiroga, ante la evidencia del golpe militar, dimite el 18 de julio, siendo formado otro
Gopbierno ese mismo dÃ−a presidido por el presidente de las Cortes, MartÃ−nez Barrio con el objetivo de
detener la sublevación llegando a un acuerdo. Ante el fracaso dimite también y el primer gobierno
republicano de guerra es formado el 19 de julio por José Giral, de Izquierda Republicana, que entrega
armas a las organizaciones obreras rompiendo cualquier tipo de control. El agravamiento de la situación
polÃ−tica y militar de la República, con la amenza que se cernÃ−a sobre Madrid, condujo a la formación
de un gobierno de concentración presidido por Largo Caballero y en el que se encontraban socialistas,
republicanos, comunistas e incluso anarcosindicalistas. Intento de encauzar el proceso revolucionario y
controlar polÃ−ticamente la situación.
El gobierno unitario de Largo Caballero subsistió hasta mayo de 1937 que fue sustituÃ−do por NegrÃ−n.
Durante este último, la República se ve obligada a plegarse a las exigencias de la URSS, su único aliado,
que supone la aceptación de la tesis sobre la revolución de la III Internacional y el ascenso polÃ−tico y
militar de los comunistas. La situación se agravó cuando se dieron enfrentamientos armados entre los
propios republicanos, que mermó su capacidad militar. Siendo muestra los sucesos de Barcelona entre
anarquistas y miembros del POUM con 500 muertos (se acusaban de trabajar para el fascismo) y casi al final
de la guerra los enfrentamientos armados se suceden entre comunistas y socialistas, que se culpaban de los
reveses de las operaciones. La capacidad financiera de la República se ve cada vez más anegada no sólo
por la salida de las reservas del oro del Banco de España, si no también porque todas las tierras y
fábricas que fueron objeto de colectivización redujeron su producción al 70%, sobre toda la industria del
armamento. Finalmente hay que señalar que las milicias armadas acabaron generando más inconvenientes
que ventajas en las operaciones bélicas.
Inicialmente la insurrección militar no tuvo una definición polÃ−tica clara apareciendo más como un
ataque al Gobierno del Frente Popular que al republicano, aunque pronto repudió a éste y a todo el
sistema, coincidiendo con el ideario de los grupos polÃ−ticos que apoyaron la sublevación: falangistas y
carlistas. La derivación de la rebelión militar hacia la creación de un nuevo estado se inició con la
concentración de poderes en manos de Franco facilitado por su prestigio militar y por la muerte de Ola y
José Antonio Primo de Rivera. AsÃ− el 29 de Noviembre del 36 Franco es nombrado Jefe de Gobierno y
GeneralÃ−simo de todos los ejércitos y designa a la Falange Española Tradicionalista y de las JONS,
dirigidas por su cuñado Serrano Suñer, como partido único que definió como Movimiento Nacional,
creando asÃ− un régimen fascista en el que el totalitarismo y el poder personal son los rasgos mas
destacadas que se manifiestan con tÃ−tulos como el Caudillo. En el plano económico y social se anula la
reforma agraria y se suprimen partidos y sindicatos, y toda la legalización laicista, con lo que a Iglesia se
muestra al servicio de la sublevación como queda manifiesto en la carta colectiva de julio del 37 de los
obispos españoles. Al igual que en el bando republicano, se dio el terror blanco en las zonas controladas por
los franquistas, con objetivos como la eliminación del adversarios y la paralización por el miedo.
VÃ−ctimas de los franquistas fueron polÃ−ticos republicanos, profesores, e intelectuales y artistas, entre ellos
Federico GarcÃ−a Lorca.
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