Principios generales para promover la salud mental en el trabajo Libertad: Las personas deben tenerla a la hora de organizar su trabajo cotidiano, el orden, el ritmo y la forma de hacer las tareas. Estimula su participación en la toma de decisiones que les afectan. Trabajo en equipo: Poténcialo, y también la colaboración. No fomentes ni consientas la competitividad entre compañeros, ni el trabajo aislado. Líderes democráticos: Entrena a tus mandos para que lo sean, que respeten a las personas a su cargo, fomenten el apoyo, generen confianza y ofrezcan reconocimiento. Clarifica: Las funciones y responsabilidades de cada cual en su trabajo deben ser inequívocas. Da sentido al trabajo: Organízalo de modo que se eviten las tareas estrictamente pautadas, los puestos donde no es necesario pensar, las tareas monótonas y repetitivas. Enriquece y amplía el contenido del trabajo. Transparencia: Haz de ella una política de tu organización, en los sistemas de información y comunicación, en los programas de reciclaje y promoción, en los procesos de toma de decisiones. Autonomía temporal: Cada cual debe tener la máxima posible sobre su trabajo. Facilita la flexibilidad de horarios y el teletrabajo, reduce a lo imprescindible el trabajo a turnos y nocturno, los horarios variables. Estabilidad: Apuesta por políticas de estabilidad en el empleo. Reduce la imprevisibilidad y la incertidumbre. Informa a tiempo de los cambios previstos. Recursos: Proporciona los necesarios (humanos y materiales) para realizar el trabajo en buenas condiciones. Ejercicio físico: Ofrece facilidades para que los trabajadores lo practiquen, mejor si es en grupo. Formación práctica: Para todas las causas de estrés laboral que no se puedan evitar, enseña a las personas a gestionar su propio estrés: entrenamiento en técnicas de relajación, estrategias de afrontamiento, gestión del tiempo, trato con usuarios. etc.