LA ESCALERA - http://laescalera-sophia.com.ar/ EL TAROT Andrea Vitali {ANDREA VITALI es un erudito italiano, fundador de la Asociación Cultural "Le Tarot", destinada al estudio histórico y simbólico del Tarot y temáticas afines. El texto que aquí presentamos pertenece al ensayo del autor titulado “Arte y magia”, y fue traducido al español por Enrique Esquenazi. Para mayor información pueden visitarse los siguientes sitios: Web de la asociación Le Tarot: http://www.associazioneletarot.it/ (en italiano e inglés) Página del Centro Enrique Esquenazi http://eskenazi.net16.net/icovita.htm } con otros textos de Vitali: La armonía celeste El tarot es un juego constituido por 56 cartas numeradas de “suites italianas” pero de origen árabe (coppe, danari, spade y bastoni: copas, oros, espadas y bastos), y por 22 imágenes bautizadas Triunfos, creadas a finales del siglo XIV o a comienzos del XV en las cortes del norte de Italia, en Milán, Ferrara y Boloña. Este juego remite a los “Triunfos” de Francesco Petrarca, en los que el poeta del siglo XIV ofreció una descripción de las fuerzas principales que gobiernan a los hombres atribuyéndoles un valor jerárquico. En primer lugar venía el Amor (el instinto), que es dominado por la Castidad (la razón). Luego la Muerte, ella misma vencida por el Tiempo. En la cumbre de esta jerarquía se encuentra la Eternidad, a saber Dios. La teología medieval atribuye un orden preciso al universo, constituido por una escala simbólica que va de la tierra al cielo: en lo alto de esta escala Dios, la primera causa, gobierna el mundo sin intervenir directamente sino más bien operando a gradibus, a saber por medio de toda una serie ininterrumpida de intermediarios de suerte que la escala enseña que el hombre puede ascender progresivamente las etapas del orden espiritual vislumbrando las cimas de lo bueno, lo verdadero y lo noble, y que la ciencia y la virtud aproximan el hombre a Dios. La primera lista conocida de Tarots, los Sermones de Ludo cum aliis, de un anónimo dominicano del siglo XVI, permite comprender que las figuras de los Triunfos y su orden en el tarot son la prueba irrefutable de que se trataba de un juego animado por una dimensión ética. El Mago representaba el común de los mortales a los que se les daba guías temporales, la Emperatriz y el Emperador, y guías espirituales, el Papa y La Papisa (la Fe). Los instintos humanos deben ser templados por la Virtud: el Amor por La Templanza, el deseo de poder, el Carro Triunfal, por la Fortaleza. LA ESCALERA - http://laescalera-sophia.com.ar/ La Rueda de la Fortuna enseña que cada suceso es efímero y que los mismos poderosos están destinados a devenir polvo. El Ermitaño, que viene después de La Rueda, representa el Tiempo al cual se somete cada ser en tanto que El Colgado representa el riesgo de ceder a la tentación y al pecado antes de que sobrevenga la Muerte física. El más allá también está representado según la concepción propia de la Edad Media: el infierno y, por tanto, el Diablo, están ubicados en el centro de la Tierra que circundan las esferas celestes. Al igual que en el cosmos aristotélico, la Esfera terrestre está rodeada de “fuegos celestiales”, representados por el rayo que cae sobre una Torre. Las Esferas planetarias están constituídas por tres astros principales: Venus, la estrella por excelencia, la Luna y el Sol. La Esfera más elevada es el Empíreo, reino de los Angeles que deben despertar a los muertos de sus tumbas durante el Juicio Final: es el día en que triunfará la Justicia Divina y pesará las almas para separar los buenos de los malos. Por encima de todo este orden se encuentra El Mundo, a saber Dios Padre, tal como lo escribió un dominicano anónima que comentó el Tarot a finales del siglo XV. Este mismo autor ubica el Loco después de El Mundo como si intentara indicar que es extraño a toda regla y a toda enseñanza. Este mismo orden aparece en otro mazo del Renacimiento: el Tarot de Mantegna, que ilustra las Condiciones humanas, las virtudes, las Artes Liberales, las Musas y las Esferas celestes, ordenándolas en cinco grupos bien diferenciados. A lo largo del siglo XV, el Tarot fue llamado “Ludus Triomphorum”. Y no es sino a comienzos del siglo XVI que aparece el término “Tarot”. El origen de esta expresión es discutible. Algunos piensan que viene del árabe y que significa “hoja de papel”, o del término “tariqa”, a saber: vía de Conocimiento místico, elaboración de un recorrido místico de inspiración hindú (Tara). Otros ven una posible conexión con la técnica del taroccato, es decir, la impresión de decoraciones por medio de un punzón, propio de las cartas en pequeño producidas para las principales cortes del norte de Italia. Otros aún suponen que la palabra “tarot” viene del término coloquial “tarocar”, que significa hacer o decir tonterías o insensateces, en referencia a los juegos de azar. Las Alegorías del Tarot Las alegorías de los Triunfos pertenecen a un repertorio figurativo muy presente a partir del siglo XIII, en particular en las decoraciones de las catedrales góticas, en los tratados enciclopédicos y astrológicos así como en los frescos de los edificios públicos. El contenido de cada figura es fácilmente descifrable ya que se inscribe en el contexto cultural de las principescas cortes de la Italia de la planicie del Po, en vistas de su gusto por las imágenes moralistas surgidas tanto de la tradición religiosa como de la mitología clásica. Efectivamente, a lo largo de la Edad Media los dioses antiguos permanecieron presentes en la cultura cristiana, si bien con un carácter diferente de la divinidad. Por una parte se los consideraba como héroes que instruyeron a los hombres en numerosas artes, como Minerva la primera tejedora o Apolo el dios médico. Otra concepción los consideraba como LA ESCALERA - http://laescalera-sophia.com.ar/ alegorías de vicios y virtudes, y es esta interpretación la que se encuentra en ciertas cartas de los Triunfos. Así pueden reconocerse claramente virtudes tales como la Fuerza, representada por Hércules abatiendo al León de Nemea, símbolos de los instintos animales; el Amor representado por Cupido preparándose a lanzar sus flechas sobre los Enamorados imprudentes; la Prudencia, representada por Saturno; el Pudor por Diana; la Emperatriz por Venus, la Verdad por Apolo que ilumina la Tierra desde su disco solar. Numerosas imágenes del Tarot se inspiran claramente en la iconografía cristiana, como el Mundo, representado tanto por la Jerusalén celestial en el interior de una esfera llevada por ángeles o dominada por la Gloria celeste. La carta de la Papisa remite a la imagen de la Fe, idéntica a aquella representada por Giotto en la Capilla de los Scrovegni de Padua. Otras representaciones de virtudes tales como la Templanza, la Justicia y la Fuerza reflejan la iconografía clásica presente en las iglesias góticas y en las miniaturas de los libros sagrados. Y no sólo hay allí algunos ejemplos. Los tratados de astrología de la época constituyen otra fuente de inspiración. La figura de El Mago o de El Juglar aparecen entre los “Hijos de la Luna”, a saber: entre los oficios considerados bajo la influencia del astro. La figura del Mísero (el Mendigo) o El Loco se presenta entre los “Hijos de Saturno”; los Enamorados entre los “Hijos de Venus”; el Papa entre los “Hijos de Júpiter” y el Emperador entre los “Hijos del Sol”. Además, las figuras de los astrólogos se presentan en diversos juegos de Triunfos como representación de la Luna y las Estrellas. Finalmente, también se presentan imágenes de la vida cotidiana. Un ejemplo interesante lo provee la figura del colgado, que hace referencia a la pena infligida a los traidores. En la Capilla Bolognini en S. Petronio (Boloña) se representa una figura idéntica en un fresco de Giovanni da Modena como pena de talión para los idólatras. Si bien el castigo de ser colgado de un pie se representa en muchas obras gráficas, este fresco es el único ejemplo conocido en que la imagen del Colgado coincide perfectamente con la carta homónima de los Triunfos. El divino Hermes Durante la antigüedad, Hermes, asociado al dios egipcio Thot, fue considerado inventor de la escritura y autor de numerosos tratados mágicos y religiosos. Durante el periodo del Imperio Romano los textos herméticos fueron reinterpretados por la Escuela de Alejandría en Egipto, a la luz de la filosofía griega, en particular de Pitágoras y de Platón, en tanto que los Padres de la Iglesia tuvieron un gran respeto por Hermes en virtud de las analogías entre ciertos textos de los Evangelios y ciertos textos que se le atribuían. En 1460 se le entregó a Cosimo de Medicis, Señor de Florencia, un manuscrito encontrado en Macedonia y atribuido por error a Hermes Trismegisto. Esta obra traducida en 1463 por el filósofo y religioso Marsilio Ficino fue seguida por las traducciones de textos platónicos que revelaban una concepción fascinante del cosmos. Según esta filosofía, el Universo converge hacia la unidad divina ordenado según los grados de perfección representados por los círculos concéntricos de las esferas planetarias y celestes. El hombre está constituido por una parte divina, el alma, que durante su existencia LA ESCALERA - http://laescalera-sophia.com.ar/ terrenal puede conducirlo a la contemplación del Bien supremo mediante la práctica de las virtudes y por mediación de diferentes entidades angélicas. Otra dimensión filosófica importante suponía que el Universo se refleja en cada cosa existente. El hombre era considerado como un mundo en miniatura, un microcosmos idéntico en todo y por todo al Macrocosmos. Los filósofos del Renacimiento, a partir de Ficino, imaginaron sistemas complejos de correspondencia entre los astros del firmamento y las diferentes partes del organismo humano. Es sobre la base de tales principios que se revalorizaron la magia, la astrología y la alquimia, el arte hermético por excelencia. Estas ciencias debían ayudar al hombre a comprender las conexiones ocultas que aseguran la cohesión del universo y que influencian el comportamiento humano. Así las divinidades astrales antiguas, Saturno, Júpiter, Marte, Venus, el Sol y la Luna, revistieron nuevamente el rol de espíritus poderosos y temibles a los que se podía dirigir plegarias e interrogaciones para conocer el destino humano. Los amuletos, ciertos y ritos y particulares debían permitir al hombre los astros, igualmente presente en las la facultad de capturarla y usarla para la realización de operaciones defenderse contra la potencia de piedras y los metales, obteniendo elevarse espiritualmente. El poeta Ludovico Lazzarelli (1450-1500) se inspiró en la filosofía hermética en una obra ilustrada de figuras extraidas del Tarot llamado “de Mantegna”, el “De gentilium imaginibus deorum” y también hizo referencia a las operaciones alquímicas el autor anónimo del Tarot Sola Busca (alrededor de 1490). En la misma época ciertas imágenes del Tarot fueron modificadas sobre la base de los cánones de la iconografía hermética. Sobre las cartas de las Estrellas se representó el origen astral del alma según la concepción platónica, en tanto que sobre la carta del Mundo se representó el Anima Mundi que, según Ficino, sería el elemento mediador entre el hombre y Dios. Anima Mundi En un Tarot italiano del s. XVI, cuyas cartas son pocas y están ahora en el Museo del Castillo Sforza en Milán (figura 10), la carta del Mundo muestra la variación iconográfica que luego se volvería estable en el Tarot de Marsella (figura 11); una joven se representa dentro de una mandorla, rodeada por las figuras de animales que simbolizan los cuatro evangelistas (Tetramorfo). Es el "Anima Mundi" (Alma del Mundo), ya representada con la imagen de una mujer en el manuscrito latino "Clavis Physicae", compuesto por Onorio de Autun en el s. XII, y que ahora está en la Biblioteca Nacional de París. Este complejo de dibujos y planos representa "una de las expresiones más perfectas de la actividad imaginativa de los hombres durante el s. XII y a la vez la traducción más fidedigna de la representación del mundo conectada con el sistema platónico, o del modo platónico, tal como lo interpretaron los griegos y su apóstol del siglo IX, Giovanni Scoto" (M. Ch. D'Alverny "Le Cosmos symbolique du XII siécle", en "Archivs d' histoire doctrinale et litteraire du Moyen Age", XX, 1953). El Anima Mundi, en este manuscrito, se representa por una joven con dos medallas a los dos lados de su cabeza, y estas medallas tienen las LA ESCALERA - http://laescalera-sophia.com.ar/ imágenes del Sol y de la Luna representados como u n hombre y una mujer sosteniendo una antorcha. La muchacha lleva en sus brazos una pequeña bandera en la que está escrito: "Vegetabilis in arboribus, sensibilis in pecoribus, rationabilis in homibus" ( vegetal en los árboles, sensible en los animales, racional en los humanos). A los cuatro lados hay medallas, cada una de ellas sostenidas por tres manos, representando los cuatro elementos. Las cualidades de cada elemento están escritas en cada medalla. A los pies de la mujer una inscripción recuerda las tres facultades que Platón da a los hombres: "Rationabilitas, Concupiscibilitas et Irascibilitas" (razón, deseo e irascibilidad). Abelardo verá en el Espíritu Santo al Alma del Mundo, el Anima Mundi de la que también hablaban los monjes de Chartres. Guglielmo de Conches, comentando el Timeo (34c-35c) afirma que el alma del mundo es un espíritu o fuerza natural que concierne a las cosas, dándoles movimiento y vida. Está total e íntegramente en cada cosa, pero su poder actúa de muchas y diversas maneras. Está en el medio del Universo y da movimiento a las Estrellas, vegetación a los árboles y plantas, sensibilidad a los animales, razón a los hombres. El Anima Mundi tal como la representa la carta del Mundo que ahora está en el Museo Sforzesco, está en el medio de una guirnalda, tal como aparece en muchas representaciones de la Virgen en su Gloria (figura 12: Pinturiccio "La Virgen en Gloria entre San Gregorio y San Benedetto", Museo Cívico de San Gimignano) y del Cristo Pantokrator (figura 13: Maestro de Sienta, "Cristo Pantokrator" del s. XIII, Galería de Cuadros de Siena). La guirnalda es el símbolo de interioridad oculta por la apariencia exterior, conteniendo por tanto el misterio de la iluminación interior. La imagen del Cristo dentro de la guirnalda significa que Su divina naturaleza estaba escondida dentro de Su naturaleza humana. En la carta del Mundo que hemos mentado antes, hay los cuatro Evangelistas presentados como animales (Tetramorfo), en los cuatro lados de la guirnalda y están del mismo modo en que Juan los describió en el Apocalipsis y tal como aparecen en las visiones del Cristo Pantokrator. Francesco Piscina escribió en 1565 un famoso ensayo llamado "Discorso sopra l'ordine delle figure de Tarocchi" (Discurso sobre el orden de las figuras del Tarot). Escribe acerca de esta carta: "Hora la figura del mondo in mezo questi quattro Santi Evangelisti l'Autore ha posto, per insegnarci che il mondo non può star senza religione, i precetti della quale hanno scritto questi Santissimi Evangelisti, essendo ella il principal fondamento della quiete e conservatione de stati e della felicità de popoli, e senza la quale - si come gia habbiamo in molti luoghi accennato - noi non potremmo salvar l'anima nostra, nata solo per servir al Grandissimo Signore Dio Nostro" Por tanto el autor ha puesto la imagen del mundo entre estos cuatro Santos Evangelistas para enseñarnos que el mundo no puede vivir sin religión, de la cual estos Santos Evangelistas han escrito los preceptos, pues la religión es la base más importante de la paz y de la preservación de la felicidad del pueblo, y sin ella no podríamos salvar nuestra alma, que ha nacido para servir a nuestro Señor y Dios) (p.22) La imagen del Anima Mundi le llegó al cristianismo desde antiguas religiones. Macrobio creía que Isis era el Alma del Mundo (Saturnali I c. 20-21), mientras que Apuleyo hace hablar a Isis en estos términos: "Soy LA ESCALERA - http://laescalera-sophia.com.ar/ la naturaleza madre de todo, dueña de los elementos, comienzo de las eras, reina de los Dioses Mani, la primera de las criaturas celestes, rostro uniforme de Dioses y Diosas" (Megamorfosis 11, 4). También Venus era a veces representada como Alma del Mundo, en tanto que Diosa del amor. Van Rijmberg en su obra de 1947 titulada "Le Tarot. Histoire, Iconographie, Esoterisme" cita una fuente de maternidad florentina del s. XV que ahora está en el Museo del Louvre, representando el Triunfo de Venus (p. 186, ed. 1981). La Diosa se representa completamente desnuda en un cielo dentro de una guirnalda y debajo de ella, sobre la tierra, hay hombres. El artista ha destacado los hombres mirando el sexo de la diosa (figura 14). En este sentido, una imagen citada por Cartari nos muestra un Apolo desnudo, como representación del Anima Mundi, del mismo modo en que hemos mencionado en la carta del Sol. En el texto alquímico "Quinta Essentia" de 1574 por Leonhard Turneyesser Zum Thum, una mujer desnuda está en el medio de una mandorla progresiva mayor totalmente rodeada por los rayos que emanan de ella. Es "Anima Mercurii", la representación alquímica de la "Quinta Essentia" o "Anima Mundi", símbolo para los alquimistas de la Obra Realizada (figura 15).