BRASIL COMO RECEPTOR Y EMISOR DE CAPITALES. ¿UNA OPORTUNIDAD PARA EUROPA Y ESPAÑA? Luis Afonso Lima Economista Jefe, Telefónica Brasil INTRODUCCIÓN LA DÉCADA DE LOS 90: LA COMPLEMENTARIEDAD ENTRE LOS DISTINTOS MOMENTOS HISTÓRICOS No es sorprendente que las economías de España y Brasil han pasado por diferentes momentos históricos de gran complementariedad desde la década de 1990. Por un lado, se inició un proceso de internacionalización tardío. Por otro lado, hubo un proceso de privatización de empresas estatales y la liberalización del comercio. El resultado de esta complementariedad, además de proporcionar una manera de afrontar los retos de la globalización, ha traído beneficios para ambas partes, como la promoción de las economías de escala y mayor productividad. En el siglo XXI, sin embargo, las economías de España y Brasil se enfrentan al reto de la inserción competitiva en la economía global como una manera de continuar sus procesos de desarrollo. Con el fin de explorar el desarrollo de las relaciones entre España y Brasil, en términos de flujos de inversión extranjera directa, dividimos el siguiente artículo en tres partes. La primera trata de los diferentes momentos de la economía española y brasileña en la década de 1990. La segunda trata de la aparición de empresas multinacionales en Brasil en la década de 2000. La tercera parte, finalmente, se refiere a los retos y oportunidades de las relaciones entre los dos países en cuanto a las posibilidades de inversión directa mutua. BRASIL: LA PRIVATIZACIÓN NECESARIA La percepción sobre el papel del Estado en la economía brasileña comenzó a cambiar ya a mediados de la década del 70, cuando el largo ciclo de crecimiento iniciado en la década de los 40 daba señales de cansancio. La continua deterioración de la economía y, particularmente, la crisis fiscal en que el país se sumergió al inicio de los años 80, ayudó a impulsar la privatización brasileña en los años siguientes. Es verdad que la Constitución de 1988 era claramente estatista, estableciendo monopolios públicos en los sectores de telecomunicaciones, petróleo y distribución de gas y colocando barreras a la participación extranjera en explotación minera y electricidad. Menos de dos años despúe de la promulgación de la nueva Constitución, el gobierno Collor lanzaba el Programa Nacional de Desestatización (PND), ampliando significativamente el alcance de la privatización en Brasil. ¿Qué causó esa gran reorientación en la visión oficial sobre el papel del sector estatal en la eco229 LAS ECONOMÍAS EMERGENTES Y EL REEQUILIBRIO GLOBAL: RETOS Y OPORTUNIDADES PARA ESPAÑA Júntese a eso el mal desempeño de la economía en la primera mitad de la década de 1990. Por un lado, porque ese hecho limitó los grados de libertad del gobierno en la conducción de políticas intervencionistas, forzándolo a adoptar estrategias de desarrollo más orientadas para el mercado. Por otro, porque ese mal desempeño aumentó la necesidad de controlar los gastos de las empresas estatales, en un momento en que esas empresas precisaban de masivas inversiones para aumentar la eficiencia y la producción. A partir de 1995, el alcance de la privatización sería enormemente ampliado por medio de dos movimientos casi simultáneos: la decisión de acabar con los monopolios del sector público en el área de infraestructura y la decisión de los gobiernos estatales de desarrollar sus propios programas de privatización. En total, las 80 privatizaciones del período 1995-1998 sumaron US$ 60,1 mil millones en ganancias y permitieron la transferencia de US$ 13,3 mil millones en deudas. Diferentes factores contribuyeron para esa ampliación en la segunda mitad de la década de los años 90. Entre estos factores están: Primero, el reiterado fracaso de seguidas administraciones en controlar la inflación había limitado la habilidad del gobierno de perseguir un programa más audaz de privatización. Con la estabilidad, el Ejecutivo consiguió poder político para aprobar en el Congreso las enmiendas constitucionales necesarias para extender la privatización a los sectores de telecomunicaciones y gas y para facilitar su aprobación en las áreas de explotación minera y electricidad. Segundo, con la estabilidad, la necesidad de equilibrio fiscal y la perspectiva de retorno al crecimiento, quedaba claro que el sector público no conseguiría dar salida directamente a las elevadas inversiones necesarias en esos sectores. También por motivos fiscales, la política económica limitaba el acceso de las estatales a la financiación doméstica y externa. Tercero, los estados vieron en la privatización una importante fuente de recursos a corto plazo que les permitió pagar deudas y, en algunos casos, expandir los gastos. También sirvieron de nomía brasileña al inicio de los años 90? La principal señal de la mudanza de modelo de desarrollo fue el paso de una estrategia con enfoque casi exclusivo en el proceso de acumulación, presentado como una preocupación por ocupar espacios vacíos, por otra en que la productividad y la eficiencia pasaron a ser prioridades. Al inicio de la década del 90, madura la percepción de que es necesario reorientar la política económica, en la medida en que las propias crisis fiscal y externa, dada la imposibilidad de contar con ahorro extranjero, limitaban la capacidad del Estado de continuar liderando el proceso de acumulación. Así, no fue una simple coincidencia que el PND fuera lanzado simultáneamente a la apertura de la economía y a la significativa desregularización de la economía doméstica. También contribuyó a esta decisión de expandir la privatización, el deterioro del desempeño de las empresas estatales en la segunda mitad de la década del 80, con el relajamiento de los controles de gastos corrientes y un mayor número de indicaciones políticas para sus cargos de dirección. Los presidentes y directores de las empresas estatales sufrieron gran rotación en los años 80, raramente se sometían de hecho al ministerio en que sus empresas se encontraban y más raramente aún eran recompensados en función del desempeño económico-financiero de las empresas que dirigían. Con eso, las empresas estatales desarrollaron nuevos vicios, sin recuperar las virtudes del pasado, con el gobierno federal dispuesto a rescatarlas cuando era necesario. Hacia el fin de la década del 80, y de forma más pronunciada en las elecciones de 1989, la opinión pública demostraba su descontento con el desempeño de las estatales y en relación al ritmo de la privatización, con una significativa ampliación de su base de apoyo. Ese apoyo creció entre el electorado en general, y especialmente entre los gerentes de las empresas estatales, hasta entonces mayoritariamente contrarios al cambio de propiedad en las empresas que dirigían. Para algunas empresas, de hecho, la privatización pasó a ser encarada como la principal, sino la única, alternativa a su cierre. 230 BRASIL COMO RECEPTOR Y EMISOR DE CAPITALES... estímulo a la adopción de la privatización iniciada por los estados los contratos con el BNDES que permitían anticipar las ganancias de la privatización. De la misma forma, los contratos de renegociación de las deudas estatales contenían cláusulas de rebaja del principal que implicaban la necesidad de privatización. Además, la propia estabilidad y la mudanza de percepción en relación al riesgo y al potencial del mercado brasileño, reflejadas, por ejemplo, en el gran crecimiento de los flujos de inversiones directa extranjera, contribuían para aumentar el valor de esas empresas, tornando la privatización más interesante tanto para el sector público como para los inversionistas privados. Finalmente, el éxito de las privatizaciones realizadas en 1991-1994, al aumentar la eficiencia y la inversión de las empresas, contribuyó a ampliar el apoyo político al programa. Fue evidente que la privatización llevó a una sustancial mejoría del desempeño de las antiguas estatales, observándose aumentos significativos de las ventas reales, de las ventas por empleado, del lucro líquido, del patrimonio líquido, de la inversión, del inmovilizado y de la razón inversión/ventas. De hecho, la eficiencia de las empresas prácticamente se duplicó medida en términos de ventas por empleado, y aumentando un 83% cuando se usaba la productividad de la mano de obra. La rentabilidad cambió su signo de negativa a positiva, el patrimonio líquido casi se quintuplicó, mientras caía el endeudamiento y subía la liquidez. La inversión mediana se multiplicó por más de cinco, aumentando más de cuatro veces como proporción de las ventas y más que duplicando en relación al valor del inmovilizado. Un noventa y dos por ciento de las empresas presentaron alza de las ventas por empleado, con un 100% de productividad de la mano de obra; el lucro líquido aumentó en un 78% de los casos; y la inversión creció en un 93% de las empresas. Mas, de todos los factores que contribuyeron a la expansión de la privatización en el primer gobierno de Fernando Henrique Cardoso, el más importante fue probablemente el papel que la privatización desempeñó en el Plan Real. Con las grandes ventas de 1997-1998, Brasil fue capaz de atraer elevados montantes de inversiones extranjeras directas, que ayudaron a financiar los altos déficits en cuenta corriente, y a evitar la explosión de la deuda pública. La privatización contribuyó a rebajar la deuda pública en un equivalente al 2,1% del PIB. Además, las inversiones extranjeras directas asociadas a la privatización en 1996-1998 fueron equivalentes en promedio al 14,7% del déficit en cuenta corriente del país. Lo más importante fue la posibilidad del gobierno de utilizar las ganancias de la privatización para rebajar la deuda pública. Como el tipo de interés que incidía sobre la deuda era muy alto (en 19941998, la tasa real Selic promedio quedó en un 23,5% a.a.) y las empresas estatales no pagaban prácticamente dividendos (entre 1988 y 1994, la Unión recibió dividendos anuales equivalentes al 0,4% de su patrimonio en las estatales), las ganancias fiscales de ahí resultantes fueron muy significativas. También importante es el hecho de que, tras la privatización, las empresas vendieron más, obtuvieron más beneficios y por eso pagaron más impuesto. Conforme las ganancias de la privatización crecieron, también aumentó su beneficio fiscal. ESPAÑA: LA INTERNACIONALIZACIÓN TARDÍA El proceso de incorporación de España a la Comunidad Europea, a partir de mediados de la década de 1980, constituye, ante de todo, un proceso de apertura al exterior, de flujos de mercancías, de personas y de capitales procedentes del resto del Mundo y, particularmente, de los demás Estados miembros de la Comunidad Europea. Esa apertura se materializó en el aumento del grado de penetración de la corriente de comercio exterior. De hecho, España consiguió en 10 años alcanzar un grado de penetración de la de su competidora de comercio equivalente al de los demás países comunitarios, del 30%, con un significativo aumento de las importaciones y exportaciones hacia y desde las demás economías comunitarias. Además, España alteró su grado de especialización económica, con el desarrollo de sectores 231 LAS ECONOMÍAS EMERGENTES Y EL REEQUILIBRIO GLOBAL: RETOS Y OPORTUNIDADES PARA ESPAÑA de infraestructura, como los de electricidad, gas natural, petróleo, construcción civil y telecomunicaciones, además de sectores de prestación de servicios, como el financiero y el de turismo, con una reorientación de la producción y de sus niveles de calidad, en función también de la contribución del capital extranjero. Ese proceso de integración acabó también por provocar un paso en el sentido de la internacionalización de la economía española en lo que se refiere a inversiones directas, con una mudanza de tendencia en relación a las décadas anteriores. La economía española recuperó posiciones en el ranking de los principales inversores directos, reflejando el alineamiento de su política económica con la realizada en el interior de la Comunidad Europea. A partir de 1997, los flujos de inversiones directas de España en el exterior superaron por primera vez la inversión directa que el país recibía. Con eso, el país pasó de la condición de receptor de inversiones directas del exterior a la condición de exportador líquido de capitales. O sea, la integración económica fue para España un proceso de apertura al exterior, con aumento de la corriente de comercio, de recursos humanos y de capitales con el exterior, y especialmente con los demás Estados miembros de la Comunidad Económica Europea. La experiencia de internacionalización de las empresas españolas ocurrió con mayor intensidad a partir de la década de 1990, más tardíamente que el observado en la mayoría de las demás economías europeas. De forma más pronunciada que en otros países europeos, la internacionalización de empresas de España fue producto, entre otros factores, de políticas públicas coordenadas volcadas en la expansión de las empresas nacionales fuera del territorio español. Eso no significó, sin embargo, que tal proceso fuera dirigido por el Estado. Al contrario, se trató de un movimiento claramente liderado por el sector privado, aunque con la orientación de políticas públicas. El stock de inversiones extranjeras directas (IED) españolas en el mundo presentó un expresivo crecimiento desde el inicio de los años 90. Su montante pasó de US$ 15 mil millones en 1990 a los US$ 602 mil millones en 2008. En términos de stock de IED per capita en el exterior, el salto fue de US$ 399 hasta los US$ 13.039 en el mismo periodo. Con ello, España adelantó en un 10,5% al promedio europeo, que es la región más internacionalizada del mando en este criterio. La relación entre stock de IED y el PIB de España aumentó del 3% al 37,5%, mientras el promedio mundial pasó del 8,5% al 36,9%. Resumiendo, el IED originado en España aumentó su peso en la economía del país. Ese aumento de la importancia del IED español también fue observado en comparación con el de otras economías. Algunos datos ilustran ese mayor relieve. Mientras el stock de IED de España aumentó 38 veces entre 1990 y 2008, el stock mundial de IED aumentó nueve veces en el mismo periodo. En este ínterin, la economía española pasó de la 15ª a la 8ª posición entre las mayores economías según el volumen de activos en el exterior. No es por casualidad, por tanto, que la participación del stock de IED español en el stock de IED mundial pasara del 0,9% al 3,7% a lo largo de estos 18 años. BENEFICIOS DE LA COMPLEMENTARIEDAD Con el avance más acentuado de los ingresos de la IED en Brasil que en el resto del Mundo, el país saltó hasta la 5ª posición entre los principales destinos de IED en el Mundo. Este escenario favorable a los ingresos de IED en Brasil, que depende de la intención de los inversores extranjeros, debe tener continuidad: según una encuesta de la UNCTAD con ejecutivos de empresas multinacionales, Brasil se encuentra en la 4ª posición en el ranking de los países más citados para la realización de proyectos de IED, por detrás de China, Estados Unidos e India. Las inversiones directas de España son responsables en parte de este resultado positivo de las entradas de IED en el país. Según las últimas cifras disponibles del Banco Central de Brasil, las inversiones directas españolas están en el segundo lugar en el ranking de los principales inversores directos en Brasil, sólo por detrás de Estados 232 BRASIL COMO RECEPTOR Y EMISOR DE CAPITALES... Unidos y por delante de inversores tradicionales, como Alemania, Francia y Japón. Este aumento de la importancia relativa de las inversiones españolas en Brasil, por un lado, está fuertemente ligada a las oportunidades abiertas por el proceso de privatización ocurrido en Brasil y se produjo en los sectores de servicios de telecomunicaciones, energía y banca. Por otro lado, también fue el resultado del propio proceso de internacionalización de las grandes empresas españolas que buscaban la manera de afrontar los retos de la globalización y la mayor escala de sus operaciones en el extranjero. Esto marcó la creciente importancia de las inversiones españolas en el sector servicios, que ahora representa el 91,8% del total. La industria de las telecomunicaciones por sí sola, por ejemplo, representa casi la mitad de todo el stock de inversión española. Además del sector de las telecomunicaciones hay que destacar el financiero y el sector eléctrico. A pesar de su relativa novedad, la internacionalización de las empresas brasileñas ha logrado una amplia representación geográfica. Las salidas de IED de Brasil hoy en día se pueden encontrar en 78 países. Es cierto que algunos de los destinos son más importantes que otros. Dejando de lado la inversión en paraísos fiscales, lo que representa el 67% del total, la mitad del stock de inversión directa de Brasil ha ido a Dinamarca, Estados Unidos y España; las economías desarrolladas en su conjunto representan el 75%. Entre los mercados emergentes, Argentina lidera, seguido por Uruguay. Cuando se trata de la distribución sectorial (incluyendo los paraísos fiscales), datos del Banco Central indican que el 54% del monto acumulado de IED de Brasil había entrado en los servicios financieros. Teniendo en cuenta la distorsión introducida por la inclusión de los flujos a los paraísos fiscales, sin embargo, es difícil llegar a una visión realista sobre el destino final de estos flujos, ya sea geográfica o de otro tipo. La internacionalización de las empresas brasileñas está dominada por el sector privado, aunque las empresas estatales también juegan un papel. Petrobras, por ejemplo, ha ampliado sus actividades en el extranjero a 15 países de tres continentes. En América Latina, la empresa ha seguido una estrategia enérgica de integración regional de gas natural. ¿Por qué son más y más las empresas brasileñas que inician sus inversiones en el extranjero? La razón más frecuente es que siguen a sus clientes en los mercados internacionales. Pero hay muchas otras razones, como la defensa de su posición competitiva, el control de la competencia en los mercados internacionales, satisfacer la demanda internacional y reducir su dependencia de un solo mercado (el nacional). Muchas empresas brasileñas también buscan los recursos naturales. Sin embargo, otros están buscando reducir costos, mejorar la infraestructura y los incentivos fiscales más atractivos. En términos generales, las empresas brasileñas inversoras en el extranjero l hacen en busca de tres cosas: los mercados, los recursos naturales y el clima de inversión superior al que encuentran en casa. LOS AÑOS 2000: DE RECEPTOR A EMISOR DE FLUJOS DE INVERSIONES DIRECTAS La internacionalización de las empresas brasileñas es un fenómeno relativamente reciente. De 2000 a 2003, las salidas de inversión extranjera directa (IED) promediaron apenas los USD 0,7 mil millones al año. Durante el período 20042008 de cuatro años, este promedio aumentó a casi USD 14 millones. En 2008, cuando las entradas mundiales de IED han caído en un 15%, las salidas de IED de Brasil casi se triplicaron, pasando de poco más de USD 7 mil millones en 2007 a casi USD 21 millones en 2008. Según datos del Banco Central, el stock actual de las salidas de IED de Brasil estaría cifrado en USD 104 millones, un aumento del 89% respecto a 2003. Se debe tener precaución con el fin de estas cifras, sin embargo, como en las salidas de Brasil, es difícil separar la IED auténtica de las inversiones puramente financieras realizadas bajo el paraguas de la IED. De acuerdo con los datos más recientes, 887 empresas brasileñas han invertido en el extranjero. 233 LAS ECONOMÍAS EMERGENTES Y EL REEQUILIBRIO GLOBAL: RETOS Y OPORTUNIDADES PARA ESPAÑA De acuerdo con el patrón habitual de la internacionalización temprana, una de las principales formas en que las salidas de IED de Brasil comienzan es mediante la creación de oficinas de ventas en el extranjero. Esto es especialmente común en la industria de bienes de consumo y el sector servicios. Sin embargo, la fabricación en el extranjero de bienes y prestación de servicios representa también una parte sustancial de las salidas de IED. Las unidades en el extranjero tienden a expandirse en nuevas funciones, tales como la fabricación de bienes y prestación de servicios, aunque no fueron inicialmente establecidas para ello. Es interesante también observar cómo otros, más sofisticados, tales como funciones de logística y de I + D, ya figuran entre sus actividades en el extranjero. sileñas. Teniendo en cuenta esto, es importante para el Gobierno de Brasil repensar sus políticas y, en particular, llevar a cabo una revisión de las políticas que inhiben la inversión directa de sus empresas. A pesar de su notable crecimiento reciente, las salidas de IED de Brasil necesitan un apoyo adicional a través de políticas públicas. Un grupo de políticas que debe replantearse es el referido a la tributación internacional. Entre los obstáculos externos, la carga tributaria es preeminente. Los impuestos –y sobre todo la posibilidad de la doble imposición– es un problema importante para la internacionalización. Brasil sólo ha firmado 12 tratados de doble imposición en los últimos 10 años. La falta de tratados de doble imposición es una de las principales preocupaciones de las multinacionales brasileñas. Otro grupo se refiere a los tratados bilaterales de protección y promoción de inversiones. Tal vez la más importante de las políticas que necesita una reforma, sin embargo, se refiere a la de financiación. A pesar de que el BNDES tiene líneas de crédito específicas para las salidas de IED, una mayor disponibilidad de fondos sería útil para las empresas que consideran la inversión transfronteriza, especialmente en un momento en que la crisis del crédito, que siguió a la crisis financiera, se ha convertido en universal. En cuanto a las oportunidades de inversiones directas de empresas de España en Brasil, la expansión de la producción de mercancías es una oportunidad de crecimiento no despreciable para la economía brasileña frente a la demanda externa. La expansión de la demanda mundial debería dar lugar a la reanudación de los proyectos de inversión, la expansión de las exportaciones y la atracción de inversores extranjeros. La explotación de los recursos naturales puede generar encadenamientos productivos y tecnológicos con la actividad industrial y puede estimular la aparición de un moderno sector de servicios empresariales en las ramas de ingeniería, logística, comercio y finanzas internacionales. Representa una oportunidad única para ampliar LOS AÑOS 2010: LOS RETOS Y OPORTUNIDADES DE UNA NUEVA FASE Las economías de España y Brasil enfrentan en este comienzo del siglo XXI el reto de la inserción competitiva en la economía global como una manera de continuar sus procesos de desarrollo. Para Brasil existe el desafío de retomar la senda de crecimiento sostenido, tras un largo período marcado por una tasa promedio de crecimiento del PIB más bajo. Para la economía española plantea el reto de elevar la productividad mediante el aumento de la capacidad tecnológica y capital humano. En este contexto, la expansión y profundización de las relaciones económicas entre los dos países representan una oportunidad que debe aprovecharse. Los beneficios de esta profundización serán una mayor cooperación bilateral para generar efectos más positivos de la complementariedad. La internacionalización de las empresas brasileñas, en primer lugar, como la internacionalización de sus contrapartes en otros mercados emergentes, no son luces de bengala. Entre los beneficios conocidos de las salidas de IED es el hecho de que estimula las exportaciones. Otra es la mejora de la competitividad de las empresas bra234 BRASIL COMO RECEPTOR Y EMISOR DE CAPITALES... aún más la escala de los negocios, ya sea para las empresas brasileñas como para las empresas extranjeras. Es posible prever la posibilidad de Brasil de consolidar su posición como líder mundial en alimentos y energía. El desafío es articular estos impulsos en favor de las industrias de exportación, mediante la expansión y diversificación de la estructura productiva, que pueda ofrecer bienes y servicios aumentando en escala y calidad de servicio al mercado interno. La creciente demanda mundial de alimentos y energía debe fomentar las inversiones significativas en los sistemas de la agroindustria y los insumos básicos cuya producción es intensiva en recursos naturales y energéticos. Además de las oportunidades de la demanda externa, el dinamismo del mercado interno también representa una clara oportunidad para los inversores extranjeros en busca de nuevas fronteras de crecimiento fuera de sus mercados. Los proyectos de inversión en proyectos de infraestructura (como el PAC 1 y 2), las inversiones para la exploración del pre-sal y los eventos más importantes, como la Copa del Mundo 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016, son atractivas oportunidades de negocio para los productores de maquinaria y equipo. El reto consiste en la consolidación, reorganización de las cadenas de suministro y el establecimiento de nuevas alianzas nacionales e internacionales. Para los diferentes sectores será fundamental el establecimiento de acuerdos mutuamente aceptables para fortalecer la competitividad en los mercados nacionales y extranjeros establecer, de modo que se forjen alianzas de empresas nacionales con empresas extranjeras interesadas en instalar nuevas plantas en Brasil. Además de las oportunidades de inversión en los sectores productivos, hay grandes oportunidades para la inversión en servicios de infraestructura. El aumento de la renta disponible de los hogares y el alza del número de consumidores tiende a generar una mayor demanda de acceso a la información y los bienes y servicios típicos de la economía del conocimiento, tales como las redes de conectividad de banda ancha, además de aumentar la capacidad de generar contenido y sistemas de interfaz con los usuarios. La implementación de los sistemas urbanos eficientes y sostenibles de salud, educación, saneamiento, transporte público y la seguridad, entre otros, en las principales ciudades de Brasil requerirá una inversión adicional significativa. Las ciudades anfitrionas de la finalización de los eventos más importantes del mundo previstos para 2014 y 2016 también ofrecen grandes oportunidades de inversión para renovar la infraestructura de transporte y el turismo. Desde el punto vista del interés nacional, las inversiones con una mayor contribución potencial al desarrollo económico son las que permiten la renovación de la estructura productiva nacional en los servicios de la industria, en la infraestructura y la oferta de servicios. Se trata de inversiones que contribuyen a las empresas nacionales y extranjeras a adoptar estrategias de búsqueda de liderazgo en el mercado regional y mundial, el establecimiento de cadenas de suministro y sistemas de distribución. Desde el punto de vista del capital extranjero, las oportunidades son también evidentes. Basta observar que China reserva para las empresas de capital nacional el liderazgo de los procesos industriales, dando a las empresas extranjeras un papel complementario y subordinado. India también tiene grandes conglomerados de capital nacional en su industria. El contraste con las oportunidades que representa Brasil, por lo tanto, está claro. 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