Guerra de Kosovo

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Encuentran más fosas comunes Limpieza étnica: soldados alemanes de la KFOR hallaron 119 cadáveres de
albano−kosovares en el sudoeste de Kosovo. Pristina.− Soldados alemanes de la Fuerza Internacional de Paz
para Kosovo (KFOR) encontraron ayer fosas comunes con al menos 119 cadáveres en el sudoeste de Kosovo.
Un vocero de la KFOR señaló que las fosas están ubicadas en las localidades de Celina y Nogavac y precisó
que en ellas fueron hallados 119 cuerpos humanos. "Las investigaciones no terminaron aún", agregó el
vocero. Estas localidades se encuentran en el sector patrullado por las unidades alemanas de la KFOR, al norte
de Velika Krusa, donde ya se descubrió gran cantidad de cadáveres desde el ingreso de las tropas
internacionales. Los restos de más de veinte personas fueron encontrados anteriormente en un cobertizo que
había sido incendiado, en la misma región. El lugar fue inspeccionado por expertos de las Naciones Unidas
del Tribunal Penal Internacional (TPI) sobre crímenes de guerra. Los investigadores de la fiscalía del TPI
sobre los crímenes en la antigua Yugoslavia han encontrado en Kosovo "montañas de evidencias" sobre las
atrocidades de las tropas serbias contra los albano−kosovares. El vocero de la fiscalía, Paul Risley, dijo ayer
que en los cuarteles de policía y en los edificios de las unidades militares que estuvieron estacionadas en
Kosovo hay evidencias de que los soldados serbios quemaron documentación y destruyeron pruebas. "Hay
cenizas que llegan a la altura del pecho de una persona de estatura normal", expresó. Según Risley, los
investigadores tratan de relacionar los crímenes con la cadena militar de mando, lo que finalmente ayudará a
la fiscalía en la acusación contra el presidente Milosevic. El vocero añadió que los forenses internacionales se
han centrado en el análisis de diez lugares, de un total de cien, donde se han encontrado fosas comunes en las
que también existen evidencias de que las tropas serbias trataron de ocultar pruebas. La información sobre las
fosas comunes ha sido proporcionada a los investigadores del tribunal por soldados de la KFOR y por los
periodistas internacionales.
"Los serbios deben derrocar a Milosevic" fecha de publicación 27.06.1999 autor Por Juan Carlos Iragorri
Enviado especial
Después de la guerra en los Balcanes "Los serbios deben derrocar a Milosevic" El secretario general de la
OTAN, Javier Solana, justifica la intervención en Kosovo y espera el fin del presidente yugoslavo
BRUSELAS (El Tiempo, Grupo de Diarios América).− La solución del problema de Kosovo y de los
Balcanes pasa por el derrocamiento del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, tarea que corresponde a
los serbios, dice el español Javier Solana, secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN). Según él, la gran lección de la guerra es que los nuevos líderes europeos le han dicho "no" a
la llamada limpieza étnica y a los demás métodos empleados por el fascismo en la Segunda Guerra Mundial.
Solana niega que la acción militar, que no contó con el visto bueno de la ONU, haya violado el derecho
internacional. −En su juventud fue un pacifista anti−OTAN. ¿Cómo se sintió encabezando la primera guerra
de la alianza atlántica contra un país soberano? −En mi vida pública siempre me he comprometido con la
libertad y con los derechos humanos. Lo hice luchando contra Franco, lo hice para traer la democracia a
España y lo he hecho en Kosovo. Lo que he hecho ha sido defender a los más pobres, a los más débiles, frente
a un dictador que quería implantar a fines del siglo XX formas de actuar de los años 30, contra las cuales
hemos luchado largamente los demócratas europeos. −La acción militar de la OTAN en Kosovo se puso en
marcha sin la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU. ¿No constituyó, por tanto, una clara
violación al derecho internacional? −Yo no puedo estar de acuerdo con ese planteamiento. Lo único que
puedo decir es que 19 países democráticos, después de hacer todos los esfuerzos posibles para encontrar una
salida diplomática al conflicto, y viendo las tremendas proporciones de la catástrofe humanitaria que se vivía
en Kosovo, decidieron actuar. Aquí no ha habido una acción para defender riquezas, campos de petróleo o
rutas comerciales. Aquí se han defendido valores importantes para los europeos, como el respeto a los
derechos humanos y a las minorías, el rechazo a la limpieza étnica y la eliminación del terrible espectro que
vivieron nuestros padres en la Segunda Guerra Mundial. Además, usted ya ha visto que el final del conflicto
se ha producido a través de una resolución del Consejo de Seguridad en la que ha habido unanimidad y sólo
una abstención (China). −Mucha gente se pregunta si pudo haberse evitado la acción militar en Kosovo...
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−Durante meses hubo un proceso de negociaciones en el que los líderes europeos hicieron todos los esfuerzos
posibles para conseguir una salida diplomática, pero Milosevic no aceptó ninguna propuesta. Se agotaron
todos, todos los recursos para evitar el uso de la fuerza. −¿Qué cree que pasará ahora con Milosevic? −Los
serbios tienen dos opciones. La primera, la que más me gusta, es que piensen en el futuro y le den a su país
estructuras y valores democráticos. La otra es que miren para atrás. Milosevic es el ayer. −¿Sugiere usted que
lo derroquen? −Yo creo que así es como se acaba con las dictaduras. −Durante la guerra hubo fuertes
tensiones entre la OTAN, por una parte, y Rusia y China, por otra. ¿Cómo están hoy esas relaciones? −Los
países de la OTAN mantienen relaciones normales con China. El canciller federal alemán, Gerhard Schroeder,
ha visitado Pekín y con Rusia hemos reanudado las reuniones del Consejo Permanente, en el que toman
asiento representantes de la alianza y de Moscú. Habrá una la próxima semana. Tenemos un enfoque
estratégico común. Rusia no estuvo de acuerdo con la acción militar de la OTAN, pero, una vez terminada, ha
votado positivamente la resolución del Consejo de Seguridad. −El regreso a casa de los albano−kosovares se
ha llevado a cabo en forma desordenada. Los serbio−kosovares también salen en masa de la provincia. ¿Cómo
se está controlando la situación? −El control lo lleva a cabo las Naciones Unidas y lo está haciendo muy bien.
El jueves estuve allá y pude hablar con el responsable. El ha diseñado un plan meticuloso y adecuado para el
regreso de los albano−kosovares expulsados brutalmente de su país. Con respecto a los serbios, hicieron una
salida inicial de Kosovo, pero les he hecho un llamamiento claro para que se queden. Las fuerzas de
mantenimiento de paz van a proteger a todo el mundo, independientemente de su origen étnico o de su
religión. Hay que construir un Kosovo multiétnico. −Con la alta dosis de odio entre serbios y albaneses,
especialmente después de la guerra, ésa parece una tarea difícil... −Es verdad que no es un asunto fácil. Hay
mucho dolor y mucho odio acumulados, pero se trata de superarlos dando pruebas de esfuerzo y buena
voluntad. No sólo hay que reconstruir el país desde el punto de vista físico, sino también crear las condiciones
para recomponerle su moral. −¿Cuál es la gran lección política de la guerra? −Son muchas, pero quizá la más
importante es que una nueva generación de líderes europeos ha dicho "no", "basta", "nunca más" a la limpieza
étnica y a otras formas de brutalidad que creíamos que habían desaparecido del continente desde la derrota del
fascismo. −La prensa de su país dice que usted sueña con la presidencia del gobierno español. ¿Si su partido,
el Socialista, le pidiera que fuese su candidato, aceptaría? −Todavía no me lo ha pedido nadie. Lo único que
puedo decir es que tengo una profunda vocación política en el sentido más noble del término y una enorme
pasión por mi país.
28.06.1999
Hallan documentos que incriminan al ejército yugoslavo Operación Herradura: bajo ese nombre se impulsó el
plan de masacres y expulsión de albano−kosovares; Milosevic estaría vinculado directamente. LONDRES
(AP).− Documentos hallados en Kosovo vinculan a generales y policías serbios, y hasta al propio presidente
yugoslavo, Slobodan Milosevic, con masacres y planes para la expulsión masiva de albano−kososovares,
informó ayer el diario británico The Observer. Cientos de documentos abandonados por las fuerzas serbias en
retirada −pese a que se llevaron o destruyeron la mayor parte− permitirán a investigadores enjuiciar a los
organizadores de la llamada Operación Herradura, sostuvo un artículo firmado por el enviado del diario a
Pristina, John Sweeney. El jefe del servicio de inteligencia del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK),
Kadri Veseli, aseguró que la Operación Herradura era el plan de Milosevic para expulsar a los casi dos
millones de albano−kosovares de la provincia, de acuerdo con The Observer. Según el diario, "algunos de los
documentos colocan a oficiales del ejército y de la policía en aldeas y poblaciones antes, durante o después de
las matanzas". Además de identificar a decenas de comandantes involucrados en los crímenes genocidas, los
documentos obtenidos permitirán configurar las acusaciones contra el general Sreten Lukic, autor intelectual
de la Operación Herradura. Es muy probable también que los papeles encontrados lleven a la identificación de
un comandante policial apodado Mica, quien habría usado a un grupo de albano−kosovares como escudos
humanos en torno de una posición de artillería en la aldea de Korisa, señaló The Observer. La Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) bombardeó Korisa el 13 de mayo dando muerte a 87 refugiados e
hiriendo a otro centenar. Este fue el mayor número de víctimas civiles en toda la campaña aérea. Según
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Sweeney, la mayor parte de los documentos está ahora en manos del servicio de inteligencia del ELK y sería
entregada a las autoridades de la OTAN. Asesinos civiles Un jefe del ELK, Ram Buja, dijo que en muchos
casos las masacres fueron perpetradas por la población civil serbia, a veces vistiendo uniformes militares,
otras veces, uniformes policiales o paramilitares. Los países de la OTAN ya han entregado a la fiscalía del
Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra en La Haya materiales diversos que documentan la Operación
Herradura, obtenidos de los refugiados que retornan a Kosovo.
nota Dichos y hechos fecha de publicación 30.06.1999 autor Agencias AP y EFE
Dichos y hechos Desmentida. Rusos. Desmentida. El gobierno de China rechazó ayer la versión de un
periódico alemán −por considerarla "insensata"− de que Pekín ofreció asilo al presidente yugoslavo, Slobodan
Milosevic, para que pudiera eludir un proceso por crímenes de guerra. El diario Bild am Sonntag, con sede en
Hamburgo, citó en su edición del sábado declaraciones de Zoran Djindjic, un dirigente opositor y ex alcalde
de Belgrado, que dijo que Milosevic había recibido una oferta para refugiarse en China "y, por lo tanto, no
podría ser extraditado" por el Tribunal de Crímenes de Guerra de La Haya. La vocero de la cancillería china,
Zhang Quiyue, dijo que la versión "era totalmente insensata y carente de fundamentos". * * * Rusos. Los
primeros cuatro buques con tropas del contingente ruso para la Fuerza Internacional de Paz para Kosovo
(KFOR) zarparán hacia las costas yugoslavas el próximo 10 de julio, informó ayer el Estado Mayor de la
armada rusa. Un vocero de esa fuerza indicó que serán enviados hacia Yugoslavia ocho buques de la flota del
Mar Negro, con base en el puerto de Sebastopol. El traslado de los 3616 hombres que forman, según los
acuerdos entre Rusia y la OTAN, el contingente de paz ruso se efectuará por vía marítima y luego por
ferrocarril. Según el Ministerio de Defensa, el emplazamiento de las tropas rusas en Kosovo se llevará a cabo
en un plazo de seis semanas. Actualmente en esa región yugoslava hay un batallón de paracaidistas de 200
hombres y varias decenas de oficiales.
DE acuerdo con una opinión muy difundida, bastaría deponer a Slobodan Milosevic para que Serbia se
encaminara hacia la renovación, pero la realidad local es más compleja e inquietante. Para evitarle a Serbia un
invierno desastroso desde el punto de vista humano, todos sus políticos deben hacer a un lado sus ambiciones
con el fin de que el país pueda emprender su reconstrucción.
Aun antes del desastre de Kosovo, económicamente Serbia era un caso perdido. Las reformas económicas
decisivas que habían transformado gran parte de la Europa poscomunista −estabilización macroeconómica,
liberación de los precios y el comercio exterior, privatización− eran desdeñadas, con tal de mantener en el
poder a un régimen autoritario. En vez de integrar a Serbia en la comunidad internacional, el régimen optó por
someter a su pueblo con alta inflación, economía basada en el mercado negro y tolerancia frente a la
corrupción.
El bombardeo de la OTAN fue el golpe de gracia para una economía que se caía. La situación actual es tan
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dura, que está en juego la supervivencia misma de la nación. Los daños causados por las bombas se han
estimado en 30.000 millones de dólares (el triple del producto bruto interno de este año). La producción
industrial de 1999 caerá a un 20 por ciento del valor alcanzado en 1989, en tanto que el PBI per cápita será de
apenas 975 dólares (un tercio del valor de 1989). Una de cada dos personas está sin trabajo. Sin ayuda
internacional, el país tardaría entre cuarenta y ochenta años en volver al nivel que tenía hace una década,
cuando Milosevic asumió el poder.
El pueblo reconoce que no podrá haber reconstrucción si Serbia no se reintegra a la comunidad mundial. El
aislamiento sumiría en la miseria a varias generaciones. También el régimen está al tanto de esto, pero parece
desear que la nación se hunda con él.
Propuesta del Grupo 17
Aunque es consciente de la falta de fondos locales para la reconstrucción y de que sus cuentas en el exterior
están congeladas, el gobierno procura ganar tiempo declarando su intención de reformarse y cooperar con el
mundo, y recurriendo a patéticas maniobras propagandísticas, como ostentosas inauguraciones de obras de
reconstrucción rápidas. Pero el gobierno actual no podría cooperar con el mundo aunque quisiera, porque
ninguno de sus miembros puede obtener una visa para viajar al exterior. Hoy por hoy, lo único que pueden
hacer los políticos encausados por el Tribunal de La Haya para Crímenes de Guerra es administrar una
economía carcelaria. Y eso hacen.
El descontento cunde. Los mitines y las manifestaciones de protesta van en aumento. Antes de fin de año,
Serbia podría ser testigo de una revuelta espontánea, en gran escala, cuyo desenlace y consecuencias serían
imprevisibles (pensemos en el baño de sangre de Bucarest, en diciembre de 1989, o en la matanza de
Tiananmen), o de la deposición pacífica del régimen de Milosevic.
Lo segundo supone un cambio a través de elecciones democráticas, pero en el momento actual, hablar de
elecciones limpias en Serbia sería pretender lo imposible. No sólo porque el régimen controla el proceso
electoral y tiene en sus manos todos los medios, sino también porque el país está tan arruinado que ningún
partido podría difundir su plataforma de manera realista. De todos modos, los comicios no podrían
organizarse a tiempo para evitar el desastre invernal.
Estas son las razones que han llevado al Grupo 17 a proponer un "pacto de estabilidad para Serbia" como
solución pacífica y rápida para la crisis. El Grupo 17 es una organización constituida por economistas y
expertos en ciencias sociales, que aspira a crear en Serbia una economía de mercado y una sociedad abierta y
democrática, bajo el imperio de la ley. El pacto propone:
El partido gobernante renunciará a su poder ejecutivo por el término de un año.
Todos los partidos opositores renunciarán a sus aspiraciones al poder por el mismo período y sus dirigentes se
abstendrán de participar en cualquier forma del gobierno de transición.
Se constituirá un gobierno de transición integrado por tecnócratas (el candidato más serio a presidirlo es
Dragoslav Avramovic, que goza de amplio apoyo popular). Sus miembros se comprometerán a no presentarse
en las elecciones subsiguientes a su mandato de un año y el gobierno de transición tampoco apoyará a ningún
partido político en particular que pueda presentarse en ellas.
Se hará una drástica reforma económica.
Unidad de la oposición
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