HACE 25 AÑOS…… Cuando D. José Saura Vivancos me propuso ante la dirección Provincial de Educación como Directora del colegio Público Virginia Pérez, sentimientos contradictorios se cruzaban en mi por un lado temor, miedo ante una labor desconocida, por otra parte, una inmensa ilusión para poner en práctica todas aquellas ideas inquietantes que volaban por mi mente, y hacer del nuevo colegio una sede educativa innovadora en sus planteamientos y en su práctica. Un proyecto de centro, escrito a bolígrafo, plasmaba los trazos de una aventura educativa maravillosa de la que nunca me arrepentiré de vivirla. Deseaba una escuela abierta y democrática, una escuela abierta a la vida. Deseaba que los miembros de toda la comunidad Educativa se sintieran integrados de tal forma que creáramos una gran familia en pro de la educación de nuestros alumnos. Quería que la escuela fuera algo cercano a las familias, fuente de educación y cultura para todos. La implicación de los padres era fundamental y me siento autoobligada de mencionar la implantación de talleres dirigidos a distintos niveles, a través de los cuales se fortalecieron los lazos entre padres y profesores, formando unidades de trabajo que relajaban unas tardes semanales en las que se desprendían aromas culinarios, se bordaban manteles, se construían semáforos etc…Eran tardes ansiadas por todos, de tertulias y convivencia, de aprendizaje para la vida. La armonía que se respiraba en todo el sector educativo facilitaba el proceso de aprendizaje y lo hacía todo mucho más fácil. Era una escuela con dependencias abiertas a las necesidades de la comunidad educativa: gimnasia de mantenimiento, yoga, actividades deportivas en horario extraescolar, demandados por colectivos y particulares, ante la carencia de infraestructuras suficientes en la localidad …Escuela de orientación familiar, dirigida a padres y alumnos mayores, para reforzar los lazos de pareja y atender la problemática de adolescentes, cuya baja autoestima podía dificultar el desarrollo integral de éstos. Convivencias, fiesta de carnaval, festival de fin de curso, viajes y salidas…etc, fueron una muestra y ejemplo de participación de padres. Por otra parte, la disciplina y el respeto a las personas y al Centro eran indispensables en la convivencia diaria. El Centro debía ser tratado como nuestro hogar, y por tanto, debía mantenerse en óptimas condiciones para sentirnos todos a gusto. Han sido once años que no son canjeables por nada, con aciertos y errores, pero con un aprendizaje increíble y una inmensa aportación profesional y humana. Y aunque el paso de los años dificulte el encuentro con todas los maestros que pasaron durante esos once años, guardo un recuerdo entrañable de cada uno de ellos, porque además del compañerismo ejemplar, también existió una amistad que nunca impidió defender los propios criterios educativos, y gracias a la labor de todos ellos dimos forma a un centro con grandes inquietudes y con unos principios firmes. Hemos disfrutado juntos, en el trabajo y en la calle, y hemos labrado un camino, que no siempre era de rosas pero que la unidad en los criterios fundamentales permitió salvar los obstáculos con energía, enarbolando una antorcha que deseo con todas mis fuerzas sirviera para aportar luz en la vida de nuestros alumnos. Y permitidme que sea para ellos, mi mejor recuerdo, porque ellos han sido el objeto de mi vocación, de los que guardo muchos de los mejores momentos de mi vida. Los alumnos han sido el empuje vital en muchas situaciones complicadas. Por ellos y para ellos. Y no puedo olvidar, con nostalgia infinita, a aquellos alumnos que la vida los ha arrebatado de nuestro lado, en situaciones dramáticas, pero que fueron unos grandes alumnos y unos grandes amigos. Vosotros también estáis en nuestro corazón. Vosotros también formáis parte de la leyenda del colegio Virginia Pérez. Gracias a los miembros de las distintas Asociaciones de Padres y Madres porque desarrollaron un gran papel, ayudaron, en todo momento, ante cualquier actividad propuesta, recordando situaciones difíciles a las que hicieron frente con valentía y coraje, en la defensa imparcial de nuestros alumnos y de nuestra escuela. Y ahora deseo felicitar a los distintos equipos directivos posteriores porque el testigo que dejamos lo van superando continuamente, gracias al amor por la profesión, al amor por la educación y al amor a los niños. Y, puedo aseguraros que la antorcha de luz que, con mucha ilusión, un día encendimos unos maestros y maestras, brilla con más fuerza cada día, gracias a todos los que después con vuestros granos de arena estáis construyendo elevadas montañas. Mi felicitación para toda la comunidad educativa del CEIP VIRGINIA PÉREZ. Mª del Pilar Sánchez Álvarez Directora del Colegio Público Virginia Pérez 1.985-1996 DESDE LA DISTANCIA Aprovecho la oportunidad que, desde estas páginas se me brinda, para detenerme a reflexionar y poder expresar lo que, tantas veces, he pensado y sentido en estos últimos años. Haciendo alusión a Kavafis en su poema “ITACA” … Siempre ten a Ítaca en tu mente; llegar allí es tu meta; pero no apresures el viaje. Es mejor que dure mucho, mejor anclar cuando estés viejo. Pleno con la experiencia del viaje no esperes la riqueza de Ítaca. Ítaca te ha dado un bello viaje... Ahora, ya en mi Ítaca, y a pesar de que el camino de regreso a mis raíces ha sido largo, estoy contenta pues me ha colmado de experiencias y me ha proporcionado un gratificante viaje. Quince años de mi vida los he pasado en El Algar, hecho y tiempo que han marcado tanto a mi familia como a mí. Mis hijos, han crecido ahí y ahí han cimentado su base como personas. Yo también crecí, lo hice profesional y humanamente en un colegio activo, participativo y vivo, donde, a pesar del trabajo y de las dificultades, surgían nuevas ilusiones año tras año porque los que allí trabajábamos teníamos muy claro que, por encima de todo, apostábamos por una escuela pública de calidad y en la que la palabra MAESTRO se escribía con mayúsculas, por eso haber trabajado en el Virginia Pérez ha sido una gran satisfacción. Durante estos años espero haber contribuido desde los cargos que ocupé, como maestra y secretaria primero y como directora después, a que el Virginia Pérez fuese un buen centro, y sobre todo, a la formación y educación de los alumnos que por mí pasaron, deseando que guarden un grato recuerdo mío. Buscando palabras que resumiesen estos quince años, sólo me sale una, GRACIAS: Gracias al Virginia Pérez por acogerme tan bien, por darme la oportunidad de conocer a tantas y tantas personas: alumnos, padres, compañeros… y por haber hecho tantos y tan buenos amigos. Gracias por ser “Mi Colegio” porque aunque transcurran muchos años, el Virginia Pérez siempre seguirá siendo, “Mi Colegio”. Es, a veces, la distancia la que nos hace darnos cuenta del verdadero significado que tienen las personas y las cosas para nosotros, y aunque la vida nos lleva hacia delante, siempre nos queda los recuerdos de los momentos vividos. Ahora me encuentro donde yo siempre quise estar, pero ahora sé que una parte de ti queda en el lugar donde están las personas a las que tú quieres y que te quieren de verdad. ANA GARCÍA CARTA DE NUESTRA DIRECTORA Siendo yo estudiante conocí este proverbio budista: “Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado” No recuerdo cuando empecé a pensar que de mayor iba ser directora del CEIP Virginia Pérez, pero ya lo soy. Tengo que darles la razón a algunas algareñas que piensan que las personas que han pasado por el pueblo de El Algar se quedan o vuelven. Hace ya varios años que estuve trabajando en el colegio San Isidoro como maestra de música. Y después volví… Hace ya casi siete años que llegué al CEIP Virginia Pérez, lo hice en septiembre de 2003. Era un colegio “familiar” ya que no llegaba a 200 los alumnos y sólo contaba con 15 personas en su claustro. A pesar de mi juventud me integré perfectamente en esta nueva familia que me brindaba su amistad y el apoyo necesario para iniciar una nueva vida lejos de mi Águilas natal. También conté con la confianza de las madres y padres de los alumnos de mi tutoría de cuarto de primaria. En estos años, poco a poco el colegio comenzó a crecer, se hicieron nuevas aulas, se introdujeron las nuevas tecnologías y el segundo idioma extranjero, se marcharon maestros y maestras y vinieron otros nuevos… En el curso 2007/08 de veintisiete maestros en el claustro solamente había seis definitivos y se necesitaba, por diversas circunstancias, que alguien tomara las riendas del Centro. Había que tomar un decisión y aunque eran muchas las dudas, dada mi situación personal de ser madre de familia numerosa, en todo momento tuve y tengo el apoyo de mi marido y por otro lado, la amistad que me une a Mª Dolores y a Chenchi me animó a formar equipo con ellas, sacando adelante un proyecto de dirección que no era nuestro. Éramos nuevas en estos avatares y fue un trabajo arduo al que tuvimos que dedicarle muchas horas que restábamos a nuestras familias. Pusimos muchas ganas y sobre todo mucha ilusión para que todo saliera a flote. Todos los días nos repetíamos: “Este barco no puede hundirse”. Pensábamos en todos los maestros que acababan de llegar y por encima de todo en los alumnos y en sus familias que habían puesto su confianza en nosotras para que colaboráramos en la educación de sus hijos. En junio de 2009 presenté mi proyecto de dirección. Fue entonces cuando me di cuenta de la gran cantidad de compañeros y familias que me apoyaban y que me animaban a seguir, ya que eran muchos los que me decían “Belén ¡adelante!”; Así me sentí más fuerte y segura de la labor que estaba desarrollando. Mi proyecto mantiene la línea de Centro y de trabajo que siempre nos ha caracterizado, aunque he introducido algunos cambios, siempre con la idea de la mejora continua. El curso actual ha supuesto un gran esfuerzo para todo el equipo docente del centro, ya que por conseguir una enseñanza de calidad y una formación en valores que cubra las exigencias que demanda la sociedad actual nos hemos embarcado en varios proyectos: ser colegio bilingüe de la Región de Murcia (español-inglés), participar en el programa de bibliotecas escolares, desarrollar la IV Semana Intercultural y celebrar el 25 aniversario. Todo ello con un sonido de fondo que es la construcción del nuevo bloque de infantil. Entre todos (alumnos, padres y maestros) hemos hecho posible llegar a este 25 aniversario, y entre todos debemos, con una participación activa que aúne esfuerzos e ilusiones, hacer todo lo posible por una educación pública de calidad en el CEIP Virginia Pérez. BELÉN MUÑOZ LORENTE