El Renacimiento y la Revolución Científica

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EL ORIGEN DE LA MODERNIDAD:
RENACIMIENTO Y REVOLUCIÓN CIENTÍFICA
1. El Renacimiento.
1.1. Contexto histórico, filosófico y cultural.
Si tuviéramos que establecer una fecha determinada para el inicio del Renacimiento,
quizá la más correcta, aunque no la única, sería 1453, año en que se descompone
definitivamente el Imperio romano de Oriente (Bizancio) con la caída de Constantinopla,
lugar donde se concentraba mayormente el saber de la época. La caída de Constantinopla en
manos de los otomanos hace que haya una fuga de cerebros a Italia, concretamente a
Florencia. De ahí la importancia de la ciudad en este periodo.
El Renacimiento representa una vuelta al mundo clásico, a la cultura grecorromana,
pero esta vez directamente a las fuentes, sin la mediación de la Escolástica. Se llama así a la
filosofía que se da en Europa desde el siglo VII al siglo XVII y que consiste en la utilización
de la tradicional filosofía griega (principalmente aristotélica) para razonar o hacer
comprensibles algunos dogmas de la revelación cristiana. Se trata de la filosofía que se hacía
en las «Escuelas Catedralicias» (de ahí el nombre de «Escolástica»), una filosofía puesta al
servicio de la teología.
El Renacimiento es una época de crisis de los valores perseguidos en la Edad Media.
Durante este período, los pilares que sirvieron de base a más de diez siglos de historia, se
tambalean.
Social y políticamente se caracteriza por el hundimiento del feudalismo y por el
triunfo del llamado «espíritu burgués»: el resurgimiento de la ciudad como centro de la vida
económica y social, tras un período de «retracción» económica. A su vez, los tres pilares
fundamentales del Medievo se conmueven:
1. El Papado, con el llamado “Cisma de Occidente”: situación en la que la Iglesia tuvo
dos Papas. El Concilio de Constanza (1417) dio fin al mencionado Cisma.
2. El Imperio bizantino, de corte cristiano y que se descompone en multitud de Estados
nacionales.
3. Las Universidades, formándose Centros independientes sin control eclesiástico.
Culturalmente, el Renacimiento se caracteriza por:
a) Crisis de la escolástica. Durante la Edad Media, la filosofía había
Guillermo de Ockham
sido esclava de la teología, es decir, la razón al servicio de la
corroboración de las Sagradas Escrituras. Con Tomás de Aquino las
relaciones entre fe-razón son «armónicas y de ayuda mutua». A pesar
de esta armonía, si la razón arribaba a ideas contrarias a la fe, la razón
es la que debía rectificar. En el siglo XIV se resquebraja la síntesis
razón-fe que significó el triunfo del tomismo («filosofía cristiana» de
Tomás de Aquino). La filosofía de Duns Scoto, y sobre todo la obra
de Guillermo de Ockham, significan la disolución de aquel
equilibrio. Se persigue la separación entre fe y razón.
b) La reforma protestante. En el terreno religioso los factores de
desintegración, existentes en el seno de la Iglesia desde el siglo XIV,
culminan con la reforma en la primera mitad del siglo XVI. La
El Renacimiento
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rebelión luterana, surge en 1517, y Enrique VIII se proclama jefe de la Iglesia Anglicana en
1531. Del lado católico, en 1539 se organiza definitivamente la Compañía de Jesús
(«Jesuitas»), y poco después comienza el Concilio de Trento (1545-1563), del que nacerá la
llamada Contrarreforma como fuerza opositora al protestantismo y al libre pensamiento, y
que traerá como consecuencia el aumento de actividades del Tribunal de la Santa
Inquisición, como órgano encargado de velar por el cumplimiento de los ideales católicos.
c) El Renacimiento es una época de descubrimientos. La aparición de la imprenta
(hacia 1450) tuvo una influencia decisiva, ya que permitió la expansión generalizada de los
textos clásicos y la Biblia, con la consiguiente pérdida del control de tales obras por los
monjes. También se inventa la pólvora, que juega un papel importante en la lucha contra los
señores feudales. Una importante repercusión tuvo el descubrimiento de América (1492), a
partir del cual la imagen del mundo se ve ampliada.
d) Pérdida del sentido religioso medieval. Del Teocentrismo dominante en el
Medioevo se pasa de nuevo a un Antropocentrismo: a preocuparse por temas relacionados no
con Dios sino con el ser humano. Este Antropocentrismo lo llamaremos “Humanismo”.
1.2. El humanismo renacentista.
El humanismo es una corriente de pensamiento que, propugnando la restauración del
clasicismo grecorromano, pretende ahondar en el concepto de hombre y en la valoración de
cualquier elemento humano, frente a la visión Teocéntrica de la Edad Media y contra el
sometimiento al criterio de autoridad. Es importante tener en cuenta que la asimilación
renacentista de la filosofía griega es radicalmente distinta de su asimilación medieval. Los
medievales buscaban en la filosofía griega un instrumento conceptual al servicio de las
creencias religiosas cristianas. Los humanistas, por el contrario, recurren a la cultura griega
movidos por el deseo de encontrar un nuevo modelo de humanidad, es decir, una nueva
concepción (naturalista) del ser humano que trata de exaltar su dignidad, al margen del
teocentrismo anterior. En esta época florecen la literatura, las artes y una nueva filosofía
política.
Los pensadores de los siglos XV y XVI estuvieron en general vueltos a los grandes
sistemas filosóficos griegos, buscando en ellos la fuente de inspiración de sus concepciones
de la naturaleza y, sobre todo, del ser humano. Giordano Bruno
(1548-1600), bajo la inspiración del heliocentrismo
copernicano, concibió el Universo como un organismo viviente
de dimensiones infinitas. Afirmó que existen innumerables
sistemas solares como el nuestro, y que nuestro Sol no es sino
una estrella más en el cosmos infinito. Más aún, nada impide
que existan vivientes racionales en otras partes del cosmos.
Contra las creencias religiosas medievales, proclamaba que ni el
ser humano ni la Tierra, su morada, ocupan ningún puesto de
privilegio en el Universo. Sus ideas le llevaron a ser víctima de
la Inquisición siendo condenado a muerte en la hoguera. Murió
quemado en Roma en febrero de 1600.
Otro gran tema de la reflexión renacentista es la
sociedad y la política. En este sentido, surge un estilo literario
Giordano Bruno
nuevo: la utopía como modo de denuncia de la situación
vigente. Entre sus cultivadores principales podemos citar a
Tomás Moro (1478-1553) y su obra Utopía, en la que presenta un Estado ideal en el que no
existe la propiedad privada (eco de la República ideal de Platón), obra que se considera como
precursora del naturalismo religioso y del socialismo. También es digno de mención, desde
una óptica diametralmente opuesta al idealismo de Moro, Nicolás Maquiavelo (1469-1553),
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humanista nostálgico de la antigua Roma. En su obra El Príncipe diseña el retrato del buen
gobernante: astuto, prudente, despiadado... para quien el fin justifica los medios, porque los
ámbitos de la política y de la moral no tienen conexión y pueden ser contradictorios.
2. La Revolución científica.
La “Nueva Ciencia” es el factor que mayor influjo tuvo en la formación del
pensamiento europeo moderno. Esta “Nueva Ciencia” se va fraguando poco a poco, fruto de
una constante revisión y refutación de la Ciencia aristotélica, que representaba la imagen del
Universo predominante a lo largo de la Edad Media. El progreso científico en esta época se
vio impulsado fundamentalmente por dos factores: las necesidades de tipo técnico
(armamento, navegación...) y por el descubrimiento de los textos de los científicos griegos,
especialmente Arquímedes y el pitagorismo. La vuelta a los clásicos -característica del
Renacimiento en sus distintas manifestaciones culturales- influyó, pues, positivamente en la
configuración de la ciencia moderna, cuyo triunfo definitivo tendrá lugar en el siglo XVII.
2.1. La imagen medieval del universo: la concepción aristotélica.
Aristóteles había argumentado a favor de un Universo único, esférico, y finito en el
cual tienen lugar dos tipos de movimientos naturales:
1. El movimiento rectilíneo, que tiene lugar bajo la última de las esferas celestes, en la
región sublunar.
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2. El movimiento circular, que es el que corresponde a los cuerpos celestes, que se
mueven eterna y uniformemente alrededor de la Tierra, centro del Universo.
De este conjunto de afirmaciones resultan dos consecuencias de gran importancia:
1. Puesto que la Tierra es pesada, su «lugar natural» es el centro del Universo, al cual
tiende naturalmente y en el cual reposa. Esto quiere decir que el Universo aristotélico
es geocéntrico.
2. Puesto que los cuerpos celestes se mueven circularmente, no son ni ligeros ni
pesados, sino de otra naturaleza distinta que los cuerpos sublunares: se trata de
sustancias incorruptibles e inalterables.
Esta visión de un Universo geocéntrico y finito, constituía una imagen familiar y
adecuada para los hombres medievales ya que se acomodaba perfectamente a la concepción
cristiana del Universo y del hombre:
La distancia que separa al Creador de lo creado encuentra su expresión adecuada en la
finitud del Universo.
La importancia especial del ser humano, como criatura suprema, «hecha a imagen y
semejanza del Creador», encuentra igualmente una expresión adecuada en el
geocentrismo: la Tierra, morada del hombre, se halla en el centro del universo.
2.2. Inicios de la ciencia moderna: Nicolás Copérnico.
En la primera mitad del siglo XVI, Copérnico (14731543) es el autor más relevante para la incipiente ciencia
experimental. Este canónigo polaco, interesado por la astronomía,
aunque mantiene algunos postulados correspondientes al sistema
de Ptolomeo (científico alejandrino del siglo II d. C.) como que el
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movimiento de los astros es el más perfecto, uniforme y circular. Sin
embargo, inicia una nueva ciencia sobre los astros, cuyas principales
innovaciones son: el heliocentrismo frente al geocentrismo imperante, el
geodinamismo (rotación, traslación, ...) frente al geoestatismo, y la idea
de que el universo es en realidad infinito. Todo esto constituye el
famoso «giro copernicano» o «revolución copernicana».
2.3. Consolidación de la ciencia moderna:
Kepler, Bacon y Galileo.
 
Francis Bacon
Entre finales del siglo XVI y la primera parte del siglo XVII
se sitúa el período de consolidación de la ciencia experimental moderna con Kepler, Bacon y
Galileo.
Johannes Kepler (1571-1630), alemán, avanza en la consolidación de la ciencia
astronómica, ayudado por las matemáticas. En su obra Astronomía nova (1609) formula las
dos primeras leyes del movimiento celeste:
1ª
LEY. Los planetas se mueven en
órbitas elípticas con el Sol en uno de
sus focos. Con esta ley se abandona
definitivamente la idea de que la
trayectoria de los planetas es
perfectamente circular.
2ª LEY. La línea que une el centro de
Johannes Kepler
un planeta con el centro del sol barre
áreas iguales en tiempos iguales: con
ella se afianzaba la idea de que los
cuerpos celestes no se desplazan a la
misma velocidad a lo largo de su
trayectoria.
Francis Bacon (1561-1626), de origen inglés, más propiamente filósofo que
científico, es el primer filósofo de la ciencia preocupado por el problema del método
científico. En su libro Novum Organum (1620) aparece la idea central de su pensamiento, a
saber: «el hombre puede dominar la naturaleza y el instrumento adecuado para ello es la ciencia».
Esta idea lleva a Bacon a oponerse doblemente a Aristóteles:
1º. El aristotelismo consideraba la ciencia como un tipo de conocimiento teorético, cuyo fin no es
otro que la contemplación misma de la verdad. Bacon subraya, sin embargo, que el fin de la
ciencia no es la contemplación sino el dominio de la naturaleza.
2º. Tanto para Aristóteles como para Bacon el método científico consta de dos momentos: el
momento inductivo (formulación de principios o leyes generales a partir de la observación de los
hechos) y el momento deductivo (consistente en extraer conclusiones a partir de los principios
generales previamente establecidos). Bacon discrepa de Aristóteles en la preponderancia que éste
concede al momento deductivo, cuando el realmente importante es el inductivo. También critica la
falta de rigor de los aristotélicos al practicar la inducción.
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Así pues, se hace necesario un nuevo método más riguroso y controlado. Este nuevo
método debe incluir una primera parte de superación de los prejuicios que impiden al ser
humano un conocimiento objetivo de la naturaleza. Bacon llama «ídolos» a las fuentes
generales de nuestros errores, y distingue cuatro tipos fundamentales:
1. Ídolos de la tribu. Son los errores o engaños procedentes de la propia naturaleza humana, por
sus limitaciones en los sentidos y en la inteligencia. Son comunes a la humanidad.
2. Ídolos de la caverna. Son los errores individuales procedentes del propio carácter y de la
educación recibida (convicciones y hábitos individuales). Dice Bacon que «... cada hombre posee
una caverna propia que distorsiona y desdibuja la luz de la naturaleza».
3. Ídolos del foro. Son los errores que provienen del mal uso del lenguaje, porque las palabras que
usamos a veces tiene un significado impreciso. Y la lengua común condiciona nuestra
interpretación de las cosas.
4. Ídolos del teatro. Son los errores que provienen de la aceptación de las opiniones de los
filósofos antiguos, cuya autoridad se acata acríticamente, basándose en su prestigio sin más. Éstos
son, según Bacon los tipos más generales de prejuicios que impiden un estudio objetivo de la
naturaleza. Uno no puede más que reconocer en este punto la lucidez de Bacon. Con razón decía
Condillac, aunque quizá de manera exagerada, que nadie conoció mejor que Bacon las causas del
error humano.
El método de Bacon propone un control sistemático y minucioso de las
observaciones, que se registrarán en tres tablas: tablas de presencia, tablas de ausencia y
tablas de grados. La mera comparación entre las tres tablas permitirá conocer la ley o forma
de la propiedad que se investiga.
Galileo Galilei (1564-1642). De origen italiano y
perseguido por los tribunales pontificios, consolida definitivamente la
ciencia moderna, insistiendo en la matematización de los
descubrimientos científicos. El método utilizado por la ciencia no es el
propuesto por Bacon (amontonamiento de datos y su manejo por
medio de tablas) sino el método experimental impulsado por Galileo.
Este método resulta de la alianza entre:


La construcción matemática, que excluye de la naturaleza aquellos
aspectos de la realidad que no son cuantificables;
La experimentación. Un experimento es una prueba artificial,
intencional y controlada, por lo que no se trata de una mera
observación pasiva de las cosas: el experimentador interviene
activamente en el proceso, controlándolo.
Retrato de Galileo
Galileo distingue tres pasos en su método resolutio-compositio-resolutio:
1. Resolución [matemática]. Análisis de la experiencia sensible, dejando sólo las propiedades
esenciales (cuantificables).
2. Composición. Formulación de hipótesis (suposiciones) y deducción de las consecuencias que se
derivan de ella, que posteriormente serán comprobadas experimentalmente. Por la importancia de
este segundo momento al método de Galileo se le conoce también como método hipotéticodeductivo.
3. Resolución experimental. Es el momento final en que se ponen a prueba, mediante el
experimento, los efectos o consecuencias previamente deducidos de la hipótesis. Es interesante
señalar que Galileo, en muchas ocasiones no da este tercer paso, limitándose a un experimento
mental, con lo que se advierte que está impregnado de la soberbia renacentista de absoluta
confianza en la razón matemática. La esencia de la modernidad se expresa en la confianza de
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Galileo en la razón, una razón que se desliga de toda autoridad y que impone sus leyes a la
experiencia.
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