CURRÍCULUM Y REFORMAS EDUCATIVAS IBEROAMERICANAS: UNA RELECTURA CRÍTICA Martiniano Román Pérez Catedrático de E. U. de la Facultad de Educación, Departamento de Didáctica y Organización Escolar, de la Universidad Complutense de Madrid mroman@edu.ucm.es Artículo publicado en la Revista Novedades Educativas, 12, 112, contraportada (Buenos Aires). (Actualizado) Estamos asistiendo, y no sin asombro, a un diluvio reformista en educación en Iberoamérica en la presente década. Conviene dejar claro que las reformas actuales son imprescindibles por unas sencillas razones y entre otras: la sociedad va muy deprisa y la escuela demasiado despacio; una creencia, a veces excesiva, en el poder de transformación social y promoción humana de “esta escuela”; un deseo masivo de ampliación de la escolaridad obligatoria; una búsqueda de un “nuevo orden social” apoyado desde la educación en el marco de la sociedad sin fronteras del conocimiento; una búsqueda desde la empresa de aprendices cualificados, flexibles y polivalentes; un desarrollo de nuevos valores y capacidades como formas de socialización y enculturación;... Desde esta perspectiva el currículum escolar adquiere nuevas dimensiones como desarrollo de la cultura social propia de un país y también de la propia cultura de las instituciones. Pero ¿de qué currículum hablamos y cuál es el modelo reformista a imitar? ¿qué entendemos por currículum y cuáles son sus elementos fundamentales? ¿cuál es su articulación interna, como herramienta cultural?... No todos hablamos de la misma reforma ni de la misma manera. Es peligroso el modelo reformista donde todo cambia y nada se mueve. Existen unas claves teóricas en las cuáles, al menos a nivel documental oficial, parece que todos estamos de acuerdo y entre otras: objetivos por capacidades, valores como ejes (objetivos) transversales del currículum; contenidos como medios para desarrollar los objetivos; aprender a aprender enseñando a pensar; aprendizaje constructivo y significativo, aprendizaje de procedimientos;...generando todo ello un discurso teórico optimista. Pero también hemos de afirmar que los aciertos y los errores conviven “amablemente”, donde muy menudo éstos anulan y diluyen aquéllos. Veamos estos planteamientos desde una perspectiva crítica. A.- Errores más llamativos y relevantes Se ha presentado muy a menudo la Reforma Educativa española como un modelo perfecto y plagado de éxitos, un modelo a imitar tanto desde una perspectiva teórica como práctica. Sin embargo en la actualidad, diez años después de iniciada, existe un fuerte descontento y desánimo profesional y amplio desencanto social. Y esto tiene unas explicaciones y urge una evaluación objetiva de las mismas de las mismas Es frecuente oir a muchos profesores suramericanos: “estamos copiando la Reforma Española que ya ha fracasado”. Pero veamos con más precisión estos errores: Existe un psicologismo excesivo a nivel teórico y a nivel práctico se traduce en un conductismo disfrazado, donde, por ejemplo, los objetivos por capacidades se reducen a verbos en infinitivo que indican acción para aprender un contenido. La teoría es cognitiva y la práctica conductista. Se parte de una definición inadecuada de currículum centrada en el “qué, cuándo y cómo enseñar y qué, cuándo y cómo evaluar”, en la cual no existe el para qué (objetivos) y se reduce el currículum a lo observable, medible y cuantificable, confundiendo de hecho currículum con programación de los años setenta. Las fuentes del currículum están mal diseñadas, donde la fuente psicológica (afecta al aprendizaje), la más relevante, es de tipo cognitivo; la fuente sociológica (afecta a la cultura) está de hecho desaparecida; la fuente epistemológica (paradigmas subyacentes) afecta a las didácticas de las diversas asignaturas (Matemáticas, Lengua, Sociales...) y la fuente pedagógica (afecta a la enseñanza) es de tipo conductista. Y todo ello produce en la práctica “esquizofrenia curricular” al carecer de un criterio unificador que armonice y dé coherencia al currículum en las aulas. Por otro lado la estructura de los bloques de contenido o unidades didácticas de las diversas asignaturas de contenidos conceptuales, contenidos procedimentales y contenidos actitudinales en la práctica se reduce a actividades para aprender contenidos y no para desarrollar capacidades. Los profesores siempre han realizado actividades para aprender contenidos y “de paso desarrollar capacidades”. Más aún, las actitudes se subordinan a los contenidos y de este modo, como ejemplo, “se organizan los números y operaciones y se deben buscar actitudes hacia ellos y no hacia la vida porque no hay números y operaciones solidarias”. No se cae en la cuenta que también los números y operaciones, desde una perspectiva metodológica, se pueden aprender de una manera solidaria. Se habla de evaluación por capacidades (por objetivos) lo cual resulta interesante, pero en la práctica es inviable porque se realizan procedimientos / actividades para aprender contenidos, actuando éstos como objetivos”. Se podrá evaluar contenidos (lo que se aprende) pero no por objetivos que no se han desarrollado. Por otro lado la prolongación de la escolaridad obligatoria hasta los 16 años resulta socialmente valiosa, pero el modelo curricular “ha egebeizado de hecho” dos años de educación secundaria con modelos culturalistas y librescos, donde todos los alumnos deben aprender en los libros que se les caen de las manos (muchos leen y escriben con dificultad), porque está prohibido pensar con las manos (aprender un oficio) por considerarlo discriminatorio socialmente, desde modelos decimonónicos (oficios mecánicos y repetitivos). Estos errores, y otros más, han transformado la esperanza y optimismo inicial de los profesores en pesimismo y frustración. Existe un importante desencanto que es necesario reconducir ante esta doble disyuntiva: o reformar la reforma o volver a empezar. Parece claro que no se trata de volver a empezar (sería volver a las cavernas), sino más bien reformar la reforma, desde una perspectiva curricular, incorporando algunos de estos supuestos, que en parte ya están recogidos de una manera implícita. Conviene recordar que toda colonización, como mera fotocopia curricular, siempre es peligrosa, pero la colonización de errores lo es mucho más. B.- Algunas propuestas de reconducción La gran fuerza teórico – práctica de las Reformas Educativas actuales radica sobre todo en su modelo teórico – práctico bien diseñado y en una nueva lectura explícita del paradigma socio- cognitivo y entre otros de los siguientes elementos: El currículum ha de entenderse desde esta doble perspectiva: como selección cultural, que indica las capacidades (herramientas mentales), los valores (tonalidades afectivas), los contenidos (formas de saber) y los métodos/ procedimientos (formas de hacer) que los adultos queremos que se aprendan en la escuela y como modelo de aprendizaje - enseñanza en el cual se insertan los programas escolares. Ello nos conduce a un modelo de aprender a aprender como desarrollo de capacidades y valores por medio de contenidos y métodos / procedimientos. Desde esta perspectiva las actividades han de entenderse como estrategias de aprendizaje orientadas a la consecución de los objetivos (capacidades y valores). Ello implica de hecho un enseñar a aprender y enseñar a pensar, aunque para ello sea necesario de nuevo aprender a enseñar. Los alumnos como aprendices poseen un potencial de aprendizaje (inteligencia potencial, capacidades potenciales) que es necesario desarrollar, y de este modo el profesor actúa como mediador del aprendizaje y mediador de la cultura social. Estas capacidades constituyen la inteligencia del aprendiz que es mejorable y entrenable. Se puede y se debe enseñar a ser inteligente desde el currículum ordinario. El aprendiz aprende cuando encuentra sentido a lo que aprende y actúa como principal constructor de su aprendizaje, y ello se denomina aprendizaje constructivo y significativo (no mera metodología activa) que integra contenidos y métodos / procedimientos en un triple proceso cíclico del aprendizaje científico, constructivo y significativo. Ello nos obliga a situarnos más allá de la Escuela Clásica (tradicional) y de la Escuela Nueva. Los valores y actitudes son objetivos afectivos (no meros contenidos actitudinales) y se desarrollan sobre todo por métodos / procedimientos o formas de hacer en el aula. El recurso a los valores como objetivos transversales supone un ligero avance, frente a modelos de enseñanza neutra, pero en la práctica los valores y capacidades son objetivos transversales y verticales. Este recurso retórico, más teórico que real reduce los valores como objetivos transversales a meras unidades didácticas extracurriculares. Capacidades y valores son objetivos cognitivos y afectivos respectivamente, en el marco del currículum ordinario. El Diseño Curricular de Aula, como modelo de planificación o programación en la sala de clase consta de estos elementos: capacidades y valores como objetivos y contenidos y métodos / procedimientos como medios. Pero además los contenidos y los métodos han de diseñarse desde la perspectiva de la arquitectura del conocimiento. La evaluación es una consecuencia lógica de los planteamientos anteriores. Los objetivos (capacidades y valores) no son medibles pero sí evaluables por medio de escalas de observación sistemática individualizadas y cualitativas y ello se denomina evaluación de objetivos. Pero también hay que evaluar contenidos y métodos en función de los objetivos y ello se llama evaluación por objetivos o por capacidades. Diseñar y evaluar el currículum son dos caras de la misma moneda. La sociedad del conocimiento y la gestión del mismo aplicada a las organizaciones postula estas mismas ideas, aunque con palabras diferentes y entiende las escuelas como agencias culturales fundamentales para su desarrollo. De este modo la cultura social y la cultura institucional de las organizaciones quedan reforzadas y reorganizadas, aunque ello supone un profundo cambio de paradigma al saltar de un modelo conductista a un modelo socio-cognitivo. No obstante hay que recordar que un cambio de paradigma implica una revolución científica, aunque evidentemente está aún pendiente. Nos daríamos por muy satisfechos que se realizara en los próximos treinta años, sin olvidar que la revolución de Galileo tardó trescientos años en llevarse a cabo. El modelo tierra – sol (geocentrismo) es sustituido por sol – tierra (heliocentrismo), pero en nuestro caso el modelo enseñanza – aprendizaje ha de ser sustituido por el aprendizaje – enseñanza. Bibliografía básica: ROMAN PEREZ, M. (1998): El currículum y su evolución desde modelos de enseñanza– aprendizaje a modelos de aprendizaje–enseñanza: Una visión diacrónica y prospectiva. Educare–Educere, 5, 49–57 (Portugal). ROMAN PEREZ, M. (1998): El Diseño del Curriculum y de la cultura institucional. Una tarea de hoy y un desafío para el futuro. Revista de Pedagogía, FIDE, 400, 28–38 (Santiago de Chile). ROMAN PEREZ, M. 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