DEMENTES Nomenclatura legal. Requisitos para la declaración judicial de incapacidad. Art.141: “Se declaran incapaces por demencia las personas que por causa de enfermedades mentales no tengan aptitud para dirigir su persona o administrar sus bienes”. La palabra demencia tiene sentido amplio, lato, comprende todos los géneros de la locura, abarca todas las variedades y manifestaciones de las enfermedades mentales que pueden constituir la causa de la declaración judicial de incapacidad. En lenguaje científico, correspondería al concepto de alineación, o enajenación mental: es un trastorno general y persistente de las funciones intelectuales, cuyo estado patológico es ignorado o mal comprendido por el enfermo, que produce la desadaptación lógica y activa a las normas del medio ambiente, sin provecho ni para el ni para la sociedad. El Código Civil manifiesta un criterio mixto para la declaración judicial de incapacidad por demencia, ya que conjuga el requisito patológico (imposibilidad de dirigir su persona) con el requisito jurídico (incapacidad de administrar sus bienes). Los requisitos para la declaración judicial de incapacidad son: - Art. 142: “La declaración judicial no podrá hacerse sino a solicitud de parte, y después de un examen de facultativos” - Art. 144: (instancia de parte interesada)“Los que pueden pedir la declaración de demencia son: 1. El Esposo o esposa no separados personalmente o divorciados vincularmente 2. Los parientes del demente 3. El Ministerio de Menores 4. El respectivo cónsul, si el demente fuese extranjero 5. Cualquier persona del pueblo, cuando el demente sea furioso, o incomode a sus vecinos. - Art.145: “Si el demente fuese menor de 14 años no podrá hacerse la declaración de demencia” El juicio de insania: los denunciantes, las partes y el procedimiento en general. Art. 147: “Interpuesta la solicitud de demencia, debe nombrarse para el demandado como demente, un curador provisorio que lo represente y defienda en el pleito, hasta que se pronuncie la sentencia definitiva. En el juicio es parte esencial el Ministerio de Menores”. La demanda para promover el juicio de insania ha de ir acompañada de la certificación de dos médicos. Presentada la demanda, el juez nombrará lo que se llama el curador ad litem: el defensor de oficio que asumirá la representación y defensa del insano en la sustanciación del juicio. Las personas que pueden pedir la declaración de insania son las citadas en el Art. 144. Para tratar la prueba, el denunciante únicamente podrá aportar pruebas que acrediten los hechos que hubiese invocado; y el presunto insano los que hagan a la defensa de su incapacidad. El recurso de apelación contra la sentencia definitiva se le concede al denunciante, al presunto insano, al curador provisional y al Asesor de Menores e Incapaces. Las partes, es decir, “aquel que pide en nombre propio (o en cuyo nombre se pide) la actuación de una voluntad de la ley, y aquel frente al cual es pedida” son los denunciantes y el denunciado; el presunto insano puede intervenir en el juicio ya que - aun promovido este, el presunto demente, denunciado como tal, es no obstante, persona capaz, y dejará de serlo solo cuando haya sentencia firme que ordene su interdicción civil. - Concurre el principio constitucional de la inviolabilidad de la defensa en juicio. Además del curador ad litem se puede nombrar un curador para los bienes: Art. 148: “Cuando la demencia aparezca notoria e indudable, el juez mandará inmediatamente recaudar los bienes del demente denunciado y entregarlos, bajo inventario, a un curador provisorio, para que los administre”. Valor del dictamen medico-psiquiátrico. El examen de los facultativos se presenta, según el art. 142 como indispensable. Se entiende que es necesario que sean médicos especializados, y al decir “facultativos”, que sean por lo menos dos. Se exige un diagnostico preciso, fundado, circunstanciado, donde se diga cual es la enfermedad mental de que adolece el denunciado, dando las características, los síntomas, las manifestaciones que presenta, etc. El dictamen medico no es vinculante, es decir, si bien se recomienda que se lo declare incapaz, el juez puede hacerlo o no, pero no puede apartarse de la palabra de los médicos porque el no es medico. 1 La declaración judicial de incapacidad y los efectos, respecto de los actos posteriores, los anteriores a la sentencia y los actos ilícitos. - Actos jurídicos otorgados por el demente posteriores a la declaración de incapacidad. Art. 472: “Si la sentencia que concluya el juicio, declarase incapaz al demandado, serán de ningún valor los actos posteriores de administración que el incapaz celebrase”. Esto incluye tanto los actos de administración como los de disposición. Son actos nulos y de nulidad absoluta, ya que el demente declarado tal por sentencia no puede otorgar validamente ninguna clase de actos jurídicos, ya que padece incapacidad absoluta de hecho (art. 54). Además, verificada judicialmente la insania y dispuesta la interdicción civil del demente, hay ya cosa juzgada sobre su estado de incapacidad, lo cual se torna una verdad legal de fuerza irrefrenable, que nunca podrá ser argüida por prueba en contrario. - Actos jurídicos otorgados por el demente anteriores a la declaración de incapacidad Art. 473: “Los anteriores a la declaración de incapacidad podrán ser anulados, si la causa de la interdicción declarada por el juez, existía públicamente en la época en que los actos fueron ejecutados. Si la demencia no era notoria, la nulidad no puede hacerse valer, haya habido o no sentencia de incapacidad, contra contratantes de buena fe y a título oneroso”. Todo acto jurídico, en cuanto es voluntario, debe ser otorgado con discernimiento, intención y libertad, de manera que si quien lo otorgó padecía un estado de demencia, carecía de discernimiento, el acto será anulable. Los actos anteriores, entonces, son anulables y de nulidad relativa. La segunda parte del artículo genera conflictos respecto de su interpretación, ya que puede tomarse como una protección para los terceros que actúan de buena fe, en desmedro de los presuntos insanos. - Actos ilícitos otorgados por el demente declarado Capacidad delictiva o capacidad de imputación. Art. 1070: “No se reputa involuntario el acto licito practicado por dementes en intervalos lucidos, aunque ellos hubiesen sido declarados tales en juicio…”. El demente como tal, es inimputable, pero en el caso de obrar ilícitamente con uso de la razón, en sus cabales y con conocimiento y comprensión de su acción delictiva, será imputable. Aquí no rige la distinción entre demente declarado y demente no declarado. Si es declarado, carga con la prueba el demandante, y si no lo es, el demandado. Situación jurídica del demente no sujeto a curatela. - Actos entre vivos atacados de nulidad en vida del demente. Dichos actos son anulables, porque el sujeto que los celebró carecía de discernimiento en el momento de celebrarlos, y de nulidad relativa. Art. 1045: “Son anulables los actos jurídicos, cuando sus agentes obraren con una incapacidad accidental, como si por cualquier causa se hallasen privados de su razón…” - Actos entre vivos atacados de nulidad después de muerto el demente. Art. 474: “Después de que una persona haya fallecido, no podrán ser impugnados sus actos entre vivos, por causa de incapacidad, a no ser que ésta resulte de los mismos actos, o que se hayan consumados después de interpuesta la demanda de incapacidad”. Dicha restricción se justifica xqe: - muerto el demente, ha desaparecido con él el principal elemento del juicio: no será posible producir prueba directa sobre el estado de incapacidad mental. - Los parientes en grado sucesible pudieron y debieron, en vida del demente, demandar la declaración judicial de incapacidad. Si, a pesar de ello, no la produjeron como correspondía, el perjuicio que de ahí se ha de seguir será la consecuencia de una omisión culpable. - La ley, después de muerta la persona, trata de impedir los pleitos temerarios. Solo hay dos casos de excepción para dicha prohibición: a) Salvo que la incapacidad resulte de los actos mismos b) Si el acto hubiere sido celebrado después de interpuesta la demanda de incapacidad. - Nulidad de las disposiciones de última voluntad. Art. 3615: “…Los dementes solo podrán hacerlo (otorgar testamento) en los intervalos lucidos que sena suficientemente ciertos y prolongados para asegurarse de que la enfermedad ha cesado por entonces”. Incluye dicha disposición a dementes no declarados y a los declarados en juicio. Agregado al Art. 482. Trata de la facultad conferida al poder policial para disponer la internación de los dementes cuando pudieren dañarse la salud o la de terceros, o afectar la tranquilidad publica. Dicha facultad esta condicionada por el requisito indispensable del dictamen medico previo y por la obligación de dar 2 inmediata cuenta al juez competente. La segunda parte del agregado considera el aspecto asistencial de los dementes o personas que pudieran padecer anomalías sicopáticas. El problema de los intervalos lucidos. Se distingue entre el falso intervalo, en el cual la lucidez que pueda advertirse en el enfermo mental es siempre enteramente compatible con su estado de insania, y los intervalos lucidos perfectos, que requieren la cesación total de la enfermedad. Dicha categoría carece de significación científica. Valor y alcance de la cosa juzgada. Art. 151: “La sentencia sobre demencia y su cesación solo hacen cosa juzgada en el juicio civil, para los efectos declarados en este Código, mas no en juicio criminal, para excluir una imputación de delitos o dar lugar a condenaciones”. Art. 152: “Tampoco constituye cosa juzgada en el juicio civil, para los efectos de que se trata en los artículos precedentes, cualquier sentencia en un juicio criminal que no hubiese hecho lugar a la acusación por motivo de demencia del acusado, o que lo hubiese condenado como si no fuese demente el procesado”. La sentencia que dispone la interdicción civil de una persona por causa de demencia solo hace cosa juzgada respecto de su estado de incapacidad de hecho o incapacidad negocial, la cual es absoluta. Cesación de la incapacidad Art. 150: “La cesación de incapacidad por el completo restablecimiento de los dementes, solo tendrá lugar después de un nuevo examen de sanidad hecho por facultativos, y después de la declaración judicial, con audiencia del Ministerio de Menores”. SORDOMUDOS Requisitos para la declaración judicial de incapacidad Art. 153: “Los sordomudos serán habidos por incapaces para los actos de la vida civil, cuando fuesen tales que no puedan darse a entender por escrito”. Art. 154: “Para que tenga lugar la representación de los sordomudos, debe procederse como con respecto a los dementes; y después de la declaración oficial, debe observarse lo que queda dispuesto respecto a los dementes”. Art. 155: “El examen de los facultativos verificará si pueden darse a entender por escrito. Si no pueden expresar su voluntad de ese modo, los médicos examinaran también si padecen de enfermedad mental que les impida dirigir su persona o administrar sus bienes y en tal caso se seguirá el tramite de incapacidad por demencia”. No se niega que hayan de darse casos de sordomudos intelectualmente lucidos, con una aptitud mental en condiciones de lograr un desarrollo normal. Por esto se explica mantener la categoría independiente, y a su vez dentro del régimen de la “interdicción”, por cuanto la hipótesis esta condicionada por la imposibilidad total de expresarse. La sentencia y la cesación de la incapacidad se dan igual que en los dementes. INHABILITADOS Estados intermedios o fronterizos. En nuestra legislación, si bien contemplaba a los sanos mentales como a los insanos (o incapaces), se omitía considerar la situación intermedia, la de los fronterizos o semialienados: aquellas personas que padecen una disminución de sus facultades o bien anomalías psicopaticas, que han de contemplarse para organizar su protección legal. El art. 152 bis dispone el nombramiento de un curador para el inhabilitado, el cual no tendrá el carácter de representante necesario como en los casos anteriores, sino que ha de cumplir una simple función de asistencia. No se clasifica al inhabilitado como incapaz ya que obra personalmente, aun cuando controlado, asistido con la necesaria conformidad de su curador, respecto de los actos de disposición entre vivos y de los de administración que le hubiesen sido prohibidos en la sentencia de inhabilitación. Es capaz, de capacidad restringida y le esta permitido obrar por si, todo cuanto no le esta prohibido. Hay cuatro categorías: - Ebriedad habitual o alcoholistas crónicos - Toxicómanos (uso de estupefacientes) 3 - Disminuidos en sus facultades (débiles mentales o males físicos graves) - Pródigos Para los primeros 3 casos, la demanda de inhabilitación la pueden hacer los mismos que para los dementes, mientras que para el prodigo, solo el cónyuge, ascendientes o descendientes. Si bien la prodigalidad no altera las facultades intelectuales, constituye una verdadera anomalía, ya que si bien no permite afirmar que el prodigo es un alienado, revela cierto deterioro de la aptitud normal de control y de equilibrio en el manejo y administración de los bienes, de grado tal que expone a la perdida total del patrimonio. Por esto el demandado como prodigo debe tener herederos forzosos, su inhabilitación esta organizada en miras a la protección de su familia y por eso solo incumbe a los familiares la demanda. Sus actos, luego de la inhabilitación, serán nulos y de nulidad relativa. 4