LA POSICIÓN FINANCIERA FRENTE AL EXTERIOR DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA. ESTRATEGIAS DE SALIDA José Luis Feito. Presidente. Instituto de Estudios Económicos (IEE) INTRODUCCIÓN LA POSICIÓN DE INVERSIÓN INTERNACIONAL: PRECISIONES CONCEPTUALES Y SU EVOLUCIÓN EN ESPAÑA El objeto de este artículo es analizar las causas, consecuencias y remedios del excesivo endeudamiento exterior de la economía española. En otros trabajos he intentado demostrar que en dicho endeudamiento estriba la raíz de la severa restricción de financiación que padece nuestro país y que su corrección exige un dilatado periodo de sangre, sudor y lágrimas1. A pesar de esta aseveración, o quizá a causa de ella, los coordinadores de esta publicación me han solicitado que desarrolle el análisis de nuestra posición financiera frente al resto del mundo en el tono más divulgativo posible. A tal fin, en la primera sección se define y clarifica el concepto de la posición de inversión internacional (PII), el indicador más utilizado para medir la situación deudora o acreedora neta de un país. A continuación se muestra su evolución en España durante los últimos doce años y sus principales determinantes. En la segunda sección se muestra la relación entre el saldo de la PII y el coste y monto de la oferta de financiación exterior disponible para un país. Finalmente, en la última sección se analizan los remedios necesarios para conciliar una reducción de la PII con la recuperación de ritmos adecuados del crecimiento del PIB. La posición de inversión internacional (PII) de un país es el saldo neto entre sus pasivos y activos financieros internacionales, reflejando por tanto su situación acreedora o deudora frente al resto del mundo. Constituye, sin duda, el indicador más preciso de la vulnerabilidad financiera de un país2. En lo que se sigue se clarifica el concepto, delimitando las fuerzas que lo determinan, y se muestra su evolución en España a lo largo de los últimos años. Supongamos que un país comienza el año con una PII igual a cero. Al final de dicho año la PII arrojará un saldo neto deudor o acreedor dependiendo respectivamente de si dicho país tiene un déficit o superávit en su balanza de pagos por cuenta corriente que sobrepasa el saldo de las transferencias de capital. Si un país registra un déficit de balanza de pagos por cuenta corriente que supera el saldo de las transferencias de capital, si por tanto sus pagos corrientes al exterior 2 Otro indicador relevante es la deuda exterior bruta que incluye únicamente la parte del pasivo financiero que genera obligaciones de pago. Básicamente, la deuda exterior excluye el pasivo constituido por las acciones y participaciones en empresas, así como los derivados financieros. En España la deuda exterior bruta alcanzaba en 2011 un 165,4% del PIB y supone alrededor del 75% del pasivo financiero total. 1 Véase, por ejemplo, mi contribución al libro «Conferencia en memoria de Luis Ángel Rojo». Banco de España 2012. 61 DESAPALANCAMIENTO Y CRECIMIENTO EN ESPAÑA más de un 50% al final del primer quinquenio de la pasada década y casi se duplicó en los siguientes cinco años. La causa de la explosiva ascensión de nuestra posición deudora neta reside en la intensa y, hasta el año 2010, creciente dependencia que la economía española tiene del ahorro exterior para financiar su funcionamiento. El ahorro exterior recibido es la contrapartida financiera del déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente más o menos las transferencias de capital, un ahorro que hay que retribuir y en su momento devolver. Un ahorro que se materializa en préstamos o inversiones exteriores de un tipo u otro a los residentes nacionales y que por tanto entraña el consiguiente aumento del endeudamiento exterior neto del país. En el cuadro 2 se recoge la evolución del saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos más las transferencias de capital junto con la evolución de la PII en el periodo de referencia. Como muestra el cuadro 2, el aumento del saldo deudor de la PII entre 2000 y 2011 es de 60,6 puntos porcentuales del PIB. Este aumento se corresponde aproximadamente con la suma del déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente durante dicho periodo (netos de las transferencias de capital) que alcanza 61 puntos porcentuales del PIB. Las diferencias entre ambas cifras que se pueden observar en periodos más cortos, obedece a un pequeño factor de arrastre en la ecuación que vincula los déficit exteriores a la PII y, sobre todo, a los efectos de valoración mencionados en la nota 3 del anexo. De la observación de los cuadros 1 y 2 queda claro que la senda explosiva seguida por la PII deudora de España desde el año 2000 es la consecuencia de los persistentes y abultados déficit exteriores acumulados desde ese año y de manera especialmente intensa desde 2004. El déficit exterior por cuenta corriente, a su vez, se origina porque el nivel de gasto agregado o demanda interna del país supera el nivel de su PIB. Por lo tanto, el desbordamiento de la PII deudora es la consecuencia de haber mantenido persistentemente niveles de gasto muy por encima de la capacidad productiva del país. superan los ingresos corrientes que percibe del resto del mundo, ha de financiarlo contrayendo un pasivo con el exterior. Este pasivo financiero, por tanto, será igual al importe de dicho déficit más las adquisiciones de activos exteriores que puedan efectuar los residentes del país. Esto es, el déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente (más o menos el saldo de las transferencias de capital) comporta un aumento del endeudamiento neto con el resto del mundo (o saldo deudor de la PII) de igual magnitud. De lo anterior se colige que la PII de un país al final de un año determinado es esencialmente el resultado de la acumulación de los saldos de su balanza de pagos por cuenta corriente en el pasado (más o menos las transferencias netas de capital)3. Así pues, si un país, como es el caso de España, tiene una PII deudora que ha ascendido hasta niveles muy elevados en un periodo relativamente corto es porque en el transcurso de dicho periodo ha generado sustanciales déficit de balanza de pagos por cuenta corriente. En el cuadro 1 se resume la evolución de la PII de nuestro país (en proporción al PIB) en los dos últimos quinquenios. CUADRO 1. PII DE ESPAÑA Fuente: Banco de España, Balanza de Pagos 2011. Nota: El signo positivo denota una posición deudora neta. Las cifras de PII están redondeadas al entero más cercano. Como se puede observar en el cuadro 1, la PII tenía un saldo deudor neto relativamente reducido en el año 2000. El saldo deudor aumentó algo 3 La medición de la PII se hace en moneda nacional al final de año, de manera que su evolución anual recoge también los efectos de valoración resultantes de las variaciones del valor de mercado de los activos y pasivos financieros internacionales, así como del impacto de las variaciones cambiarias sobre el valor de dichos activos y pasivos en el año. En el transcurso del tiempo, empero, estos efectos de valoración se suelen compensar entre sí y, en todo caso, no son muy relevantes. 62 LA POSICIÓN FINANCIERA FRENTE AL EXTERIOR DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA. ... CUADRO 2. PII Y CUENTA CORRIENTE MÁS CUENTA DE CAPITAL DE LA BALANZA DE PAGOS Fuente: Banco de España, Balanza de Pagos 2011. Notas: PII positiva indica un saldo deudor neto. Saldo de la balanza de pagos por cuenta corriente y costes de capital. De lo anterior se puede intuir que, para estabilizar primero y reducir después el saldo deudor neto de la PII, nuestro país está obligado a vivir un periodo dilatado en el que el saldo anual de la cuenta corriente más las transferencias de capital sea nulo e incluso superavitario. Esto es, está obligado a recortar su nivel de gasto agregado hasta situarlo cerca del nivel de su PIB. Al menos a corto plazo, el superávit o cuando menos el equilibrio del déficit exterior es ineludible porque nuestro país difícilmente podrá contar con los préstamos exteriores necesarios para financiar un déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente. Por decirlo de otro modo, en las circunstancias actuales de nuestra economía los mercados financieros exigen una reducción de nuestra PII deudora. En los epígrafes siguientes se analizan las consecuencias de esta restricción de financiación exterior para el crecimiento económico, así como las políticas necesarias para que la economía española reduzca su PII deudora y simultáneamente alcance cifras aceptables de crecimiento del PIB. ciación pública o privada. ¿Qué tienen en común los países que se ven obligados a solicitar ayuda exterior? No su pertenencia al euro. Hay países fuera del euro que han tenido que solicitar el rescate y la consiguiente intervención exterior de su economía (Islandia, los países bálticos, Hungría, entre otros) y evidentemente hay países dentro del euro que no lo han hecho. Tampoco el nivel de su deuda pública. Hay países dentro del euro (por ejemplo, Bélgica, Francia o Alemania), con una deuda pública en proporción al PIB sensiblemente más elevada que la de varios de los citados países rescatados o con ayudas condicionadas de un tipo u otro. Lo que tienen en común estos países, lo que les diferencia de los países dentro y fuera del euro que no tienen que soportar la intervención exterior de sus economías, es el elevado saldo deudor neto de su PII, como se pone de relieve en el gráfico de Deuda Exterior Neta en % del PIB en 2011. LA PII Y LA RESTRICCIÓN DE FINANCIACIÓN DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA Cuando la PII deudora es tan alta como la de los países rescatados o ayudados de un modo u otro, no sólo se estrechan los mercados a las nuevas emisiones de títulos públicos y privados sino que se precipita la salida de capitales, de manera que terminan dependiendo del eurosistema y las inyecciones de fondos oficiales para financiarse. En otras palabras, terminan dependiendo de la ayuda acordada mediante un rescate de un tipo u otro. PII DE LOS PRINCIPALES PAÍSES DE LA ZONA EURO EN 2011 Un subconjunto de países de la eurozona (Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia) se han visto obligados a solicitar un rescate o ayudas de un tipo u otro ante la imposibilidad o el coste prohibitivo de hacer frente a sus necesidades de finan63 DESAPALANCAMIENTO Y CRECIMIENTO EN ESPAÑA GRÁFICO 1. DEUDA EXTERIOR NETA EN % DEL PIB EN 2011 Fuente: Eurostat y elaboración propia. básicamente a sí mismo, puede tener muchos menos problemas para colocarla que otro con deuda reducida pero una parte sustancial de la cual se la debe al resto del mundo. Por otro lado, cuando la PII deudora es muy elevada y la deuda pública relativamente baja, la deuda privada con el resto del mundo será muy alta. Lo habitual en esta situación es que el sistema bancario nacional tenga un balance muy frágil, que antes o después exigirá la inyección de fondos públicos. Esto es así porque cuando la deuda privada es muy elevada, una parte del sector privado no podrá hacer frente a dichas deudas y provocará la quiebra de una parte del sector financiero, lo que acarreará un aumento de la deuda pública para recapitalizar esas entidades e impedir que dicha quiebra arrastre al conjunto del sistema bancario. En otras palabras, cuando la PII deudora es muy elevada, la deuda pública terminará siendo muy elevada antes o después. Esta es la razón por la que países como España han tenido durante la crisis dificultades de financiación de su deuda pública mucho mayores que los países con una deuda pública sustancialmente más elevada (por ejemplo, Japón o los países acreedores de la eurozona). Desde el inicio de la crisis, los mercados anticiparon (correctamente) que nuestra deuda pública aumentaría rápidamente para atender las necesidades de liquidez y capital del sistema bancario. Es conveniente demorarse brevemente en la función subordinada que desempeña el nivel de la deuda pública de un país en la restricción de financiación exterior y el riesgo asociado de intervención de su economía. Es cierto que el rescate o la intervención de una economía suceden habitualmente cuando el país no puede emitir la suficiente deuda pública para hacer frente a sus vencimientos o necesidades de nueva financiación, o sólo puede hacerlo a un tipo de interés desorbitado. Quizá por esto, al principio de la crisis en 2008, algunos analistas y gobiernos (el español, entre otros) pensaban erróneamente que una deuda pública en términos de PIB sensiblemente inferior a la media de los países de la eurozona era un indicador de suficiente fortaleza financiera como para evitar los riesgos de intervención. Fue especialmente flagrante el error de las agencias de calificación, que despachaban sus «ratings» casi exclusivamente en función de los indicadores de sostenibilidad de la deuda pública, ignorando la evolución de la deuda exterior neta. Una PII deudora elevada indica que una parte sustancial de la suma de la deuda pública y privada se debe al resto del mundo, de manera que su coste y las posibilidades de su renovación dependen de la confianza de esos acreedores en el devenir de su economía. Esto es, un país con deuda pública muy elevada, pero que se la debe 64 LA POSICIÓN FINANCIERA FRENTE AL EXTERIOR DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA. ... En resumen, la PII determina las posibilidades de financiación de un país y el coste de dicha financiación. Para decirlo con más precisión, los determinantes de la cantidad y el coste de la financiación son el nivel de la PII y sus expectativas de evolución. Consecuentemente, la severa restricción de financiación que sufre la economía española y que merma su potencial de crecimiento sólo se puede remontar instrumentando políticas que, al tiempo que estabilizan la PII, alienten expectativas de ulteriores reducciones de nuestro abultado endeudamiento exterior. imposible estabilizar la PII. Las últimas iniciativas del BCE ofrecen, por primera vez desde el inicio de la crisis, un horizonte esperanzador al respecto. Dicho esto, la condición verdaderamente esencial para superar la crisis, sin la cual de poco serviría la ayuda exterior, reside en las políticas nacionales. A continuación se efectúan algunas breves consideraciones sobre la naturaleza y el contenido de estas políticas. Como se ha dicho, el objetivo primordial de la política económica debe ser estabilizar y reducir el saldo deudor de la PII en términos del PIB. Para ello no basta, como dictaminan muchos analistas públicos y privados, con reducir o equilibrar el déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente en proporción al PIB. Por ejemplo, en los últimos tres años dicho déficit se redujo desde las cifras cercanas a dos dígitos entre 2005 y 2008 hasta el 4,4 % (2009), 3,9% (2010) y el 3% en 2011, y sin embargo la PII/PIB aumentó desde el 76% (2008) hasta el 92% (2011). Para estabilizar y situar en una senda descendente la PII deudora en % del PIB es necesario reducir sensiblemente el déficit de la balanza de pagos por unidad de crecimiento económico. Es necesario, en otras palabras, corregir el déficit exterior estructural. Se ha de tener en cuenta que un déficit exterior, por pequeño que sea, aumenta el numerador de la PII/PIB y que el denominador ha decrecido o apenas ha crecido durante estos años. Así pues, para reconducir la deuda neta exterior en proporción al PIB hacia una senda descendente es necesario instrumentar un conjunto de políticas que permitan conciliar la ineludible corrección del déficit exterior con el crecimiento económico. Dicho de otra manera, es necesario provocar un cambio de la estructura productiva y de la composición de la demanda de nuestra economía que permita conseguir cifras de crecimiento satisfactorias sin recurrir al ahorro exterior. Como se decía en la sección anterior, los problemas de déficit de balanza de pagos por cuenta corriente excesivos y deuda exterior explosiva surgen cuando un país ha estado gastando durante un periodo dilatado muy por encima de su potencial de crecimiento. Cuando se gasta ESTRATEGIA DE SALIDA DE LA CRISIS Como se señalaba en la sección anterior, la muy abultada deuda exterior neta acumulada por España en los últimos diez años ha ido mermando y encareciendo la oferta de financiación exterior disponible para nuestro país hasta llegar a la situación límite que vivimos en la actualidad. Las causas fundamentales de esta situación radican en la combinación de políticas monetarias y fiscales extraordinariamente expansivas aplicadas en España hasta el estallido de la crisis mundial en 2008, así como en la nefasta gestión económica realizada desde entonces. Hay también factores que son imputables a la mala gestión del euro, factores que han posibilitado que los mercados descuenten una probabilidad no desdeñable de ruptura del euro y con ello han propulsado una significativa aceleración de la salida de capitales e intensificado la subida de la prima de riesgo de los países con elevadas PII deudoras. La consolidación de políticas y mecanismos institucionales en la eurozona que conjuren adecuadamente el riesgo de ruptura del euro es una condición necesaria para la salida de la crisis. Evidentemente, una parte del aumento del saldo deudor de la PII durante estos últimos tres años es imputable a las deficiencias institucionales de la eurozona de manera que su corrección contribuiría muy positivamente a estabilizar y reducir dicho saldo. De hecho, si no se elimina de los tipos de interés la prima de riesgo imputable al riesgo de ruptura del euro sería prácticamente 65 DESAPALANCAMIENTO Y CRECIMIENTO EN ESPAÑA mucho inevitablemente se gasta mal, de manera que el grueso del gasto no se destina a inversiones que aumenten la capacidad exportadora del país y permitan en su momento devolver la deuda exterior contraída sino a gastos consuntivos de un tipo u otro, gasto en bienes y servicios no comerciables y que por tanto no aumentan la base exportadora; gastos insostenibles, en todo caso. Así ha ocurrido en España con buena parte del incremento del gasto público y sobre todo con la masiva inversión en inmuebles que son directa o indirectamente la contrapartida más importante del aumento de la PII durante todos esos años. Además, cuando se gasta mucho se intensifican las presiones inflacionistas y salariales por encima de las registradas por países cuyo nivel de gasto guarda mayor proporción con su capacidad de producción, con lo que se merma la competitividad exterior del país erosionando así el sector de bienes comerciables internacionalmente y acentuando con ello el crecimiento del déficit y la deuda exterior. Para reducir el déficit exterior suficientemente y al mismo tiempo restaurar las posibilidades de crecimiento económico es necesario combinar políticas que reduzcan el gasto con otras que desvíen el gasto (el nuestro y el de nuestros socios comerciales) hacia los bienes producidos en el país. Estas políticas se han de complementar con otras que estimulen y faciliten todo lo posible el desplazamiento de los recursos productivos desde los sectores más afectados por el recorte del gasto hacia otros donde el gasto tiene un horizonte de crecimiento sostenible. Las medidas necesarias por conseguir esto se pueden agrupar en tres categorías: corrección del déficit público, aumento de la competitividad vía reducción de los costes laborales unitarios y otros costes de producción, y saneamiento del sistema bancario para revivir la oferta de crédito al sector privado. Esta es la estrategia o el guión que los organismos internacionales imponen a la política económica española, un guión que nuestras autoridades económicas han intentado seguir pero con excesiva vacilación y medidas contradictorias que con demasiada frecuencia se anulan entre sí. Sin duda, sobre todo en el último año, se ha avanzado en la dirección correcta, pero muy lentamente y a costa de un paro demasiado elevado, que se podía haber limitado considerablemente si se hubiera reformado antes y más radicalmente el mercado de trabajo. Queda, en todo caso, mucho por hacer. Si hubiera que destacar las principales adiciones a las medidas de política económica instrumentadas o anunciadas hasta el momento para conseguir conciliar la deseada reconducción de la PII con el crecimiento económico, yo señalaría lo siguiente. Es necesario profundizar en la reforma del mercado de trabajo y reducir las cotizaciones sociales para que la disminución adicional de los costes laborales unitarios que se necesita sea compatible con la creación de empleo y también para reducir los gastos por desempleo. Son necesarias medidas y reformas más contundentes para reducir el gasto público y hacer posible ese recorte de cotizaciones sociales y, de forma general, revertir el peso excesivo que se ha depositado sobre los impuestos para corregir el déficit público. Estas medidas deberían incluir un recorte más drástico de las subvenciones a las energías renovables (no sólo para reducir el déficit público sino también para bajar el coste de la energía), un mayor ajuste del exceso de personal público e inevitablemente reformas más decisivas del sistema de pensiones y de la sanidad pública. Tampoco es sostenible la actual financiación presupuestaria de la mayoría de las infraestructuras viarias de alta capacidad. Ni siquiera Alemania pudo seguir costeando presupuestariamente el mantenimiento de su red de autopistas y en Francia, Italia o Portugal más del 75% de su red de autovías o autopistas está sujeta a peajes y no recae, por tanto, sobre el gasto público. Como se puede ver, las medidas para salir de la crisis no son fáciles de instrumentar y tienen elevados costes políticos y sociales, aunque mucho menores que los costes políticos y sociales de demorarlas o no instrumentarlas. Cuando un país gasta durante mucho tiempo por encima de su potencial de crecimiento, porque contaba con la financiación exterior necesaria 66 LA POSICIÓN FINANCIERA FRENTE AL EXTERIOR DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA. ... para ello, contempla un aumento considerable de su nivel de vida. Pero éste es un aumento ilusorio, ya que ha sido propiciado por un colosal aumento del endeudamiento exterior que antes o después hay que devolver mediante un proceso de ajuste que inevitablemente entraña recortar el nivel de vida que se sustentaba en dicho endeudamiento. 67