XII. EL SECTOR ASEGURADOR ANTE LA NUEVA LEY DE PREVENCIÓN DEL BLANQUEO DE CAPITALES Y DE LA FINANCIACIÓN DEL TERRORISMO Luis Alfonso Fernández Manzano. Counsel - Seguros y Reaseguros. Hogan Lovells Profesor Asociado de la Universidad Pontificia de Comillas (ICADE) XII.1. INTRODUCCIÓN: LA APROBACIÓN DE LA LEY 10/2010, DE 28 DE ABRIL, DE PREVENCIÓN DEL BLANQUEO DE CAPITALES Y DE LA FINANCIACIÓN DEL TERRORISMO español, con un considerable retraso1, las últimas Directivas comunitarias en la materia, en concreto, la Directiva 2005/60/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, relativa a la prevención de la utilización del sistema financiero para el blanqueo de capitales y para la financiación del terrorismo, desarrollada por la Directiva 2006/70/CE de la Comisión, de 1 de agosto de 2006, por la que se establecen disposiciones de aplicación de la Directiva 2005/60/CE. No obstante, aunque la transposición de estas Directivas es lo que motiva en última instancia la promulgación de la norma, su finalidad primordial es la actualización y mejora de la vigente regulación en la materia, sustituyendo a la Ley 19/1993, aunque manteniendo en gran medida el régimen y las instituciones jurídicas existentes hasta la entrada en vigor de la nueva Ley, con el manifiesto objetivo, también recogido en el Preámbulo, de reducir los costes de adaptación de los sujetos obligados. Si bien dentro del sector financiero las entidades aseguradoras y las corredurías de seguros no constituyen el principal medio para el lavado de fondos delictivos y la financiación del terrorismo, lo cierto es que el sector asegurador se ha convertido en los últimos años, gracias a su modernización y a la aparición de sofisticados productos de seguro de vida, en objetivo de las organizaciones que se dedican al blanqueo de dinero y a la financiación de actividades terroristas. Por consiguiente, en tanto en cuanto las aseguradoras y los corredores que operan en el ámbito del seguro de vida siguen siendo sujetos obligados por la normativa de prevención de tales actividades, la aprobación de la Ley 10/2010, de 28 de abril, de Prevención del Blanqueo de Capitales y de la Financiación del Terrorismo, ha afectado igualmente al sector asegurador español, que se ha visto obligado a continuar el esfuerzo de adaptación realizado desde la promulgación de la Ley 19/1993, de 28 de diciembre, sobre Determinadas Medidas de Prevención del Blanqueo de Capitales. Este loable objetivo sólo podrá lograrse, en su caso, parcialmente, pues la Ley 10/2010 introduce nuevas exigencias para los sujetos obligados, que no sólo provienen de la transposición de las 1 Retraso que ha motivado dos Sentencias condenatorias del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, por no transponer las Directivas 2005/60/CE y 2006/70/CE antes del 15 de diciembre de 2007 (Sentencias de 24 de septiembre y 1 de octubre de 2009). Como se expone en su Preámbulo, la nueva Ley viene a transponer al ordenamiento jurídico 257 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010... Bloqueo de la Financiación del Terrorismo, no se limitaba a regular la congelación o bloqueo de fondos potencialmente vinculados al terrorismo, como era su propósito inicial, sino que reprodujo las obligaciones de prevención de la Ley 19/1993, lo que resultaba claramente disfuncional. En consecuencia, a partir de la aprobación de la Ley 10/2010, esta norma regulará de forma unitaria los aspectos preventivos tanto del blanqueo de capitales como de la financiación del terrorismo, mientra que en la Ley 12/2003 se mantendrá lo relativo al bloqueo de fondos. A pesar del declarado propósito de la norma de mantener en la medida de lo posible la regulación anterior para evitar los costes de adaptación al nuevo régimen de los sujetos obligados, la nueva norma introduce modificaciones con gran relevancia práctica para el sector asegurador, que obligarán (que, de hecho, ya obligan) a las entidades aseguradoras autorizadas para operar en el ramo de vida y a los corredores de seguros cuando actúen en relación con seguros de vida u otros servicios relacionados con inversiones a implantar nuevos procedimientos para adaptarse a la nueva regulación en la materia. Entidades aseguradoras y corredurías de seguros –incluyendo a aquéllas que operen en España a través de sucursales o en libre prestación de servicios (lo que en la práctica supondrá que estas entidades deberán cumplir simultáneamente las normas españolas sobre prevención del blanqueo de capitales y financiación del terrorismo y las del Estado miembro de origen)– deberán hacer un notable esfuerzo de adaptación a la nueva regulación, pasando a estar obligadas a aprobar un documento donde conste la política expresa de admisión de clientes, procedimientos para la identificación de clientes y para su clasificación en categorías determinadas, etc. No obstante lo anterior, y como acabamos de apuntar, algunos aspectos de la norma especialmente relevantes han quedado condicionados al desarrollo reglamentario de la Ley, como, por ejemplo, la posibilidad de excepcionar determinadas operaciones de vida-riesgo del ámbito obligacional de la Ley 10/2010, a tenor de lo dis- Directivas comunitarias2. Dichas Directivas, en concreto la Directiva 2005/60/CE, son normas de mínimos y únicamente establecen un marco general que ha de ser completado por los Estados miembros, dando lugar a normas nacionales más extensas y detalladas que deben atender a los concretos riesgos existentes en cada Estado miembro, lo que ha llevado al legislador español a recoger en la nueva Ley, al igual que sucedía con la derogada Ley 19/1993, disposiciones más rigurosas que las previstas en la normativa comunitaria. Ello ha traído consigo una norma declaradamente reglamentista, como de forma llamativa, por inhabitual, se reconoce en el Preámbulo de la norma, lo que se justifica por el hecho de que los deberes específicos impuestos a los sujetos obligados encuentran mejor acomodo en normas de rango legal. El carácter reglamentista de la Ley choca con el hecho de que se mantenga la vigencia del Reglamento de la Ley 19/1993, aprobado por Real Decreto 925/1995, de 9 de junio, en todo aquello que no se oponga a la Ley, lo que, junto a otros aspectos a los que nos referiremos más adelante, hace recomendable la aprobación, a la mayor brevedad posible, de un nuevo Reglamento. Además de la necesaria transposición de las Directivas comunitarias antes mencionadas, la Ley 10/2010 tiene como una de sus principales finalidades la unificación de los regímenes de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo, dada la dispersión existente hasta su entrada en vigor, debida a que la Ley 12/2003, de 21 de mayo, de Prevención y 2 Según sostiene LOMBARDERO EXPÓSITO («Ley 10/2010, de 28 de abril, de Prevención del Blanqueo de Capitales y de la Financiación del Terrorismo». Quincena Fiscal Aranzadi, núm. 13/2010), la nueva Ley provocará sin duda un incremento de costes, puesto que «(...) La ley derogada establecía 10 categorías de sujetos obligados, mientras que la nueva ley eleva su número a 26. Ese incremento, sin entrar en matices, supone un gasto por los operadores económicos, los nuevos sujetos obligados (...) Pero el incremento de costes no hace referencia exclusivamente al aumento en el número de sujetos obligados, sino que para todos ellos se establece un mayor número de obligaciones que las existentes en la normativa que se deroga, lo que indefectiblemente provocará un mayor gasto para los sujetos obligados (...)». 258 XII. EL SECTOR ASEGURADOR ANTE LA NUEVA LEY DE PREVENCIÓN ... producto motivó que la normativa vigente en la materia estableciese previsiones específicas sobre las entidades aseguradoras y las corredurías de seguro que operaban en el ramo de vida, además de las obligaciones genéricas que, en su condición de sujetos obligados, también debían cumplir3. Tras la modificación operada por la Ley 36/2006, de 29 de noviembre, de Medidas para la Prevención del Fraude Fiscal, en el artículo 2 de la Ley 19/1993, quedaron sujetos a las obligaciones de la Ley, además de las entidades aseguradoras autorizadas para operar en el ramo de vida y las entidades gestoras de fondos de pensiones, los corredores de seguros cuando actuasen en relación con seguros de vida y otros servicios relacionados con la inversión. La inclusión de los corredores de seguros que actúan en el ámbito del seguro de vida vino motivada por lo previsto en la Directiva 2005/60/CE o Tercera Directiva, transpuesta íntegramente a nuestro Derecho por la Ley 10/2010, que consideraba que los intermediarios de seguros debían ser incluidos en el ámbito subjetivo de las normas de prevención de blanqueo y de la financiación del terrorismo ante la posibilidad de que el mayor rigor de los controles sobre el sector financiero llevase a los blanqueadores de dinero y financiadores del terrorismo a servirse de los intermediarios de seguros de vida como medios alternativos para lograr sus fines delictivos. Las obligaciones de aseguradoras, entidades gestoras de fondos de pensiones y corredurías puesto en el artículo 2.1.b), que después de considerar como sujetos obligados a las entidades aseguradoras autorizadas para operar en el ramo de vida y a los corredores de seguros cuando actúen en relación con seguros de vida u otros servicios relacionados con inversiones, precisa que tendrán esa consideración «con las excepciones que se establezcan reglamentariamente». En consecuencia, el desarrollo reglamentario de la Ley 10/2010 podría tener una notable incidencia en el sector asegurador, por lo que las entidades aseguradoras y corredores de vida están obligados a adaptarse a las previsiones de la nueva Ley y, en un plazo aún indefinido, deberán readaptarse a las novedades que introduzca la correspondiente disposición reglamentaria, que podría relajar algunas de las exigencias legales para nuestro sector. No obstante, no habiendo sido aprobado aún el Reglamento de la Ley 10/2010, dedicaremos las próximas páginas el análisis, necesariamente breve, de las más importantes novedades que trae consigo el nuevo texto legal que nos ocupa. XII.2. LA NUEVA LEY DE PREVENCIÓN DEL BLANQUEO DE CAPITALES Y DE LA FINANCIACIÓN DEL TERRORISMO Y SU INCIDENCIA EN EL SECTOR ASEGURADOR XII.2.1. LA ADAPTACIÓN DEL SECTOR ASEGURADOR A LA NORMATIVA SOBRE PREVENCIÓN DEL BLANQUEO DE CAPITALES 3 Ya apuntábamos en otro lugar (FERNÁNDEZ MANZANO, L.A: «Cumplimiento de la normativa sobre lucha contra el terrorismo y operaciones de blanqueo de capitales». Estudio sobre el sector asegurador en España (dir. Blanco-Morales Limones, P.). Ed. Fundación de Estudios Financieros. Madrid, 2010, págs. 199-200) que el seguro de vida no es la única modalidad de seguro que puede utilizarse para el blanqueo de capitales, pues también puede lograrse ese objetivo a través de pólizas de daños o incluso de responsabilidad civil. No obstante, el instrumento más idóneo para ser utilizado con esta finalidad es, sin duda, el seguro de vida, por lo que sólo aquellas personas que intervienen en la distribución del mismo, aseguradoras y corredores, son conceptuadas como sujetos obligados, no extendiéndose tal consideración a los que participan en la comercialización de otros productos de seguro. Como ha puesto de manifiesto el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional), aunque, dentro del sector financiero, las entidades aseguradoras y las corredurías de seguros no parecen ser el principal medio para el lavado de fondos delictivos y la financiación del terrorismo, la creciente modernización del sector lo ha convertido en objetivo de las redes de blanqueo. La posible utilización del seguro de vida como instrumento de blanqueo y las peculiares características del 259 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010... son las mismas que las que pesan sobre el resto de instituciones financieras afectadas por esta normativa, con los correspondientes matices y excepciones, pero en el sector asegurador se siguen apreciando deficiencias, en ocasiones ciertamente llamativas, a la hora de cumplir puntualmente con la normativa sobre prevención del blanqueo de capitales. No obstante, no debe despreciarse ni olvidarse el notabilísimo esfuerzo realizado por el sector asegurador español para dar cumplimiento a la normativa vigente en la materia desde la promulgación de la Ley 19/1993, por ejemplo, exigiendo que el pago de las primas se realizase a través de cuentas bancarias abiertas a nombre de los clientes (según estudios realizados por UNESPA, más del 90% del pago de primas se realiza en la actualidad por esta vía, lo que limita notablemente las posibilidades de blanqueo de capitales mediante la contratación de pólizas de seguro de vida). El esfuerzo del sector se puede percibir también en la autorregulación que se ha llevado a cabo tanto por parte de cada entidad aseguradora o correduría, como principalmente en el seno de UNESPA, que ha publicado una «Guía de buenas prácticas en materia de control interno», cuya última actualización es de 2007, y mediante la cual se tratan de aproximar las prácticas del sector a los principios que inspiran la materia en otros Estados miembros de la Unión Europea, aunque dejando un amplio margen a las compañías para establecer sus procedimientos internos. La aprobación y entrada en vigor de la Ley 10/2010 exigirá al sector asegurador un nuevo esfuerzo de adaptación a la nueva regulación. Aunque, como antes apuntábamos, el objetivo declarado del legislador, reflejado en el Preámbulo de la Ley, es mantener en la medida de lo posible el régimen vigente para evitar elevados costes de adaptación a los sujetos obligados, la nueva Ley introduce importantes modificaciones respecto al régimen anterior, por lo que, aunque no nos encontramos ante un cambio radical, tampoco las aseguradoras de vida y las corredurías obligadas podrán limitarse a mantener sus procedimientos de prevención del blanqueo como hasta la fecha, sino que tendrán que adaptarse a las nuevas obligaciones que contiene la Ley, pudiendo y debiendo aprovechar la oportunidad para corregir las deficiencias detectadas en cuanto al cumplimiento de la normativa en la materia. A las novedades que introduce la Ley y que afectan al sector asegurador español dedicaremos los siguientes apartados de este breve estudio. XII.2.2. NOVEDADES QUE INTRODUCE LA LEY 10/2010 EN EL ÁMBITO ASEGURADOR XII.2.2.1. Sujetos obligados Sin perjuicio de que la lista de sujetos obligados recogida en la nueva Ley es mucho más exhaustiva que en las normas anteriores, los sujetos obligados en el sector asegurador siguen siendo los mismos: «las entidades aseguradoras autorizadas para operar en el ramo de vida y los corredores de seguros cuando actúen en relación con seguros de vida u otros servicios relacionados con inversiones, con las excepciones que se establezcan reglamentariamente» (artículo 2.1 b) de la nueva Ley ), así como «las entidades gestoras de fondos de pensiones» (artículo 2.1 e) de la nueva Ley). Asimismo, continúan siendo sujetos obligados las personas o entidades no residentes que, a través de sucursales o mediante la prestación de servicios sin establecimiento permanente, desarrollen en España las actividades de los sujetos obligados. En otras palabras, siguen siendo sujetos obligados, como hasta ahora, las sucursales de entidades aseguradoras o corredurías que operen en vida en España, así como aquéllas que lo hagan en régimen de libre prestación de servicios, lo que en la práctica supondrá que estas entidades deberán cumplir simultáneamente las normas españolas sobre prevención del blanqueo de capitales y financiación del terrorismo y las del Estado miembro de origen. Cuestión ésta especialmente problemática en el caso de las entidades que operan en España en régimen de libre prestación de servicios que, sin tener presencia física en nuestro país de ningún tipo, se 260 XII. EL SECTOR ASEGURADOR ANTE LA NUEVA LEY DE PREVENCIÓN ... ven obligadas a cumplir con una normativa pensada para ser cumplida por personas físicas y jurídicas presentes en España y cuando, además, dichas entidades ya están dando cumplimiento a la propia normativa sobre prevención del blanqueo y de la financiación del terrorismo del Estado donde están domiciliadas. Piénsese, por ejemplo, en las dificultades que encontrarán las entidades domiciliadas en otros Estados del Espacio Económico Europeo que distribuyen en España en libre prestación de servicios productos de seguro de vida (habitualmente se trata de productos con un fuerte contenido de inversión, dirigidos a un segmento de población concreto, no numeroso y con un importante poder adquisitivo) que, después de cumplir con su normativa nacional de prevención del blanqueo de capitales y de financiación del terrorismo se ven obligados a dar cumplimiento a la normativa española. Por ejemplo, cualquier entidad que se encuentre en esa situación deberá designar a un representante ante el SEPBLAC (representante que no será un residente en España, pues las entidades que operan en libre prestación de servicios no tienen presencia en nuestro país, lo que planteará numerosos problemas prácticos, tanto para encontrar internamente a dicho representante –que estará poco ansioso por asumir un puesto del que se pueden desprender responsabilidades que muy probablemente son ignoradas–, idiomáticos, etc.). Además, deberá cumplir con las obligaciones de comunicación al SEPBLAC, incluyendo la comunicación sistemática de determinadas operaciones y de la no existencia de operaciones susceptibles de comunicación; deberán realizar el examen externo de sus medidas de control interno -lo que puede diferir de las obligaciones que al respecto establezca su normativa nacional-; estarán obligadas a conservar la documentación durante al menos diez años, lo que también puede chocar con la normativa del Estado miembro de la entidad; deberán proporcionar formación a sus empleados para que tengan conocimiento de las exigencias derivadas de la Ley española, etc. En definitiva, el hecho de considerar como sujetos obligados por la Ley a las entidades no residentes debería estar limitado a aquellos supuestos en que no nos encontramos ante compañías de otros Estados del Espacio Económico Europeo que, como es obvio, tendrán normativas totalmente equiparables a la española en la materia. Pero, dado que la Ley 10/2010 no contiene matiz alguno al respecto, entendemos que este aspecto de la norma producirá notables distorsiones o, simplemente, será ignorado por las entidades no residentes ante las importantes dificultades que impone su cumplimiento y ante el hecho de que el supervisor en la materia será el correspondiente al Estado del domicilio de la entidad que, como es lógico, no es competente para vigilar el cumplimiento de la normativa española por el sujeto obligado. XII.2.2.2. Nuevas obligaciones de los sujetos obligados y su repercusión en el sector asegurador En cuanto a las obligaciones que deben cumplir los sujetos obligados, se regulan de manera mucho más exhaustiva y detallada que en las anteriores normas. La nueva Ley estructura tales obligaciones en cuatro categorías: medidas de diligencia debida (subdivididas, a su vez, en medidas normales, medidas simplificadas y medidas reforzadas), obligaciones de información y obligaciones de control interno y obligaciones de declaración de medios de pago. De forma muy resumida, las obligaciones más relevantes en la materia son las siguientes: 1. Medidas de diligencia debida El capítulo II de la Ley está dedicado a la adopción de medidas de diligencia debida, distinguiéndose entre medidas normales de diligencia debida (Sección 1ª), medidas simplificadas (Sección 2ª) y medidas reforzadas (Sección 3ª). Las medidas normales consisten, básicamente, en que (artículo 3) los sujetos obligados identificarán a cuantas personas físicas o jurídicas pretendan establecer relaciones de negocio o intervenir en cua261 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010... lesquiera operaciones, debiendo comprobar la identidad de los intervinientes mediante documentos fehacientes y debiendo, además, identificar al titular real y obtener información sobre el propósito e índole de la relación de negocios a fin de garantizar que las transacciones efectuadas coincidan con el conocimiento que el sujeto obligado tenga del cliente y de su perfil empresarial y de riesgo. En relación con la obligación de identificar a las personas físicas o jurídicas con las que se van a entablar relaciones de negocio o realizar operaciones, la nueva Ley introduce una precisión en el ámbito de los seguros de vida. Así, su artículo 3.3 establece que «la comprobación de la identidad del tomador deberá realizarse en todo caso con carácter previo a la celebración del contrato. La comprobación de la identidad del beneficiario del seguro de vida deberá realizarse en todo caso con carácter previo al pago de la prestación derivada del contrato o al ejercicio de los derechos de rescate, anticipo o pignoración conferidos por la póliza». Este precepto contiene, a nuestro juicio, un evidente error conceptual: los derechos de rescate, anticipo o pignoración corresponden, ex artículos 96, 97, 98 y 99 de la Ley 50/1980, de 8 de octubre, de Contrato de Seguro4, al tomador del seguro de vida, no al beneficiario, por lo que la comprobación de la identidad del beneficiario sólo sería precisa en aquellos supuestos en que el beneficiario fuese distinto del tomador de la póliza (cuya identidad ya ha sido comprobada al contratar el seguro) y siempre y cuando se produjese la contingencia cubierta que motiva el abono de la prestación a un beneficiario que no coincida con asegurado y tomador (esto es, no procedería la comprobación de la identidad del beneficiario cuando éste sea el propio tomador y asegurado –v.gr., en caso de jubilación o incapacidad permanente del asegurado que es al mismo tiempo el tomador de la póliza–), pero nunca procedería tal comprobación de identidad cuando el tomador ejercita sus derechos de rescate, anticipo o pignoración, pues en ese caso sería suficiente con la identificación efectuada antes de celebrar el contrato, no siendo necesario volver a comprobar la identidad del tomador en el momento de ejercitar tales derechos. En relación con la identificación de los clientes, se han suscitado dudas sobre el cumplimiento de tal obligación por parte de entidades aseguradoras y corredores, considerándose que la misma no se está llevando a la práctica con la suficiente diligencia5 –lo que, obviamente, exigiría un notable cambio de mentalidad por parte de estos sujetos obligados–, así como sobre a quién corresponde tal obligación cuando intervienen corredor y compañía aseguradora, ambos sujetos obligados por la norma. Respecto a este último aspecto, parece ilógico exigir a ambos sujetos obligados que identifiquen a los clientes en los mismos términos (esto es, exigiendo al cliente documentos fehacientes que acrediten su identidad), pues- 5 GÓMEZ-FERRER RINCÓN, J.: La prevención del blanqueo de capitales en las entidades aseguradoras, las gestoras y los corredores de seguros. Ed. Fundación Mapfre. Madrid, 2010, págs. 69-70. Según este autor «(...) Ni siquiera las grandes aseguradoras cumplen diligentemente esta obligación establecida por la Ley. (...) en la práctica, esta obligación se cumple de una manera insuficiente, salvo en el caso de las aseguradoras que forman parte de un grupo bancario y que por tanto sí tienen una mayor experiencia y desarrollo en el cumplimiento de esta obligación. Creo que una de las razones principales del incumplimiento sistemático de esta obligación, que incluye la falta de conservación de la identificación formal, se encuentra en la poca practicidad operativa de la misma. La solicitud de tanta información de carácter personal y reservada en la fase de comercialización, hace que el cliente huya de esa compañía hacia otra más laxa, en relación con los requerimientos de información (...)». 4 Lo que no parece que vaya a variar en un futuro próximo, pues también los artículos 92, 93 y 96 del Anteproyecto de Ley de Contrato de Seguro de junio de 2010 establecen que los derechos de rescate, anticipo, cesión y pignoración en el seguro de vida siguen correspondiendo al tomador. 262 XII. EL SECTOR ASEGURADOR ANTE LA NUEVA LEY DE PREVENCIÓN ... to que, si el cliente ha sido identificado por su corredor, exigirle de nuevo tal identificación por la entidad aseguradora puede ser contraproducente desde un punto de vista comercial. Sin embargo, no debe olvidarse que la Ley no introduce ninguna matización al respecto, por lo que no puede deducirse de su literalidad que la aseguradora quede de algún modo liberada de sus obligaciones por el hecho de que el corredor cumpla las suyas. Por lo tanto, a nuestro juicio, al realizar en primer lugar el corredor la identificación de su cliente, será preciso al menos que aquél proporcione al asegurador los documentos fehacientes que le hayan sido proporcionados por el futuro tomador para acreditar su identidad, pues de otro modo el asegurador deberá requerírselos para dar cumplimiento a las obligaciones que en la materia le impone la Ley 10/2010, y ello a pesar de las suspicacias que puede suponer para los corredores esta transferencia de información a las compañías aseguradoras6. Por otro lado, se exige (artículo 6) que los sujetos obligados apliquen medidas de seguimiento continuo de la relación de negocios, incluido el escrutinio de las operaciones efectuadas a lo largo de dicha relación, lo que exigirá una revisión de operaciones anteriores sin que la norma establezca ningún criterio sobre como ha de realizarse tal escrutinio de operaciones previas, tal vez porque ello pueda ser objeto de desarrollo reglamentario. No obstante, los sujetos obligados estarán autorizados para no hacer este seguimiento continuo en los supuestos previstos en el artículo 10 de la Ley, como comentaremos más adelante. Los sujetos obligados aplicarán las medidas de diligencia debida a todos los nuevos clientes y también a los clientes existentes, en función del oportuno análisis del riesgo, absteniéndose de establecer relaciones de negocio o de ejecutar operaciones cuando no puedan aplicar las medidas de diligencia debida (artículo 7.3). Asimismo, los sujetos obligados podrán (artículo 8) recurrir a terceros sometidos a la ley para la aplicación de las medidas de diligencia debida, con excepción del seguimiento continuo de la relación de negocios, si bien los sujetos obligados mantendrán la plena responsabilidad respecto de la relación de negocios incluso cuando el incumplimiento sea imputable al tercero, sin perjuicio de la eventual responsabilidad de éste. El recurso a terceros para la aplicación de las medidas de diligencia debida exigirá la previa conclusión de un acuerdo escrito entre el sujeto obligado y el tercero en el que se formalicen sus respectivas obligaciones, aunque lo anterior no será de aplicación a las relaciones de externalización o agencia cuando, en virtud de un acuerdo contractual, el proveedor de servicios de externalización o agente deba ser considerado como parte del sujeto obligado. La medidas simplificadas de diligencia debida se traducen en una autorización para los sujetos obligados para no aplicar las medidas de diligencia debida a determinados clientes (por ejemplo, entidades financieras domiciliadas y supervisadas en la Unión Europea –artículo 9–) o ante determinadas operaciones o productos (v.gr., pólizas de seguro de vida que no superen determinada cuantía –artículo 10–). No obstante, la nueva Ley no contiene ninguna excepción a la obligación de identificar a los clientes, ni siquiera cuando el pago de las primas de seguro de vida se realiza mediante transferencia, domiciliación bancaria o cheque nomina- 6 GÓMEZ-FERRER RINCÓN, J.: La prevención del blanqueo de capitales (...), op. cit., pág. 70. 263 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010... tivo de una entidad de crédito domiciliada en España, en la Unión Europea o en países terceros equivalentes, a diferencia de lo que establece el artículo 4.2.d) del Real Decreto 925/1995 (excepción que fue introducida por el Real Decreto 54/2005), por el que se aprueba el Reglamento de la Ley 19/1993, precepto que debe entenderse derogado por ser contrario a lo previsto en la Ley 10/20107. En estos casos, el artículo 10.2 establece que aseguradoras y corredores quedan autorizados para no aplicar las medidas de diligencia debida del artículo 6 (seguimiento continuo de la relación de negocios), pero se precisa que tendrán que aplicarse tales medidas (incluida, por supuesto, la identificación del futuro cliente) con carácter previo al establecimiento de la relación de negocios o al pago de la prestación o al ejercicio de los derechos de rescate, anticipo o pignoración concedidos en la póliza8. 2. 7 La desaparición de tal excepción fue muy criticada por UNESPA en sus Observaciones Preliminares al Anteproyecto de Ley por entender que dicha excepción se recoge en la Directiva 91/308/CEE, tras la modificación de la misma por la Directiva 2001/97/CE, sin que exista justificación para la supresión de la excepción, lo que obligará a las entidades aseguradoras a realizar cambios muy significativos de sus procedimientos internos. 8 Finalmente, el legislador español ha hecho uso de la posibilidad que le concedía el apartado (9) del preámbulo de la Directiva 2006/70/CE, que consideraba oportuno aplicar procedimientos simplificados de diligencia debida en determinadas circunstancias, por ejemplo, cuando los beneficios del producto financiero no puedan realizarse, en general, en favor de terceros y sólo sean realizables a largo plazo, como es el caso de algunas pólizas de seguros de inversión o productos de ahorro, o cuando el objeto del producto financiero sea financiar activos materiales, a condición de que las transacciones se realicen a través de cuentas bancarias y se sitúen por debajo de un umbral apropiado. Por lo tanto, y como apuntábamos en otro lugar (FERNÁNDEZ MANZANO, L.A: «Cumplimiento de la normativa sobre lucha contra el terrorismo y operaciones de blanqueo de capitales», op. cit., págs. 207-208), teniendo presente que la Ley también transpone a nuestro Derecho la Directiva 2006/70/CE, era perfectamente admisible extender la posibilidad de aplicar medidas simplificadas de diligencia debida cuando las contraprestaciones derivadas de pólizas de seguro de vida o de planes de pensiones se realizasen a través de cuentas bancarias abiertas a nombre de clientes, como en última instancia se ha plasmado, aunque de forma limitada, en la redacción final de la norma. 264 Por último, las medidas reforzadas de diligencia debida (artículo 11) son exigibles ante supuestos de alto riesgo de blanqueo de capitales o de financiación del terrorismo, contemplando ciertas operaciones de riesgo (por ejemplo, relaciones de negocio y operaciones no presenciales) y negocios y operaciones de personas con responsabilidad pública residentes en otros Estados de la Unión Europea o en terceros países. Obligaciones de información Para cumplir con las obligaciones de información, el artículo 17 de la Ley exige a los sujetos obligados examinar con especial atención cualquier hecho u operación que, con independencia de su cuantía, pueda estar relacionado con el blanqueo o la financiación del terrorismo. Los propios sujetos obligados tendrán que concretar, al establecer sus medidas de control interno, cómo se dará cumplimiento a este deber, pero, en cualquier caso, deberán elaborar y difundir entre sus directivos, empleados y agentes una relación de operaciones susceptibles de estar relacionadas con el blanqueo de capitales o la financiación del terrorismo (lo que, en la práctica, ya hacen muchas entidades aseguradoras, al incluir en sus manuales internos el Catálogo Ejemplificativo de Operaciones de Riesgo de Blanqueo de Capitales para Entidades Aseguradoras, emitido por el Ministerio de Economía y que contiene la relación de operaciones que el Ministerio estima que suponen un mayor riesgo de blanqueo). Además, los sujetos obligados comunicarán al SEPBLAC cualquier hecho u operación respecto de la cual existan indicios o certeza de que está relacionado con el blanqueo o la financiación del terrorismo, absteniéndose de ejecutar cualquier operación sospechosa y debiendo comunicar periódicamente al SEPBLAC las operaciones que se deter- XII. EL SECTOR ASEGURADOR ANTE LA NUEVA LEY DE PREVENCIÓN ... minen reglamentariamente y, cuando no existan operaciones susceptibles de comunicación, también deberán comunicar esa circunstancia con la periodicidad que se determine en el Reglamento de desarrollo de la Ley. Asimismo, deberá proporcionarse a la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias la documentación e información que requiera, no pudiendo revelarse al cliente ni a terceros que se ha comunicado información al SEPBLAC o que se está examinando o puede examinarse alguna operación. Por último, deberá conservarse durante 10 años la documentación en que se formalice el cumplimiento de las obligaciones en esta materia, lo que supone un incremento de 4 años respecto de la obligación de conservación vigente que fue solicitado por la Fiscalía Especial Antidroga por ser éste (10 años) el plazo de prescripción del delito de blanqueo de capitales de acuerdo con el Código Penal9. Por otro lado, el artículo 25.2 de la Ley exige que los sujetos obligados almacenen las copias de los documentos exigibles en soportes ópticos, magnéticos o electrónicos que garanticen su integridad, la correcta lectura de los datos, la imposibilidad de manipulación y su adecuada conservación y localización, excluyendo, por tanto, la posibilidad de conservar tales copias en papel. Como pusimos de manifiesto en otro lugar10, tal exigencia resultaría muy gravosa para ciertas 3. 9 En relación con el plazo de conservación de la documentación, la ampliación de dicho plazo fue objeto de crítica, en concreto por parte de UNESPA, dado que tanto la 10ª Recomendación del GAFI como el artículo 30 de la Directiva 2005/60/CE establecen que los documentos necesarios sobre las operaciones realizadas deben conservarse durante un período mínimo de 5 años desde que hayan finalizado las relaciones de negocio con su cliente. 10 FERNÁNDEZ MANZANO, L.A: «Cumplimiento de la normativa sobre lucha contra el terrorismo y operaciones de blanqueo de capitales», op.cit., pág. 204. 265 entidades de reducida dimensión y con limitadas posibilidades técnicas (especialmente para las pequeñas corredurías), motivo éste por el que esta obligación no ha entrado en vigor con el resto de la norma el 30 de abril de 2010 (salvo lo relativo a las obligaciones establecidas en el artículo 41, respecto a operaciones de envío de dinero, que entrarán en vigor al año de la publicación de la Ley en el BOE), sino que entrará en vigor el 29 de abril de 2012. No obstante, este artículo es una clara muestra del carácter reglamentista de la Ley reconocido por el propio legislador en su Preámbulo, pues, dejando al margen que, a nuestro juicio, los sujetos obligados deberían tener libertad para decidir cómo conservar su documentación y, obviamente, tan válida a efectos probatorios es a priori una copia en papel como otra en soporte magnético, no parece la Ley el lugar más adecuado para establecer qué soportes son aptos para la conservación de esta documentación. Control interno Los sujetos obligados deberán aprobar y aplicar políticas y procedimientos adecuados en materia de diligencia debida, información, etc., con objeto de prevenir e impedir operaciones relacionadas con el blanqueo o la financiación del terrorismo. Al efecto, aprobarán una política expresa de admisión de clientes, describiendo aquellos tipos de clientes que podrían presentar un riesgo superior, designarán un alto directivo como representante ante el SEPBLAC, que será responsable del cumplimiento de las obligaciones de información recogidas en la Ley, y establecerán un órgano de control interno responsable de la aplicación de las políticas y procedimientos, presidido por el representante ante el SEPBLAC y con representación, en su caso, de las dis- ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010... tintas áreas de negocio. Igualmente, deberán aprobar un manual adecuado de prevención de blanqueo y de la financiación del terrorismo que deberá mantenerse actualizado. El último párrafo del artículo 26.2 establece que los órganos de prevención del blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo operarán con separación funcional del departamento o unidad de auditoría interna del sujeto obligado. A tenor de la literalidad de este artículo y tal y como está siendo interpretado el mismo por el SEPBLAC, no resultará ya posible que el director del departamento de auditoría interna desempeñe la función de representante ante el Servicio Ejecutivo o forme parte del órgano de control interno, aspecto éste relevante en el sector asegurador, puesto que muchas de las entidades aseguradoras que operan en España no tienen separación entre los órganos de prevención del blanqueo y el departamento de auditoría interna. Por otra parte, las medidas de control interno deberán ser examinadas anualmente por un experto externo, que valorará la eficacia de las mismas y propondrá rectificaciones o mejoras (artículo 28)11. Aunque en la redacción definitiva de la Ley no se recogieron las propuestas realizadas por las asociaciones del sector 4. 11 Durante la tramitación parlamentaria de la norma se plantearon enmiendas a este artículo proponiendo la supresión de este requisito de contar con el examen de un experto externo. Para justificar la eliminación de este requisito, el Grupo Parlamentario Catalán argumentó en el Congreso de los Diputados que: «El artículo 28 del Proyecto, que trata del control externo, parece resultar una aportación propia del legislador español, pues no aparece dicho control externo en la Directiva (a diferencia del control interno, que sí se regula en la misma). Por ello, nos parece oportuno plantearnos si además del control interno, resulta necesario un control adicional externo, que supondría un plus de complejidad y coste adicional a los sujetos obligados (...)». Por su parte, el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso sostuvo que: «La existencia de un doble control, lejos de redundar en una mayor garantía y seguridad jurídica, provoca duplicidades innecesarias que aumentarán los costes, provocando el aumento de los costes en los clientes». 266 (UNESPA y ADECOSE, fundamentalmente) en el sentido de que el examen del experto externo tuviese un carácter bianual, al igual que en materia de protección de datos, o trienal dado el coste que estas auditorías supone para los sujetos obligados, sí se incorporó una propuesta de ADECOSE para que en los dos años siguientes a la emisión del informe sea suficiente con la emisión de un informe de seguimiento del experto externo que se refiera exclusivamente a la adecuación de las medidas adoptadas por el sujeto obligado para solventar las deficiencias identificadas. Por lo tanto, no será preciso obtener anualmente un informe completo elaborado por experto independiente. Por último, será preciso adoptar las medidas oportunas para proporcionar la adecuada formación de los empleados, de modo que éstos tengan un conocimiento suficiente de las exigencias derivadas de la norma, debiendo participar en cursos específicos de formación permanente en la materia de cara a detectar las operaciones con riesgo e instruirles sobre la forma de proceder en estos casos. Medios de pago Finalmente, la Ley establece (artículo 34) la obligación de las personas físicas de presentar declaración previa de los movimientos de entrada o salida de territorio nacional de medios de pago (entendiendo por tales el papel moneda y la moneda metálica, cheques bancarios al portador y cualquier otro medio físico, incluyendo los electrónicos concebidos para ser utilizados como medio de pago al portador) por importe igual o superior a 10.000 o su contravalor en moneda extranjera, así como los movimientos por territorio nacional de medios de pago por importe igual o superior a 100.000 o su contravalor en moneda extranjera. XII. EL SECTOR ASEGURADOR ANTE LA NUEVA LEY DE PREVENCIÓN ... al Anteproyecto de Ley, supone dejar abierta la posibilidad a que en el futuro desarrollo reglamentario de la Ley se atienda a la casuística particular del sector asegurador (casuística que, dado el carácter reglamentista de la Ley 10/2010, nada hubiese impedido que se recogiese en el propio texto legal), por ejemplo, excepcionando determinadas operaciones de vida-riesgo absolutamente inhábiles para servir como instrumento para la comisión de delitos de blanqueo de capitales o financiación del terrorismo, lo que fue propuesto como Enmienda al Proyecto de Ley en el Congreso pero no fue finalmente recogido en la norma13. Precisamente en relación con la redacción final del artículo 2.1.b), y también como consecuencia de una Enmienda parlamentaria, el artículo 10.3 de la Ley prevé la posibilidad de que reglamentariamente se autorice la aplicación de medidas simplificadas de diligencia debida respecto de otros productos u operaciones que comporten un riesgo escaso de blanqueo de capitales o de financiación del terrorismo y, en particular, «podrá autorizarse la aplicación de medidas simplificadas de diligencia debida, en los términos que reglamen- XII.2.3. OTRAS ESPECIALIDADES DERIVADAS DE LAS CARACTERÍSTICAS Y PECULIARIDADES DE LOS SEGUROS DE VIDA Tal y como ha señalado algún autor12, la aprobación de la nueva Ley ha venido a poner de manifiesto que, amén de la tradicional falta de adaptación de la mayoría de las corredurías a la normativa en la materia, el sector asegurador en su conjunto adolece de una serie de deficiencias a la hora de dar cumplimiento a las obligaciones de prevención del blanqueo y de la financiación del terrorismo, como, por ejemplo, carecer de una mínima estructura de control interno para el desarrollo de dichas obligaciones, contar con un manual de procedimiento inadecuado, inexistencia de una política de admisión de clientes concreta, inexistencia de herramientas de información y gestión adecuadas de cara a detectar clientes de riesgo superior con carácter previo a darles de alta, etc. Todo ello no hace más que resaltar que, a pesar del esfuerzo de adaptación realizado desde la aprobación de la Ley 19/1993, aún queda mucho camino por recorrer y la nueva Ley puede suponer un estímulo decisivo para llevar a cabo tal adaptación. Como antes apuntábamos, la Ley 10/2010 no introduce novedades respecto a los sujetos obligados del sector asegurador, que siguen siendo (artículo 2.1.b) de la Ley), además de las entidades gestoras de fondos de pensiones, las entidades aseguradoras autorizadas para operar en el ramo de vida y los corredores de seguros cuando actúen en relación con seguros de vida u otros servicios relacionados con inversiones. Sin embargo, durante la tramitación parlamentaria de este artículo se introdujo un importante matiz respecto de lo previsto en el Anteproyecto, incluyéndose un último inciso en este artículo: «con las excepciones que se establezcan reglamentariamente». Esta mención de la Ley, fruto de las observaciones realizadas por las asociaciones sectoriales 13 El Grupo Parlamentario Catalán presentó en el Congreso una Enmienda para que el artículo 2.1.b) quedase redactado como sigue: «b) Las entidades aseguradoras autorizadas para operar en el ramo de vida y los corredores cuando actúen en relación con seguros de vida, siempre que éstos no cubran exclusivamente vida riesgo, u otros servicios relacionados con inversiones». La justificación de esta enmienda recogía la posición del sector asegurador en la materia: «No todos los seguros de vida son susceptibles para blanquear capitales. Podemos diferenciar entre productos de vida-riesgo y productos de vida-ahorro. En el primer caso es necesario que ocurra un suceso no cierto (el fallecimiento o la invalidez de una persona antes de una determinada edad) para que se den las condiciones de cobro de la prestación. La contratación de estos seguros está condicionada a una declaración de salud, incluso en algunos casos a la realización de pruebas médicas, que permitan conocer a la entidad aseguradora que la persona que contrata el seguro, a la fecha de contratación está sana. Si en el caso de fallecimiento se pudiese demostrar que el asegurado había efectuado una declaración falsa, se perdería el derecho al cobro de la prestación. Como instrumento de blanqueo de dinero no aporta ninguna garantía de recuperar el dinero pagado en primas. El blanqueo de dinero está condicionado al fallecimiento o invalidez de una persona sana, por lo que en la mayoría de los casos el dinero pagado en primas no generará contraprestaciones (salvo que el beneficiario tenga planificado que el asegurado sufra un accidente muy grave) (...)». 12 GÓMEZ-FERRER RINCÓN, J.: La prevención del blanqueo de capitales (...), op. cit., pág. 13. 267 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010... de los actos de los auxiliares de sus agentes, mientras que los corredores serán responsables de sus propios auxiliares. Los amplios términos en que está redactado este precepto incluirían tanto a los agentes propiamente dichos como, obviamente, a los operadores de banca-seguros, pero también a otras entidades como las agencias de suscripción que actúen en nombre y por cuenta de compañías aseguradoras, pero que, al no tener esa condición (aunque en la práctica actúen en muchos casos como tales o, al menos, tengan esa apariencia frente a sus clientes), no son sujetos obligados por la Ley 10/2010. También quedarían bajo el paraguas de este artículo los supuestos, cada vez más frecuentes en la práctica, de colaboración entre mediadores, denominados acuerdos de co-mediación, en los que uno de estos mediadores asume la dirección y responsabilidad de la actuación del resto14. Cuando estos acuerdos se alcanzan entre corredores, se produce una concurrencia de dos sujetos obligados (tres, teniendo en cuenta a la aseguradora) y, por ello, podrían plantearse dudas sobre cuál de estos dos sujetos obligados debe asumir la responsabilidad del cumplimiento de las obligaciones establecidas por la Ley. A nuestro juicio, existiendo un corredor «principal», que será quien perciba la comisión procedente, encargándose de abonar luego la parte correspondiente al corredor «secundario», será aquél el responsable final, actuando el otro corredor como mediador o intermediario de quien actúa realmente como sujeto obligado. La duda que se plantea en este punto es si tal responsabilidad se extiende a las actuaciones llevadas a cabo por los auxiliares del segundo corredor (no principal o secundario). En este sentido, entendemos que la responsabilidad por la actua- tariamente se determinen, en las pólizas del ramo de vida que garanticen exclusivamente el riesgo de fallecimiento, incluidas las que contemplen además garantías complementarias de indemnización pecuniarias por invalidez permanente o parcial, total o absoluta o incapacidad temporal». Como puede apreciarse, el futuro Reglamento de la Ley puede tener una gran importancia para el sector asegurador si la norma reglamentaria se hace eco de las preocupaciones del mismo que han motivado los matices introducidos en el Parlamento en los artículos 2.1.b) y 10 de la Ley 10/2010, pero no debe perderse de vista que, a día de hoy y con el tenor literal de la norma, el legislador no ha excluido de su ámbito de aplicación los seguros de vida-riesgo y tampoco podrán aplicarse medidas simplificadas de diligencia debida en relación con pólizas de esta naturaleza en tanto en cuanto la Ley no cuente con un desarrollo reglamentario en el que se establezcan los términos en los que pueden aplicarse tales medidas simplificadas. De todo ello se desprende la necesidad de que el Reglamento de la norma se apruebe a la mayor brevedad posible, para evitar situaciones de incertidumbre por parte del sector e incluso de posible incumplimiento «involuntario» de la norma ante la creencia de que las operaciones de vida-riesgo quedarán de algún modo sometidas en un futuro próximo a un régimen más laxo de aplicación de la normativa de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo. Por otro lado, la nueva Ley no introduce ninguna precisión en cuanto a la circunstancia de que los sujetos obligados están sometidos a las obligaciones de la norma respecto de las operaciones realizadas a través de agentes u otras personas físicas o jurídicas que actúen como mediadores o intermediarios de aquéllos, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 2.2., segundo párrafo, de la nueva Ley. Por lo tanto, sigue sin concretarse cuál es la posición de los auxiliares externos que, al no ser mediadores, no estarían recogidos expresamente en este segundo párrafo del artículo 2.2, por lo que, ante el silencio de la norma, se debe entender que las entidades aseguradoras que operan en vida serán responsables 14 Posibilidad admitida por la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones en la respuesta dada, con fecha 7 de enero de 2010, a una consulta planteada a su Servicio de Análisis de Mediadores y Canales de Distribución, en la que se señala que «(...) sólo cabría admitir que puedan actuar varios mediadores en la intermediación de un seguro siempre y cuando todos ellos sean de la misma clase y uno de ellos asuma la dirección y responsabilidad de la actuación del resto (...)». 268 XII. EL SECTOR ASEGURADOR ANTE LA NUEVA LEY DE PREVENCIÓN ... ción de estos auxiliares del corredor «secundario» no puede transferirse al corredor principal salvo que contractualmente se haya recogido quiénes serán esos auxiliares y cuál será su papel en la distribución del producto de que se trate. Es decir, sólo cuando estos auxiliares sean conocidos por el corredor principal y éste pueda tenerlos en consideración a la hora de dar cumplimiento a las obligaciones impuestas por la Ley se le podrá trasladar la responsabilidad por la actuación de dichos auxiliares; en otro caso, tal responsabilidad deberá ser asumida por el corredor «secundario». Otro aspecto que podría tener relevancia para el sector asegurador es la previsión contenida en el artículo 2.3. de la Ley (ya contenida en el Anteproyecto de Ley), según el cual «Reglamentariamente podrán excluirse (de su consideración como sujetos obligados) aquellas personas que realicen actividades financieras con carácter ocasional o de manera muy limitada cuando exista escaso riesgo de blanqueo de capitales o de financiación del terrorismo». Este precepto permitiría, por ejemplo, excluir del ámbito subjetivo de esta normativa a aquellos corredores de seguros que sólo esporádicamente actúen en relación con seguros de vida y que centran su actividad principal en otras modalidades de seguro, si bien también en este punto habrá que esperar a la aprobación del Reglamento de desarrollo de la Ley. La nueva Ley tiene en cuenta las especiales características y peculiaridades de los productos de seguro, por lo que exime a los sujetos obligados de adoptar determinadas medidas de diligencia respecto de ciertos productos u operaciones. Así, el artículo 10 de la nueva Ley autoriza a los sujetos obligados a no aplicar las medidas de diligencia debida previstas en los artículos 3.2., 4, 5 y 6 (comprobación de la identidad de los intervinientes mediante documentos fehacientes, identificación del titular real, obtención de información sobre el propósito e índole de la relación negocial y seguimiento continuo de la relación de negocios) respecto de los siguientes productos u operaciones: a) Pólizas de seguro de vida cuya prima anual no exceda de 1.000 o cuya prima b) c) única no exceda de 2.500 , salvo que se aprecie fraccionamiento de la operación15. Instrumentos de previsión social complementaria enumerados en el artículo 51 de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (planes de pensiones, mutualidades de previsión social, planes de previsión asegurados –PPAs–, planes de previsión social empresarial –PPSE– y contratos de seguro que cubran exclusivamente el riesgo de dependencia severa o de gran dependencia), siempre y cuando la liquidez esté limitada a los supuestos contemplados por la normativa de planes y fondos de pensiones y no puedan servir de garantía para un préstamo. Seguros colectivos que instrumenten compromisos por pensiones, siempre que cumplan los siguientes requisitos: 1. Que instrumenten compromisos que tengan su origen en convenio colectivo o en un expediente de regulación 15 Como señala GÓMEZ-FERRER RINCÓN (La prevención del blanqueo de capitales (...), op. cit., pág. 42), la inclusión de este apartado en la redacción final de la Ley ha generado descontento en el sector porque no se logró eliminar el límite cuantitativo de 1.000 euros (se pensaba que evitando su inclusión en la Ley sería más sencillo lograr introducir un límite mayor en el Reglamento), tal vez porque tal límite deriva directamente del artículo 11.5 de la Directiva 2005/60/CE, según el cual «(...) 5. No obstante lo dispuesto en el artículo 7, letras a), b) y d), en el artículo 8 y en el artículo 9, apartado 1, los Estados miembros podrán autorizar a las entidades y personas sujetas a lo dispuesto en la presente Directiva a no aplicar medidas de diligencia debida a: a) las pólizas de seguro de vida cuya prima anual no exceda de 1.000 EUR o cuya prima única no exceda de 2.500 EUR (...)»; No compartimos la opinión de este autor respecto a que el artículo 2.3. del Reglamento permita autorizar reglamentariamente la no aplicación de todas o algunas de las medidas de diligencia debida en relación con aquellas operaciones que no excedan un umbral cuantitativo que no superará los 1.000 euros. A nuestro juicio, el citado artículo 2.3. sólo habilita para que reglamentariamente se excluyan de su consideración como sujetos obligados a «aquellas personas» que realicen actividades financieras con carácter ocasional o de manera muy limitada (como, por ejemplo, las corredurías que tuvieran un volumen intermediado de primas muy reducido en seguros de vida), pero tal habilitación reglamentaria no se extendería a la exclusión de determinadas operaciones de reducida cuantía. 269 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010... de empleo aprobado por la autoridad laboral, quedando por tanto excluidos de esta excepción aquéllos que deriven de reglamentos internos, de decisiones unilaterales de las empresas, de pactos entre las empresas y sus trabajadores o de otro tipo de acuerdos. Que no admitan el pago de primas por parte de los trabajadores asegurados que, sumadas a las abonadas por el empresario tomador del seguro, supongan un importe superior a los límites establecidos por el artículo 52.1.b) de la Ley 35/2006, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas para los instrumentos de previsión social complementaria enumerados en su artículo 51 (10.000 euros anuales, salvo en el caso de los contribuyentes mayores de 50 años, para los cuales la cuantía máxima será de 12.500 euros). Que no puedan servir de garantía para un préstamo y no contemplen otros supuestos de rescate distintos a los excepcionales de liquidez recogidos en la normativa de planes de pensiones o a los recogidos en el artículo 29 del Real Decreto 1588/1999, de 15 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento sobre la Instrumentación de los Compromisos por Pensiones de las Empresas con los Trabajadores y Beneficiarios (rescate para mantener en la póliza la adecuada cobertura de los compromisos por pensiones vigentes en cada momento, para la integración de todos o parte de los compromisos en otro contrato de seguro o plan de pensiones, en caso de cese o extinción de la relación laboral o en supuestos de desempleo de larga duración y enfermedad grave)16. Por último, un aspecto relevante para el sector asegurador pero que no motivó ninguna Enmienda durante el debate parlamentario (a pesar de que UNESPA incidió en ello en sus Observaciones Preliminares al Anteproyecto de Ley) es lo relativo a la aplicación de medidas de diligencia debida por terceros, regulada en el artículo 8 de la Ley en términos prácticamente idénticos a los del Anteproyecto. Según este artículo, los sujetos obligados podrán recurrir a terceros sometidos a la ley para aplicar las medidas de diligencia debida (identificación formal, identificación del titular real, obtención de información sobre el propósito e índole del negocio, etc.), con excepción del seguimiento continuo de la relación de negocios. Para ello, será preciso la conclusión de un acuerdo escrito entre el sujeto obligado y el tercero en el que se formalicen sus obligaciones, si bien los sujetos obligados serán responsables de la operación, aun cuando el incumplimiento sea imputable al tercero, sin perjuicio de la propia responsabilidad de este último. El debate extraparlamentario respecto a este precepto se suscitó en relación con aquellos supuestos en los que el «tercero» que intervenga en una operación sea un corredor, sujeto obligado, por tanto, por la normativa de prevención de blanqueo y de la financiación del terrorismo, y que, por consiguiente debe aplicar las medidas de diligencia oportunas con anterioridad a que lo haga la aseguradora (cuando un seguro es intermediado por un corredor, el cliente acude en primer lugar a su corredor y a posteriori a la entidad aseguradora), y también cuando, como es habitual, el pago de la prima se realiza a través de una cuenta bancaria, en cuyo caso la entidad de crédito correspondiente habrá aplicado las medidas de diligencia debida procedentes. A nuestro juicio, la aplicación de medidas de diligencia debida por parte de un sujeto obligado que intervenga en la operación haría innece- No se exige ya, como sí se hacía en el Anteproyecto de Ley, que las primas abonadas por la empresa se imputen fiscalmente a los asegurados para que los sujetos obligados queden autorizados a no aplicar las medidas de diligencia debida previstas en los artículos 3.2., 4, 5 y 6 de la Ley. 2. 3. 16 270 XII. EL SECTOR ASEGURADOR ANTE LA NUEVA LEY DE PREVENCIÓN ... saria la adopción de tales medidas por otro sujeto obligado, en este caso las entidades aseguradoras, sin necesidad de alcanzar acuerdos escritos para ello y sin que los sujetos obligados asumiesen la responsabilidad por la actuación de los terceros que intervienen en la relación negocial y que también tendrían la consideración de sujetos obligados. Sin embargo, lo cierto es que la redacción final del artículo 8 de la Ley implica que la intervención de corredores y entidades de crédito en la relación entre tomadores y aseguradoras no supondrá que las compañías aseguradoras queden exoneradas de su obligación de aplicar medidas de diligencia debida a pesar de haberlas aplicado previamente corredores o entidades de crédito, salvo que se pactase por escrito con estos «terceros sometidos a la presente ley» que fueran ellos los que aplicasen las medidas de diligencia debida. No obstante, la firma de tales acuerdos con corredores y entidades de crédito, al margen de los problemas prácticos que pudiese plantear (v.gr., necesidad de firma de acuerdos con los numerosos corredores que operan en vida y con las no menos numerosas entidades de crédito que operan en España), no limitaría la responsabilidad de las aseguradoras en la materia, pues seguirán respondiendo de la actuación desarrollada por los corredores y entidades de crédito a tenor de la literalidad del segundo párrafo del artículo 8.1. de la Ley, a pesar de tener estos la consideración de sujetos obligados. 2. XII.3. CONCLUSIONES 1. Las organizaciones delictivas dedicadas al lavado de dinero y a la financiación del terrorismo no se sirven de las entidades aseguradoras y las corredurías de seguros como un medio esencial para lograr sus propósitos, puesto que dentro del sector financiero otras instituciones presentan características más favorables para ello. No obstante, en tanto en cuanto son sujetos obligados por la normativa de prevención del blanqueo y de la financiación del 271 terrorismo, la aprobación de la Ley 10/2010, de 28 de abril, de Prevención del Blanqueo de Capitales y de la Financiación del Terrorismo (cuyo objeto es transponer al ordenamiento jurídico español las últimas Directivas comunitarias en la materia -Directivas 2005/60/CE y 2006/70/CE-), ha afectado igualmente al sector asegurador español, que se ha visto obligado a continuar el esfuerzo de adaptación realizado desde la promulgación de la Ley 19/1993, de 28 de diciembre, sobre Determinadas Medidas de Prevención del Blanqueo de Capitales. La nueva norma introduce modificaciones con gran relevancia práctica para el sector asegurador, que obligarán a las entidades aseguradoras autorizadas para operar en el ramo de vida y a los corredores de seguros cuando actúen en relación con seguros de vida u otros servicios relacionados con inversiones a implantar nuevos procedimientos para adaptarse a la nueva regulación en la materia. Aunque el propósito declarado de la norma es mantener en la medida de lo posible el anterior régimen para reducir los costes de adaptación, las novedades que introduce exigirán a todos los sujetos obligados a modificar sus procedimientos internos para dar cumplimiento a las nuevas y más numerosas obligaciones que impone la Ley 10/2010. Estas nuevas obligaciones irán desde cambios en la estructura interna de las compañías (por ejemplo, a tenor de la literalidad de la Ley 10/2010 y según interpreta el SEPBLAC, no resultará posible a partir de la entrada en vigor de la Ley que el director de auditoría interna desempeñe la función de representante ante el Servicio Ejecutivo o forme parte del órgano de control interno, aspecto éste relevante puesto que muchas de las entidades aseguradoras que operan en España no tienen separación entre el órgano de control interno y el de audito- ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010... 3. 4. ría interna), hasta nuevas exigencias en aspectos ya superados y que habían exigido a las entidades esfuerzos de adaptación a la Ley ahora derogada (así, la Ley 10/2010 elimina un supuesto anterior de exención de la obligación de identificar al cliente cuando el importe de las contraprestaciones era adeudado en una cuenta abierta en una entidad de crédito). Como puede apreciarse, entidades aseguradoras y corredurías de seguros –incluyendo a aquéllas que operen en España a través de sucursales o en libre prestación de servicios (lo que en la práctica supondrá que estas entidades deberán cumplir simultáneamente las normas españolas sobre prevención del blanqueo de capitales y financiación del terrorismo y las del Estado miembro de origen)– deberán hacer un notable esfuerzo de adaptación a la nueva regulación, pasando a estar obligadas a aprobar un documento donde conste la política expresa de admisión de clientes, procedimientos para la identificación de clientes y para su clasificación en categorías determinadas, etc. No obstante lo anterior, algunos aspectos de la norma especialmente relevantes han quedado condicionados al desarrollo reglamentario de la Ley, como, por ejemplo, la posibilidad de excepcionar determinadas operaciones de vida-riesgo del ámbito obligacional de la Ley 10/2010, a tenor de lo dispuesto en el artículo 2.1.b), que después de considerar como sujetos obligados a las entidades aseguradoras y a los corredores de seguros que operan en el ramo de vida, precisa que tendrán esa consideración «con las excepciones que se establezcan reglamentariamente». En consecuencia, el desarrollo reglamentario de la Ley 10/2010 podría tener una notoria incidencia en el sector asegurador, por lo que las entidades aseguradoras y corredores de vida estarán obligados a adaptarse a las previsiones de la nueva Ley y en un plazo aún indefinido deberán readaptar- 5. 272 se a las novedades que introduzca la correspondiente disposición reglamentaria, que podría relajar algunas de las exigencias legales para nuestro sector. En materia de autorregulación, que, como sucede con todas las entidades financieras, es también muy relevante en el sector asegurador, sigue apreciándose una falta de cumplimiento de la normativa en la materia por una gran parte de las corredurías de seguros, así como importantes deficiencias en que incurren aquellas aseguradoras y corredores que sí se han propuesto cumplirla (deficiencias que pueden apreciarse en la falta de una mínima estructura de control interno para el desarrollo de las obligaciones establecidas por la Ley, en la inadecuación de los manuales internos de procedimiento, en la insuficiente formación de los empleados, etc.). Entre estas deficiencias puede señalarse la habitual falta de atención a las características de cada entidad a la hora de diseñar sus reglamentos o manuales internos, especialmente en los grupos bancarios que se limitan a reproducir, en lo relativo a las entidades aseguradoras y corredurías del grupo de que se trate, las normas vigentes en la materia y/o el catálogo ejemplificativo de operaciones de riesgo de blanqueo de capitales para entidades aseguradoras, facilitado por el Ministerio de Economía. La necesidad de dar cumplimiento a la nueva Ley es una excelente oportunidad para revisar la estructura y procedimientos internos en materia de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo, debiéndose modificar los reglamentos internos para dar cumplimiento a la Ley 10/2010 y, entre otros aspectos, incluir la política expresa de admisión de clientes o los procedimientos para la identificación de clientes y para su clasificación en categorías determinadas, XII. EL SECTOR ASEGURADOR ANTE LA NUEVA LEY DE PREVENCIÓN ... atendiendo en todo caso a las características propias de cada entidad. El futuro desarrollo reglamentario de la Ley, que puede tener gran transcendencia para el sector como antes hemos puesto de manifiesto, no puede constituir una justificación para no dar cumplimiento ahora a lo dispuesto por la Ley. Si bien es cierto que la aprobación del Reglamento obligará a los sujetos obligados a una nueva readaptación, no es menos cierto que la Ley 10/2010 introduce obligaciones a las que se debe dar respuesta desde su entrada en vigor, por lo que la adaptación de la estructura y de los procedimientos internos de cada entidad y correduría no puede dilatarse hasta el eventual desarrollo de la Ley. Dada la relevancia del Reglamento, sería necesaria la pronta aprobación del mismo para evitar las dudas existentes sobre los matices que puede introducir la norma reglamentaria en el ámbito asegurador y el consiguiente retraso que tales dudas pueden motivar a la hora de llevar a cabo la adaptación de los sujetos obligados del sector a la nueva Ley. BIBLIOGRAFÍA ÁLVAREZ PÁSTOR, D. y EGUIDAZU PALACIOS, F.: Manual de Prevención del Blanqueo de Capitales. Ed. Marcial Pons. Madrid, 2007. GÓMEZ-FERRER RINCÓN, J.: La prevención del blanqueo de capitales en las entidades aseguradoras, las gestoras y los corredores de seguros. Ed. Fundación Mapfre. Madrid, 2010. FERNÁNDEZ MANZANO, L.A: «Cumplimiento de la normativa sobre lucha contra el terrorismo y operaciones de blanqueo de capitales». Estudio sobre el sector asegurador en España (dir. BlancoMorales Limones, P.). Ed. Fundación de Estudios Financieros. Madrid, 2010. LOMBARDERO EXPÓSITO, L.M.: Blanqueo de capitales. Ed. Bosch. Barcelona, 2009. LOMBARDERO EXPÓSITO, L.M.: «Ley 10/2010, de 28 de abril, de Prevención del Blanqueo de Capitales y de la Financiación del Terrorismo». Quincena Fiscal Aranzadi núm. 13/2010. 273